Me encuentro en una ciudad extraña, para nada parecida a mi lugar natal.

Allá todo era tranquilidad, armonía y paz, todo lo que alguien soñaría para vivir los últimos años de vida. Y sin embargo, no era feliz ahí…

No creo poder serlo aquí tampoco.

Este lugar es completamente opuesto a lo que tengo acostumbrado, solo hay glamour, mujeres que bien podrían ser modelos y bastante dinero.

La última razón fue la que me trajo hasta aquí, además de mis padres.

Ellos poseen una importante compañía de producciones en Japón, se han encargado de muchas propagandas para películas y productos internacionales, antes la oficina central era en mi casa, en el pequeño poblado de Tomoeda.

Pero, en busca de aun mayor reconocimiento han optado por trasladarla a Tokio.

Justo aquí me encuentro.

Pero hay algo que no va bien, de hecho no toda mi vida ha ido bien, a pesar de todo el dinero que mis padres han logrado recolectar para después pasarlo a mis manos, junto con toda su ambiciosa empresa.

No he dejado amigos por los cuales llorar, no he dejado algún amor de la infancia a quien recordar con nostalgia y ternura. No he dejado ninguna raíz.

Nunca antes nada me detuvo, y en esta ocasión la situación se volvió a repetir.

Sigo estando sola, bueno, no completamente. Estamos yo y mi gatito.

No creo que las cosas cambien, la gente es aun más cruel en ciudades tan grandes como esta, y yo no tengo la posibilidad de que la gente deje de compadecerse o burlarse de mí…

Es una dura carga, pero así es mi vida.

Tengo miedo, no lo voy a dejar de admitir… por que no sé que me espera ahora que estoy aquí, pero creo que no puede haber un golpe más doloroso de todos los que he recibido en mi corta infancia.

Ya no podría haber más dolor, por que ya lo he vivido todo…

Mis padres creen que aun sigo siendo su inocente hija de doce años, pero ellos no saben que yo me enfrento con la realidad al instante de poner un pie fuera de la casa.

Ya no espero con ilusión como antes, tener una amiga o tener a alguien para enamorarme. Esos tiempos de ingenuidad han terminado y me han convertido en lo que soy ahora, alguien que ya no puede esperar más de la vida por que mi condición no me lo permite.

He aprendido que los ancianitos pueden ser las personas más dulces del mundo, y que los niños pueden ser las personas más sinceras, y por eso; rudas y crueles en el mundo.

Una crueldad llena de inocencia, por cierto.

Ya no espero encontrar algo diferente en esta ciudad, donde la gente está contaminada gracias a los medios, ya no espero nada.

Por eso creo que, mi vida será un poco más buena que en Tomoeda.

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Título: Realidad

Card Captor Sakura

"él y ella"

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-¡Shaoran, levántate!-gritaron desde la planta baja de la bonita casa blanca, el muchacho se revolvió entre las sábanas y el cobertor, y su almohada dio contra el piso en un arrebato por seguir descansando, después de haber sido perturbado.

-h-huh…

-¡se te va a hacer tarde para la escuela!-repitió una mujer con voz diferente.

-¡recuerda que es tu primer día de secundaria!-le vociferó otra.

Un gruñido retumbó en la habitación que estaba decorada de manera masculina, estaba perfectamente ordenada, a excepción de la almohada en el suelo y algunas cobijas en el piso que el chico se había encargado de patear para quitarse el calor.

-¡te dije que tenías que levantarte más temprano durante tus vacaciones para practicar!-se quejaba otra chica desde abajo.

El muchacho descubrió de mala gana su cabeza y abrió sus ojos color miel, que se tuvieron que cerrar de nuevo por la luz que se filtraba por las cortinas y que le daba directamente en la cara.

-¿Cuándo será el día que dejen de gritar?-se preguntaba con voz adormilada el joven Shaoran mientras se sentaba con calma en el lecho. Observó la apariencia de su cuarto y se levantó.

Caminó hacia su baño personal mientras se rascaba la cabeza y desabrochaba el saco de su camisa para dormir. Ya frente al espejo del cuarto de baño se miró interminables minutos, su gesto aburrido y su cabello revuelto, como siempre.

Humedeció su cara y se lavó las manos a la perfección, después se retiró de ahí.

