-Mírame - le pedía un joven de ojos verdes a su acompañante- mírame aunque yo no te mire.

-Te estoy mirando – mintió su acompañante.

Estaban tumbados el uno junto al otro, las respiraciones de ambos seguían agitadas, el joven que acompañaba al de los ojos abrió los ojos, eran violetas y los posó sobre su acompañante, viendo así su piel morena, en contraste con la palidez de la suya, perlada por el sudor y que aún tenia las marcas de la no tan reciente guerra civil en la que habían luchado juntos y que tras la derrota había costado al moreno dieciséis años de dictadura en los que debía callar para no sufrir, dieciséis años de dictadura que iban en aumento.

-Abrázame Iván – le pidió Antonio y el ruso le abrazó.

Iván abrazó a Antonio con delicadeza, como si fuese la porcelana más frágil, no quería dañar a Antonio, nunca se perdonaría dañarle, por que Antonio le quería y no le tenía miedo. El hispano apoyó se cabeza en el blanquecino pecho escuchando el corazón soviético que emitía para él una dulce melodía, mientras Iván le acariciaba la espalda delineando las cicatrices como si con su tacto pudiera ser curadas.

-Bésame – le ruega el hispano mirándole e Iván sintiendo que se pierde en esas esmeraldas que Antonio tiene por ojos tan cálidos y a la vez tan tristes, por que España sabía que al salir el sol Iván tendrá que irse antes que su jefe despierte, por que España tiene prohibido relacionar con Iván, por que Iván es comunista y su jefe odia a los comunistas. Y si se enteraba de que tras la reunión de la ONU Iván se había colado en su cuarto y se había "anexionado" el castigo iba a se sonado.

Iván le basó, degustó los labios hispanos que sabían a verano mientras el hispano degustaba los que sabían a invierno.

-Dímelo - pide Iván acariciando el brazo hispano.

-¿Qué quieres que te diga?

-Tu ya lo sabes mi sol – si, Antonio sabe que decir.

-Te amo Iván – le dice mirándole a los ojos – te amo más que a nada.

Iván le volvió a besar, lentamente con suavidad, pero poco duro el beso, pues la puerta del cuarto se abre sin previo aviso con un golpe seco, e interrumpe en ella un hombre bajito vestido de militar acompañado con dos hombres.

-Ge- geralísimo – tartamudea Antonio, mirando a su jefe, tiembla, tiene miedo mucho miedo.

-¿Se puede saber que haces con este comunista? – pregunto el jefe tratando de moderar el tono de voz.

-Y yo…

Iván ve como los guardias se acercan a Antonio, y él en un intento de protegerle le abraza. La mirada de franco se enciende de ira.

-Iván suéltame – pide Antonio sin mirarle, Iván niega- suéltame – otra negativa - ¡que me sueltes joder!

Iván le suelta no entiende que pasa, no entiende que Antonio se va a llevar una paliza y el hispano no quiere que lo vea.

-Antonio – le llama.

-Lárgate de aquí comunista – le dice – lárgate por que no quiero verte nunca más.

-Dime que eso que dices es verdad – le dice obligándole a mirarle – dime que no me amas mírame a los ojos y dímelo.

- No te amo comunista – le dice

Iván salió del cuarto tras ponerse su ropa, mirando con odio al jefe hispano. Al salir empieza a escuchar los golpes y los quejidos, Antonio está sufriendo y él no pude hacer nada. Odia a Franco, le odia por que daña a su sol, por que ha obligado a Antonio a mentirle, pues Antonio le amaba, le amaba porque le pedía que le mirase tras entregarse al amor.

"Mírame aunque yo no te mire"

Porque le pedía que le abrazase buscando protección y cariño por que en su vida diaria no tenía.

"Abrázame aunque yo no te abrace"

Por que le pedía que le besara uniendo el verano y el invierno por unos instantes.

"Bésame aunque yo no te bese"

Por que de decía "te amo" sonrojado y en un susurro como si fuera secreto.

"Ámame aunque yo no te ame"

Lo sabía por que Antonio había cerrado los ojos.

"Por que en secreto nunca te dejaré de amar"