Consejo 1: "Aceptando a todos los miembros de la familia tal y como son"
- ¡Me he casado!
La mujer es observada con total incredulidad. ¿Casado? ¿Entonces por eso los dejo solos durante dos semanas? ¿Para casarse?
- ¿Qué estas diciendo? –habla finalmente uno de ellos.
- Modales, Kurogane – suspira la mujer - ¿Qué no te he enseñado a ser un niño educado?
- No ¬¬
- Watanuki, Shaoran… díganle a su hermano que no me trate así.
- Yuuko-san… esto es…
- ¡Maravilloso! Lo sé Watanuki… seremos una gran familia.
- Oi – la interrumpe Kurogane - ¿No estarás insinuando que viviremos con UN EXTRAÑO?
- No, no, Kurogane, esa no es forma de hablar de tu papi.
- ¡NO DIGAS ESAS COSAS TAN PERTURBANTES! – exige el chico – siempre supe que estabas loca, ¿Pero esto? ¡Es demasiado!
- ¡Pero que cosa tan fea le dices a TU MADRE! – la mujer llora desconsolada - ¡Ahora tendré que castigarte!
- Yuuko-san… ¿Cómo es que hiciste eso sin consultarnos siquiera?
- Oh, Watanuki, tranquilo, su papá es un gran hombre, yo lo escogí después de todo… y tengo buen gusto ¿No? Siempre escojo el mejor vino para la cena.
- ¡Eso es porque eres una maldita alcohólica! – grita Kurogane - ¡Si no fuera por Watanuki, moriríamos de hambre! ¿A quien se le ocurre darle vino a menores de cualquier modo, bruja loca?
- Parece que tendremos que disciplinarte de nuevo, Kurogane… - el tono de voz de la mujer se vuelve mas serio.
- Ahm… Yuuko-san…
- ¿Si, Shaoran? ¿Alguna idea en como castigaremos a tu hermano?
- Ah… no… es solo que… tu bolso se mueve….
- ¡Ah, si!
Yuuko sonríe ampliamente, abriendo su bolso ante la mirada de duda de Shaoran y Watanuki, mientras Kurogane solo se recarga en la pared de la cocina, exasperado.
- Lo siento, había olvidado que te traje conmigo.
- ¡Mokona casi muere! ¡Pero Mokona es fuerte!
Antes de que Watanuki pudiera prevenirlo, ve como un bulto negro salta a su cabeza.
- ¡¡¡AHHHHH!!! – grita asustado - ¿¿QUÉ ES ESO??
- No es "eso" – lo regaña Yuuko – es Mokona Modoki.
- ¿Qué?
- ¡Mokona Modoki! – le escucha decir al bulto.
- ¡¡¡HABLA!!! – Watanuki parece estar a punto de desmayarse - ¿¿¿QUÉ ES ESTO??? ¿¿¿UN ANIMAL???
- Mokona es Mokona – el bulto negro salta repetidamente en la cabeza del chico, el cual lo ve con temor.
- Su papá y yo lo encontramos en nuestra luna de miel, ¿A que es bello?
- Ah… - Watanuki no sabía muy bien que decir – es raro…
- Tiene una hermanita, pero esa la traerá su papá cuando venga a casa…
- ¿Hermanita? ¿Qué demonios…? – Kurogane ve con furia a Yuuko.
- ¡Si! ¡Seremos todos una hermosa familia feliz! ¡Ustedes, su papá, y sus futuros hermanos!
- ¿HERMANOS? – preguntan al mismo tiempo Watanuki, Shaoran y Kurogane.
- Mokona, estos son tus nuevos hermanos. Shaoran es el mas pequeño… es el bebé de la familia….
- Ahm… Yuuko-san… tengo la misma edad que Watanuki-kun….
- ¡Pero te ves más pequeño y adorable! Watanuki esta delgado y largirucho…
- ¡OYE! – se queja Watanuki.
- … y tu eres chiquito y con esos ojos tan grandes… ¡Tan bello!
Shaoran se sonroja. No le gustaba mucho como la mujer le decía "bello", aunque claro, nada de lo que Yuuko dijera podía ser tomado con absoluta seriedad.
- … y ese es Watanuki, es un excelente cocinero, y toda una ama de casa…
- ¡No me trates como si fuera una chica! – exige el muchacho.
- Oh, Watanuki, eres el que me ayuda a balancear toda esa energía masculina que descargan tus hermanos. Todos tan bruscos, practicando karate y siempre haciendo deporte. Tu eres la hija que siempre quise.
- ¡No soy tu hijo! – Watanuki comienza a mover sus brazos frenéticamente - ¡Y si lo fuera, no tienes ningún derecho a decir esas cosas!
- Y finalmente – Yuuko ignora todo lo que el muchacho ha dicho – el mayor, Kurogane… también el mas rebelde y malhumorado…
- ¡Solo porque sigues diciendo esas idioteces! – Kurogane la ve con furia.
Mokona salta de la cabeza de Watanuki, a los brazos de Kurogane.
- ¡Kurogane! ¡Abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo, abrazo!
- ¡CÁLLATE! – exige Kurogane, aventando al pequeño bulto negro por la habitación.
- Puuu, Kurogane malo – llora Mokona.
- Oh si… tendremos que castigarlo….
- Yuuko-san, la casa apenas es suficiente para nosotros, y ahora…
- No hay de que preocuparse, Watanuki. Tu y Shaoran compartirán habitación con uno de tus hermanos, y Kurogane con el otro… Claro que como es de esperarse, yo dormiré con su papi… sería raro si no lo hiciéramos. Solo ignoren los ruidos, y estarán bien.