Abrió su armario donde no tardó en encontrar el bonito y elegante uniforme de la secundaria Jimbo. Era un traje de color negro, con camisa blanca que llevaba una corbata que iba a juego, tenía un corte bastante elegante y digno de un muchacho de secundaria y más uno con tan buena apariencia física como el joven de esa casa.

Tenía un rostro de piel marfil, lleno de rasgos bastante finos, pues casi toda su familia era femenina, aun así no perdía su masculinidad: su cabello rebelde de color castaño y sus cejas pobladas y oscuras ayudaban a comprobarlo. Era alto y tenía espalda ancha pero aun de un niño, alguien que se encuentra convirtiéndose en hombre.

Un joven muy atractivo y que hacía honor a su nombre y apellido.

Li Shaoran.

Cuando terminó de arreglarse o por lo menos de intentarlo, como pensaba él, bajó las escaleras con aparente calma, con su portafolio en una mano y la otra dentro de uno de los bolsillos de su pantalón oscuro.

-¡tardaste mucho en bajar, Shaorancito!-le reclamó una chica que le estaba esperando al pie de las escaleras y que tenía rasgos bastante parecidos a los de él, con el mismo color de cabello pero con ojos azules y piel más blanca.

-me quedé dormido, nada más.-respondió dejando su maletín en una sillón y después encaminándose a tomar su desayuno, en la mesa del pequeño ante comedor había cuatro mujeres más, tres de cabello castaño y una de cabello negro.

-¡casi tienes trece años!-rezongó una que estaba cercana a él, pero Shaoran solo rodó los ojos y dio un suspiró.

-Fuutie, deja a tu hermano en paz.- habló la única mujer de cabello negro, tenía unos enigmáticos ojos azules que miraban con fijeza al chico frente a ella.

Shaoran le regresó la mirada en silencio, después se dispuso a comer.

Cuando terminó se levantó y dejó los trastes en el lavadero, subió las escaleras, tardó unos minutos en bajar de nuevo a tomar su maletín, despedirse de sus hermanas y su madre y salir por la puerta principal.

Su casa era pequeña para una familia tan grande como esa, eran cinco hijos y la señora de la casa, la cual no estaba la mayor parte del tiempo por su empleo. Las chicas tampoco estaban muy seguido en casa, pues constantemente tenían trabajos por hacer, o bien eran citas con muchachos.

En realidad el que más tiempo pasaba en esa modesta casa era el único varón, Shaoran.

No tenía mucho que asear por que no había nadie que ensuciara, y podía pasarse toda la tarde encerrado en su cuarto, escuchando música o estudiando.

Era un niño bastante bueno en su casa, y su madre estaba orgullosa por eso, aunque realmente esa no fuera la cara que daba en la escuela…

-¡Shaoran!-llamó una voz masculina detrás del joven que caminaba con mucha tranquilidad por las calles de la ciudad.- ¡Shaoran!

El castaño se volvió un poco.- ah, eres tú…-dijo sin mucha emoción el joven Li.

-¡dos meses sin vernos, amigo!-respondió animadamente el chico que le alcanzó, le dio unas palmadas en el hombro y le examinó un momento.- aunque estemos en la secundaria tu cara sigue siendo de un niño…

-¿de que hablas?-le preguntó levantando una ceja.

-y uno muy bobo.-rió su compañero

-¡cierra tu bocota, Hiragizawa!.-dijo con la mejillas rojas por la furia que sintió.

-jeje, era un juego Shaoran.-apretó las mejillas del castaño y después se apresuró a golpearlas levemente.- siempre te tomas todo tan enserio…

Shaoran le lanzó una mirada asesina, pero después una sonrisita irónica se asomó por su rostro.- ¿eso crees, no?

Su amigo le miró interrogante y sin saber bien que responder. Lo conocía de toda la vida y aun así Li era muy impredecible…

Shaoran observó con satisfacción su indecisión, después notó que su amigo estaba un poco más alto que antes, Hiragizawa tenía una piel muy pálida y tenía un rostro atractivo y con bastantes rasgos occidentales, sus ojos eran de un azul marino muy oscuro y llevaba puestas unas gafas delgadas y que parecían muy sofisticadas.

Su cabello estaba corto y parecía peinado, aunque no en exceso, era negro. Y le quedaba aun mejor el uniforme de la secundaria, lo hacía ver más maduro y tranquilo.

Eriol Hiragizawa.

