Un mundo que se acaba.

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Así es como llega la muerte…acompañada por el fin del mundo. Los planes idealistas de Lord Lyssandre provocan el caos en la capital de Kalos, sin embargo, el paraíso se convirtió en infierno cuando una fuerza superior convierte a Luminous en un baño sangriento. Y lo único que puede impedirlo ha dejado de ser humano.

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Ahí estaba la señal del fin de todo. Lo estaba viendo casi de frente. Aquello que le hicieron los artilugios de Lyssandre…Lysson o como quiera que se llame, habían extraído prácticamente su vida. Solo Arceus sabía porque rayos aún seguía "vivo". Bueno de cualquier forma, dudaba que en verdad tuviera más tiempo de vida o que siquiera llegase al tiempo extra. Aquello que veía en el cielo era sin duda producto de ese plan siniestro que aquel noble solo por título, había trazado de forma lenta y segura. Una sombra que opacaba la luna en el cielo nocturno, volviendo los cielos de un tono rojo carmesí e inundando toda la vista por debajo, en un tinte rojizo oscuro, creando una vista de lo más perturbadora posible. –El infierno de Dante– Esto era el fin. Y le daba asco saber que, aun en contra de su voluntad, él había contribuido a ello.

Claro que, en un principio nunca imagino los giros que tendría su mascarada cuando el caos inicio, había sido un necio al haber confiado en su rival Alain. De saber que el mismo infeliz había sido parte de este plan diabólico, Satoshi no habría dudado ni un segundo en estrangular al maldito traidor con sus propias manos.

Estos pensamientos nublaron el juicio de Satoshi Katsumoto mientras luchaba por liberarse de aquellos anclajes que le sometían a esa maldita cruz metálica que había sido erigida en lo alto de torre Prisma; el edificio más alto de la ciudad capital. A sus pies, Luminous era teñida por un carmesí sinestro, conforme aquella luna negra brillaba como obsidiana pulida, todo ello gracias a la amalgama impensable de ciencia exacta, magia arcana y los frutos de experimentos prohibidos de sangre y necromancia que habían sido orquestados bajos las sombras por Lysson y su gente. Gente numerosa, con poder e influencias.

¿Quién iba a pensar que muchas personas destacadas en la alta sociedad de Kalos, veían gustosamente la consumación de dichas aberraciones y peor aún, que consintieran sacrificarlo todo para traer a la realidad esto que difícilmente uno podría asociar a la utopía? No…nada de esto, aquello que Satoshi observaba no podía ser sino la peor y más grotesca definición del infierno. La nada.

-¡LIBERAME! –Fue la orden que dirigió al orquestador de toda esta locura. El hombre pelirrojo de dos metros de altura y porte de fiera que maquiavélicamente sonreía al observar la consumación de Opus Magna

-Lo siete Satoshi, pero me temo que no puedo hacer eso. Sin duda alguna tu espíritu de lucha es digno de admiración. Me resulta tremendamente doloroso el hecho de que debas sacrificarte con tal de lograr nuestro objetivo. Tu sangre dará inicio a un nuevo mundo. Una utopía.

-¿Utopía dices…? ¿A esto le llamas el hecho de asesinar a miles de inocentes? ¡Solo el hecho de tomar una vida hace que todo tu plan no sea más que una locura…! ¡ESTAS LOCO!

-No joven Satoshi. Nunca en mi vida eh estado más cuerdo. Ahora es tiempo de hacer girar las llaves del destino. Es tiempo de abrir el portal. –Dirigiendo ahora las ordenes a sus subordinados entre los que destacaban su leal asistente el profesor Shiro Xero y su mano derecha Malva Bleacher, siendo esta última quien apareció vestida con una especie de túnica arcana que cubría su cabeza y cuerpo con una capucha negro ocre y portando en sus manos una campana de viento, lentamente comenzó a hacerla sonar mientras Xero, al mando de una extravagante maquinaria instalada en ese sitio dirigió una suerte de mecanismos hacia donde el joven aprisionado se encontraba. Esto obivamente no resulto del todo alentador para el prisionero.

