Por AniWitch
Disclaimer
Los personajes de la historia pertenecen enteramente a Rumiko Takahashi, dentro del entendido de los derechos de autor, únicamente son utilizados para realizar un historia alterna, sin ningún ánimo de lucro…solo para divertirme.
Nota: Los pensamientos se presentan en cursiva. La historia se desarrolla dos años después, luego de que han logrado derrotar a Naraku y recuperar la perla.
El grupo, junto con Kohaku, Kouga, Ginta y Hakkaku, se encuentran en la aldea de Kaede.
La muerta viva, o sea Kikyo se ha alejado momentáneamente de Inuyasha; aunque espera que él la busque, pues al tener Kagome la perla se encuentra en mayor peligro pues existen muchos hombres malvados y monstruos que la desean. Ahora deben completar la perla y procurar su desaparición.
Mientras esto sucede Inuyasha debe encontrar sus verdaderos sentimientos, para poder realizar su destino, al igual que Kagome.
Capitulo I: El equilibrio de la perla
Dentro de la casa de Kaede, se encuentran esta y Kagome, tratando de averiguar como hacer para purificar la perla pero sin que tengan necesidad de tomar los fragmentos que tienen Kouga y Kohaku, sobre todo este último.
-No sé que hacer- dijo Kagome- señora Kaede, todo es muy complicado. Sé que Kouga no negara sus fragmentos, pero…
Sí, entiendo -indicó la anciana-. A Sango le dolería mucho que su hermano muriera. Por el momento trata de descansar, pronto llegarán todos, pues ya anochece e InuYasha no te dejará sola.
En ese momento el resto del grupo entraba en la choza, venían cansados pues habían pasado vigilando la aldea.
Vaya- dijo Shippo mientras se sentaba y se frotaba sus manitas- parece que todo volvió a la normalidad… ¡Ay, Inuyasha! ¿Por qué me golpeas?
-Normalidad, eh, no hemos parado de deshacernos de esas bestias -dijo InuYasha, mientras aporreaba al pequeño zorrito en la cabeza- ¿Oye, Kagome, todavía no sabes que hacer con esa perla?- dijo suavizando el tono de su voz.
La aludida pegó un pequeño salto, estaba muy concentrada en sus pensamientos
(Como haré; ya que mientras la perla siga así puede contaminarse fácilmente, además Inuyasha no ha dicho nada sobre su deseo de ser un demonio completo, y… sin la perla no podré viajar entre las dos épocas… y él…)
¡Ah!... –se sobresalto Kagome- No… no sé aún. Tal vez mañana se me ocurra algo.
Piensa- indicó Miroku- si la perla fue creación de Midoriko, la gran sacerdotisa, tal vez ella pueda indicarte que hacer con ella – y uniendo sus manos ante su cara, prosiguió –. Ruégale que te dé la sabiduría para continuar con tu deber.
-Bien, en ese caso es mejor que durmamos ya, todos necesitamos descanso- sentenció Sango.
Todos se acomodaron en sus respectivos sitios, mientras InuYasha se recostó contra la pared, muy cerca de Kagome, y volviéndose hacia Kouga le indicó:
-Oye, lobo rabioso, no se te ocurra acercarte aquí. (Si lo haces me las pagarás, y te recordaré a quien eligió ella en el monte Hakurei)
-Tú no me mandas- respondió Kouga- perro sarnoso. No lo haré, pero por la señorita Kagome, ella tiene que descansar. (Espera, bestia, recuerda que las esperanzas son lo último que se pierde, todavía ella puede quedarse conmigo) Y su mirada le lanzaba rayitos a InuYasha.
¡InuYasha! - dijo Kagome mirando al hanyou- Ya déjalo en paz.
Al rato todo era silencio, escuchándose únicamente el acompasado ritmo de la respiración de todos. Sólo InuYasha permanecía despierto, mirando atentamente a Kagome mientras imaginaba como sería su vida si ella se marchaba definitivamente a su época.
(Vaya, si se va definitivamente una vez que purifique la perla, ¿Qué va a suceder conmigo? Sé que quedan Miroku y Sango… aún el atolondrado de Shippo. Kaede me dejaría permanecer aquí pero… No sé si podré seguir atravesando el pozo para verla. ¡No, no puede irse! Eso es lo que debe concedernos la perla. Tengo que decírselo, aunque no sé como).
Al rato él también dormía, había sido un duro día y ella aún estaba a su lado.
