¡Hola y bienvenidos a mi fic!, lo primero de todo, ¡Gracias por leer! y ahora os explicare como funciona más o menos. Este fic no sigue una historia lineal, cada capítulo tiene su propia trama. Quiza incluso algún capitulo se centre en una sola escena entre dos o más personajes, mostrando su relación. Las historias lineales y largas van señaladas con "parte 1, parte 2..." Generalmente siempre os indíco en que contexto temporal se desarrolla cada capítulo
Esta será una historia de dos partes. Es un flashback de cuando April se encuentra en Northampton que se desarrolla en la ciudad, poco después de el episodio "The lonely mutation of Baxter Stockman". !Disfruten!
April se encontraba en la cocina lavando los platos, eso era algo que siempre había odiado, pero últimamente era lo único que le hacía poner la mente en blanco. No pensaba en nada, solo en el agua cayendo. Pero aquel día era distinto, podía ver a los chicos entrenando a través de la ventana, como de costumbre. La noche anterior no había pegado ojo y todo porque había recuperado un recuerdo, algo que la había hecho temblar de miedo y pasar noches sin dormir. A April le habían ocurrido muchas cosas en poco tiempo, de la noche a la mañana había pasado de ser una adolescente tímida normal a una aprendiz de kunoichi que luchaba casi a diario para sobrevivir con sus amigos los mutantes. Ella siempre había luchado por mantener su salud mental, cosa que en ocasiones le resultaba casi imposible, pero aquella vez la cosa le superó, sintió verdadero pánico y pensó cosas que nunca deberían de habérsele pasado por la cabeza.
El agua seguía cayendo y April empezó a notar sus manos resecas, dios, porque se había obsesionado con aquello otra vez…
UNOS MESES ATRÁS
La mañana había sido dura. April odiaba cada vez con más ganas el instituto, aunque más que el instituto en sí, lo que le molestaba eran sus compañeros de clase. ¿Por qué se sentía como una mujer de 30 años rodeada por niños de guardería? Pies bien, así era. Antes de conocer a las tortugas ya se consideraba más madura que el resto, pero ahora la estupidez de aquellos adolescentes, chicas y chicos, la superaba. Pero le quedaba el consuelo de haber recuperado a su padre, y eso era genial. Lo había pasado realmente mal. Si la gente ya la miraba con pena la primera vez que desapareció, la segunda vez que lo hizo convertido en un murciélago gigante fue con verdadera lástima. Y eso era lo que ella sentía, por su padre y por ella. Pero ahora estaban juntos de nuevo, gracias a Donnie. Nunca haría lo suficiente para agradecer a su tortuga lo que había hecho por ella, por su padre. Ahora estaban los dos solos viviendo en su casa, como siempre había sido. Aunque claro, April iba muy a menudo a visitar a su tía, quien la había cuidado todo este tiempo como a una hija. Ni su padre ni ella podrían nunca agradecérselo como merecía.
Esa semana su padre se había ido a un laboratorio muy importante en Chicago, él no quería dejarla sola, pero April le convenció para ir. No permitiría que no avanzase en su trabajo como científico por su culpa. Eso nunca.
April dejó la mochila en su cuarto y se duchó antes de prepararse la comida. Eso era algo que nunca hacía pero ante la ausencia de su padre, podría retrasar la hora de comer si quería, y después iría a la guarida seguramente. Cuando terminó de comer se tumbó en el sofá y se puso a ver su serie favorita. Dios, cuánto agradecía que la época de exámenes hubiese terminado. Pronto sería navidad y sería la mejor navidad de todas. Estaría con su familia al completo. Se preguntaba si podrían cenar todos juntos, en la guarida o en su casa…En la guarida definitivamente, aunque claro el año pasado April lo pasó allí ante la ausencia de su padre. Aunque el quizá querría que lo celebrásemos con la abuela y los primos, como habíamos hecho siempre… El zumbido de su T-Phone la sacó de sus pensamientos y en la pantalla podía leer el nombre de "Tortuga Ichiban". Había recibido un mensaje de Leo. La imagen de debajo mostraba una foto que April le había tomado a traición. Sonreía ampliamente y April la había editado poniéndole las mejillas sonrojadas y florecitas, había sustituido con esta foto la que le había puesto Leo, un personaje de anime que ella no conocía (Hasta que las tortugas, y Leo en su mayoría, se encargaron de instruirla en este hábito). El mensaje era escueto y decía "vamos a entrenar, ve al tejado de el colegio YA"
Para que poner una hora, pensó April poniendo los ojos en blanco y levantándose. Pero le apetecía entrenar, necesitaba descargar tensiones y correr por los tejados, creando su propia realidad. Se puso ropa cómoda y fue al tejado de la escuela de primearía.