- ¡OI! – Kurogane hace un gesto de disgusto - ¡No digas esas cosas tan asquerosas! ¿Y porque tenemos que adaptarnos nosotros? ¡Tú vete a vivir con ese tipo y sus hijos, y allá quédate! ¡No te necesitamos aquí!
- ¡QUE CRUEL! – Yuuko parece al borde de las lágrimas – yo, que te di todo Kurogane… que me he sacrificado… para que crezcas feliz…
- Ya fallaste en eso – se fastidia el chico.
- Tendré que castigarte – recupera el aplomo Yuuko – No mas mangas de ninjas…
- ¿QUÉ?
- A menos que te portes bien…
- Bruja…
- ¿Qué dijiste?
- ¡NADA!
- Así me gusta. Entonces quiero que le den una bonita bienvenida a su nueva familia… ¿Entendido?
Watanuki, Shaoran y Kurogane intercambian miradas de resignación. No es como si tuvieran muchas opciones de cualquier modo.
- Yuuko-san – Shaoran se extraña - ¿Por qué tenemos que compartir Watanuki-kun y yo habitación con uno de ellos? Entonces quedaría una habitación libre…
- Ah, si… eso lo verán cuando nos arreglemos…
- Pero aun así, queda el cuarto de huéspedes – agrega Watanuki - ¿No pueden ellos vivir ahí?
- ¡Excelente idea, Watanuki! Mi niña siempre tiene las mejores ideas…
- ¡DEJA DE LLAMARME NIÑA! – Shaoran podría jurar que hay llamas saliendo del cuerpo de Watanuki.
- Mokona es parte de una gran familia – se alegra el bulto negro, saltando a los brazos de Watanuki, el cual lo atrapa.
- ¡Hay que celebrar! – Yuuko sonríe - ¡Saca el tequila, Watanuki!
- ¿¿¿YA VAS A TOMAR??? ¡Son las 4 de la tarde!
- ¡Mokona también quiere!
- ¿¿Esta cosa también toma alcohol??
- ¡Mokona no es una cosa! – se queja la criatura - ¡Mokona es Mokona!
- Me largo – Kurogane se enfila a la puerta - ¡Y sería bueno ya no regresar a esta maldita casa de locos!
Al girar la perilla y abrir la puerta, Kurogane se lleva una gran sorpresa.
- ¡Hasta adivinan cuando vas a tocar la puerta!
Kurogane se detiene en seco. Una bola de extraños esta frente a él, observándolo.
- Mmm… para haber adivinado, parece bastante sorprendido de vernos, ¿No, Doumeki-kun?
- Mh…
- ¡Quizás fuimos groseros! – una voz femenina se escucha - ¿No debimos haber hablado antes de llegar, papá?
- Tranquila, Sakura – un hombre con cabello largo, negro y en una coleta, sonríe – Yuuko sabía que llegaríamos…
- ¡Clow! – Yuuko se acerca, deteniéndose detrás de Kurogane – adelante, ya les dije las noticias a los chicos.
- Veo que lo tomaron bastante bien – sigue sonriendo el hombre – entonces vamos…
Kurogane es arrastrado de vuelta a la casa, y Yuuko dispone que la charla se lleve a cabo en la sala.
- Que adorables hijos tienes – sonríe la mujer a Sakura, la cual se sonroja.
- Imagino que a todos les tomó por sorpresa esto – empieza a hablar el hombre – pero nos enamoramos, ¿Qué le vamos a hacer?... supongo que lo entienden… y ahora seremos todos una gran familia.
Todos se miran con cierta aprehensión. Yuuko y Clow estaban frente a ellos, de pie, tomados de la mano. Shaoran, Watanuki y uno de los recién llegados estaban en uno de los sillones grandes. Kurogane estaba sentado en el sillón contiguo, y el otro de los hijos de Clow estaba acomodado muy cerca de él, casi invadiendo su espacio personal. La niña de ojos verdes estaba en el único sillón individual. Finalmente, encima de la chimenea estaban dos criaturas, una de color negro, y otra totalmente blanca.
- ¿Por qué no nos presentamos? – sugiere Clow.
- Excelente idea, cariño…
Watanuki frunce el entrecejo. Era tan raro escucharle decir eso a Yuuko. Justo cuando pensaba que la mujer no podía hacer algo mas extravagante, la sala esta llena de completos extraños.
- Soy Yuuko Ichihara – sonríe ella – espero que me puedan ver como su madre, así como lo he sido para mis hijos todos estos años…
- Tsk – Kurogane ríe sarcásticamente.
- ¿Qué fue eso?
- Nada – replica el muchacho.
- Y mis adorables hijos… El menor, Shaoran…
Yuuko se acerca a Shaoran, el cual se levanta y hace una reverencia.
- Un placer conocerlos.
- Shaoran es un encanto ¿No? Es tan bonito y educado… hice un buen trabajo.
- Eso es porque es un buen chico, no tiene nada que ver contigo – agrega Kurogane con enojo.
- ¡Me has herido de nuevo, Kurogane! – la mujer finge contener las lágrimas – pero solo porque estamos todos tan felices, no te castigaré… Y este es Watanuki, mi niña hogareña…
- ¡QUE NO SOY UNA MUJER! – se levanta con furia el muchacho – Soy Watanuki Kimihiro, gusto en conocerlos…
- Es quien nos cocina y limpia la casa, es toda una esposa en entrenamiento.
- ¡YA DEJA DE DECIR ESO! ¡NO SOY UNA MALDITA CHICA!
Al parecer nadie notó como el chico sentado al lado de Watanuki pareció sonreír cuando Yuuko mencionó las palabras "esposa en entrenamiento".
