Historia escrita entre 2004 y 2005. Publicada en 2012.
Cruce con lluvia
Por CieloCriss
-POV: Takeru Takaishi-
Introducción: 'La lluvia, el ser y Hikari en coma'
El terror se apoderó de mi mente, de mi vida, de mi todo... yo no sabía qué hacer, pero tengo qué admitir que estuve a punto de desplomarme y deslizarme directo al suelo, el sonido iba a sonar seco cuando mi cabeza chocara en alguna roca. Pero yo no podía hacer eso, ¡no podría jamás de los jamases!
Me incliné ante su pálida figura. Varias líneas de sangre, delgadas como un hilo, bajaban desde su frente, marcando surcos que hacían que su tez, lívida, como la de un cadáver, se viera levemente rosada. Quise zangolotear su cuerpo para hacerla volver en sí, pero yo sabía que eso no iba a ser posible, no ahora, quizás nunca más.
Le di la espalda a su cuerpo, buscaba a su alma, pero en la desesperación los humanos nunca encontramos nada.
Me hinqué y miré cómo la tierra estaba mojada por la reciente lluvia, que había acabado con el escampe que a veces despierta esperanzas y que otras tantas ocasiones las apaga... ése era mi caso, estaban desgarrando la bendita luz que me daba esperanza.
Oí pasos, y me dio miedo que me encontraran con Hikari, me dio un temor sobrenatural y temí enfrentar el rostro de Taichi retándome a muerte con sólo una mirada... una muerte que merecía sin duda alguna, pero que dolía, dolía mucho. No sé cuando fue que quise aprender a proteger, admiré mucho a Yamato, a Taichi, incluso a Daisuke, pero tengo qué admitir que nunca supe cómo hacerlo. Simplemente no podía, no era parte de mí mismo… pensé que una conexión mística me permitía ir tras ella, aunque ahora me daba cuenta de que cualquiera que haya sido ese enlace que creí tener, no había sido suficiente.
Se acercaban: por fin pude coger valor de la nada y me arrastré, como una serpiente, adonde estaba el cuerpo de la persona que más quería... mi Hikari.
Me aferré a Hikari, aún estaba cálida, y fugazmente vagó por mi mente que a lo mejor no estaba muerta, pero sencillamente no podía pensar con claridad, lo único que podía hacer era llorar y esperar a ser encontrado.
—Perdóname... te lo suplico... en donde sea que estés, perdóname, Hikari.
Entonces llegó el de los pasos, no quise voltear por mi temor de que fuera Taichi, y no, no era él, era otra persona.
—¡Al fin te encuentro Takeru!—me dijo un joven de cabellera pelirroja que destellaba bajo los nuevos rayos que irradiaba el sol recién salido de un cielo nublado.
Koushiro Izumi, quien siempre sería dos años mayor que yo, quedó estático al ver la trágica escena que había frente a él, se llevó la mano al rostro y se cubrió la boca, pero no hizo eso como lo haría cualquier chica escandaloza, sólo fue un impulso que frenó un grito que no hubiera ido con su personalidad.
—¡Hikari!—gimió después de la primera impresión—¿Qué rayos ha ocurrido?
A él sí le salían las palabras, parecía mucho más valiente que yo... de pronto analicé que Koushiro nunca había sido cobarde, o al menos nunca lo había demostrado. Siempre lo recordaba con la mirada perdida en sus pensamientos o rememoraba esos discursos tan elocuentes que nos daba en las circunstancias más drásticas. Era una lástima que ahora nada de lo que dijera pudiera ayudarme, ninguna de sus teorías iba a ser suficiente.
No respondí. Comprendió mi dolor y trató de no pensar en el suyo, se acercó como si tuviera experiencia médica y delicadamente me hizo a un lado, yo no recordaba que él fuera tan delicado en este tipo de cosas, pero tener en mente esos detalles en un momento como éste era algo verdaderamente estúpido a mi parecer.
