Los dos estaban sentados en los columpios de un parque que había camino a casa. El chico de pelo azabache se columpiaba mientras las cadenas chirriaban un poco. El otro, miraba a unos niños jugar en la arena. El silencio ponía cada vez más nervioso a Kirihara que cada vez se balanceaba aún más.
Habían pasado dos días desde que empezaron a salir. El menor se confesó durante un cambio de clase en el instituto. El otro se mostró indiferente y aceptó a salir con él. Y aunque se veían todos los días en el club, el chico de pelo plateado nunca le mostró ningún signo de cariño.
Pero ese día, Kirihara se decidió a tener una pequeña cita con él, le pidió que le acompañara a casa. Para su sorpresa, Niou aceptó sin problemas. Aunque el silencio y el ambiente frío entre los dos le hacían preguntarse al joven si de verdad el otro sentía algo por él.
Se bajó del columpio casi de un salto y se puso delante del chico. Se miraron a los ojos durante un momento. El moreno se cabreaba aún más con el comportamiento borde y frío del otro, así que decidió preguntarle.
- Niou-senpai ¿de verdad me quieres?
Niou abrió un poco los ojos y esbozó una ligera sonrisa en su rostro. Se levantó suspirando un poco, mientras acercaba su rostro al del otro joven. Sus labios se juntaron por primera vez. Ese fue el primer beso de Kirihara dado por la persona a la que más amaba en el mundo.
Cuando se apartaron, el embaucador sonrió satisfecho al ver a su pareja roja como un tomate. Le cogió de la mano y tiró un poco de él para empezar a andar.
- Va siendo hora de volver a casa. Está empezando a anochecer y a refrescar. Tus padres se preocuparan si no llegas pronto. –Hizo una pequeña pausa antes de quedarse quieto y girarse para mirar a su novio. – Y como tu novio que soy, tengo que llevarte sano y salvo a casa.
En ese momento Akaya sabría que su novio tendría una forma rara de expresar su amor.
Y otro más para la colección, esta vez es de una pareja un poco rara. Me encanta imaginarme a un Niou travieso con el inocente de Kirihara.