- Deja de avergonzarlo – exige Kurogane – es suficiente con aceptar esta casa de locos.
- Y él es el mayor, Kurogane. Es el mas rebelde, así que ustedes solo tendrán que ignorarlo.
- ¿¿A QUIEN LLAMAS REBELDE??
- Que curioso…
Todos voltean a ver al chico sentado al lado de Kurogane, el cual sonríe.
- ¿Qué es lo curioso? – pregunta Yuuko.
- Que todos son tan diferentes… Shaoran-kun tiene cabello y ojos castaño, y Watanuki-kun tiene cabello negro, y ojos azules… además de ser el único que dijo su nombre completo y su apellido no es el mismo que el tuyo… y Kurotan…
- ¡ES KUROGANE! – se queja el chico.
- Pero es muy largo – el chico hace pucheros – y así lo recordaré… él es el único que se parece a ti, Yuuko-san… tienen los mismos ojos y el mismo color de cabello… ¿Acaso todos son de distintos padres?
- Que observador, Fye – sonríe la mujer – verás, ellos vinieron a mi vida por una razón… digamos que fue "hitsuzen"… cada uno tuvo un motivo para estar aquí, y por eso los adopté. Ahora somos una familia muy feliz.
- Quita "familia" – dice Watanuki secamente.
- Y "feliz" – Kurogane se fastidia.
- ¡Y ahora somos una familia aun mas grande! – Yuuko mira a Clow detenidamente – Hitsuzen….
- Hitsuzen – repite Clow, manteniendo su sonrisa.
- Es algo parecido a lo que hiciste, ¿verdad papá? – agrega la niña.
- Así es Sakura… yo soy Clow Reed, y ella es mi hija, Sakura. Y mis hijos adoptivos, Doumeki Shizuka…
Watanuki ve detenidamente al chico que esta sentado junto a él. ¿Doumeki? ¿Por qué eso le sonaba familiar?
- ¡Tu eres el tipo que siempre me golpea en la clase de Educación Fisica! – Watanuki aprieta los puños - ¡No puedo creer que estés aquí! ¡Esto es una desgracia!
- Tu eres quien siempre se detiene cuando no debe – dice calmadamente Doumeki – idiota.
- ¿¿A QUIEN LLAMAS IDIOTA??
- Ya, ya, Watanuki, es genial que conozcas a tu nuevo… hermano…
Para Kurogane no escapó el tono irónico que utilizó Yuuko al decir eso.
- … pero es de mala educación interrumpir a tu papá cuando habla…
- Lo siento, Reed-sama – se sonroja Watanuki.
- No hay necesidad de disculparse, Watanuki-kun. Y llámame Clow… si no puedes decirle a Yuuko "mamá", creo que sería mucho pedir que a mi me digas "papá", ¿no?
Watanuki solo lo ve, y sonríe tímidamente. Quizás no iba a ser tan malo. El hombre parecía más cuerdo que Yuuko, en definitiva.
- Y por último, Fye D. Flourite….
- ¡Un gusto en conocerlos! – el chico al lado de Kurogane salta alegremente.
- ¡Oi! ¡Deja de hacer eso!
- ¡Kurotan se molestó!
- ¡DIJE QUE ES KUROGANE!
- Y ya conocen a sus nuevos hermanitos, Mokona….
- Mokona Modoki – salta una bolita blanca hacia Sakura.
- Mokona Modoki – la bola negra se acomoda en los brazos de Shaoran.
- Hay otro miembro en la familia, pero me temo que ya es totalmente independiente. Touya es el mayor, y vive en un departamento con su novio Yukito.
Al escuchar estas palabras se hizo un silencio sepulcral. Watanuki y Kurogane se veían sorprendidos, y Shaoran simplemente confundido.
- ¿N-novio…? – murmura finalmente Watanuki.
- ¡Si! – Sakura parece no haberse dado cuenta que el tema causó controversia - ¡Yukito-san es tan amable! ¡Mi hermano y él son muy felices! ¿Verdad, papá?
- Así es Sakura – sonríe Clow – su destino siempre fue estar juntos.
- ¿O acaso tienen algún problema con ese tipo de "relaciones"? – cuestiona Fye de manera picara.
- ¡No, no! ¡Claro que no! – se apresura a aclarar Watanuki – Es solo… no lo esperaba.
- Idiota.
- ¿¿¿QUÉ DIJISTE???
- Mis hijos son de mente abierta – defiende Yuuko – así los eduque. No se dejan llevar por apariencias.
- Porque siempre engañan – repiten automáticamente Shaoran, Watanuki, e incluso Kurogane.
- ¿Por qué habría algún problema con mi hermano y Yukito? – pregunta inocentemente Sakura.
- No te preocupes, Reed-san, no tiene nada de malo – sonríe tímidamente Shaoran.
- ¿Por qué me llamas así? – Sakura se sorprende.
- ¡Oh, lo siento! Asumí que tu tenías el mismo apellido que…
- No… ¿Por qué tan formal? ¡Somos hermanos! ¿Está bien si te llamo "Shaoran-kun"?
El chico se sonroja totalmente. La niña era tan inocente, y tan bonita, que no podía evitar que su corazón palpitara rápidamente.
- ¡S-si! – contesta finalmente, encontrando su voz.
- ¡Y tu puedes llamarme Sakura también! – se alegra la chica - ¡Vamos a ser buenos amigos!
Sakura abraza a Shaoran feliz, el cual se pone totalmente rojo. Watanuki los ve con ternura, y Kurogane aprovecha ese momento de calma para analizar a los nuevos miembros de la disfuncional familia.