Llego allí en un cuarto de hora y subió a la azotea por la escalera de incendios. No iba rápida, ya tendría tiempo para cansarse. Las tortugas la esperaban arriba y Donnie sonrió al verla. April también, sabía lo importante que era su amistad para él, y eso la hacía sentir especial.
-Ya era hora, hermana- Raph estaba sentado encima del pie de una antena.
-Lo antes que he podido- mintió.
-April, yo voy a ir a tu lado todo el tiempo para que no te caigas- Mikey la miraba con adoración y ella no pudo más que sentir amor infinito por aquella tortuga, por más que le gustase que la trataran como a una más.
-Yo iré a tu lado, April- dijo Donnie, poniéndose delante de Mikey.
-No hace falta que nadie vaya a mi lado, de verdad. ¿Cuánto tiempo va a ser?
-Sólo tres horas.- Leo había reducido a la mitad la sesión de entrenamiento. La primera vez que April entrenó con ellos casi se desmaya y cae al vacío. Ahora entrenan con ella incrementando cada vez un poco más el tiempo.
April señaló con un dedo a su reloj de pulsera en dirección a Leo.
–Esta vez no me vas a engañar.
-¿Y cuándo he hecho yo eso?- respondió el riendo.
-Por favor, siempre hacemos más de lo que…
-¿Hemos venido a hacer tertulia o qué? Ahí os quedáis.-Raph se levantó y se echó hacia atrás para tomar impulso.
-Espera que ya empezamos, ¿preparados?
-¡Preparados!
Y se lanzaron al vacío. Las tortugas podrían ir muchísimo más rápido y April lo sabía, pero nunca se separaban mucho de ella. El principio lo disfrutaba muchísimo, el viento le daba en la cara, le echaba el pelo hacía atrás y se sentía como una autentica kunoichi. Era un poco como un videojuego, todo iba muy rápido y tenías que controlar la longitud del salto, y esquivar todas las chimeneas, escalones y de más. Lo más difícil para April eran los muros y las paredes. Las tortugas las saltaban sin más, como quien subía un escalón, pero April frenaba y trepaba lo más rápido que podía. Por lo que siempre acababa quedándose atrás. Y así pasó.
Empezó a ver a las tortugas avanzando a lo que le parecía cámara rápida. "Nunca creí que unas tortugas pudieran ser…tan rápidas" pensó April. Ya habían pasado casi dos horas y April empezaba a notar como las fuerzan en su cuerpo la abandonaban, el aire se le acababa y le costaba mantener la velocidad necesaria. April se esforzaba por seguir, sabía que este era el bajón que venía antes de volver a sentir el subidón, el sprint final.
De repente en medio de la concentración y en pleno salto, notó que algo le agarraba la pierna y le tiraba hacía abajo. Fue tan rápido y tan inesperado que April solo gritó de sorpresa. El edificio era alto y la chica sintió como caía durante lo que le pareció un siglo. Podía ver el cielo oscuro y como el espacio se acababa, pero esta vez April sabía que Donnie no estaría allí para salvarla. Sintió el fuerte golpe de un montón de objetos clavándose en su espalda, seguido de ruidos metálicos. Su cuello fue el que más sufrió y se quedó aturdida, perdida. No sabía sonde estaba y sentía objetos clavándosele por todas partes, pero apenas podía moverse. April abrió los ojos, olía fatal, estaba en un contenedor...Bendito contenedor.
