Me resulta algo incomodo publicar esto aquí, ya que siempre escribí sólo para mí y una gran amiga mía que siempre le han encantado las historias que salen de mi cabecita loca, sin embargo me animé a subir mis historias sólo para saber si en realidad son buenas y mi mejor amiga no me miente xD, es que es demasiado buena como para dañar mi corazón y decirme que soy pésima para esto y que mejor me ponga a estudiar. Bueno, eso es, sin más les dejaré con la lectura.
Disclaimer: Resulta absolutamente obvio que los personajes no son de mi propiedad, si fuera así nunca hubiera existido un vínculo amoroso entre Matt y Sora, ¡jamás! Esto es sin ánimos de lucro y lo hago por mera diversión.
Sin daños a terceros.
Se volteó y palmeó la cama, un vació le hizo abrir los ojos con extrañeza. La luz del sol que se colaba por las cortinas le causo una molestia en sus azules ojos, los restregó con sus manos y bufó. ¿Dónde diablos estaba ella?
Se levantó luego de estirarse en toda su altura. Bostezó y al fin se calzó sus pantuflas blancas. Caminó perezoso hasta la puerta de su habitación. La abrió, un rico aroma a huevo con tocino impregnó sus orificios nasales. Sonrió, su novia estaba preparando su desayuno preferido.
Bostezó y caminó por el largo pasillo hasta llegar a la cocina, donde se encontraba la chica de veinte años.
— ¡Huevos y tocinos! —dijo el muchacho de cabellos rubios apenas entró por el umbral. La chica de cabellos castaños se volteó a mirarlo y sonrió ante la presencia de su novio.
— Claro, son para mi novio preferido —Respondió Kari.
T.K entrecerró los ojos y dio un paso hacía la chica con los brazos cruzados sobre su pecho, Kari lo miró con diversión en sus ojos castaños y luego le sacó la lengua.
— ¿Así?, ¿cuántos novios tienes? —Preguntó el chico a lo que Kari se encogió de hombros.
— Unos cuantos, pero… no te importará, ¿verdad?, ¿compartirme con un par? —Preguntó con una mirada cargada de inocencia.
T.K descruzó sus brazos y la abrazó con fuerzas, elevándola en el aire.
Kari rio en sus brazos y T.K le dio un par de vueltas. Luego la depositó en el suelo nuevamente y con delicadeza la hizo voltearse para que ambos se quedaran mirando a los ojos. Kari le sonrió abiertamente y se puso de puntillas antes de alcanzar los labios del rubio.
T.K aceptó gustoso el beso que él mismo intensificó. Abrazó a su novia por la cintura y la atrajo aun más hacía sí. La elevó en sus brazos con cuidado. Kari abrió los ojos y rompió el beso para mirar a su novio, quien la llevaba cargando de vuelta a la pieza.
— ¿Qué haces, T.K? —Preguntó entre divertida y confusa, —el desayuno se enfriará.
T.K se encogió de hombros y volvió a besar a su novia, la espalda de Kari tocó el colchón de la cama de T.K.
— Digamos que hoy prefiero desayunar otra cosa.
Volvió a besar a su chica mientras con agilidad la despojaba de la camisa de dormir que vaya que le gustaba, sin embargo en este instante era todo un estorbo para ambos.
(*)
Caminaba con aparente tranquilidad, sin embargo por dentro moría cada vez más por los nervios producidos por el encuentro que tendrá.
Suspiró con nerviosismo y entró a la cafetería que estaba en una esquina de la calle no sin antes mirar hacía ambos lados antes de entrar.
Apenas se sentó en uno de las sillas del local se sintió mal, con un inmenso remordimiento que la carcomía desde el corazón hasta la espina dorsal. Deseó levantarse de ese asiento y salir corriendo del lugar, pero su cuerpo no le respondió, como si se mandaran solo la dejaron pegada en aquella silla.
Su corazón dio un vuelco en su pecho cuando la campanilla de la puerta volvió a abrirse. Una cabellera castaña captó toda su atención. Contuvo el aliento.
Tai encontró a la chica de cabellos anaranjados con su mirada achocolatada. Sonrió y caminó decidido hacía ella.
Sora soltó el aire contenido cuando el chico, con una sonrisa en su rostro, se sentó frente de ella.
— Hola —Saludó Sora.
Tai sonrió, la chica jamás iba a cambiar.
— Iré al grano —Soltó el chico y Sora se tensó en su puesto, Tai sonrió —es estúpido que le des vueltas al asunto si ambos sabemos a que me citaste.
Sora bajó la mirada y asintió, intentando controlar los latidos frenéticos en su pecho le bombardeaban los oídos.
— Tai… —Sora elevó su mirada nuevamente, Tai la miró con profundidad. Tuvo las ganas de lanzarse a llorar en ese mismo lugar. —Lo necesito…
— No —Le cortó Tai en seco, apretó sus puños encima de la mesa.