La chica se veía demasiado inocente para esta locura. Ojos verdes y cabello castaño. Debía tener la misma edad que Shaoran. También se ve la más normal de todos, aunque algo efusiva. Después viene el tal Doumeki. Bastante serio y ecuánime, no habla mucho, al parecer. Solo lo ha escuchado insultar a Watanuki. Y finalmente el rubio. El que esta sentado a su lado, sonriendo como estúpido. Ojos azules… a diferencia de los de Watanuki, en una tonalidad más clara. Y piel blanca, casi como la nieve. Contrastaba con sus "hermanos", que tenían piel apiñonada. También, a juzgar de cómo no se despegaba de su lado, amenazaba con ser el más enfadoso. Simplemente tendría que ponerlo en su lugar, para que no se metiera con él.
- Bueno, entonces vamos a repartir habitaciones. Watanuki me dio una espléndida idea hace unos momentos…
Para nadie escapa como Yuuko sonríe maliciosamente, y Watanuki suspira. Esto no será bueno.
- Sakura, tu y BMokona tendrán su propia habitación para niñas. Comprenderán que ella no puede dormir con una bola de bárbaros como ustedes… bueno… tal vez con Watanuki…
Nota: Para diferenciar a Mokona, BMokona es la blanca y NMokona es el negro.
- ¡Córtalo! – exige el chico.
- Tendrán el cuarto de huéspedes, que es tan acogedor. Watanuki lo decoró… es adorable.
- Ya basta – se sonroja Watanuki – deja de decir esas cosas tan embarazosas.
- Shaoran, tu compartirás cuarto con NMokona… Watanuki, tu estarás con Doumeki…
- ¿QUÉ?
- Y Fye, con Kurogane.
- ¡Yay! ¡Me tocará con Kurotan! ¡Será muy divertido!
- ¡¡NO PUEDES HACER ESO!! – grita Kurogane.
- Pues creo que acabo de hacerlo – sonríe Yuuko – a partir de mañana, todos viviremos aquí…
- ¿Por qué Shaoran-kun no comparte cuarto con Doumeki? – exige Watanuki.
- ¡Oi! ¡En todo caso, que lo haga con este!
- ¡Wo! ¡Kuropan no recuerda mi nombre!
- Lo recuerdo, que no lo quiera decir es diferente.
- ¡Hyu! ¡Kurocranky!
- ¿Qué demonios es eso? – lo mira con enojo Kurogane.
- ¿Qué? ¡Ah! ¡Mi apodo a Kurochanchan, por ser tan enojón!
- ¡NO ESO! ¡Y DEJA DE DISTORSIONAR MI NOMBRE! Ese ruido molesto que hiciste antes…
- ¡Hyu! Es que no sé chiflar, Kurosama, y por eso hago el ruido que debería ser el silbido… ¡¡HYUUUUUUUUUUU!!
- Es lo mas estúpido que he escuchado en toda mi vida – se queja Kurogane.
- ¡¡¡¡HYUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!!!!
- ¡YA BASTA!
- Me alegra que se estén llevando tan bien – Yuuko los mira calmadamente – y así se quedan las asignaciones, Watanuki. Compartirás tu habitación con Doumeki.
- Mphh…
- Y Kurogane con Fye.
- ¡HYUUU!
- Si no quieres morir – amenaza el chico – cállate y pretende que no existo.
- ¿Pero como puedo hacer eso? ¡Si Kurodoggie es tan adorable!
- ¡No soy tu maldito perro, para que me llames así! – Kurogane se levanta rápidamente.
- Entonces ya está decidido… mañana seremos una familia aun mas grande.
Kurogane no podía estar mas frustrado. Ahora, aparte de compartir casa con la alcohólica, tendría que hacerlo con un montón de extraños, especialmente cierto rubio que le ponía los nervios de punta. El tal Clow no se veía tan loco como Yuuko… pero a estas alturas no sabía que esperar. Decidió disfrutar la última noche en la que tendría su habitación solo para él. Nunca le habían gustado los cambios, y con esto, simplemente reafirmaba su aversión a ellos.
Al otro día todo parecía igual de rutinario, a no ser por el hecho de que en unas horas, el lugar estaría invadido por extraños.
- ¿Tienes actividades después de clases, Kurogane? – pregunta Yuuko sonriendo.
- No.
- Perfecto, así todos podrán venir directo a casa. Hay que darles la bienvenida a sus hermanos.
"Hermanos". Kurogane aun sentía que le daba algo cuando escuchaba eso. Un pequeño infarto, quizás.
- Me largo.
Kurogane toma el paquete que Watanuki le ofrece, y Shaoran hace lo mismo, saliendo detrás del muchacho.
- Yuuko-san, trata de mantener limpia la casa – pide Watanuki antes de salir.
- ¡No te preocupes! ¡Todo estará listo para la fiesta!
- ¿Fiesta? – Watanuki frunce el entrecejo.
- ¡Fiesta de bienvenida, claro esta! ¡Con mucho ALCOHOL!
- ¡Alcohol! – corean las Mokonas.
Watanuki decide salir, ignorándolos. Al parecer las dos cosas esas ya se habían acoplado a la casa, y aparte a los gustos de Yuuko. Eso no era nada bueno. Vislumbra a Kurogane y a Shaoran, y apresura el paso.
- ¿Todo bien, Watanuki-kun? – pregunta Shaoran al verlo agitado.
- Si, es solo Yuuko-san. Que hará una fiesta de bienvenida para Sakura-chan y los demás…
- Tsk – Kurogane frunce el entrecejo – ya imagino lo que planea. Alcohol y mas alcohol.
