Capitulo 1: Todo empieza en Geonosis...

No podía moverse.

El campo de fuerza le mantenía en suspenso mientras los cuatro grilletes le sujetaban manos y pies. Y seguía dando vueltas sobre si mismo.

Estaba empezando a cansarse de ver los mismos cuatro muros una y otra vez. Volvió a estar frente a la puerta. Maldita sea, la puerta estaba tan cerca. Y ni un maldito guardia, ni fuera ni dentro. Hubiese sido tan fácil escapar...

Pero no podía, porque su uso de la fuerza estaba limitado por los supresores que había en los grilletes. Dooku lo sabía.

Justo en ese momento el hombre mayor entró. Sintió como clavaba sus ojos negros como la noche en él. Sus rasgos aristocráticos compusieron una mueca de disculpa, pero él sabía la verdad. En sus ojos podía leer que el conde estaba encantado con la situación.

"Traidor" escupió a modo de bienvenida. Escuchó como el otrora respetado Jedi le expresaba sus más sinceras disculpas. ¿De verdad le creía tan tonto?

"Pues espero que no tarden demasiado" comentó de forma sarcástica. Fue entonces cuando Dooku lo hizo. Empezó a hablar de Qui-Gon. Obi-Wan sintió un nudo en su garganta.

Debería habérselo esperado. Se le había olvidado que Dooku había sido el maestro de Qui-Gon...en realidad, Dooku había sido muchas cosas que ya no era: un padawan rebelde pero brillante, un caballero sin igual, un maestro respetado y un esgrimista único. Qui-Gon le había hablado muchas veces de él, y Obi-Wan le había visto muchas veces en los pasillos del templo, hablando con Mace y Yoda. Había admirado su porte elegante, su cuerpo erguido, la seguridad que emanaba. Dooku era un hombre intimidante, y alto, y a un Obi-Wan de 12 años le había parecido aún más alto.

Ahora ya no le intimidaba, pero si que podía sentir su poder, pese a que su conexión con la fuerza estaba debilitada. Poderoso y seguro de si mismo.

Una frase le saco de sus pensamientos. Algo como " él me hubiese apoyado".

Apretó los dientes. "Qui-Gon Jinn nunca se hubiese unido a ti". Pronunció el nombre completo como para dar más énfasis a sus palabras. Como para dejar claro que hablaban bien de la misma persona, y que esa persona nunca, nunca traicionaría a la República.

Dolía pensar en él. Aún después de tanto tiempo.

Dooku siguió hablando, sobre la corrupción del senado y sobre la presencia de un lord oscuro Sith moviendo los hilos.

Seguro.

Obi-Wan ni se planteo tan siquiera que hubiese algo de verdad en aquellas palabras. La idea misma era ridícula. Dooku solo sabía mentir.

El conde suspiró cuando Obi-Wan le respondió que no le creía. Por una milésima de segundo, pareció que lo sentía de verdad.

"No me será fácil conseguir tu liberación"


Se sentía bien. Tan bien. Cuando le habían quitado los supresores, la Fuerza había vuelto a él, reclamándolo. Había sido como beber agua después de una travesía en el desierto

Sin embargo no podía usarla. Varios guardias geonosianos le apuntaban con sus lanzas. Estaba en un pasillo camino de la arena y no veía ni una sola puerta. La única salida estaba a lo lejos, y era la plaza de ejecución. Obi-Wan podía intentarlo, pero la verdad era que no serviría de nada.

Sintió un escalofrío. Acababa de sentir algo, una presencia en la fuerza. El lazo que compartía con Anakin le indicaba que su padawan estaba cerca. Maldijo interiormente, esperando que su presencia se debiese a un rescate organizado y no a uno en solitario. Pero no sentía a más Jedi cerca. Y aunque así fuese, estaba mal. ¡Anakin no debería estar allí! Tampoco en Tatooine, como había descubierto horas antes. Debería estar en Naboo, solo en Naboo, protegiendo a la senadora. ¿Es que no podía obedecer ni una maldita orden?

El sol le cegó momentáneamente cuando lo sacaron del oscuro pasillo a la arena. Un ruido ensordecedor se levantó entre los espectadores cuando vieron llegar a la primera victima. Querían espectáculo. Querían sangre.

"Incivilizado" pensó al tiempo que le ataban las manos a la columna por encima de su cabeza. Evaluó sus posibilidades. Parecía que no tenía muchas opciones, y empezó a sentir temor. Intentó soltar sus emociones en la fuerza. Debía concentrarse.

Casi se quedó sin respiración cuando vio llegar el carro con los condenados que faltaban. Conocía aquellas caras demasiado bien.


Anakin intentó mantener la mirada de Obi-Wan. Este le miraba con un mezcla de miedo, decepción y enfado.

¡No deberías estar aquí!

Se sintió fatal.

Por su culpa, los Jedi probablemente nunca llegarían a tiempo para salvarlos. Obi-Wan tenía razón, no sabía obedecer una maldita orden. No solo había condenado a su maestro, pero además había arrastrado a Padme a aquella situación, cuando su deber era protegerla.

"Empezaba a creer que no habías recibido mi mensaje"comentó Obi-Wan como quien no quiere la cosa. Necesitaba hablar para olvidarse de su enfado.

"Lo retransmití, tal y como me pediste, maestro. Luego Padme y yo decidimos rescatarte" comentó Anakin.

Lo siento- expresó a través del lazo. Su arrepentimiento era palpable.

"Buen trabajo" respondió sarcásticamente Obi-Wan tras mirar brevemente sus manos atadas.

Si salimos de esta, me vas a oir.


