Cabe decir que este fanfic lo estoy publicando en otra página (para que no piensen que es plagio o algo así). Decidí hacerlo debido a que es mi OTP favorita y, seamos realistas, hay muchos pocos fic de ellos dos en español (en inglés hay muchos, pero...). Espero que les guste :3


ENTRE DEMONIOS

"Incluso desde que era pequeño sabía que yo no era bueno…"

— ¿Qué debería quemarte? ¿La nariz? ¿La boca? ¿O los ojos?

Un joven de cabellos negri-azul se encontraba apresado boca abajo por dos sujetos, uno era rubio y el otro gordo. El sometido chico apreció como el líder de la panda de delincuentes que lo tenía inmovilizado sacó de un bote metálico nada más ni nada menos una vara de metal con uno de los extremos al rojo vivo, inmediatamente le cogió del pelo y acercó dicho objeto a su persona. El joven se dio cuenta que su captor no bromeaba, temió por su seguridad.

— Detente…— dijo viendo la vara muy cerca de su rostro.

— ¡Haremos barbacoa humana! — rió desquiciadamente.

— ¡DETENTE! — gritó cuando aquel caliente objeto estaba a milímetros de él.

Inmediatamente, se produjo una especie de pequeña explosión de llamas azules que lanzó lejos de él a aquellos sujetos que amenazaban contra su seguridad. Los tres subordinados del sujeto peli-lila pálido huyeron aterrorizados del lugar, mientras veían al joven que apresaban estar cubierto de llamas azules. El chico miró hacia adelante para ver como el líder se acercaba a él, cabía decir que sus facciones a su vista eran demoniacas, veía pequeños "bichos raros" alrededor del enloquecido muchacho mientras una cola pivoteaba de un lado a otro.

— Así que realmente no me he equivocado — mencionó con la voz ronca — Mi nombre es Astaroth. Mi joven príncipe, he venido a buscarle. Satanás-sama nos espera en Gehena.

— ¿Satanás? — mencionó por reflejo, maldiciendo la situación.

Vio como el demonio que recientemente se presentó como Astaroth, intentó cogerle con la intención segura de arrastrarlo al dichoso lugar llamado Gehena y por eso el joven intentó poner distancia de él mientras exigía que no se atreviera a acercarse más. Claramente que sus exigencias no eran escuchadas, Astaroth se hacía de oídos sordos a la vez que tenía en mente cumplir la orden dada por el Rey de los demonios.

— ¡No te me acerques! — gritó el muchacho.

Cada paso que Astaroth daba, era uno que el acorralado chico retrocedía. Unos instantes así bastó para que el de cabellos obscuros quedara realmente acorralado, pues su espalda terminó por chocar contra la malla metálica del sitio. Miró que Astaroth se encontraba a pocos pasos de él, y se sintió impotente. Apreció como el rey de la putrefacción estiró el brazo para cogerlo, y cerró los ojos exigiéndole que se alejara de él.

Escuchó un gruñido, proveniente de aquel ser que estaba más que dispuesto a llevárselo al mundo del que venía. Abrió los ojos, para dejarse deslizar por la malla terminando por acabar sentado en el piso, con la espalda apoyada en esta. Frente a él, Astaroth yacía incrustado en una pared, seguramente por algún golpe con la suficiente fuerza para hacerle terminar así. A sus oídos llegó el sonido inconfundible que es producido cuando alguien comía una piruleta, por instinto volteó a ver hacia esa dirección.

Su vista quedó clavada sobre una de las bardas, en la cual se encontraba un joven de aproximadamente unos dos años mayor que él. Este yacía de cuclillas en la barda, cual gato sentado, mientras comía una piruleta. A los pocos segundos, escupió el palito de esta al piso, y se incorporó poniéndose de pie.

— Mis disculpas por la demora — fue lo primero que dijo, y seguidamente fijó su atención sobre Astaroth, quien se desincrustaba de la pared.

— ¡Amaimon! — fue lo que el joven de cabello negri-azul dijo al verle.

"…Y eso era porque no soy humano…"

Capítulo uno: Punto de partida.

— ¿Estás seguro de esto, Shiro? — cuestionó un peli-morado al ver a su acompañante.

— Más que seguro — afirmó mientras veía de reojo la katana que sostenía.

Se encontraban dentro de una cueva en un bosque nevado, alejado de la mano de dios, pero ¿Por qué se encontraban ahí? Ambos eran exorcistas. El primero, era un peli-gris recientemente nombrado Paladín. El segundo era un peli-morado, con el cargo de Caballero Honorario. Frente a ellos, yacía una improvisada cama con puras cosas del bosque, en la cual estaba una joven mujer inerte.

Esta abrazaba con cariño dos pequeños bultos, pertenecientes a dos pequeños niños recién nacidos. Uno estaba dormido con la carita apacible, el otro se reía y estaba rodeado por una llamarada azul. Aquella mujer, dio a luz a esos adorables infantes, que para bien o para mal poseían corriendo en sus venas la sangre de Satanás. La misión que a ambos les encomendaron, fue encontrarla y asesinar a su descendencia, e iban a hacerlo, pero… Tan sólo eran bebés.

— En ese caso, hagamos una apuesta, Shiro. Si logras criarlos como humanos tú ganas, pero si alguno despierta sus poderes este pasará bajo mi tutela — comentó el de cabellos morados — Esto es un regalo de mi parte, para hacer la apuesta más justa entre ambos.