La mesera los interrumpió en ese preciso momento, preguntándoles que era lo que deseaban servirse, ambos pidieron unos cappuccino y la camarera volvió a marcharse.
El silencio reinó por unos minutos, hasta que la camarera nuevamente trajo los pedidos del par. Sora le sonrió mientras Tai no despegaba su vista del rostro de la chica.
Sora suspiró.
— Tai, necesito que lo firmes —Soltó la chica de ojos color zafiro.
Tai sintió una punzada de dolor justo en medio de su pecho, sus ojos brillaron y miró fijo a Sora. Pensó en la solución, pensó en que lo que ella quería decir era mentira… Pensó, más no encontró ninguna respuesta.
— No lo haré, Sora —Respondió testarudo, sin quitar su vista de la chica.
La muchacha revolvió su café con parsimonia. Suspiró, sabía que convencer a Tai de que firmara el estúpido papel iba a hacer un verdadero milagro.
— Tai, por favor.
Tai miró dolido a Sora, ¿es que era enserio lo que ella iba a hacer?
— ¿Por qué, Sora? —Preguntó Tai con voz ahogada, le dolía tanto que la chica le pidiera que firmara el jodido papel, porque si era así, y él lo firmaba, entonces… Sería el fin para ambos.
— Porque lo nuestro no funcionó, Tai. Lo intentamos y fallamos, es hora de que cada uno tome su camino y yo ya lo estoy haciendo —Ante la respuesta de la chica, Tai sonrió.
— Creí que me diría que te casabas con Matt porque lo amabas… —Le acusó.
Sora abrió los ojos sorprendida, ¿acaso le estaba armando una encerrona?
— No importa lo que digas, Tai, me casaré con Matt, quieras o no —Le respondió Sora y se levantó del asiento sin siquiera beber un sorbo de su café.
No podía seguir frente a Tai, no podía seguir mirándolo, sólo quería que firmara el maldito papel y así todo terminaría. O eso ella creía.
— ¿Quieres que te firme el papel? —Preguntó Tai cuando Sora pasó por su lado para irse del lugar. Se volteó y observó la espalda ancha y fornida de Tai.
Sora no respondió, ¿qué diablos iba a querer a cambio de que firmara el papel?
La chica de cabellos anaranjados dio unos pasos y volvió a sentare frente al cappuccino que se enfriaba encima de la mesa.
Tai bebió un poco del café, pero le tomo el gusto tan amargo que no quiso beber otro sorbo durante el largo silencio que se prolongo entre ambos.
— Si quieres que te firme el papel, lo haré… Pero primero respóndeme algo con la verdad —Pidió Tai.
Sora lo miró fijo, sin querer decir nada. Tai interpretó el silencio de la chica por un sí y continuó hablando, mirándola fijamente, como si quisiera descubrir con cada facción de su rostro si ella le diría la verdad o le mentiría.
— ¿Lo amas? —Preguntó con seriedad.
— Sí.
Una daga cruzó el pecho del castaño.
— ¿Tanto como me amaste a mi? —Preguntó.
Sora abrió los ojos completamente sorprendida, bajo su vista y suspiró. ¿Responderle con la verdad?... Si lo hacía, entonces, él sencillamente diría que no firmaría el papel, pero… ¿mentirle?, él la conoce mejor que nadie, se percataría al decir las primeras palabras que iba a ser mentira.
— Lo intentamos, Tai, fuimos novios mucho tiemp…
— Nos casamos —Interrumpió, —y aquel papel es lo que te sigue amarrando a mi. Estamos casados aun Sora.
— Lo sé —Admitió en un susurro, —y eso es lo que nos tiene aquí a ambos. Sin embargo no funcionó, Tai. Debemos seguir cada uno por separado, juntos… simplemente no funcionamos juntos como parejas, como matrimonio.
— Esa no fue la pregunta que te hice, Sora. ¿Lo amas tanto como me amaste a mí? —Preguntó sin quitar sus preciosos ojos color chocolate de la chica. Sora bajo la vista.
— Es diferente, Tai. Y-yo… creo que jamás podré amar a alguien tanto como te amé a ti —Respondió con sinceridad. Tai bajó su vista.
— ¿Ya no me amas? —Preguntó, esta vez bajando la mirada, tal como un pequeño niño preguntando a su madre cuanto lo quería.
El rostro de Sora se mantuvo sereno, no queriendo responder aquella pregunta. Si lo hacía, ya Tai nunca le firmaría el divorcio.
— Firma el divorcio, Tai. Lo necesito para seguir adelante —Le dijo la chica sintiendo como su corazón se contraía dolorosamente en su pecho, Tai levantó su vista nuevamente y la miró fijo.
— Lo firmaré —Respondió con convicción marcando sus facciones, Sora parpadeó un par de veces, bebió un poco de su café y luego tragó como si de una piedra se tratase.