De pronto el joven albino se tornó serio y le miró.- Shaoran, sabes que la secundaria no es el mismo nivel que la primaria… y tú madre está haciendo un esfuerzo sobrehumano para poder pagar el instituto.

-yo le insistí mucho tiempo en que me inscribiera en una secundaria del gobierno, pero prefirió que siguiera en Jimbo…

-hubiera sido un gran desperdicio si entraras a una secundaria del gobierno después de haber estado en la primaria de Jimbo.-aseguró con firmeza el joven Hiragizawa.- pero aunque tú te hayas negado, mínimo deberías estar agradecido.

Shaoran se encogió en hombros.- no niego que lo estoy, pero tampoco voy a negar mi naturaleza…

-eres de esos que busca problemas.-refunfuñó el de ojos azules, mientras se cruzaba de brazos.- por favor Shaoran, piensa en tu madre… ¿Qué harás si te expulsan?

-no lo hicieron en la primaria… y me permitieron el pase a su secundaria…-dijo despreocupado el joven castaño.

-dicen que su director es más estricto…-afirmó Hiragizawa que si parecía preocupado.- la primaria es cosa de niños…

-suenas como mis hermanas o como esa niña del consejo… t-tu…. ¿Cómo se llama?-Shaoran rascó su frente tratando de hacer memoria.

-¿hablas de Daidouji?-rió Hiragizawa.- aunque todos digas que eres inteligente, nunca se te va a quitar lo distraído…

-…no creo que alguien piense que yo soy…-- pero su amigo le interrumpió.

-por eso nunca te expulsaron de la primaria, ven en ti a alguien excepcional gracias a la prueba del coeficiente... ¡será todo un orgullo para Jimbo que alguien importante haya estudiado ahí! ¡es parte de la publicidad!

Shaoran frunció el ceño pero no dijo más.

-además eres un líder nato, Shaoran.-le sonrió con amabilidad Eriol.

-"les probaré que no seré lo que ellos quieren que sea"-pensó con decisión mirando a la nada, sin prestar la mínima atención a su amigo.- "después verán lo que significa burlarse de un Li"

POOM POOM!

Shaoran volteó levemente a ver que era ese sonido, y se encontró con que era la bocina de un automóvil lujosísimo, con los cristales negros, Shaoran no dudó en que fueran antibalas.

-me pregunto quien irá ahí…-escuchó a su amigo murmurar.

-solo un tipo con suficiente dinero para presumirlo.-gruñó Shaoran apretando las asas de su maletín.

Él no era un chico adinerado, su madre tenía que repartirse gastos del hogar entre los pagos de las escuelas de sus dos últimas hijas y el pequeño varón. Así que no podía darse muchos lujos, quizás por eso no le gustaba del todo Jimbo, por que asistían chicos con mucha mejor condición económica que intentaban hacerle sentir inferior.

Shaoran sonrió cuando pensó en ellos; ya habían pagado el precio. Pero en cierta medida, tenía algo de desventaja.

-¡se ha detenido en la escuela!-informó Hiragizawa mirando al frente.- ¿Quién será?

Shaoran ya no dijo nada, solo observó como aquella personas era rodeada por un enorme grupo de personas vestidas de negro y después toda esa manada avanzaba sin dejar ver quien era la persona importante.

-quizás sea una estrella de cine.-sonrió el muchacho albino mientras volteaba a ver a su amigo, pero este no le prestaba atención.- ¡Shaoran, bájate de tu nube!

-¿huh… decías algo?-preguntó distraídamente.

-nunca vas a cambiar.-murmuró resignado el otro chico.

-¡buenos días, primores!-Shaoran lanzó un bufido mientras una mano resbalaba por su rostro al escuchar esa voz, con algo de exasperación bastante fingida, y Eriol se dio la vuelta con una sonrisa llena de ternura.

-tenía que ser la novia…-murmuró para si Li, sin esperar a los jóvenes.

-¿Qué le sucede?-preguntó con algo de preocupación la chica recién llegada, Eriol le observó en silencio con su dulce sonrisa.

Ella era preciosa, su piel era tan pálida como la del joven frente a ella, su rostro era delicado y tierno; sus ojos eran amatistas con un brillo peculiar, sus labios eran sonrosados.

Su cabello era grisáceo, largo y lleno de bucles. Y toda ella despedía un dulce olor a rosas. Era algo alta pero no tanto como Eriol o Shaoran.