—Todavía respira...—dijo suspirando con alivio – Está viva, Takeru.
—¿No me estás jugando una broma?
—¿Alguna vez he jugado a las bromas con la vida de alguien?
—No lo sé...
—¿Qué ha pasado? Dime, por favor... todos están muy preocupados, hemos estado buscándolos por horas, y entonces, entonces...
—¿Entonces qué, Koushiro?
—Entonces llovió.
—¿Llovió? ¿La lluvia tiene acaso algo de extraordinario?
—Para mí sí—respondió el pelirrojo, yo todavía no comprendía—; llevemos a Hikari fuera del bosque, tenemos que salir del Mundo Digital.
Quiso tomarla en sus brazos, sin embargo me observó y comprendió que era yo quien debía hacerlo, era yo quien debía proteger a mi Hikari.
Le mandó a todos un correo avisándoles que habíamos encontrado a Hikari, y al hallar el primer televisor me pidió que con mi D3 abriera la puerta para poder salir del Digimundo.
Koushiro era de mucha ayuda, no preguntaba mucho, todo lo podía suponer y no había necesidad de explicarle cosas; es verdad que al principio sí me había cuestionado, pero se dio cuenta, al analizarme, que no podía responder, al menos no en esos momentos.
—¡Mi hermana!—gritó Taichi como nunca antes lo había oído gritar, me pareció que en esos instantes regresó a ser un chiquillo de ocho años que se culpaba por haber empeorado la enfermedad de Hikari; me sentí un patán, y por primera vez en mi vida quise ser el hermano mayor y no el menor, no sé porqué.
—Fue mi culpa—le dije a Taichi, para que tuviera a alguien más a quien culpar, no soportaba sentir que se torturara solo... si Hikari estaba en no sé que condiciones era mi culpa por retrasarme, por creer que mi corazón me guiaría sin equívoco alguno.
Por un momento pensé que me diría: "No Takeru, no es tu culpa". Pero cuando lo vi venir como bestia toreada hacia mí, me dio una sensación de vértigo que nunca antes había percibido. Taichi era impulsivo y yo le conocía, si bien desde los 14 había frenado su atolondrada forma de ser, ahora renacían todas esas veces que se había limitado y actuado con madurez.
Su puño se estrellaría en mi rostro y sentiría un poco de alivio, sería un agradable dolor físico y no el vulgar y despiadado sufrimiento que exprimía el alma con la pena más grande que puede existir: el amor.
Y no pasó nada, no porque Taichi no quisiera, desde luego, sino porque Yamato se interpuso y detuvo la golpiza, MI golpiza, ¡no era justo!
—Con golpes no resolverás las cosas, Taichi.
—Esta vez me vale un comino que Takeru sea menor que nosotros y que sea tu hermano, le voy a partir la boca por no cuidar a Hikari...
—Será mejor que te contengas Taichi—rogó Koushiro—, aprende a controlarte, comprendemos el dolor que experimentas al no saber de Hikari, pero...
—¿Experimentar, Koushiro? ¡¿Pero cómo te atreves a comparar los sentimientos con experimentos?
Lazó el irracional puñetazo hacia Izumi, quien cayó al suelo por el impacto. Me sentía todavía peor al ser defendido no sólo por Yamato, sino por un amigo que nunca defendía a nadie en especial.
—¿Ya es suficiente?—siguió Koushiro—Puedes golpearme todo lo que quieras, pero aún así no encontrarás gusto, porque sabes que nadie tiene la culpa, ni Takeru, ni Tú, ni nadie de nosotros.
—Alguien tiene qué tener la culpa—insistió Yagami.
Dos horas llevábamos esperando y mi único anhelo en la vida era perecer para no sentir ese vacío. Era muy raro, pero ya no podía llorar, y el dolor, aunque estaba presente, no era tan intenso como yo creía, el amor no dolía tanto en aquellos momentos.