- Si, algo así – sonríe Watanuki.
- Oh, es hora de despedirnos. Nos vemos en casa, Kurogane-san – dice Shaoran con una sonrisa.
- Que tengas buen día, Kurogane-san – se despide Watanuki.
Kurogane ve a los chicos alejarse. Ellos iban a secundaria, y él a preparatoria, por lo que siempre se iban juntos hasta la mitad del camino. Al menos tendría unas horas de descanso antes de tener que soportar al rubio idiota y al resto de la familia disfuncional.
O eso creía.
- ¡¡¡KUROWANWAN!!!
Ahí esta de nuevo, ese tic que comenzaba a formarse cuando escuchaba la voz del rubio. De repente vio como una maraña de cabello con un molesto bulto debajo se colgaba de su brazo.
- ¡Oi! ¡Suéltame! – exige el chico, sacudiendo su brazo.
- ¡Pero somos hermanos! – Fye hace un puchero - ¡Debes cuidarme, Kurotan!
- Puedes cuidarte solo, no molestes.
- AWWWW, eres tan malo Kurowanwan – el rubio pretende que va a llorar.
Y aun cuando sabe que esta fingiendo, hay algo en los ojos del chico que hace que Kurogane sienta una punzada de culpa. Como si causarle sufrimiento al rubio le pesara.
- Cállate – exige el chico, pero sin intentar zafarse ya de Fye.
- ¡HYU!
- ¡Y no hagas ruidos molestos! – grita furioso.
- ¡Hyu, hyu! – el rubio sonríe ampliamente – cuéntame Kurotan, ¿Cómo es la escuela?
- Como cualquier otra escuela.
- Yo nunca he estado en una…
Kurogane ve con total incredulidad al chico. ¿Estaba bromeando, o era idiota?
- Tsk – es todo lo que responde.
- ¡En verdad! – alega Fye – siempre he sido educado en casa. Tenía un tutor que me puso mi tío. Y cuando llegué a casa de papá, él siguió mi educación, y dijo que mas adelante entraría a la escuela.
- ¿No te aburrías siendo el único alumno? – se encuentra preguntando Kurogane, lo cual le sorprende a él también.
- Pues a veces… pero mi tío decía que no podía salir… convivir con otros niños.
- ¿Por qué?
- Ah… - Fye parece ensombrecer su gesto, lo cual llama la atención de Kurogane. Así que el rubio podía ponerse serio - … a veces lo más peligroso puede venir de la fuente más inesperada…
Kurogane no tenía idea si eso pensaba el rubio, o se lo habían dicho tantas veces que ya lo recitaba de memoria. Las palabras siempre tienen peso, por eso no se debe decir nada a la ligera. Yuuko les enseñó eso al paso de los años.
- Pareces inofensivo para mi – afirma el pelinegro.
- Ohh, es que Kurowanwan no sabe mis más íntimos secretos…
- Ni me interesa.
- ¡Hyu! ¡A Kurosama le interesa!
- ¡DIJE QUE NO ME INTERESA!
- ¡¡Le interesa, le interesa!!
Fye siguió cantando eso hasta que llegaron a la escuela. Kurogane debía saber que su suerte iba de mal en peor. No solo estaban en la misma institución, sino que también estaban en el mismo salón.
- ¡Seremos compañeros! – se alegró el rubio.
Aparte de todo, lo sentaron junto a él. La pesadilla empeoraba a cada minuto.
Pero a pesar de todo, Kurogane se sorprendió de que era mas o menos tolerable. Excepto cuando hacia ruidos, y lo llamaba por apodos ridículos, aun así era una sensación nueva. Generalmente se la pasaba solo porque todos le temían. Y aquí estaba este extraño, acercándose más a él en un día, que sus "hermanos" en años. Era como si el ojiazul no tuviera consciencia de lo que eran los límites personales. Y lo peor era que a Kurogane no le molestaba tanto como debiera.
- Kurosama, ¿Por qué todos salen? – Fye se extraña.
- Es la hora del almuerzo, idiota – responde el chico.
- ¡Hyu! ¿Y que se hace?
- Tsk, ¿Cómo qué? ¡Comer!
- ¿Comer?
- ¡SI!
- ¿Y que comes?
- Puedes comprar, o traer tu almuerzo.
Sin percatarse como paso, Kurogane terminó sentado debajo de un árbol con cierto rubio molesto a su lado.
- Pero no sabía… Papá no me dijo nada… y no tengo dinero…
- Que lastima – dice sarcásticamente Kurogane.
- ¿Me compartes de tu almuerzo?
- No.
- ¿¿Por favor??
- No.
- ¡¡¡Kurowanwan!!! ¡Por favoooor!
- NO.
- Pero no he comido nada, y tu almuerzo se ve muy rico…
- Dije que no.
- ¡Aw!
Fye se pone de pie, y justo cuando Kurogane piensa que tendrá algo de paz, el rubio cae dramáticamente frente a él.
- ¡Oi! – sin pensarlo, Kurogane se levanta rápidamente para acercarse al rubio - ¿Estás bien?
- ¡Kurotan se preocupa por mi! – El rubio se cuelga del cuello del chico.
- ¡SUELTAME! – lo empuja Kurogane - ¿Qué demonios…?
- Solo te mostré lo que me puede pasar si no como. ¿Quieres que me pase en la calle, a merced de extraños?
"Me importa un…" Kurogane observa al rubio, y piensa detenidamente. Si le pasa algo, probablemente la bruja lo culpará, y le impondrá uno de sus ridículos castigos. Juró jamás regresar a esa cafetería donde lo obligaron a atender a la clientela con unas ridículas orejas de gato. No podía arriesgarse.
