AMBOS
by Mavalu
Capítulo 1: Elena
Elena lo vio entrar en la cafetería y se le hizo un nudo en el estómago. Iba vestido como siempre, de negro riguroso exceptuando una camiseta gris que se adivinaba bajo la chaqueta de cuero. Con su habitual actitud de superioridad, caminó hasta la barra y se sentó en un taburete. Seguramente le había sonreído a la camarera porque esta le miraba con cara de tonta. A continuación le sirvió una copa y se alejó a atender a otro cliente.
Lo vio ladear la cabeza mientras observaba el fondo del vaso y se preguntó en qué pensaría.
- ¿Me estás escuchando?
Elena parpadeó confusa
- ¿Qué?, Perdona, Caroline, estaba distraída.
- ¿Distraída? No, tú no estás distraída, estás atontada. Pareces un alma en pena ¿Cuándo piensas hablar con él?
- No puedo hablar con él, no me deja acercarme - masculló entre dientes
Caroline resopló
- Pues tienes un problema, porque teniendo en cuenta lo colado que está o ha estado por ti, significa que has metido la pata hasta el fondo – afirmó convencida y tomó un sorbo del batido con una pajita.
Elena hizo una mueca de fastidio y respiró hondo. Le molestaba admitirlo pero Caroline tenía razón.
- Esta vez la he liado buena. Y encima se está acostando con todo bicho viviente. Y cuando digo "bicho" lo digo con conocimiento de causa.
- ¿Lo dices por Rebecah? - preguntó divertida
- ¿Te parece gracioso ? - dijo molesta – Es un mal bicho.
- Si, claro, ella es un mal bicho y Damon es un monje franciscano, no te fastidia... - afirmó con ironía.
- Se está desquitando por lo que le dije pero es que estaba interfiriendo en el plan y me puse nerviosa y yo... - resopló - yo no se ni por qué dije lo que dije - se excusó
- ¡Venga ya, Elena! "Y yo, y yo, y yo..." - la imitó - Estás muerta de miedo. ¿Cuántas veces te ha dicho que te quiere? ¿Tres? ¿Cuatro?
- Dos, que yo sepa.
- Bueno – retomó lo que estaba diciendo – pues yo creo que dos veces es más que suficiente como para dejar de ser tan ambigua. Además, si le dijiste que te dejara en paz ¿por qué ahora te sientes culpable? ¿No es eso lo que querías?
- ¡No! - exclamó con lágrimas en los ojos – Yo no quería apartarlo de mi lado, tan solo que me dejara respirar.
- Oh, ¡por favor! - exclamó indignada - Pobrecita Elena que tiene a dos tíos buenos que se preocupan tanto por ella que se siente presionada. ¡Es de traca! - se cruzó de brazos
- ¡Pero eso no es así! ¡Él solo me dice que me quiere si está cabreado o... o muriéndose! - exclamó agitando las manos.
Caroline resopló, puso su mano sobre la de ella y habló con voz suave.
- Elena, te lo dice cuando no puede más, cuando es incapaz de guardarlo en su interior o cuando cree que ya no tiene nada que perder. Él tiene claro lo que quiere. Lo que no tiene claro es cuánto va a tener que esperar para conseguirlo. Creo que se le está agotando la paciencia.
- Todos me presionáis para que elija. ¿Por qué?
- Porque estás empeñada en salvar a Stefan cuando él no quiere que lo salven y porque alejas de tu lado a Damon cuando no es eso lo que realmente deseas. Porque los dos están enamorados de ti. Porque aunque tu cabeza te lleve hacia Stefan, tu corazón te dirige hacia Damon. Y porque en el fondo de tu ser, sabes a quién debes elegir, aunque a priori no sea la mejor opción.
Elena bajó la mirada y se cruzó de brazos. Acto seguido fijó sus ojos en la espalda de Damon que seguía sentado en la barra, bebiendo y conversando con la camarera, que cada vez tenía más cara de tonta. Sintió una punzada de celos y apretó los labios. Que chica tan estúpida, le estaba brindando su cuerpo y su cuello en bandeja de plata.
La voz de Caroline llegó a sus oídos sacándola de sus pensamientos:
- Las mujeres somos así, Elena, nos gusta complicarnos la vida. Nuestra cabeza nos dice que busquemos al chico bueno, honrado, generoso y compasivo y cuando por fin lo encontramos todo es de color de rosa porque se supone que estamos con un alguien estupendo que nos hace feliz. Sin embargo, un día tropiezas con un tío sarcástico, egoísta, arrogante, impulsivo y con muy mal carácter pero que desafía tu inteligencia emocional y que te hace desear escarbar para averiguar si lo que ves es lo que hay o si su verdadera personalidad se esconde debajo de un montón de capas de mala leche – señaló a Damon con la cabeza – y ahí tienes un buen ejemplo de lo que te acabo de explicar – afirmó convencida
- No me estás ayudando nada – murmuró molesta mientras se colocaba un mechón de pelo tras la oreja.
- Lo se. Tan solo expongo tus opciones.
Elena apoyó la barbilla en la mano
- Yo he visto lo que hay detrás. Sé por qué se comporta como lo hace. Sé por qué es como es.
- Y si tan bien le conoces ¿cómo es posible que todavía no hayas hablado con él?
- No me deja acercarme – se quejó Elena
- Porque tiene miedo de que le hagas daño de nuevo. Te ha mostrado su corazón dos veces y tú no has sabido qué hacer con él. Imagino que se ha cansado de sufrir o cree que prefieres a Stefan y se está apartando de tu camino – Caroline se calló de repente – ¡Vaya! - exclamó sorprendida - ¡No es el cerdo egoísta que todos creemos!
Elena le lanzó una mirada de advertencia pero no respondió. Tan solo se levantó y salió de la cafetería sin esperar que Caroline la siguiera.
Continuará...