Nos enteramos, tres horas después de esas dos que ya mencioné, de que Hikari estaba en coma... en palabras más crueles y audibles: muerta en vida.
Nadie podía asegurar si iba a despertar o si permanecería así para siempre... ¡Dios!, ¿por qué ella? ¿Por su Luz?
Mi corazón estaba latiendo de manera anormal, a veces se volvía lento y luego me invadía una taquicardia que me obligaba a coger parte de mi pecho.
Cuando nos dieron la noticia volteé a ver a todos. Taichi se había empequeñecido todavía más en una silla, había subido las rodillas y había ocultado su rostro entre las piernas... me impresioné, era demasiado doloroso, y lo comprendí a la perfección porque contaba con la suerte de tener un hermano. Miyako se había aferrado a Sora; Iori, Ken y Jyou estaban callados, con una tristeza muy clara porque los ojos delataban sentimientos. Koushiro y Yamato pusieron sus manos en los hombros de Taichi... nada más faltaban Mimi y Daisuke, aún no llegaban. Yo, de alguna manera, sentí que se secaba parte de mi corazón.
Estaba estaba achicharrado o al menos arrugado como una hoja de papel que dice cosas indeseables.
Quería llorar, correr y robarle un beso a Hikari con la esperanza de que despertara de su letargo, de sus sueños y del mentado coma. Descubrí que la amaba más que a mí mismo y que sin ella era incapaz de entender lo que mi alma quería expresar.
A Koushiro le sangraba la nariz por el golpe que le había dado Taichi, todavía, después de tanto tiempo transcurrido, podía observar su sangre color tinto gotear y caer en su camisa verde.
Las gotas me recordaron a la lluvia, y la lluvia me llevó al pasado, a cuando llegué y hallé el cadáver viviente de la Luz.
—Koushiro, quiero hablar contigo—dije sin saber qué le diría, era como si me estuviera guiando por instintos.
Asintió y se levantó, me dio gusto que no pidiera razones, así todo era mucho más sencillo.
Salimos del hospital y sentí que el fresco viento de la noche quería arroparme para darme todavía más frío. Koushiro se detuvo y se recargó en un pilar, o quizás era sólo un poste de cemento. Creo que siendo Hikari mi sostén, mi pilar, ahora estaba por quebrarse mi edificio.
—Mencionaste a la lluvia como si fuera algo sobrenatural, ¿sabes acaso lo que le pasó a Hikari? ¿Tienes idea de lo que pudo haberle sucedido?
—No, no tengo idea de lo que mi amiga pudo haber sufrido.
—¡Pero entonces dime qué demonios tiene la lluvia de sobrenatural!, es sólo un goteo, así como la sangre que sale de tu nariz.
—En sí el que llueva no tiene nada de extraordinario, en eso tienes razón, pero...
—Pero qué.
—Pero en el Mundo Digital nunca había llovido.
—¿Qué dices?
—Tengo muchos años analizando lo que es el Digimundo, y nunca me ha tocado que llueva; sí sucede que el viento corra fuerte, o que haya nieve... y hace frío, pero en sí nunca llueve, es como si hubiera una sequía eterna. No es sólo coincidencia que no llueva cuando vayamos, Tentomon y ningún otro digimon habla de lluvias muy seguido, el fenómeno o no se da o no se da mucho.
—Comprendo... es decir, sospechas que tal vez la lluvia sólo se dé en ocasiones especiales, como la de hoy.
—Desgraciadamente no soy adivino, nada más puedo hacer suposiciones.
—Me regreso entonces al Mundo Digital, tengo qué hallar la evidencia que provocó el coma de Hikari... no sé si fue un Digimon, o la mentada lluvia...
—Entiendo lo que quieres hacer, sin embargo, ir sólo no es la solución, tampoco podemos alarmar a todos aún más, estás destrozado, Taichi está destrozado, quizá lo más prudente sea esperar a que estés más tranquilo.
