Que puedo decir, cuando salí de casa sabía que algo iba a suceder, no se si era bueno o malo pero esos latidos fuertes y la opresión en mi pecho me decían que no sería un día normal.

Capítulo 1

Tokio - Shinjuku

Giovedi Caffè

Domingo 9:05 am

- Cariño, me das esos dos donuts de azúcar y un café por favor - pedía sonriente a Ettore mi desayuno mientras buscaba dinero entre mis bolsillos-

- ¡Que sean dos!- Coño, has madrugado!- el mío para llevar-

- buenos días Midori, veo que por fin has utilizado mi regalo de navidad- que cara trae…- ¿Estás bien?-

-Pues no- reposó todo su peso en mi espalda y su cabeza en mi hombro- me he dejado las llaves dentro de casa y ahora no tengo como entrar-

-¿No le distes una copia a tu madre?-

-¿Mi madre? - gruñó - mira…no me la nombres - y ahora que pasó.

-¿Que pasa con tu mamá? ¿También las ha perdido?- sonreí mientras acariciaba su cabeza.

- La que se ha perdido es ella, no se donde coño está, la llevo llamando desde hace dos horas!

-Reinas, aquí tenéis vuestros ca… ¡AY!- Ettore - Pero que caras traer chocho*! Anoche ligaste ¿eh?-

Midori no dijo nada simplemente se despegó de mi espalda y le arrebató su café de las manos para dirigirse a la salida.

-Y a esta que mosca le ha picado- Eso mismo quisiera saber.

-Natsuki…- mi nombre fue lo único que pronunció Midori desde la puerta del café, automáticamente le lancé mis llaves de mi casa y le advertí.

-Ve directo a mi habitación. Mai está en casa- sonrió maliciosamente- ¡No la provoques! –advertí nuevamente.

-solo quiero dormir- ¿dormir? Le faltó decir comer, ducharse y robarme la calderilla que dejo en mis cajones. Me despedí de ella con un pequeño movimiento de mano y me fui a sentar a una mesa que estaba cerca de la gran ventana y así comenzar mi desayuno mientras veía pasar a la gente a través del cristal escuchando lo viejos éxitos que trasmitía la radio local.

- Bueno ¿me vas a contar? – Ettore no deberías atender a los clientes en vez de estar cotilleando.

- Pues nada… lo mismo de siempre supongo.-

-por la cara que trae me atrevo a jurar que ha vuelto a pelear con su novia-

-…-

-No sé como Shu la aguanta- dijo mientras se levantó a coger su taza de café y comenzar nuestra mañana despotricando de la gente.

-¿Shu?, cariño, Shu y Midori lo dejaron hace ya tiempo- despeiné su cabello levemente - creo que esta así por Kai -

-¿Kai?... Kai la tetona?- vaya, ahora el viejo de la mesa de alado estará pendiente de la conversación.

- Sí, se ha mudado por aquí cerca y creo que la ha visto- para no verla, se ha mudado a dos calle de aquí -Sabes lo mucho que sufrió por aquella chica.-

- Se lo merece por zorra-

-¡Ettore!- te estas pasando

-¿Qué?- gesto sobreactuado de ofendido – Siempre está "jugando" con cualquier chica que se le atraviesa-

-lo sé, pero es nuestra amiga-

-¿Amigo yo? De esa perra mala… JAMÁS!

Ettore aparte de ser mi casero, es mi mejor amigo. De raíces italianas emigró con su familia a Japón cuando apenas era un niño. Amable y divertido se ha preocupado de mi desde que le conozco, es muy amigo de mis amigas pero nunca se ha llevado bien con Midori, por más que he intentado que mis dos mejores amigos se lleven bien, siempre están a regañadientes, no se tragan el uno al otro y no entiendo porque, ya que tienen mucho en común, tanto que se me hace imposible entender esta rivalidad que mantienen. De espíritu libres, amantes del peligro, a ambos les gusta la comida Tailandesa, leer novelas de misterio y el paintball!.. Joder, aún recuerdo cuando se picaron y me mantuvieron más de 3 horas en ese maldito campo de batalla soportando esas balas de pintura, que desde mi punto de vista dolían como si fueran de verdad. Juraría que son hermanos ya que se parecen físicamente, son altos, de ojos verdes con ciertos rasgos nórdicos, solo porque la conozco a ella desde los 12 años les haría la prueba de ADN para salir de dudas. Pero a diferencia de Midori, Ettore mantiene una relación estable con su novio de toda la vida, creo que ese es el motivo de envidia de estos dos. El uno desea lo que el otro tiene. Libertad y estabilidad. Vivimos en la planta superior al café que se compone de 2 viviendas. En una vivo yo y dos compañeras más con cual comparto piso y gastos, en la otra vive Este y su novio Norkoreano Min-chel.

Quise protestar pero una voz cálida nos interrumpió.

-Buenos días- una sonriente figura recién duchada nos alegraba la vista con su presencia.

-Hola Mai- una de mis compañeras de piso- ven siéntate con nosotros- la invité rodándome un poco para que se pueda sentar a mi lado.

- ¿Natsuki? Pensaba que estabas durmiendo-

-No, es la perra de Midori que viene a incordiar como cada fin de…-

-Ettore te estas pasando- ¿es que no puedo desayunarme mis donuts tranquila?

-lo suponía- rio esta mientras se sentaba a mi lado- se podía escuchar los ronquidos desde mi habitación- Tu también Mai…

-No descansas ni los domingos eh?- intenté cambiar el tema, que eso que pongan a parir a mi mejor amiga me estaba hartando- ¿Cuántos kilómetros corriste hoy?- pilló mi indirecta.

