Bella acababa de llegar a casa cuando sintió unas manos heladas rodear su cuello. Podría decir que tenía miedo aunque en realidad no era así. Notaba el frío de la Muerte junto a su cuerpo, por fin sus sueños se verían cumplidos. Tanto tiempo deseando ver llegar la Muerte y cuando por fin la tenía cerca solo quería saber que le esperaba al otro lado.

Eternidad

Era como si le hubiera leído la mente. La Muerte le respondía con una voz profunda, grave, suave, casi angelical; la Muerte le habló con voz de hombre.

Eternidad a mi lado

Sus ojos se empañaron, su cuerpo se dejó llevar y su mente escapó a otro lugar lejos de allí. Durante el proceso sintió como la sangre se le helaba y el corazón le dejaba de latir, lentamente, la vida se le escapaba como se escapan los suspiros a los amantes.

Eternidad, ese es mi regalo

Bella notaba como la Muerte disfrutaba de su trabajo, disfrutaba arrebatandole el aliento, segando su vida. Bella abandonaba su cuerpo y se adentraba en un mundo de tinieblas. No era un viaje agradable pero era algo que debía hacer, era algo que quería hacer.

Eternidad, por fin juntos, hasta el fin de los tiempos

Cada frase, cada movimiento de la Muerte, cada segundo la alejaba de la vida y la acercaba a la eternidad, al dominio del tiempo, a ser dueña de todo lo que quisiera.

Eternidad, la eternidad, deberás pagar un precio

Un precio que estaba dispuesta a pagar, su vida, su corazón, su alma quizás por esa eternidad que ansiaba, ese mundo que le esperaba. ¿Tinieblas? Quizás.

Eternidad, la eternidad a oscuras, la eternidad de la luna

Bella abandonó la consciencia y entró en el mundo de los sueños eternos, el mundo de los muertos, sintió el frío de la muerte en cada punto de su cuerpo, en cada cacho de piel y hueso, en cada rincón de su ser. Bella dejó de ser Bella para yacer muerta.