Prompt #8. Amor para vender. Tabla Quemaduras de pólvora.
Una virgen
I got love for sale
come on, get some
before it gets stale again
Twilight singers
—¿Lo has traído, cierto?
El demonio está encadenado y limitado a un escaso círculo que abarca un pentagrama: dos hechizos combinados de la excelsa tradición Sanguu-Hiragi.
Ella sonríe, buscando disimular su sorpresa ante la situación.
—Bueno, no es como si fuera algo de lo cual pudiera deshacerme...
—Dámelo ya. A eso has venido, ¿no?
Shinoa se sonroja profusamente. Deja la charola de comida a un lado. Solo un momento atrás convenció a Mitsuba de irse a dormir (con Shiho...), dejándole la tarea que usualmente se hace de a dos: uno se acerca con sigilo al demonio para entregarle la cena de un lado. El otro se mantiene a la defensiva, en caso de que él ataque sorpresivamente. Pero los encantamientos de Shinoa son los más fuertes, ¿cierto? Retienen a Asura alcanzando y sobrando el talento.
Claro. Aunque la matara, no podría dejar el sótano. Y está muy débil para soltarse. No ha comido y mantener el control por nueve días ya, es exhaustivo para él.
Creen que no tardará en dejar a Yu. No debe. Pero...
Shinoa tiene inseguridades. Cada vez le cuesta más convencer a los demás y a sí misma. Si la escuchan, de momento, es por una mezcla de lástima y falsas esperanzas. Para con ella, lo primero. Para con Yu lo segundo. Y el tiempo apremia, sin embargo.
—Muéstrame lo que tienes —exige Asura.
Shinoa hizo una mueca. Su rostro se volvió aún más semejante al color de las fresas maduras. Ella sabía lo que pedía. Había leído sobre los antiguos rituales de ofrendas y Guren le hubo contado de ellos. Mahiru también. De lo que hicieron para frenar su propio demonio.
Asura mismo, dos noches antes, hizo la atrevida propuesta, por la cual Kimizuki le llenó el rostro de moretones que tardaron en sanar hasta la víspera de la visita de Shinoa.
(Y que por parte de Mika -que amaba a Yu y defendía su cuerpo poseído más que el propio- le hubo valido su propia cantidad de golpes e insultos a Shiho, que se había escudado en la falta de respeto hacia su querida Mitsuba, ni más ni menos.)
No habría tomado una resolución tan extrema sin tener todos los pormenores en cuenta y tras verterse discretamente una botella de vino consagrado en las venas, a la usanza de las ofrendas del Mediterráneo, había acudido a Asura convencida de darse completa.
Para una chica que se había ido desprendiendo de sus romanticismos antes de darse el lujo de tenerlos siquiera, desde que se acordaba, su primera vez propiamente dicha era algo para más o menos atesorar, hasta que alcanzara la edad en la que su hermana había perdido la virginidad y la vida.
Fue lo bastante difícil rechazar proposiciones y frenar intentos de violación, en favor del amor que llegó y la rompió en mil pedazos, con la cuasi indiferencia de su objeto amado.
Y lo hubiera sido más de vivir con el no de Yu implícito, si no fuera por Mika, quien competía con Shinoa en intensidad de los sentimientos y audacia por ellos desde su entrega total en silencio. Habiendo perdido ambos sin que hubiera competencia oficial siquiera, pues matar vampiros y salvar a sus camaradas en el día a día, sobre todo a Guren, se había convertido en el raison d'etre de ese chico energético con una espada, grandes ínfulas y esperanzas.
Entre Mika y Shinoa existía un compañerismo seco que prometió tornarse la amistad que se da entre familiares políticos. De saber lo que ella iba a hacer, la habría despreciado, sin duda. O hubiera tratado de convencerla, pasmado, de que no lo hiciera. Si no ambas cosas.
—Aquí está. Una virgen para ti. La primera en siglos, ¿o me equivoco?
Shinoa mantuvo su sonrisa como si estuviera pasándole un informe a Guren Ichinose sobre sus hazañas exitosas en el campo de batalla. Y mientras tanto, con los músculos tensos, se subió la falda del vestido hasta la cintura, mostrando su ropa interior.
Asura chasqueó la lengua. Shinoa se repitió que poco tenía de Yu, aparte del rostro, contorsionado por una ira y un deseo tan intensos que lo alejaban de la determinación limpia y hasta dulce con la cual el muchacho al que ella tanto quería encaraba sus desafíos.
—Un siglo. Casi virgen. Puedo sentir la esencia de Guren Ichinose sobre ti. Ya hubieras querido que fuera la de Yuichiro, ¿cierto?
El vino sacramental se avivó en las mejillas de Shinoa, quien se mordió los labios para recordarse a sí misma proseguir, habiendo llegado tan lejos. Bajó sus manos, que temblaban y comenzó a desabrocharse los botones de la prenda de una pieza.
—Eres muy inteligente...eso es algo que no le he dicho nunca a nadie. Hasta me he preguntado si pasó.
Asura se carcajeó. Fue más bien un jadeo repleto de cinismo. Sus ojos chispeaban con el anhelo destructivo de una bestia hambrienta.
—Por supuesto que pasó. Estabas menos ebria que ahora. Era Navidad, tu cumpleaños. Él te felicitó, llevándote aparte, te descorrió la ropa y te manoseó por todos lados hasta quedarse dormido.