-ehh… 3… pero sólo por ser fin de semana- miró a Ettore- Me pones un cappuccino y dos magdalenas por favor- este se levantó rápidamente para cumplir con el pedido y así no perderse la conversación.

- ¿Y tú? – yo qué – ¿Trabajas hoy?-

-¡Que va!, solo que me levanté con ganas de comerme un donuts y sabes que estos desaparecen a la velocidad de un chasquido- mentí

- No será que no te dejó dormir la "amiga" de Nao- no hay como mentirle a esta mujer.

-Tú también las escuchaste – dije mientras terminaba de devorar mi desayuno, no pude evitar chuparme la azúcar que se quedó pegada en mis dedos.

-Para no escucharlas, esta vez se trajo a una muy gritona- Ja! – Aunque creo que lo hacían apropósito- estranguló una pobre servilleta.

- lo sé, por eso antes de que se vaya a trabajar hablé con ella – no iba a defender algo que no se puede.

- ¿Le echaste una bronca no?- la verdad es que le pregunté que le estaba haciendo a esa pobre chica para que chillara de esa manera- dime que lo hiciste.-

-Por supuesto que sí- la chica era virgen- y a la próxima se va de casa- esto último fue mentira pero intenté ser contundente para que se lo creyera.

- No sé por que lo hace, pero siempre tiene que llamar la atención-

-Es la primera vez que vive sola desde que se fue de la casa de sus padres, esta haciendo lo que estos nunca le dejaron- vivir la vida como cualquier adolecente.

- pues lo siento por ella pero no son maneras-

- tiene 20 años- es la más joven de las tres.

- pues se comporta como una niña de 5- gran verdad.

-seguro que tú a su edad eras igual – he oído que te llamaban pokebola en la universidad, te lanzaban al suelo y te abrías.

- hablas como si eso fuera hace mucho tiempo, apenas tengo 27 años- ¿te parece 7 años un periodo de tiempo corto? - yo a su edad trabajaba, estudiaba y cuidaba de mi hermano- mentirosa

- vale, vale ya te he dicho que habl…-

-¡¿Natsuki me ayudas?!- gritaba Ettore detrás de la barra, por discutir con mi compañera de piso no me di cuenta que la cafetería se había llenado y Ettore estaba saturado.-

-Voooy- mejor, así salgo de esta discusión sin sentido-

-Tranquila- Mai se levantó- ya voy yo, tu termina de desayunar- pues me quedaba media taza de café.

Seguí disfrutando de mi dulce cafeína, ahora tibio, mientras escuchaba una canción que me traía viejos recuerdos de muchos años atrás, pero había algo que me molestaba, pues sentía como un grupo de cuatro chicas, que estaban sentadas en una mesa del fondo no dejaba de mirarme. Intenté ignorarlas pero una de ellas vino hasta mi mesa.

-Hola…- ¡Qué guapa!-

- Hola, ¿Puedo ayudarte en algo? – pregunté. Llevaba la chaqueta que quería comprarme hace dos semanas… carísima, por cierto.

-¿Puedo sentarme?- pero si ya te estas sentando no se a que viene la pregunta-

-eehh… claro- que más podía decir - por favor- señalé el asiento que ya ocupaba-

- Te parecerá extraño que venga así de repente- ¿vas a venderme algo?- pero no pude resistirme, eres muy guapa ¿sabes? - genial, es de las mías. Solo me dediqué a esbozar una sonrisa y agradecer el piropo.- Me llamo Shizuru- ¿de Kioto?

-Natsuki- Asentí levemente para saludarla ya que no pensaba levantarme y menos por una desconocida.

-Sí, escuché como te llamaba el chico de la barra- iba a hablar pero me interrumpió – ¿te apetece otro café?- no pude negarme, me intrigaba sus intenciones. Hablamos durante mucho tiempo que para cuando me di cuenta había pasado casi dos horas.

-¡Qué tarde es!- joder he quedado con Min-chel para comprarle un regalo a Ettore por su cumpleaños- me tengo que ir- sino me matará -

-¿Te apetece que tengamos otra cita?- ¡QUÉ! ¡ Esto era una cita!

-¿Cita?- creo que me ruboricé-

- Claro,- sonrió al ver mi rostro- Me gustas mucho Natsuki- acarició mi mano con dos de sus dedos- me gustaría seguir viéndote- me guiñó un ojo y me mostró esa sonrisa tan perfecta que tiene.

- Claro, cuando quieras- su sonrisa se ensanchó.

-¿Mañana?- joder que directa.

-Pues hasta mañana- seguidamente intercambiamos los números de teléfono y nos despedimos con dos besos en las mejillas para su sorpresa, mientras acariciaba su propia mejilla su sensual y chispeante fragancia que desprendía de su cuello me transportó, por unas milésimas de segundo, a imaginarme a ella y yo haciendo el amor en mi cama.

-¿Estás bien?- joder, no me interrumpas cuando estoy soñando contigo

- eeeh, sí perdona- pude notar que sus manos estaban en mi cintura- sólo estaba recordando lo que tenía que comprar- las retiré con delicadeza- mañana te llamo.-

-Hasta mañana-

Salí rápidamente del café, escuché como me llamaba Ettore pero tenía prisas e hice caso omiso de sus chillidos. Mientras caminaba al lugar donde quedé con Min-chel, no dejaba de pensar en Shizuru, y estoy más que segura que las corazonadas de esta mañana eran por ella.