Era una chica muy inteligente y astuta, además de observadora… quizás por eso notó algo especial en Eriol, pues para muchos era un tipo algo …raro… había sido la encargada del consejo estudiantil en la primaria y era la voz principal del coro en la primaria y en la secundaria.

El uniforme le lucía divino, la falda tableada de color negro junto con el saco y la corbata del mismo color, y la blusa y las calcetas blancas.

Tomoyo Daidouji.

-está nervioso por que ya está en secundaria.-dijo burlonamente Eriol mientras tomaba la mano de su novia.

-eso me preocupa un poco.-comentó Tomoyo colocando un dedo sobre su barbilla, con expresión dubitativa.- se metió en muchos problemas… siempre era un punto importante en las juntas del consejo… nos preguntábamos quien podría hablar con él para que calmara su actitud en contra de los administrativos…

-solo les jugó un par de bromas.-rió Eriol recordando todo lo que su amigo les hizo pasar a los adultos.

-aunque se volvió un dolor de cabeza para muchos.-asintió con una sonrisa Tomoyo.- creo que hasta el director sintió alivio cuando terminó el curso…

-jajaja tienes razón.-Eriol apretó con cariño la mano blanca de la jovencita, ella le miró con detenimiento y como sus ojos brillaban cuando se encontraban con los suyos.

-te extrañé mucho, Tomoyo…-Eriol se detuvo a mitad de la calle, junto con la joven Daidouji, muchos alumnos que iban camino para Jimbo sonrieron al verlos y otros les miraron con curiosidad pero aun así los pasaron de largo.- estos meses fueron demasiado largos…

-¿incluso cuando nos citábamos una vez por semana?-le preguntó algo sorprendida la joven de mirada amatista.

Eriol tomó sus dos manos con las dos de él, acercó su rostro al de ella y besó con delicadeza su frente.-¡Eriol, se nos hace tarde!-irrumpió Tomoyo con una sonrisa.

Aun cogidos de la mano corrieron dentro del edificio, muchos les observaron.

Llegaron hasta un pasillo donde había muchos alumnos observando las listas de salones.- ¡juntos Eriol, estamos juntos!-gimió con felicidad Tomoyo cuando salieron de la multitud.- ¡apresurémonos!

Siguieron corriendo por los largos pasillos, hasta que encontraron su aula de primer grado.

Se dieron cuenta de que no eran los únicos que iban corriendo, y que buscaban un lugar dentro de todo el salón, Tomoyo divisó al muchacho castaño, el cual miraba con atención fuera de la ventana, aparentemente aburrido.

-nos tocó con Li.-le susurró Daidouji a su novio, el muchacho sonrió satisfecho y se acercó a él.

-un año más juntos, amigo.-rió Eriol sentándose en una banca cercana, Tomoyo se sentó frente a él, a un lado de Li.

Shaoran lo miró y después a Tomoyo.- que honor… -dijo con algo de ironía el joven castaño.

Se sintió frustrado por ver a Tomoyo ahí sentada a su lado, conversando amenamente con Eriol de quien sabe que cosas… los miró algunos minutos y después volvió a la ventana…

Él había amado –sino es que aun lo hacía.- por mucho tiempo a Tomoyo… y ella ni siquiera se había enterado… ¿Cómo había terminado con Eriol, apretó sus puños contra la banca.- demonios…

-¿estás bien, Li?-preguntó con su dulce voz, la joven amatista, Shaoran solo pudo mirar el reflejo de ella en la ventana, y como se distorsionaba.

-seguro…-susurró, Eriol le miró con atención.

Se imaginaba lo que pasaba con su mejor amigo, él lo apreciaba mucho… sobre todo por que, habían estado la mayor parte de su infancia juntos, pero él no podía mandar sobre su corazón y borrar sus sentimientos por Tomoyo, así como no podía controlar el corazón de Tomoyo para que fuera a los brazos de Shaoran.

Ella lo había elegido a él…

Él no tenía la culpa de que se hubieran enamorado de la misma niña.

Hiragizawa lanzó un suspiro quejumbroso sin quitarle la mirada a Shaoran.

Tomoyo los miró algo dudosa, pero después sonrió.- "como han sido amigos de toda la vida seguramente se comprenden a la perfección…"-pensó entusiasmada.

Los tres escucharon como se cerraba la puerta del aula, dando paso a un profesor que jamás habían visto, era un hombre de unos cincuenta años, pero que aun no tenía el cabello cubierto por canas, les sonrió afablemente.- buenos días, soy el profesor Motomochi, me encargaré de darles ciencias.

