Nota de Autora: Espero que esta historia sea de su agrado y espero leer sus Reviews.

Disclaimer: Les recuerdo aunque muchos ya lo saben los personajes no me pertenecen, los tome prestados de una de las mejores mangakas del mundo Rumiko Takahashi :3

Capítulo 1. El comienzo de un gran amor.

Hace muchos años en la era feudal, época de guerras en el Japón antiguo, donde existían criaturas sobrenaturales, monstruos, guerreros, monjes y sacerdotisas.

Se desarrolla la historia de Kikyo una mujer hermosa sin duda, dueña de una larga cabellera oscura, ojos grandes y profundos de color chocolate, era una poderosa sacerdotisa, muy conocida en la región por su enorme poder espiritual, los aldeanos se sentían seguros al tenerla en su aldea ya que los monstruos se mantenían alejados por su sola presencia.

Sin imaginárselo la sacerdotisa Kikyo fue cautivada por el amor de un hombre, un fuerte guerrero de mirada profunda ojos color azabache, tenía una larga cabellera obscura sujeta en un coleta, de un porte singular, el cual se hacía llamar Náraku ese sería el principio de un gran amor, pero que sería opacado por la tragedia que se avecinaba.

...

Un día uno de los guerreros del ejército de Náraku sufrió algunas heridas, y les dijeron que en la aldea próxima vivía una sacerdotisa que curaba a los hombres heridos en combate, y que era muy buena; entonces Náraku sin pensarlo dos veces se dirigió a la aldea, llevando a su guerrero consigo para que pudiese curarle.

- Disculpe busco a la sacerdotisa- pregunto Náraku a un aldeano.

- La Sacerdotisa vive en aquella choza- respondió el aldeano apuntando con el dedo índice en una pequeña casita.

Náraku llegó a la puerta de aquella casita, en la que se respiraba un ambiente muy pacífico y puro, debía ser seguramente por los poderes de aquella mujer.

- Buenas tardes, busco a la Sacerdotisa llamada Kikyo - Hablo Náraku con voz trémula.

- Hola, buenas tardes, ¿quién la busca? - Respondió Kikyo, mientras se asomaba por la puerta.

El líder de los guerreros, no pudo evitar perderse en la mirada de aquella hermosa mujer, tenía unos ojos color chocolate que hipnotizaban y su belleza era sin igual.

- M..Mi nombre es... Náraku- contestó con notable nerviosismo.

- ¿En qué puedo ayudarle señor? -dijo Kikyo, con la voz dulce que la caracterizaba y con una pequeña sonrisa.

Después de la sonrisa tan linda que le había obsequiado no pudo evitar que sus mejillas enrojecieran- N...No..Nos dijeron que usted puede curar las heridas de este joven- explicó apuntando en dirección al joven herido.

- Sí, claro pasen; ahora mismo curaré esas heridas.

La mirada de Náraku estaba clavada sobre Kikyo y sus movimientos, ella mostró una ligera timidez y sonrojo, ya que no estaba acostumbrada a eso.

- Y dígame ¿Cuánto tiempo piensan estar por la región? - cuestionó Kikyo, para deshacerse de la tensión.

- Estaremos por tiempo indefinido, ya que estoy esperando órdenes de nuestro Terrateniente - respondió.

- ¡Ah!.. me parece muy bien que descansen, luego de tantas batallas el cuerpo lo resiente, les daré algunas hierbas para que preparen unas infusiones que les ayudarán mucho - dijo Kikyo con su singular sonrisa.

- Muchas gracias señorita Kikyo, no tiene por qué molestarse.

- No es ninguna molestia, y por favor llámame Kikyo.

Después de decir esto Kikyo se sonrojó y Náraku no pudo ocultar una sonrisa, pues le causo ternura verla así.

Los días transcurrieron y las visitas del guerrero Náraku a la aldea de Kikyo eran muy seguidas y así fue como todo comenzó...

...

CONTINUARÁ...