—¡Yo estoy MUY tranquilo!, y ese es el problema ¿Entiendes?, debería estar desesperado, comiéndome las uñas o dándome de topes con la pared. En cambio me siento impávido, con si me hubieran sacado el aire de los pulmones.
—Entonces permíteme acompañarte, ¿de acuerdo?
—Iré yo sólo, le hablaré a Patamon y todo quedará listo... mejor quédate.
—No Takeru, voy contigo... y no sólo porque te considero mi amigo, sino porque sé que podrías necesitar mi ayuda. Nada más te voy a pedir un favor, cuéntame todo desde el principio.
Koushiro tenía razón, su ayuda no saldría sobrando, al menos no en estos momentos. Yo creía estar sereno, pero muy dentro de mí sabía que podía volverme irracional en cualquier momento. Ante todo, lo importante era saber qué era lo que le había causado eso a Hikari, lo demás salía sobrando, o al menos no formaba parte de mi corazón.
Cuando iba a comenzar a relatar los hechos acontecidos en los últimos momentos, la voz de Mimi Tachikawa me sacó de mis pensares y podría decirse que agotó mi quicio.
—¡Auxilio!—gimió horrorizada, mientras corría como gacela huyendo de algún predador, se veía roja por el cansancio, sus ojos color miel estaban irritados y sus cabellos flotaban en el aire como si fueran los cabellos de la temible medusa.
—¿Mimi?—preguntó Koushiro con las cejas fruncidas de forma extraña; noté que de pronto se había puesto ligeramente amarillo, su piel blanca estaba perturbada.
Nuestra amiga llegó y nos arrastró a los dos en un abrazo brusco y doble, intenso, pero demasiado fugaz.
—Qué bueno, qué bueno que los he hallado... tienen qué ayudarme, tienen qué ir por él; fue mi culpa.
—Mimi, cálmate, por favor, no entendemos lo que nos quieres decir... respira hondo y profundo, y mírame a los ojos para que te tranquilices—ordenó el primer portador de Conocimiento totalmente consternado, nunca antes lo vi tan ¿dulce?
—Recibí tu mensaje... Daisuke se puso feliz porque hallaron a Hikari—los sollozos se cortaban como si una ama de casa estuviera partiendo cebollas para la comida—Intentamos regresar, y de pronto... de pronto llegó algo, era hermoso, pero tenebroso, ¡oh, no sé!
—¿Esa cosa atrapó a Daisuke?—pregunté, pensando en que tal vez era lo mismo que había condenado a mi Hikari.
—Sí... ¡Tienen qué ayudarlo!, apenas pude huir...
—No te preocupes Mimi, Daisuke estará bien, no llores más—seguía asombrado por la ternura de Koushiro, era diferente a como se portaba todos los días, no sé si presentía algo, si sabía algo o si el fenómeno de la lluvia lo enloquecía de la curiosidad.
Miré a Koushiro, y creo que entendió lo que intenté comunicarle, permanecí en silencio mientras mi amigo consolaba a Mimi y la ponía al tanto de que Hikari estaba en coma. Tachikawa no salía de una impresión cuando se metía en otra, casi se desvaneció en los brazos de Izumi, pero trató de verse fuerte al menos esa vez en su vida.
—Tienes qué ser fuerte; cuando entres al hospital no le digas a nadie lo de Daisuke, no debemos hacer que cunda el pánico... Takeru y yo iremos al Digimundo por él y averiguaremos qué es esa criatura.
—No Koushiro, ¡no vayan!
—Oh pues, no entiendo... primero nos pides que lo salvemos y luego nos prohíbes el paso... de cualquier manera íbamos a ir, haz lo que te digo.
