He estado en otra de esas reuniones que hacemos nosotros, los países… No me gustan…
Esta vez ha sido en Austria. Me gusta menos todavía, en casa de ese idiota Austriaco…
Porque razón habrá insistido en que yo y Liechtenstein nos quedemos en su casa mientras que todos los demás han ido a hoteles. No lo entiendo.
La reunión ha acabado hace exactamente media hora, yo Vash o también llamado Suiza estoy sentado mirando por la ventana de la habitación que se me ha asignado en casa de el idiota de Austria o Roderich Edelstein. No puedo salir a pasear ni nada ya que está lloviendo como si no hubiera un mañana.
Alguien llamó a la puerta. Yo pensaba que sería mi hermanita pero nunca me imaginé que el que estaría al otro lado de la puerta seria el hombre anfitrión de la casa, Roderich.
-¿Puedo pasar? –Dijo el austriaco entrando a la habitación sin esperar mi respuesta- Quería informarte de lo que hay para cenar.
No sé a qué venía eso, faltaban bastantes horas para cenar.
-Claro, ¿que habrá? –No cambié mucho la expresión de mi cara. Extrañamente cuando él se sentó a mi lado se me aceleró el corazón. ¿Porque? Si yo le odio!
-Tenemos Wiener Schnitzel y una Foundue de queso. –lo segundo parece que fue escogido para mi, sabe que me gusta, me conoce. –Te parece bien. – Ni lo preguntó, solo afirmó. Dijo algo más que no escuché.
Este señorito mimado me tiene hasta las narices, pero sigo sin entender porque estoy nervioso.
-Vash, me estás escuchando? Vash! –Le miré, con cara de estar molesto- Escúchame cuando te hablo.
Me levanté ignorándole completamente. Yo esperaba que se largara nada más ver mi actitud pero me siguió hablando.
-Vash, ¿sabes por que te he invitado a que te quedes en mi casa?-
-¡Solo he aceptado para ahorrar el dinero del hotel! – Esquivé la pregunta, no sabía que responder. Miré a otro lado.
-Obaka, no me has respondido mi pregunta… -Vi como le temblaba la voz- Vash, sé que me odias, pero quiero que me escuches atentamente a lo que te voy a decir ahora- Le presté un poco de atención.
-Suiza yo te am…-Entró Lily en ese momento por la puerta y al parecer se dio cuenta de algo que yo no. Salió corriendo.
-Lily, vuelve! – dije yo esquivando la mirada del otro-
-Idiota ¡mírame a la cara! –me tomó de la muñeca y me sentó en su regazo- Te amo… -No sabía que responder a eso. Me quedé helado sin saber qué hacer.
Me quería ir pero no me quería ir era raro. Sobre todo porque en el momento en el que no me pude ni mover me besó. ¡Me besó!
Me miró a los ojos segundos después y yo todavía seguía en shock. –Ahora ya sabes lo que siento- Noté un ligero sonrojo en sus mejillas. Me dejó ir y se levantó, fue corriendo hacia la puerta y la cerró de golpe. Como si no quisiera que le vieran la cara.
-¿Q-que ha pasado? – No supe que hacer y me tumbé en la cama- Este idiota… ¿Siento yo lo mismo?
CONTINUARÁ… ¿?