Con un chasquido de dedos, la llamarada que envolvía a la criatura envuelta en una manta azul se fue directo a la katana que Shiro cargaba, permaneciendo unos segundos en esta hasta que se apaciguaron por completo las llamas desapareciendo. El de cabello gris le miró a ver.

— He sellado sus poderes en la Koumaken. No sería justo que viviera siempre envuelto en llamas azules — explicó con una sonrisa.

— Gracias, Samael — agradeció, vio que el otro negó levemente y entendió — Vamos, estamos solos. ¿Tengo que referirme a ti como Mephisto aun así?

— Bien, puedes llamarme por mi nombre real si deseas — dijo el oji-jade sonriendo ante aquel comentario — Pero solamente si estamos solos. Bueno, yo me retiró para informarles que hemos cumplido la misión.

En ese instante, Mephisto desapareció en una nube de humo rosa pálido. Shiro Fujimoto, actual Paladín perteneciente a la Orden Cruz Verdadera, miró a ver a los dos niños que la exorcista dio a luz. Iba a encender un cigarrillo para aliviar su estrés, pero que el pequeño de cabello obscuro riera fue suficiente para que tirara al suelo la cajetilla. Si iría a cuidar de los bebés, tendría que dejar de fumar.

AÑOS MÁS TARDE…

— ¡Aléjenlo de mí! — lloró un pequeño de cabello azul muy obscuro tirando a negro, con los ojillos azules llenos de lágrimas — ¡Aléjenlo!

— ¡Rin-kun! ¿Qué tienes? — cuestionó una de las educadoras del parvulario, visiblemente preocupada por la actitud del niño.

— ¡Aléjenlo de mí! — lloró abrazándose a sí mismo — ¡No dejen que se me acerque! ¡Tengo miedo!

La cuestión era que de pronto, uno de los niños que cuidaban en el parvulario, se había puesto a llorar y gritar sin sentido alguno. Pues bien, su llanto realmente sí tenía sentido. A pesar que los demás no pudieran darse cuenta de ello, junto a una de las macetas cercanas se hallaba un extraño ser de color negro y lo suficientemente aterrador para un pequeño niño de cuatro años, que Rin Okumura podía ver de vez en cuando merodeando en su salón.

— ¿Nii-san? — uno de los niños de otro salón, curioseó por la pequeña ventanilla de vidrio de la puerta del aula frente a la que pasaba al percibir los gritos.

— Vamos, vamos, Yukio-kun. Regresa al salón — pidió su educadora, ante lo que el pequeño castaño asintió y la tomó de la mano.

"Desde que tengo memoria he sido capaz de ver lo que la mayoría no…"

La "paranoia" del niño, como decían las educadoras, era un fenómeno muy extraño e impredecible. Creían y llegaban a casi estar seguras que el pequeño sufría de esquizofrenia, aunque no tenían prueba alguna de ello. Normalmente Rin Okumura, solía estar tranquilo y cumplía con las actividades del parvulario y solía ser bastante participativo estuviese bien o mal su respuesta.

En contadas ocasiones, los demás niños solían molestarle solamente porque sí. Y eso era debido a que no sabían nada sobre la madre de Rin, el único que venía a las juntas o por cualquier cosa era el padre adoptivo del niño: Shiro Fujimoto. Era común que el pequeño discutiera con algún grupito de niños más grandes que él cuando estos le molestaban, daba aviso a las maestras y si por si acaso llegaban a ponerle un dedo encima, era usual que en defensa regresara el golpe.

— ¡Aléjenlo de mí! — chilló en llanto, totalmente asustado.

— ¡Rin-kun, tranquilo! — pidió su profesora — Nadie te hará daño.

— No…— el pequeño apreció como aquella criatura aterradora dejó de esconderse tras la maceta y dio un paso en su dirección — ¡No te acerques, vete! ¡Vete!

— ¡Yumiko-chan, llama al padre de Rin-kun! — pidió la mujer, preocupada mientras veía de reojo al nombrado.

— ¡Aléjate! — lloró Rin totalmente muerto de miedo.

"Algunas veces creían que estaba loco…"

La criatura desconocida se acercó aún más al aterrorizado niño, el cual no paraba de llorar al ver que se le acercaban cada vez más y más. Temblaba de miedo, permaneciendo en un rincón del salón estando abrazándose así mismo.

"Otras decían que lo hacía a propósito para llamar la atención…"

La educadora que estaba a cargo de cuidar a Rin y otros cuatro niños más, sentía un peso en el pecho gracias a su preocupación. En lo personal, no creía que el pequeño fuera un mal niño. De hecho, sabía lo buen niño que era. Sin embargo, llegaba incluso asustarle verlo pasar aquellos conocidos cuadros de pánico que se volvían usuales en él. No porque temiera que en un arrebato Rin pasara a lastimarla, sino que tenía miedo de no poder ayudar al pequeño.

"La realidad era que me asustaba ver lo se supone no debía ver…"

La asistente de educadora llamada Yumiko, se relajó un poco cuando Shiro Fujimoto contestó el teléfono después de que el tono de espera sonara unas cuatro veces. Y de mientras por razones justificadas, el niño comenzó a hiperventilar. Las lágrimas de miedo y pánico en ningún momento dejaron de descender de su infantil carita desfigurada por el terror de que esa criatura sin identificar siguiera acercándosele y llegara a hacerle alguna clase de daño.

"Me asustaba ver a los demonios…"

— ¡ALÉJATEEEEEEEEEEEE! — fue el estridente grito asustado que soltó.

Tenía mucho miedo, mucho terror, y se sentía muy solo.


Bueno, espero que les haya gustado. De ser así apreciaría mucho que me dejaran sus comentarios :3