- Come – le ofrece su caja de almuerzo a Fye – y hazlo rápido.
- ¡Hyu!
Kurogane ve como el rubio comienza a comer despacio, al parecer disfrutando la comida.
- ¡Está delicioso! – exclama Fye - ¿Tu lo hiciste?
- No. Lo hizo Watanuki.
- Oh, tu hermano… ¿El de lentes?
- Mph.
- ¡Watanuki-kun cocina delicioso!
- Siempre nos hace el almuerzo al mocoso y a mí.
- ¿Quién es el mocoso? ¡Ah, ya sé, ya sé! ¡Shaoran-kun!
- Es el único que quedaba, idiota ¬¬
- Aw, Kurotan es malo conmigo otra vez. Entonces ¿Lo que dijo Yuuko-san es cierto? ¿Qué a Watanuki-kun le gustan las labores hogareñas?
- ¿Tienes algo en contra de eso? – Kurogane se prepara para golpear al rubio, sin importarle lo que la bruja le haga.
- Claro que no. Yo también cocino, y Sakura-chan y yo siempre hacemos labores domésticas…
- Tsk.
El resto de lo que queda de la hora de almuerzo pasa en silencio. Pero no un silencio pesado, sino más bien como… comprensivo. Aun cuando Fye no preguntó, era obvio que si decía algo en contra de Watanuki, lo pondría en su lugar. Eso le había intrigado de Kurogane desde el principio. Parecía mas una persona que demostraba lo que sentía, en lugar de decirlo, o incluso pensarlo. Actuaba conforme a sus emociones, y eso era algo que le atraía en sobremanera. A él le enseñaron siempre a pensar las cosas, y nunca demostrar lo que sentías. Si estaba enojado, debía sonreír. Si estaba triste, debía sonreír. Era lo único que sabía hacer. Fingir y poner una sonrisa.
Kurogane también meditaba todo el asunto. Cuando era más pequeño, Watanuki solía ser motivo de burla porque prefería estar en talleres para "niñas", y siempre le buscaban problemas. Pero Kurogane lo defendía. Odiaba a quienes se metían con los indefensos solo porque no hacían lo que se esperaba de ellos. Todos, Shaoran, Watanuki y él, eran diferentes, y no por eso merecían ser tratados de manera violenta. La bruja se lo dijo siempre "las personas prefieren siempre bajar a su nivel a los demás, en lugar de ellos crecer y ver las cosas diferentes. Y debes escoger, Kurogane, que postura tendrás en todo esto". Y cuando vio llegar ese día a Watanuki con el labio sangrando, y a Shaoran detrás, llorando, decidió protegerlos. La bruja dijo que eran hermanos, así que empezaría a dejar muy en claro que quien se metiera con ellos, tendría que ajustar cuentas con él. Y siempre le dio crédito a Yuuko. Cuando la llamaban de la oficina del director, porque estaba en problemas, siempre lo defendió, incluso amenazando en ocasiones. Desde ahí se le formó la idea al pelinegro de que la mujer era bruja. Aparte de tener dinero, y solo manejar una tienda de antigüedades, había algo en ella que hacía que los demás la respetaran… e incluso temieran.
Al ver a Fye terminando el almuerzo, Kurogane no puede alejar el sentimiento de sobreprotección que esta comenzando a surgir ahora también por el rubio. Y solo con haberlo conocido hace un día. ¿Por qué tenía ese efecto en él?
- Kurotan, esa es la campana… ¿Significa que tenemos que regresar a clases?
- Nnn…
Kurogane se pone de pie, y comienza a caminar, seguido del rubio.
- Kurosama debe querer mucho a sus hermanitos – sonríe el rubio.
- Mmph…
- A veces me gustaría que alguien me quisiera así a mi también – dice el rubio en un susurro.
- ¿Qué?
- ¡Oh, nada! – Fye sigue con su sonrisa.
Pero aunque no lo externó, Kurogane escuchó todo a la perfección. Sin duda alguna el rubio será más problemático de lo que pensaba.
Para Watanuki las cosas no iban mejor. Ahora tenía que soportar a Doumeki, el cual seguía apareciendo a cada paso que daba, y hasta se sentó con él a la hora del almuerzo.
- ¿Puedo saber que DEMONIOS haces aquí? – Watanuki aprieta sus palillos con furia.
- Mmm… - Doumeki ignora al chico, y toma algo de la caja de su almuerzo.
- ¡OYE! ¡NO COMAS ALGO SIN PEDIRLO, BASTARDO! – comienza a gritar Watanuki.
- ¡Watanuki-kun! ¡Cuanta energía!
Una chica de cabello negro en coletas se acerca a ellos, sentándose frente a Watanuki.
- ¡¡¡Himawari-chan!!!
Doumeki parece ver flotar a Watanuki. Que diferencia a como gritaba hace unos momentos.
- Oye – le dice finalmente a Doumeki – ya puedes irte. Ya está aquí Himawari-chan.
- Kunogi – es todo lo que dice el chico.
- ¡Hola, Doumeki-kun! Veo que hoy nos acompañaras… ¡Que bien!
"¿Qué bien? ¡Como se atreve este tonto a robarme la atención de Himawari-chan! Se ve tan bonita… argh, y este haciendo mal tercio"
- ¿Watanuki-kun? – Himawari lo ve preocupada.
- Ah, estoy bien – se recupera el chico.
- No sabía que conocías a Doumeki-kun, Watanuki-kun.
- No lo conozco. Yuuko-san y su padre se casaron.
- ¿De verdad? – Himawari parece tomarlo con calma - ¿Entonces ahora son hermanos?