-Tranquila, lo tenía todo calculado.
La voz era de anciana y la acompañaba una cara deformada que se asomaba a mirarla, a April se le olvidó todo lo demás, las cosas que se le clavaban, el dolor, el olor…abrió mucho los ojos y se quedó mirando el horror de lo que parecía una mujer mayor mutante…o no, April no podía saberlo.
-Siento el golpe pero…- La mujer no pudo continuar, un objeto contundente la golpeó y tres sombras se abalanzaron sobre ella. April intentó incorporarse, Donnie se asomó con cara preocupada.
-No, no te levantes, espera…-Donnie le dobló las articulaciones y le palpó el cuello para comprobar que no había nada roto.
-Estoy bien de verdad, ayúdame a salir.
La verdad es que April se encontraba bien teniendo en cuenta que había caído casi tres pisos hacía abajo, pero todo le dolía hasta el punto de que en cualquier momento sentiría que se desmayaba. Las tortugas acababan de coger a la anciana, estaba envuelta en el kusarigama de Mikey y Raph estaba siendo contenido por Leo. En ese momento April pudo verla con claridad. La anciana era una mutante, estaba hecha con tiras de color granate y colores oscuros, no mediría mas de 1´60 y la poca piel que se le veía en la cabeza era grisácea y arrugada. Tenía una enorme piedra de color verde en la frente y un turbante. April pensó que seguramente sería una pitonisa de mala muerte en su vida humana.
-¡¿Por qué has hecho eso?!- Vociferó Leo acercándose a la anciana.
-No quería hacerle daño.
-Pues hay mejores formas de demostrarlo - Raph estaba muy cerca de aquel esperpento y lo observaba con repugnancia.
-¡Solo he venido a advertidle!
Eso causó un interés general que hizo que todo se calmara. April observó a la mujer y esta le devolvió la mirada. No vio nada malo en ella, y de verdad la creyó entonces cuando decía que solo estaba intentando protegerla de alguna manera, pero ¿Por qué y de qué?
-¿Advertirla de qué?- preguntó Leo.
-Mikey suéltala-Le ordenó April, este la miró extrañado, pero la obedeció.
-Gracias.
-¿Va a hablar o qué?-Raph empezaba a perder la paciencia y no confiaba en la mujer. Seguro que sería algún engaño del Kraang para conseguir a April. Si así era no iba a ser responsable de sus actos.
-Veréis, yo tengo un don, siempre lo he tenido, y cuando esa cosa verde cayó del cielo, supe que tenía que tocarlo…y así fue, ahora mi don se ha intensificado y puedo ver cosas increíbles.
-¿Qué don?- April seguía preguntándose qué tendría que ver todo aquello con ella.
-El de ver el pasado, el presente, el futuro, el de ver a los espectros, fantasmas, muertos, e incluso a veces, demonios…Normalmente la gente venía a mi consulta para poder hablar con sus familiares ya fallecidos, para que les dijera si tienen algún espíritu ligado a ellos o para ver su futuro…Pues bien April O'Neil- Aquí la anciana hizo una pausa ante la cara de asombro de los presentes- Sí, se cómo te llamas, pero eso no es lo importante, el otro día me encontraba en mi consulta, intentando idear algo para seguir recibiendo gente sin necesidad de que me viesen cuando, de repente…te vi. Te vi en tu instituto rodeada de tus amigos y no comprendía porque aparecías en mi mente…hasta que observé que un poco más lejos, algo te seguía, algo maligno…
April sintió como las fuerzas le fallaban y todos los presentes se voltearon a mirarla, ¿algo maligno? ¿Siguiéndola? Se sintió completamente insegura y vulnerable en ese instante. Y casi no se atrevía a hacer preguntas, preguntas de las cuales no sabía si quería saber la respuesta.
Pero las tortugas estaban allí con ella, y con eso ya se sentía más a salvo.
