¡Hola, lectores de DN!

Bueno, basándome en el one-shot que hice hace mucho, me llegó la inspiration y decidí hacer una historia alternativa de cómo L conoció a la tal "Vanessa". Espero disfruten la historia, y cualquier crítica constructiva (ya sea buena o mala) me ayudará bastante con el fic.

¡¡Besos de chocolate!!


``Epístola´´

Hace mucho tiempo, llegué a escuchar aquella frase de un escritor inglés, que dice así: "Si uno no se enamoró nunca, ése será su infierno. Si así fue, ésa será su condena." ¿Habría sido mejor nunca haber amado que haber amado y haber perdido ése amor? Hubo un momento donde había llegado a mí aquel sentimiento que jamás había podido experimentar la mayor parte de mi vida.

Mis padres biológicos habían muerto en un accidente de auto cuando yo tenía 8 años; no tenía abuelos ni parientes que pudieran cuidar de mí, así que quede huérfana y me llevaron a una casa-hogar para niños como yo. Inmediatamente, una joven pareja de la nobleza de Londres me adoptó y me llevó a su inmensa mansión a las afueras de la gran ciudad. Muchos dirán que fui afortunada al ser recibida por gente rica y tener todos los lujos y comodidades del mundo, pero… la fortuna no fue tan dulce...

Mis padres adoptivos jamás me demostraron ni me brindaron amor o cariño alguno: lo único que deseaban y esperaban de mí era que fuese una completa dama de la nobleza y que fuera el buen ejemplo de la familia Grey. Mi madre, Gwendoline, nunca logró tener hijos propios, y ésa fue su mayor frustración; al no ser capaz de concebir un hijo, había sido obligada por mi abuela a siquiera adoptar un heredero, y mi padre Jeremiah, a pesar de haber estado en contra de tener hijos que no fuesen suyos, también estuvo obligado a aceptar la petición. Cuando llegué a mi nuevo hogar por primera vez, sentí el rechazo de ambos desde el primer momento, y a pesar de mis intentos fallidos de ganar su afecto, incluso obedeciendo todo lo que me pidiesen, nunca logré llegar a sus corazones. La única persona que logró quererme fue mi Nana, quien siempre estuvo a cargo de mí: una señora de 70 años muy bella y muy bondadosa, quien siempre me decía que, a pesar de que hubiera personas que me rechazaran o me trataran mal, jamás los odiara o tratara de dañarlos por igual. Era una mujer con un corazón tan grande como el mar… Desgraciadamente, falleció cuando tenía 12 años, y en su lugar habían contratado a otra Nana que tenía apariencia de un sargento y nunca le agradé, por lo que me trataba como si fuese una rebelde maleducada.

Al cumplir 16 años, mis padres me enviaron a un internado para niñas en Cambridge, donde al menos estaba aliviada de no tener más presión por parte de mi familia. Al llegar al internado, logré hacer amistad con quien sería mi mejor amiga de toda la vida: Elizabeth Walsh. Ella era hija de una pareja de nobles de Gales y era muy hermosa y muy refinada. Al principio creí que sería como aquellas niñas petulantes e imprudentes, pero era todo lo contrario: una chica con una madurez bien plantada sobre la tierra, y esa siempre fue mi mejor terapia.

Era mi décimo séptimo cumpleaños, y las vacaciones de primavera habían llegado. Conocí a un hombre que era un pintor reconocido en Londres una vez que fue a la mansión a platicar con mi padre: era muy apuesto, elegante en los eventos de gala y algo desaliñado cuando estaba en su taller. Sin embargo, eso no impidió que me interesara en él y quisiera estar a su lado, aunque sabía que la diferencia de años era grande (era 10 años mayor que yo); aún así, nada nos impidió estar juntos, al menos en secreto. Con él había perdido mi virginidad y toda la inocencia que me caracterizaba, con él había perdido toda inhibición o pena hacia cualquier cosa que quisiera explorar. Había llegado a probar las drogas y el alcohol, y no había momento en que no dejara de hacer el amor con Jonathan cada que nos veíamos en su taller.

Había cumplido los 18 años, y logré ingresar a Oxford, una de las mejores universidades de Gran Bretaña. Escogí estudiar Criminología, ya que me atraían mucho los casos criminales más complejos de todo el mundo. Durante esa época, mi relación con Jonathan había terminado, y yo atravesaba por una etapa de experimentación muy grande: una etapa que incluía muchos excesos y mucho sexo tanto con hombres como con mujeres. En realidad... viéndolo desde una perspectiva muy amplia, mi vida universitaria llegó a ser un completo torbellino de sucesos sin detenerse. Finalmente, logré graduarme con honores de la universidad y había dedicado otros 4 años en la Academia de Policía de Londres, donde había decidió convertirme en una agente importante de la policía. Mis padres se enfadaron mucho conmigo al enterarse que había decidido convertirme en detective, pero a mí eso nunca me importó: pasé muchos años de mi vida tratando de complacerlos y nunca logré recibir alguna felicitación por parte de ellos.

Me esforcé mucho para convertirme en la mejor agente del país, y gracias a un contacto logré ingresar al FBI de Londres. Durante los primeros 2 años, muchos de los casos más difíciles que se presentaron en la agencia fueron resueltos por mí y por mi equipo de investigación. Hubo uno en particular donde implicaba un atentado contra la Reina y el Parlamento, y ese caso fue dejado en mis manos y en los de un personaje en particular: el mejor detective de todos los tiempos, un detective conocido tan sólo como… L.


Bueno, hasta aquí se da a conocer (por ahora) cómo Vanessa conoce a nuestro detective favorito.

No sé si han llegado a escuchar la canción de Alanis Morissette 'Head Over Feet'. Bueno, pues éste fic está basado en L y Vanessa, osea que ya se harán una ideita de cómo va la cosa ;3

Para los que no saben qué significa "Epístola", es una carta tipo ensayo como mecanismo narrativo que enfoca un determinado punto de vista y escribir novelas en forma de cartas/epístolas.

¡Nos vemos en el próximo update!