- Desgraciadamente – Watanuki suspira - ¡HEY! ¡YA TE DIJE QUE NO TOMES COSAS DE MI ALMUERZO SIN PEDIRLAS, IDIOTA!
- Much…. – Doumeki lo ve con el entrecejo fruncido.
- Que curioso, hoy vi que llegó una alumna nueva – sonríe la chica.
- ¿Si?
- Es Sakura – informa Doumeki – empezará a estudiar aquí a petición de esa mujer.
- ¿Sakura-chan estudiará aquí? Entonces está en el mismo salón que Shaoran-kun… - Watanuki sonríe. Su hermano si que tenía suerte.
- Sakura-chan hizo buenas migas con Tomoyo-chan… las vi platicar hace unos momentos, iban con tu hermano, Watanuki-kun.
- Sakura esta sentada al lado de él. Por eso. – Doumeki sigue comiendo como si nada.
En definitiva, tenía suerte. No solo estaba con la chica que le gustaba, sino que también estaba sentado a su lado. Quien fuera Shaoran. Aun cuando estaba en la misma clase que Himawari, estaban sentados lejos uno del otro, y aparte Himawari siempre tenía actividades extras.
- Debo irme. Voy a entregar unos reportes. ¡Nos vemos, Watanuki-kun, Doumeki-kun!
- ¡Adiós, Himawari-chan!
Doumeki solo hace un gesto con la mano.
- ¡Podrías ser más educado! ¿No?
- Mmm.
- ¡ARGH! ¿No sabes articular mas palabras, bastardo?
- Quiero camarones fritos mañana.
- ¿DISCULPA?
- Quiero camarones fritos mañana para el almuerzo.
- ¿QUÉ COSA? ¿QUÉ TE CREES QUE SOY TU COCINERO O QUE?
Doumeki se levanta en total silencio, y comienza a caminar.
- ¡OYEME! ¡NO TE ALEJES CUANDO TE ESTÁN GRITANDO, ESTUPIDO! ¿Qué no tienes educación? ¡TE ESOY HABLANDO!
Sakura ve como Doumeki pasa cerca de ellos, seguido de Watanuki, el cual sigue gritándole.
- Parece que mi hermano y Watanuki-kun se llevan bien ¿No? – sonríe la chica.
- S-si… - Shaoran los ve con cierto temor.
- Se ve que Watanuki-kun es un gran cocinero – halaga la chica al ver el almuerzo de Shaoran.
- Si. Siempre nos hace el almuerzo y cocina en la casa.
- ¡Que lindo!
- Oye Sakura-chan – interrumpe Tomoyo – te he escuchado decirle unas veces "hermano" y otras "Doumeki", ¿Por qué?
- Ahh… es que cuando llegó a casa, papá dijo que sería un hermano más, al igual que Fye-san. Ellos llegaron el mismo día. Pero no me acostumbraba, así que ambos dijeron que podía llamarlos mejor así. Pero después, cuando mi hermano se fue con Yukito, yo lo extrañaba mucho, y Doumeki dejo que le dijera hermano, para no sentirme tan sola. Fye-san también me animó mucho, pero se me hizo más fácil llamar hermano a Doumeki. Aunque a veces se me olvida, a él no parece importarle.
- Ya veo… ¡Eres tan dulce, Sakura-chan!
- Ay, Tomoyo-chan, no es para tanto.
- ¿Y que hay de ti, Shaoran-kun? ¿Por qué llamas tan formal a tus hermanos?
- Así nos acostumbramos. Es curioso, porque también nosotros llegamos a casa de Yuuko-san el mismo día, y por eso ella dijo que seríamos hermanos.
- ¿Cómo es que llegaron el mismo día? – se extraña Tomoyo – aun cuando Kurogane me dice cosas, no me ha contado todo.
Tomoyo era su vecina, y Kurogane le tomó cariño ya que la veía como a alguien a quien proteger. Además la niña siempre tendía a seguirlo a todos lados, hasta que entró a la secundaria, y ella lo visitaba cada tarde. Ahora sus visitas eran mas esporádicas, pero no dejaba de ir a verlo.
- Bueno, no sé sobre Kurogane-san y Watanuki-kun… lo único que supe fue que los padres de Watanuki-kun murieron en un accidente, y los de Kurogane-san también fallecieron. En mi caso, no sé quienes sean mis padres… estuve en un hogar adoptivo hasta que una de las encargadas me llevó con Yuuko-san, y dijo que ese sería mi nuevo hogar… y hasta ahora así ha sido.
- Oh, Shaoran-kun – lo abraza Sakura – debe ser muy triste para ti.
- No mucho – sonríe Shaoran – Yuuko-san es muy buena, aunque algo extravagante. Y quiero mucho a Watanuki-kun y a Kurogane-san… he sido muy feliz con ellos.
Al ver la sonrisa sincera de Shaoran, Sakura se sonroja totalmente, mientras Tomoyo los ve con emoción. Hacen tan bonita pareja… y podrá hacerles trajes que combinen .
- ¿Qué es eso?
- ….
- ¿Qué es eso?
- ….
- ¿Qué es eso, Kurowanwan?
- ¡YA TE DIJE QUE ES KUROGANE! ¡K-U-R-O-G-A-N-E!
- ¡Kurotan sabe deletrear! ¡Es un perrito listo! ¡Es el mas listo de todos!
Decidió darse por vencido. Entre más trataba de hacer que el rubio se comportara como alguien decente, mas extravagante actuaba. Tal vez debería aplicar eso de la Psicología inversa.
- ¿Kurotan? – se preocupa Fye, al ver que no le ha gritado por cinco minutos completos.