-¿Está…está aquí…ahora?- las palabras salieron de su boca casi obligadas por ella. La anciana cerró los ojos elevó la cabeza y respiró hondo.
-No, no está -Aquí hizo una pausa- Está en el techo de tu habitación.
Fue en ese momento cuando April sintió que su corazón dejó de latir, dio un paso atrás, todo se oscureció y sintió una mano enorme y fuerte cogiéndola del brazo. Era Donnie, lo reconocería en cualquier parte. Todos miraban sorprendidos a April, luego a la anciana, sin saber que pensar, todos estaban asustados.
April miraba fijamente el suelo, no quería mirar a nadie más, no quería que vieran el pánico en sus ojos. Hasta que, finalmente no pudo más, y se agarró a lo único que podía agarrarse en aquel momento…
-Escúchame chica, lo que tienes detrás es…
-¡No! ¡Cállese! ¡Deje de decir mentiras!- April chilló esas palabras llenas de rabia y todos se giraron sorprendidos a mirarla. Donnie apretó con más fuerza su hombro pero esta lo apartó de un manotazo.- ¿Cómo se atreve a decirme eso? ¡No quiero oír una palabra más! Ahora ¡déjeme en paz!
April empezó a correr en dirección a su casa, y las tortugas no sabían qué hacer, ¿Sería verdad aquello que la pitonisa decía? ¿Estaría April en peligro? ¿Debían de seguirla? Fueron Donnie y Mikey quienes fueron detrás de ella.
-¡April espera!, duerme con nosotros esta noche, por favor- Le suplicó la tortuga de naranja.
-No Mikey, no voy a dejar que esa charlatana influya en mi vida, no pienso creerle ni una palabra de lo que dice, ahora dejarme sola por favor.
Mikey miró a su hermano mayor sin saber qué hacer, Donnie tampoco lo sabía. Ninguno quería que a April le pasara nada, los dos la querían mucho, cada uno a su manera distinta. Finalmente se quedaron quietos y vieron como se alejaba lo más rápido que su dolorido cuerpo le permitía.
-¡Le habéis dejador irse! ¿Estáis locos?
-Tranquilo Raph, ella cree que la mutante está mintiendo y nos los ha pedido por favor y…y...¿Qué nombre debo ponerle?- Mikey quedó pensativo y todos vieron con asombró que la mujer había desaparecido.
April llegó a su portal, tenía que subir. Tenía que hacerlo. No pensaba creer a aquella vieja decrépita, aunque claro, había sabido su nombre…y donde estaba…y quien era… y ¡no! No podía ser y punto. Con el corazón en un puño subió las escaleras y se encontró delante de la puerta de la casa, sacó las llaves y entró, haciendo el ruido mínimo. Dominaba el silencio absoluto, todo estaba en calma. Dio un paso adelante y caminó por el pasillo, sacó su tessen con precaución, si de verdad había algo allí, podría con ello. Llegó a la puerta de su habitación, puso una mano en ella, no oía nada y no sentía nada, como cuando había un mutante cerca. Sin atreverse a respirar, la fue abriendo lentamente… April sintió un vació en el pecho cuando miro hacia arriba y…no vio nada. Fue un gran alivio, miró en todas direcciones y ya más confiada buscó por toda la casa. Nada, ni rastro. Al agacharse para mirar debajo de la cama de su padre, la espalda le ardió de dolor, y la cadera, y las piernas…estaba destrozada.
Fue el baño y se quito la camiseta, su espalda tenía todos los tonos, desde el marrón al azul. Y peor se pondría. De repente oyó un ruido, venía de fuera, era ya muy tarde y pensaba irse a la cama ¿Cómo iba a salir ahora del baño? Menos mal que se había llevado el pijama, se lo puso y cogió su tessen, seguro que había sido su imaginación, pero si no había sido así…estaría lista. Avanzó por el pasillo con el tessen en posición, ahora los ruidos eran más continuos…April actuaba automáticamente, si no lo hiciera, probablemente ahora estaría saliendo por la puerta huyendo, despavorida.