Anakin vio como la espada de Dooku se alzaba sobre su cabeza dispuesta a caer sobre Obi-Wan. Dispuesta a acabar con él.

NO-pensó. El miedo le mordió las entrañas. La imagen de su madre muriendo en sus brazos pasó ante sus ojos, para luego transformarse en una en la que sujetaba el cuerpo sin vida de Obi-Wan.

Antes de que se diese cuenta, había saltado y su espada había detenido la de Dooku a pocos centímetros del cuerpo de su maestro. Le dolía cada uno de sus músculos, pero no le importó. La rabia le recorría el ó controlarse.

"Aprendo despacio" respondió a la provocación del conde. Empezó a luchar con él, atrapando la espada que Obi-Wan le lanzaba.

Dooku sonrió cuando le cortó el brazo a Anakin. Sonrío cuando le empujó hacia su maestro y perdió la conciencia.

¡Anakin!

Dooku recuperó el aliento.

Estaba cansado, no iba a negarlo. Los dos habían luchado bien. Kenobi era diestro, muy prometedor. Skywalker no tanto, pero estaba claro que era poderoso. Le habían dado una buena lucha, pero Dooku no era quien era por nada.

Era una pena que tuviese que matarlos.


El animal cargó sobre él, intentando atravesarlo con su cuerno. Anakin uso la Fuerza para impulsarse hacia delante y usó las cadenas para intentar controlarle mejor. El animal las arrncó cuando desencajó el cuerno de la columna. Ahora solo tenía que guiarlo y...

Auch. Dolía. Ser arrastrado por esa bestia a lo largo de la arena dolía. Intentó levantarse lo mejor que pudo. El ruido era ensordecedor, la muchedumbre gritaba entre emocionada por lo que ocurría e indignada. Anakin intentó calmarse. El mastodonte se había parado.

Es mi oportunidad.

Llamó la fuerza a él, y la dirigió hacia el animal, intentando calmarlo mientras se le acercaba, asegurándose de que no se moviese. Entonces saltó.

"Padme" murmuró mientras dirigía como podía su montura hacia donde la senadora estaba.

El felino estaba a punto de volver a saltar. Su presa se le había escapado ya dos veces...y él quería la sangre de lo que parecía una suculenta hembra entre sus dientes.

Antes de que pudiese hacerlo, Anakin ya lo había matado dirigiendo su montura hacía él. Vió como lo embestía dos veces, y el felino no volvió a moverse.

Padme saltó y no pudo evitar darle a Anakin un rápido beso en la mejilla. Anakin buscó a su maestro.

Sus ojos se abrieron desmesuradamente. En sus oídos resonó el grito angustiado de Padme.

A unos metros de él, la bestia verde lo tenía entre sus fauces. Sus dientes le habían atravesado el estómago, y más sangre de la que Anakin había visto jamás caía por su mandíbula.

Un dolor como nunca antes había experimentado le atravesó cuando el lazo que les unía se rompió. Anakin pudo sentir los pedazos de aquella unión sonar como cristales rotos chocando contra el suelo cuando se dispersaron en la fuerza. Se sintió mareado, y Padme tuvo que sujetarle para asegurarse de que no se cayera.

El nombre de Obi-Wan resonó en todo el estadio. El grito de Anakin era agonía pura.


"¡Anakin!" exclamó un voz. "¡Anakin!"

El Jedi abrió los ojos, y se incorporó rápidamente sudando. Su mirada llena de miedo se perdió en algún punto por encima del hombro de la persona que se encontraba a su lado.

"Ani" dijo esa persona mientras le abrazaba. Solo en ese momento la reconoció. Padme, era Padme. Su Padme.

Esta le apretó todo lo que pudo contra sí. "Oh Ani, estaba muy preocupada". Anakin solo pudo devolverle el abrazo Fue entonces que se dio cuenta de donde se encontraba. Estaba en el ala médica del templo. De repente sintió un peso raro en el brazo. Se quedó sin habla. Su brazo...ya no era su brazo. Solo una protesis metálica que nacía a la altura del códo. La miró sin entender, estupefacto. Padme se separó de él y le miró con lágrimas en los ojos. "Lo siento tantísimo Ani" . Anakin asintió lentamente, como ido. Seguía mirando su mano como extrañado.

Entonces un sentimiento de furia lo consumió. De repente recordó . Dooku. Era su culpa. Le habían seguido, y entonces...

Obi-Wan.

Se sintió aliviado de repente. Obi-Wan no había muerto en la arena. Solo había sido un sueño. Rápidamente, buscó el lazo que le unía con su maestro.

La realidad le golpeó duramente mientras el color desaparecía de su cara."Padme..." empezó con voz ronca.

Padme estaba llorando.

"¿Dónde está?" su voz tembló. No podía controlarse. No quería controlarse.

"No encontraron su cuerpo" dijo ella. Sus ojos estaban rojos.

Anakin se agarró a ella, sintiéndose mal. Muy mal. Vacío.

"¿Qué pasó?" No lo recordaba.

"Dooku iba a mataros. Entonces Yoda intervino. Lucharon, pero Dooku huyó. Hizo explotar todo. No lo vió venir...dice que si estas vivo es porque Ob...porque O-Obi-Wan te quitó de en medio con ayuda de la Fuerza" su voz se quebró y no pudo continuar. Siguió llorando apoyando la frente en el hombro de Anakin. Anakin apenas la sintió.

Algo se rompió dentro de él. Su madre...y Obi-Wan. En el mismo día. Hubiese deseado no despertarse.


A partir de aquí nos adentramos en la historia nueva. Espero que la disfrutéis, y no dudeis en dejar comentarios , cualquier critica es bien recibida :)