Tai comenzó a jugar con sus manos y mirar alternativamente el rostro de Sora y sus manos.
— Pero dime que no me amas primero —Le dijo. —Si es así, juro que desaparezco para siempre de tu vida.
Sora se levantó de la mesa de golpe, ¿por qué diablos Tai le tenía que hacer esto?, ¿Por qué demonios no firmaba el puto papel de una buena vez y la dejaba en paz?
— ¿Por qué, Tai? —Preguntó Sora con los ojos brillosos, intentando por todo los medios de no derramar aquellas lágrimas que amenazaban por salir de sus ojos.
— Porque te amo, Sora. Y si tu dices que me amas juro que no te suelto nunca más —Respondió.
Una lágrima cayó por su mejilla y luego de ese vino otro y otro, sin que ella pudiera hacer algo por frenarlas.
— Por favor, Tai. No me hagas esto más difícil de lo que ya es…
Se levantó con decisión de la mesa, dejó un billete en la mesa y paso por el lado del castaño mientras sollozaba.
Salió del café sin poder aguantar aquel dolor en el pecho, sollozó nuevamente y cruzó la calle, unas manos la detuvieron por los hombros y la hicieron voltearse.
— Maldición, Sora —susurró Tai con los ojos abnegados en lágrimas.
— Dame el divorcio, Tai. Necesito dejar lo que ocurrió en Estados Unidos atrás… —Susurró Sora en medio de un sollozo.
Tai soltó una lágrima y la abrazó contra si, no queriendo soltarla jamás.
— Maldición, Sora… Te amo, no puedo dejarte ir… —Dijo Tai en contra de su oreja.
— También te amo, Tai… Pero, es imposible lo nuestro y lo sabes —Le dijo Sora, —dame el divorcio y acabemos con todo esto, hagámoslo como siempre debía haber sido.
— Esto hubiera funcionado, Sora —Le dijo mientras acariciaba su cabellera.
Se apartó un poco de él y lo miró a los ojos. ¡Claro que hubiera funcionado!, sólo que… lo hicieron en el momento incorrecto, con demasiados errores que son imposibles para olvidar.
Tai cerró sus ojos y atrajo el rostro de Sora al suyo. La besó con angustia, sabiendo que quizá, aquel era el último beso que obtendría de ella.
Sora se abrazó a él, no queriendo dejarlo ir, enredó sus dedos en la cabellera rebelde del castaño y lo atrajo aun más hacía ella. Tai la apretó contra si, con fuerzas mientras el beso se volvía más salvaje. La lengua de Tai recorrió toda la boca de Sora mientras la de Sora luchaba por adentrarse a obtener más de los labios de él. Sin embargo, el momento mágico se rompió, debido a que ambos debían respirar. Tai se separó de la chica, quitó ambas manos del cuerpo de ella y se alejó un paso.
— ¿Quieres que te firme el divorcio? —Preguntó el chico de tez morena. Sora no dijo nada, se quedó muda observando al primer chico que había amado con toda locura, —te lo firmaré cuando me digas con toda tu seguridad que es así como lo quieres. Cuando ya no me quieras a tu lado, cuando sea así, te lo firmaré.
Tai se dio vueltas en sus propios pies y siguió su camino, mientras Sora se quedaba aun estática con el recuerdo del quizá último beso.
Bueno, el primer capítulo me ha quedado algo largo… O eso creo. Realmente estoy muy nerviosa por esto, no sé si me ha quedado bien o no, pero a mí me convenció, si no fuera así no lo publicaría.
Sólo tengo una manera de saberlo y es por aquellos Review que los que leen pueden dejarme, si no les gusta lo borraré y me olvidaré de escribir y me pondré a estudiar. Ok no, no lo haré porque odio estudiar, pero eso no viene al caso…
Sí que es eso, en todo caso, el segundo capítulo ya le tengo a la mitad, y como ya vieron también habrá mucho de la pareja Kari/T.K, que me encanta. Hace más de cinco años que no veía Digimon, y el otro día por cosas del destino lo vi y bueno… me emocioné porque junto con Dragon Ball (sí, veía monitos anime de niños, pero es que con dos hermanos varones y cuatro primos varones también ¿cómo querían que viera las princesas Disney? El punto es que, había olvidado por completo el final de Digimon y cuando lo vi, fue horrible… Estuve cinco años de mi vida creyendo que Tai y Sora terminaban juntos y ahora resultaba que… ¡Se casa ella con Matt! Eso fue más de lo que pude soportar y casi me da un colapso nervioso, en realidad no… Pero me dio no sé qué y decidí escribir sobre ellos y aquí lo ven.
Sin nada más que agregar me iré recordándoles dejarme un Review con críticas (espero que no sean muchas xD) y felicitación.
Adiós. RMTS.