- ¿Qué? – contesta de mala gana.
- ¿Estás bien?
- Si.
- ¿De verdad?
- Ya dije que si ¿Por qué demonios preguntas?
- No me has dicho "¡Es Kurogane!" – Fye imita los gestos y la voz de Kurogane, y el chico podría jurar que hasta cuernos le ve.
- No me importa como me digas – dice el chico, tratando de que su lengua no sangre de tanto contenerse de gritar.
Por un momento podría jurar que Fye se desconcertó, e incluso sus ojos se entristecieron. Pero antes de poder corroborarlo, el gesto desapareció y Fye tenía de nuevo su sonrisa.
- ¡Entonces inventaré muchos nombres para ti, Kurowan, Kurochan, Kuromyu, Kurosama, Kurolanlan, Kurotan, Kurowolf, Kurodoggie, Kurochanchan, Kuropipi, Kuroseme, Kuroblinkblink, Kuropan, Kurotingle, Kuro…!
¡SUFICIENTE! En vista de que esa basura de la Psicología inversa no funcionó, entonces lo haría a su manera. Golpearía al rubio hasta quitarle esos pensamientos estúpidos de su cabeza.
- ¡YA CÁLLATE! – Kurogane se acerca peligrosamente al rubio, el cual empieza a correr.
- ¡HYU!
Si no fuera tan retorcido, afirmaría que el rubio parecía feliz de toda la situación. Aparte de ser molesto y enfadoso, también era escurridizo. Finalmente lo atrapó, y ahora si, lo haría entrar en razón.
- ¡Voy a hacer que el sentido común entre a tu cabezota, así tenga que meterlo a golpes! – amenaza Kurogane.
- ¡Kurosama me da miedo! – sonríe el rubio.
- Ahm… ¿Kurogane-san?
Kurogane y Fye ven como Shaoran, Sakura, Watanuki, Doumeki y Tomoyo se acercan a ellos. Dándose cuenta de la situación, el pelinegro suelta a Fye.
- ¡Mis salvadores! – sonríe el rubio.
- Fye-san ¿Estás bien? – se preocupa Sakura.
- Oh, Sakura-chan, no te preocupes, Kurotan y yo estábamos jugando, ¿Verdad, Kurosama?
- Mph….
- ¿Ves? Ya empezamos a llevarnos como hermanitos, ¿No, Kurosama?
- ¡No digas esas cosas tan estúpidas! – exige el chico.
- Kurogane-san, increíble que ya tengas tantos hermanos – sonríe Tomoyo – debe ser muy lindo.
- No lo es – corta Kurogane – es molesto.
- Pero si se ve que te llevas muy bien con él – alega la niña – nunca he visto que abraces a Watanuki-kun o a Shaoran-kun, y a él si.
- ¡NO LO ESTABA ABRAZANDO!
- ¡Si! ¡Me abrazaba y me decía "oh, Fye, eres un gran hermano…"!
- ¡VOY A MATARTE!
Todos ven como Fye empieza a correr, seguido muy de cerca por Kurogane.
- ¿De verdad estarán bien? –Sakura los ve preocupada.
- Oh, así es Kurogane-san – trata de animarla Shaoran – no le hará daño.
- Además se ve que Fye-san puede cuidarse – agrega Watanuki.
- Eso si, la verdad nunca había visto que alguien pudiera escapar de Kurogane – se sorprende Tomoyo.
- ¿Irán por sus cosas, Sakura-chan? – pregunta Watanuki.
- No – contesta Doumeki.
- ¡LE PREGUNTÉ A SAKURA-CHAN! – el chico comienza a agitar los brazos.
- ¿Estas bailando? – Doumeki se extraña.
- ¡ERES UN GROSERO! ¿¿Qué nadie te ha enseñado modales?? ¡¡DEBES REPESTAR A TUS SUPERIORES, Y ADEMÁS VAS A VIVIR EN NUESTRA CASA, ASÍ QUE DEBERÍAS MOSTRAR MAS CONSIDERACIÓN Y AMABILIDAD!!
- Papá dijo que nuestras cosas ya estarían en casa cuando regresáramos de la escuela – dice Sakura – por eso nos regresamos con ustedes, para saber el camino a casa.
"Casa". Por alguna razón, al escuchar decirle esas palabras, Shaoran sintió una gran calidez. Como si ahora que la chica estuviera ahí, en verdad fuera su casa, un lugar donde pertenecía, y Sakura era la única pieza que faltaba para estar completa.
- Espero que Yuuko-san no haya hecho nada raro – suspira Watanuki.
- Yuuko-san se ve muy amable y simpática – sonríe Sakura.
- "Se ve" son las palabras claves – se queja Watanuki – siempre trae algo entre manos. Nos hace trabajar extra, y se aprovecha de nosotros… pero siempre podemos contar con ella.
- Yuuko-san ha estado ahí siempre para aconsejarnos, hemos podido recurrir a ella siempre – apoya Shaoran.
- Se ve que la quieren mucho – Sakura se alegra – ojala puedan querer así a mi papá. ¡Él también es muy bueno!
- Claro que si, Sakura-chan, estoy seguro de que Reed-sama es una gran persona – afirma Shaoran.
Todos siguen platicando amenamente, excepto Doumeki, que va en total silencio, observando a todos con detenimiento. Watanuki le grita un par de veces por su falta de entusiasmo, lo cual en cierta forma lo entretiene. Ese chico tiene demasiada energía, no había conocido a alguien como él.
Finalmente llegan a casa, viendo como todo esta decorado con carteles de bienvenida.
- ¡¡¡SORPRESA!!!
To be continued…