No sé cómo está hecho el cerebro de las mujeres, lo que sí me queda claro es que dentro de sus mentes guardan un trozo del corazón que les permite tener esa alma tan pura y esa cosa que ordinariamente llamamos intuición. En estos momentos yo podía ver en Mimi algo de eso, podía sentir su gran capacidad de amar a través de su odio por las peleas y su preocupación por los amigos. Sufría con Hikari y por Daisuke, del mismo modo que los demás, pero tenía una manera tierna y piadosa de demostrarlo.
—Entonces... entonces yo i-r-é con... ustedes...
—¡NO!
—Sé dónde está Daisuke, traigo su D3, me lo prestó para huir puesto que mi digivice no tiene la cualidad de abrir la puerta... le vi rogándome que huyera, lo oí gritar ante el resplandor, voy a ir... Esta vez: quiero ir ¿Comprenden? Quizá ha habido veces en que no he estado lista, pero ahora debo ir.
—Me sentiré culpable si te pasa algo— admitió Koushiro.
—Ustedes van a cuidarme.
—Sí—le susurré suavemente, ella tenía miedo pero su corazón ardía en deseos de ayudar; no era más aquella niña mimada que chillaba en el Digimundo, y no era de extrañarse, yo tampoco era el mismo nene llorón, nadie era igual a su 'yo-niño', aunque en el fondo la misma esencia resplandecía como siempre lo haría hasta el fin de los días.
Para mía, el resplandor más hermoso era el de Hikari y yo no iba a permitir que su gracia bendita se extinguiera. Entraríamos al Mundo Digital y llamaríamos a los digimons.
—Era un ser muy hermoso, pequeño... ni siquiera podía hablar... Daisuke le dijo algo, no sé qué, pero pensé que era un digimon que él conocía, y no era así.
—¿Viste que el ser le hacía algo a Daisuke?—indagó Koushiro, los tres caminábamos con el mismo pas; me daba algo de pendiente llevar a esa expedición a una niña tan delicada, Koushiro pensaba lo mismo.
—No, Daisuke me empujó y me ordenó que huyera, para cuando la luz cesó, yo ya no estaba en el mismo lugar.
—Ya veo—dijo Koushiro con su actitud pensativa.
De nueva cuenta me dieron ganas de llorar, recordé lo pesada que había estado la lluvia esa tarde en el Mundo Digital, sentí que mis ojos habían sido los que habían llorado desde el cielo.
—Koushiro, voy a contarte todo lo que sé, que en realidad no es mucho.
Fin de la introducción
2012: Decidí publicar este fic, pero debí escribirlo entre el 2004-2005. Consta de varios capítulos, varias realidades y puedo afirmar que en un momento era de los proyectos que más anhelaba dar a conocer.
¿Por qué lo publico ahora?... por nostalgia. Quizá los lectores de estos años ya no gustan de este tipo de fics tan complejos, pero qué se le va a hacer, este fic es la locura misma, aunque si buscas romance, aquí lo encontrarás.
Les comparto las viejas notas de autor:
2005: Este es un fic que tengo planeado desde hace mucho, creo que será un proyecto ambicioso o por lo menos bastante difícil, pero espero llegue a gustarles.
Le he cambiado de título varias veces, pero decidí ponerle #Cruce con Lluvia#, porque en mi fic parto del concepto de que en el Digimundo sólo llueve en ocasiones especiales.
Antes, cuando veía Digimon, siempre me preguntaba, ¿por qué pardiez no llueve?, así que tuve en bien hacer un fic sobre eso, a pesar de que cuando vi Digimon Frointer sí que vi que llovía en el Digimundo.
Como sea, en este fic lo importante será el cruce de dos universos alternos provocados por la lluvia.
Aclaro que este fic es un Takari, aunque habrá otras parejas entre las que se encuentra el Sorato y partes Taiora.
El siguiente capítulo será una retrospección y se explicará porqué Hikari cayó en coma y qué es ése ser que atacó a Daisuke; no se lo vayan a perder, les aseguro que este fic tendrá muchos contenidos y situaciones alternas.
Atte. CieloCriss, quien les agradece que hayan leído esta historia.