Algo se abalanzo hacía ella, April chilló, levantó su tessen para atacar y…
-Sabía que estarías asustada.
Leo se empezó a reír mientras April se recuperaba del susto y de la adrenalina.
-¿Estás loco?- le dijo mientras le daba manotazos- ¡¿Sabes el susto que me has dado?!
-Parece que tu radar ha fallado esta vez- y se empezó a reír otra vez -Solo he venido a ver como estabas y si...
-¿Había algo?, no, no lo hay. Yo tenía razón.
-Eres la cabezota más cabezota que hay.
April empezó a reírse pero hizo un gesto de dolor, tocándose el costado.
-A ver, déjame que te vea.
Bajaron al primer piso y April se sentó encima de la mesa de la cocina, Leo se puso a inspeccionarle el torso.
-No te has roto nada, pero menudos moratones, ¿Tienes una pomada?
-En el botiquín.
Leo fue a por ella y se puso detrás de April. Empezó a subirle la camiseta pero se detuvo al encontrase con el broche del sujetador. Increíble, si alguien le hubiese dicho años atrás que llegaría a subirle la camiseta a una chica hasta verle el sujetador, se hubiese echado a reír. Pero claro, la chica era April, y April era su hermana pequeña, y si estaba levantándole la camiseta era para curarla, así que alejo esos pensamientos de su cabeza y se puso a echarle la crema lo más cuidadosamente que pudo. April emitía gruñidos de dolor, quejándose, pero Leo la ignoraba y continuaba masajeando los lugares más dañados.
-Vale, ya está.
-Gracias- musitó.
-Ahora a dormir, ya verás cómo mañana te duele menos.
-Mira el lado bueno, seguro que me libro de un montón de entrenamientos.
-Sí, eso es verdad, pero no te vas a librar de los mejunjes de Splinter.
April puso cara de asco y Leo se rió, fueron hacía su habitación por donde las tortugas siempre salían y entraban. La habitación estaba oscura y la posibilidad de que cualquier cosa estuviese tras de April era todavía era real. Leo miró a la cara de April y enseguida supo que le daba un miedo atroz quedarse sola después de lo que esa mujer había dicho.
-¿Dónde está tu padre?
-En Chicago, en una investigación.
-Y ¿Por qué no nos lo has dicho?, te hubieses quedado en la guarida.
April se encogió de hombros y miró al suelo. Era algo que a Leo le molestaba mucho, que April no les contase las cosas. Hacía poco se acababan de enterar que era bilingüe y hablaba inglés. April pensaba que eran cosas sin importancia o que no les interesaría a ellos.
Pero esa vieja la había asustado mucho, muchísimo, y la sola idea de que hubiese algo allí con ella, en el techo, en la pared o donde sea…le quitaba el sueño.
Leo sabía todo esto sin necesidad de que ella se lo dijera y suspirando le dijo:
–Me quedo.
April no pudo disimular el alivio y la alegría de que se quedase a dormir a con ella. Se lanzó a sus brazos y él la recibió. Cuando estuvo viviendo en la guarida, las pesadillas, al igual que ahora, eran constantes y al parecer tan ruidosas que Leo se despertaba e iba a dormir con ella y consolarla.
La tortuga avisó a sus hermanos mediante un mensaje, diciéndoles donde estaba y porque no iba a volver esa noche. Se metió en la cama y le abrió los brazos a April la cual se acurrucó junto a su hermano. Leo se quitó el antifaz azul y April se soltó la coleta y la diadema. Acurrucada junto a él, Leo solo pudo describirla como adorable.
April ya no tenía miedo, sabía que Leo estaría allí para ella, abrazándola y protegiéndola, siempre.
Los dos se durmieron, ella protegida por los brazos de su hermano y él sintiendo que tenía algo tan frágil como el cristal en sus brazos, estaría alerta a partir de ahora, nada le haría daño a April...y ambos se durmieron enseguida.
Pero ninguno de los dos sabía que estaban siendo observados en la oscuridad.
