Notas: ¡Hola! La intención de este fic es hacer un pequeño one-shot sobre cada uno de los Santos Dorados en honor a ellos y subirlo el día de su cumpleaños. Por lo tanto, el fic abarcará todo el año 2016 y trataré fervientemente de publicar los capítulos en el día exacto del cumpleaños del dorado de turno. El primer cumpleaños del año es Shura, así que esto empezará por Capricornio, y terminará en Sagitario. Espero que les guste.
Shura: 12 de Enero
Traidor
Sentando en las escaleras de su Templo, dejó que el aire le refresque los pulmones y le despeine el cabello. Mientras más corría el viento, más pensaba que así podía purificar su alma del pecado que acaba de cometer. Se sentía como un traidor, tanto o más como el que acababa de matar.
Es que… ¿Qué eres al matar a tu mejor amigo? ¿En que te conviertes cuando ayudas a la extinción de alguien a quien admirabas? Aunque el Patriarca lo haya mandado a matar y dijera públicamente que era un traidor, acusado de intentar asesinar a Atehan, Shura no podía dejar sus pensamientos de culpabilidad. ¿Con que cara miraría a Aioria cuando lo cruzara entre Templos? Todos sabían que él había herido de muerte a Aioros y que se enorgullecía de ser el Santo más leal a la Diosa Athena, ¿Cómo podía si quiera seguir considerándose leal a la justicia si se sentía tan… sucio?
Suspiró mirando sus manos llenas de sangra. Sangre de Aioros, sangre de un traidor. Se las restregó en su ropa de entrenamiento, intentando alejarla de él. No iba a poder seguir con su conciencia si seguía así.
Aioros era su mejor amigo, a quién más estima le tenía, a quien admiraba con toda su alma. Desde toda la vida, que había jurado ser como él y ahora… esa decepción en su rostro cuando el Patriarca le contó la reveladora y cruel verdad, no se iría jamás. Aioros no era un verdadero Santo. Era un traidor de la peor cepa, se había ganado una armadura y la confianza de todos. ¡No solo la confianza, si no la admiración! Después intentó acabar con todo y matar al Patriarca. No podía cree que aquel que tanto lo inspirara resultara ser el que más odio lo llevara a sentir. Lo peor de todo es que no solo le inspiraba odio, si no, culpa. Terror. Por que a pesar de ser un traidor, Shura no podía olvidar las conversaciones, los incentivos que le daba ante sus fallas, sus palabras de aliento, sus conmovedoras palabras sobre la llegara de Athena, sus ideales, sus propósitos. No podía entender como alguien que destilaba todo ese deseo y orgullo de ser Santo, podía ser un traidor. Y tampoco podía entender al Patriarca, quien lo llamó a él, a su mejor amigo, para matarlo.
Obviamente Shura no sabía que Arles, el nuevo Patriarca, quien en realidad era Saga, quería probar que tan leal era Capricornio hacia él, inflandole el titulo de "Santo más leal a Athena" y Shura no podía hacer nada más que tragarse su decepción, sus lágrimas y su pena, para dar caza al maldito traidor y matarlo.
Se levantó con pereza de las escaleras y entró en su Templo, cuando vio la carita llena de lágrimas de un pequeñísimo Aioria dirigiéndose hacia él desde la puerta trasera. Seguramente venía de Acuario.
— ¿De donde vienes? — Le preguntó ocultado todo rastro de emociones que habían pasado por su rostro minutos atrás. Pero no le fue posible que la pregunta no le saliera triste, acongojada, dejándolo expuesto. No era Camus de Acuario después de todo.
— De ver al Patriarca. — Confesó, sin mirarlo, y siguió con su camino. Su armadura dorada brillaba más que el sol, aunque tan solo era un niño asustado.
Shura lo sabía. ¡Con un demonio, claro que lo sabía! El Patriarca lo habría mandado a llamar para comunicarle el hallazgo del cuerpo de su hermano traidor. Y Aioria, quién no podía comprender que su hermano fuera un traidor a la Orden Dorada lloraba como un niño. Después de todo, Shura también había llorado la muerte de su mejor amigo, y también había llorado el haberlo asesinado él mismo.
Lo vio alejarse de su Templo y perderse entre las escaleras de subida a Sagitario, donde lo imaginó derrumbándose y llorando por Aioros.
Recién cuando desapareció se percató de que aún seguía con las manos ensangrentadas y su camiseta de entrenamiento arrugada y manchada. El terror en sus ojos se reflejó al saber que Aioria lo había visto así, pero luego suspiró. Ya sabía que era un asesino. Aioria ya sabía que había matado a su hermano. Siempre lo supo. No necesitaba que el Patriarca se lo explicara, ni ver a Shura con la sangre de su hermano en la ropa para saberlo.
Bajó la cabeza, atormentado y dejó que sus pies se desplazaran por el piso hasta llevarlo al baño, donde intentó quitarse las manchas de su pecado, pero no había nada que hace con ello. Estaba impregnado en su piel, en su cabeza, en su corazón.
Si Aioros era un traidor por intentar asesinar al Patriarca después de mostrarse tan comprometido con los ideales de su Diosa, entonces él era el peor de los traidores, por qué no solo traicionó a su mejor amigo y no lo dejó explicarse, si no a su alma y a sus lealtades, al acabar con aquello que fue su hermano. Shura calló de rodillas ante la regadera del baño y lo comprendió. Él era peor que un traidor y sabía que tarde o temprano llegaría su castigo. Lo único que pedía, en el fondo de su corazón, era encontrarse con Aioros, y poder, de una vez por todas, pedirle perdón.
Notas: El próximo es el de Camus, pero lamentablemente no voy a estar disponible con conexión ese día, por que estaré de vacaciones. Probablemente suba el capítulo el día anterior a irme, el cuatro de febrero, o quizá cuando vuelva, después del catorce, pero no creo que sea el siete lamentablemente. Una lástima, porque es mi Santo preferido, ja.
¡Saludos y nos vemos con Camus!