Shaoran siguió mirando por la ventana, sin prestar atención a lo que el hombre decía… ni siquiera escuchaba algo, solo podía mirar el reflejo de la joven Tomoyo que miraba al frente con una sonrisa.

Era hermosa, sin duda alguna… quizás eso fue lo primero que llamó su atención, y después… su dulce y extrovertida personalidad…

Después miró el reflejo de Eriol que permanecía pensativo y con la cabeza baja, ¿en que estaría pensando?

Pero algo interrumpió sus pensamientos, el sonido de la puerta abriéndose de nuevo. Él miró de reojo solamente.

-¡di-disculpe por llegar tan tarde!-dijo una vocecilla, demasiado tierna aunque algo chillante.- ¡¡me equivoqué de salón!

Todos guardaron silencio, viendo al pequeño personaje.

-¡te equivocaste niña, esta no es la primaria!-dijo riéndose algún niño, la jovencita recién llegada le miró algo sorprendida pero también nerviosa.

-e-etto…

-¿ya la viste bien?-se escuchó un murmullo.- es una bolita…

-jaja tienes razón…

y en cierto grado era verdad, la pequeña niña tenía piernas muy cortas, con muchos esfuerzos llegaba a la cadera del profesor, también tenía brazos cortos y tenía una carita redonda con mejillas muy sonrosadas, su cabello castaño tenía un curioso corte, y lo tenía atado en dos coletitas que la hacían ver más infantil.

Era como una bolita con piernas y brazos. A pesar de todo lucía tierna y encantadora.

-y-yo… estoy en secundaria.-murmuró quebradizamente, bajó la cabeza.- por favor… revise sus listas…-pidió al profesor, este solo asintió pero parecía que tampoco estaba muy convencido de que fuera una chica de doce o trece años…

-¿tu nombre?-preguntó revisando sus hojas cuadriculadas.

-Kinomoto… Sakura Kinomoto.-respondió en voz bajita, con las mejillas más rojas.

-tiene razón.-dijo para si mismo el profesor Motomochi.- bien, entonces busque un lugar para sentarse, y para la próxima vez procure llegar más temprano…

-g-gracias.-asintió atolondradamente.

Observó el aula y como todos le miraban con curiosidad y diversión, pasó saliva dificultosamente.- no… no hay lugar…-le comunicó la pequeña al hombre.

El profesor solo le sonrió.- entonces ve a pedir una silla y una mesa…

Todo el silencio fue arruinado con el sonido de una silla arrastrándose.- siéntate

Los pequeños ojitos verdes de la niña tintinearon al ver al chico que se había levantando y le ofrecía su lugar, un niño castaño y de expresión huraña.- iré por un asiento.-informó el joven Li al profesor, este solo asintió.

La pequeña Sakura a penas y alcanzaba la banca, cuando logró sentarse correctamente, sus piernas quedaban volando en un gran espacio, y la mesa le quedaba aun algo alta.- hoe…

De pronto sintió como todas las miradas estaban sobre ella, sus mejillas se volvieron a encender.- ¡vamos chicos, presten atención!

Todos volvieron sus cabezas al frente, pero uno que otro le miraba de reojo, Sakura bajó la mirada.- "esta escuela será igual a la anterior… ¡estoy segura!"-apretó sus ojos con fuerza, mientras sus puños jugaban con la tela de su falda.- "pero… ¿quién era ese niño?"

Miró por la puerta donde él había salido.- "fue tan amable… y tan gentil"-sus mejillas se enrojecieron aun más, y en su pequeña boca se vio una sonrisita.

CONTINUARÁ

Ya sé que debería terminar todo lo que tengo pendiente, pero creo que no pude resistir más para subir esta historia :9 ¡prometo que la próxima vez actualizaré las otras! Es solo que me encontraba inspirada esta… no sé por que….

Espero que si la leen puedan dejar un review, creo que esta historia será más romántica de lo normal ¡y vaya que tendrá drama! u.uU también será muy chiquita, ojala les guste. Esto es solo una pequeña introducción, o algo así jeje

Además está algo fuera de lo normal jejeje el próximo capítulo podrían entender más a fondo el por que 3:9

Nos vemos pronto, espero que este fin de semana!

Y dejen review, por favor!

Se despide, lady.