En la mañana, todos se levantan silenciosamente y se preparan para salir a combatir, pero son detenidos por Kagome
-Esperen tengo que contarles lo que soñé anoche- dijo Kagome, tomando asiento al lado de la anciana Kaede. ¡Aah, ¡Kem, bien déjenme ver como empiezo. ¡Umm!. La sacerdotisa Midoriko se me apareció en sueños y…
¿Cómo dices, Kagome? –Le interrumpió Kaede- . ¿Qué la gran Midoriko te habló en sueños?
-Sí- contestó Kagome- Y me dio la solución para completar la perla y purificarla sin tener que tomar los fragmentos faltantes.
¿¡Qué?- saltó Sango, mirando a su hermano. Este se mantenía silencioso mirando a su hermana, mientras que en su espalda brillaba el resplandor del fragmento, el cual había sido purificado por Kagome.
Calma Sango- dijo Miroku-. Déjala terminar, así nos explicará como debemos hacerlo.
Kagome empieza a hablar, pero no mira nunca a Inuyasha que se encontraba sentado frente a ella. -Bien- continuó Kagome- Hay que completar las cuatro almas y equilibrarlas, de esta forma quedará pura y podrá hacer realidad cualquier deseo que se le pida. Las cuatro almas: amaritama, kushimitama, sakimitama y migimitama tienen que ser completadas dándole una parte de nuestra energía sagrada, así la completaría sin necesidad de los fragmentos de Kouga y Kohaku.
Pero, aún no entiendo- dijo Shippo- ¿de dónde tomaremos esas almas?
Kagome se sonrió y le contestó: - De ti y los otros, Shippo. –Ustedes tienen las almas que contiene la perla, solo hay que equilibrarlas.
¿Y como se hace para equilibrarla?- preguntó Kouga- ¿Y a quiénes te refieres con ustedes, eh?
-¿Pues veras?... –dijo Kagome- Al monje Miroku con la sabiduría; la querida Sango con el amor, el pequeño Shippou la amistad e InuYasha con el valor y yo… yo tengo…
-Vamos, Kagome- dijo Inuyasha impaciente- ¿Tú qué?
-Yo soy el equilibrio entre ustedes, pero para ello mi alma debe estar en equilibrio, asumiendo los sentimientos que tengo.
Todos la miraron silenciosamente, sin expresarle lo que pensaban. Inuyasha la miró mientras ella bajaba su cara sin decir nada más. Mientras Shippo mirando duramente a Inuyasha decía:
-Vaya, pero si siempre lo ha hecho, es el tonto de Inuyasha el que nunca se da cuenta.
-Shippo, ten cuidado con lo que dices- le susurra Miroku, volviendo a ver la reacción de Inuyasha a lo dicho por Kagome y Shippo. Pero solo ve una faz sonrojada y en silencio mirando a Kagome.
Bien- dijo Kaede- Tal vez será mejor que te vayas a tu casa y allí busques las respuestas que necesitas o la mejor forma de hacerlo.
Sango mirando a su amiga atentamente, indica: -Estoy de acuerdo con la señora Kaede, tal vez allá puedas pensar libremente sobre tus sentimientos.
-Entonces será mejor que la acompañe para que no corra peligro- dijo Kouga, aprovechando la situación para poder estar a solas con la chica. Ante esto lo único que consiguió fue que Miroku le explicara donde vivía Kagome.
- Mira, Kouga el problema es que nosotros no podemos acompañar a la señorita Kagome a su casa, pues ella proviene de otra época y el único que puede ir allá es Inuyasha.
Esto lógicamente puso a rabiar al querido lobito, ya que sólo ese detestable perro podía ir con Kagome, dándole mayor oportunidad de estar a solas con ella, así que no le quedaba más remedio que esperar la resolución de ella cuando regresara, talvez se diera cuenta que lo quería a él y no al estúpido híbrido.
Salieron todos con dirección al pozo, y para el asombro de Kouga, Ginta y Hakkaku, Kagome saltó dentro de él luego de haberse despedido de sus amigos.
-Bien, entonces estaré poco más de una semana en mi casa, creo que será suficiente para comprenderlo todo- indicó Kagome. – Será después de la luna nueva, mientras tanto cuídense mucho. Mirando a Inuyasha, le sonrió y le dijo: - Sobre todo tú.
- ¿Cómo, taaanto? -replicó Shippo-. Todo por este tonto- dijo volviendo a ver a Inuyasha.
- Trate de no durar mucho, señorita Kagome -mencionó Miroku-. No sólo por la perla, sino que aquí se le extrañaría mucho.
-Esta bien, lo intentaré- sonrío la interpelada-. Adiós- y desapareció en el pozo-.