-¿Que…que es lo que hacen? ¿Para que hacen esto? –Totalmente acorralado y sin salida, Satoshi lanzo esta cuestión, a pesar de que intuia que algo grotesco era lo que se avecinaba.

-Las ceremonias finales, Satoshi Katsumoto. Es tiempo de acabar con esto. –Lysson ordeno con tono casi mesiánico. A su orden, Xero puso en marcha la compleja y arcana maquinaria mientras distintos brazos mecánicos coronados por agujas filosas propias de viales o jeringuillas médicas se abalanzaron lenta y aterradoramente hacia el cuerpo del joven azabache. Al mismo tiempo Malva quien se había arrodillado detrás de la cruz utilizaba una tiza rojiza para dibujar en derredor suyo una grande extraña runa llena de glifos y caracteres sumamente complejos y desconocidos.

Al momento en que termino de dibujar esa runa, Malva hizo sonar la campana por segunda vez mientras comenzaba a recitar en voz neutra una especie de prórrogas en un idioma o dialecto desconocido. Casi en sincronía, un ciento de campanas comenzaron a escucharse a lo lejos, desde distintos puntos de la ciudad, como si aquello indicara una fase de un plan a seguir. Esto quizá era verdad, seguramente el resto de seguidores de Lysson estarían ahora ejecutando los últimos preparativos de su descabellado y dantesco plan. Maldiciones, eran lo único que podía autoinfligirse el ambarino pues no había logrado nada al intentar detenerles.

En el momento menos previsto, las agujas se incrustaron en el cuerpo del joven azabache, arrancando un alarido de dolor mismo que solo se intensifico cuando sintió las malditas agujas, enterrarse rasgando entre sus músculos y tejidos hasta llegar a las venas y el riego sanguíneo en donde comenzaron a drenar su sangre, haciendo de esto una experiencia sumamente insoportable y aterrador.

Efectivamente fue una visión horrible admirar como el azabache estaba siendo despojado de su esencia vital sin ninguna consideración. Al mismo tiempo, la maquina canalizaba el fluido vital hacia el intrincado mecanismo montado en ese sitio, por medio de un enmarañado de manguerillas transparentes, mismas que se volvieron rojo sangre por el líquido que transitaba por ellas. De inmediato una serie de cables regados por el lugar comenzaron a destellar chispas, mientras una extraña luz carmesí se tralucio a través de terminales conectadas a la plataforma metálica donde aquella runa había sido trazada. Los glifos de la runa comenzaron a brillar con fulgor que incrementaba cual metal al rojo vivo. Momentos después el resto de maquinarias en ese comenzaron accionarse y captar lecturas de la energía desbordante que estaba incrementándose a cada momento. Todo esto mientras las campanas tañían armónicamente entonando un coro apocalíptico.

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Camino a torre Prisma un grupo de tres jóvenes corrían a toda prisa camino a la torre en el cento de la ciudad. Dos de ellos eran los hermanos Meyer, rubios de ojos azules, oriundos de Luminous y que se habían convertido en grandes amigos de Satoshi durante su viaje por esta nación, mientras que la tercera integrante se trataba de una chica de cabello largo de tono castaño claro y ojos azul celeste que llevaba por nombre; Serena Gabena. La joven doncella que seguía lealmente al ambarino desde que había comenzado su viaje en este país. Desde hacia rato habían escuchado de parte de Mairin; la jovencita amiga de Alain, que tanto este último como Satoshi se habían encaminado hacia dicha ubicación a fin de prestar apoyo al detener el origen de todo ese caos. Las cosas habían transcurrido sin grandes incidentes de camino a la torre prisma, sin embargo no llegarían a tiempo para salvar a su buen amigo extranjero.

Los jóvenes estaban avanzando velozmente incorporándose sobre una de las avenidas principales que les llevaría Torre Prisma, pero apenas llevarían unos minutos sobre la misma cuando un gran estruendo llamo su atención, seguido esto a un poderosos halo de luz oscura que se dibujba en medio de la cima de la torre. Casi en seguida pudieron percibir que aquel halo oscuro no era otro que la misma luna, la cual aparentemente se había vuelto de color oscuro con una débil tonalidad carmesí. Esto les obligo a detenerse, estaban…estaban aterrados. ¿Qué rayos era eso que había aparecido de la nada? Sin olvidar aquella sensación de inmenso malestar que en una forma definida era indescriptiblemente insoportable, e incómodo.

Casi enseguida el grupo de aliados del azabache pudieron observar al tiempo exacto como una gran cantidad de energía eclosionaba en la cima de aquella edificación, destellos eléctricos de color neón y un rayo naranja rojizo era salía proyectado hacia la luna carmesí la cual se volvió negra como si un hueco gigantesco en el cielo se tratase.

En cuanto ese gran hueco o luna negra se materializo, un gran estruendo se hizo sentir en todos los alrededores. Serena y los hermanos Meyer no pudieron hacer nada por evitar que la sacudida les hiciera perder el equilibrio y caer al suelo, y es que aquello más allá de ser un estruendo parecía más bien un impacto pues incluso el suelo se había cimbrado por tremenda fuerza antinatural. Aun así, todo aquello estaría lejos de terminar, sobre todo cuando tras el primer impacto, al intentar incorporarse, solo pudieron observar como de aquella gran luna negra enormes figuras indescriptibles en un momento comenzaron a emerger y dirigirse hacia la superficie utilizando como punto de encuentro, la cima de torre prisma.

Ante la increíble visión que tenían por delante, un grito lejano pudo ser escuchado, y solo aquella joven de ojos celestes pudo pronunciar una palabra mientras se llevaba las manos al pecho como si algo estrujase su corazón.

-Satoshi… -Apenas pudo pronuncia dicho nombre en su mente pues sus labios se habían petrificado en una mueca de incredulidad y miedo.

Y como si esperasen por aquella respuesta. El cielo estallo. Una gran energía se liberó y aquellas dantescas formas tomaron un enfoque más reconocible; enormes enredaderas que por voluntad propia se movían hacia la superficie como si tentáculos predadores se tratase, haciendo destrozos por donde cruzaban, increíblemente evadían por completo aquella torre que parecía ser la causa o el origen de la aparición de estos enormes tallos destructivos. Ahora también la tierra se sacudió, las edificaciones se desmoronaban debido a la sacudida y el asedio de aquellos desconocidos entes. Lo último que Serena y los demás pudieron observar fue como de aquella luna negra una figura indescriptible y gigante emergía extendiendo lo que parecían ser brazos deformados, intentando emerger hacia este mundo como si fuese un gran esfuerzo romper su prisión, como si…fuese un alumbramiento. Un indescifrable bramido emergió de esa cosa y entonces…el temblor fue más intenso y la destrucción se avanzó contra el grupo de espectadores. La visión de Serena se nublo mientras la oscuridad en forma de una de aquellas enredaderas atravesaba un edificio cercano para precipitarse sobre ellos.

-Satoshi…sálvanos… -Fueron sus últimas palabras, que fueron mudas en contraste con el insoportable bramido de destrucción indescriptible que descendía sobre esta ciudad…sobre este mundo…un mundo que se acababa aquella noche.

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¿FIN?

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N.A. Quizá lo sea quizá no. Quería aprovechar la temática planteada hace tiempo para sacarle jugo a diversas posibilidades, algo más misterioso y sobrenatural, algo más escalofriante, más sangriento y más emotivo de lo que pudo haber sido el arco argumental visto.

Una cosa más, al parecer a algunos no les gusto el anterior trabajo que tocaba un argumento similar con final inesperado. Un pena, pues me hace dudar ya de mi capacidad como escritor. ¿Ya perdí el toque? Me asusta pensar que así es. Espero que los trabajos y actualizaciones futuras me permitan determinarlo. No quisiera abandonar esto de hacer fics sobre todo por la temática Amour que siempre intento armar en contextos varios y novedosos.

Sin más que decir, me despido. Manténganse firmes.