Las lágrimas bajaron por las mejillas de Shinoa. Eran producto de la mezcla de humillación con el recuerdo más o menos exacto pero tan desnudo como ella tenía que estar para el ritual. No era necesario. Sin embargo, un gusto sádico para él.
—Ni siquiera sabías cómo tener un orgasmo hasta que él te enseñó. Y luego, simplemente fantaseaste con que él volvía a propasarse, más duro, más fuerte y adentro. Pero nunca se dio porque Guren Ichinose no es nada tonto y con tu hermana tuvo suficientes mujeres Hiragis para toda la vida.
—Suficiente tú, Asura —lo cortó Shinoa, en un arranque de cólera contenida—. ¿No quieres tu ofrenda?
—No la quiero más de lo que tú necesitas lo que me pedirás a cambio.
—Este cuerpo nunca fue poseído. Lo sabes, Asura. Te ofrezco la energía de mi sensualidad floreciente, la rosa de mi virtud, a cambio de...
—El cuerpo de Yu. Que casi me pertenece.
—Casi.
—Como tú eres casi virgen.
Shinoa se muerde tanto los labios para no replicar que se le hace un corte sangriento. Probablemente eso le guste, piensa al borde de desvanecerse de la impresión pero sin dejar de pretender un dominio que no tiene porque Yu no regresa al mundo desde hace diez días.
—Quítate todo.
Pensó que al menos tendría la dignidad de la ropa interior. ¿No? Hace de cuenta que lo sabía, de todos modos, que él es un chico impaciente (aunque ni siquiera sea un chico, propiamente dicho y teniendo la fisionomía de Yu pero no su dulzura cálida y su ignorancia con respecto al sexo) y ella, un poco más experta, la que lo va a orientar, al tiempo que deja su pureza de lado.
Así habría sido una primera vez de regla entre ellos, ¿no? Fantaseando un poco, después de una boda más o menos arreglada, con Guren dando el permiso a pesar de sus celos y los Hiragi consintiendo sin que les importe en lo más mínimo un receso de ellos. O rápido y con torpeza, en las barracas o amparados por la resistencia posterior a un campo de batalla. En alguna ciudad a medio tomar por los vampiros, excitados por la supervivencia, anestesiados por el luto, queriendo unirse y pensar en otra cosa.
¿Se había perdido de tanto? Lloraba pero se repetía a sí misma que no. Estaba en un punto en el que sería violada tarde o temprano si no se precipitaba por voluntad propia. ¿Y qué mejor motivo que el de ayudar a Yu?
—Tanto teatro y estás mojada. Tócate. Veamos si valió la pena lo que te enseñara Guren Ichinose.
¿Seishiro en una celda? ¿Un vampiro, como ese Crowley, metiéndole mano hasta desangrarla? ¿Qué más?
—Asuramaru, promételo. Sella la promesa. Y seré tuya. Te entregaré los disfrutes carnales que solicites de este cuerpo y luego te enterrarás profundo dentro de Yuichiro Hyakuya sin que volvamos a saber de ti durante treinta años —pronunció Shinoa, resueltamente, dibujando con signos el pentagrama bajo sus pies y haciendo brillar el contrato fantasmalmente en sus manos.
Asura se echó a reír como si fuese muy graciosa su demanda.
—¿Por una casi virginidad, treinta años? Estás de chanza, bruja. Vístete y lárgate antes de que me suelte y te haga pagar esta insolencia.
...Shinoa titubeó y estudió con cuidado, en la oscuridad surcada por un rayo de luna desde la ventana y su propio poder lumínico. Él no podía soltarse, no así como así, con dos hechizos tan fuertes conteniéndolo. Su amenaza se debía a que estaba exaltado. Cierto taimado orgullo le colmó con calor el pecho: en la entrepierna del pantalón de Yu se apreciaba una dureza innegable. Estaba interesado en el contrato. Solo había que...regatear.
(El mero pensamiento la hizo sentir enferma y horrorizada consigo misma, lo cual la empujó una vez más hacia el llanto pero para variar resolvió continuar.)
—Por mi virginidad y pureza. Veinticinco años.
—Eso es más de lo que Yuichiro tal vez viva.
—Veinte.
—Harás todo lo que yo diga.
—...mientras que no implique poner en peligro a nadie más.
—Y beberé tu sangre.
—No la suficiente como para que eso me mate.
—Hecho. Veinte años. Y eres mía esta noche. Ven aquí. Ahora.
¿Veinte años? Shinoa experimentó gozo y hasta gratitud. Avanzó hacia Asura sin aire, emocionada. Siendo sincera, por su cuerpo (aún si el demonio no hubiese detectado sus primeros juegos con Guren...) no esperaba más de diez en el mejor de los casos y se hubiera conformado, humillada, con cinco. Valgo veinte años, eso sería mucho dinero, ¿no? Había cierto desconsuelo y más ganas de llorar en ese pensamiento. Se sentía sucio. Era la confirmación de que si Yuichiro regresaba, tanto como ella quería, se apartaría de ella con asco. No podrían ni ser fugaces amantes. El horror y el rechazo dominarían la relación porque, ¿cómo sería capaz de volver a ver el rostro de quien arrebatara su inocencia sin recordar esa noche en que se rindiera?
Siempre tomé decisiones que no pudieran ser cuestionadas por un hombre. ¿Estaría aquí aunque fuera uno o sería Mitsuba la que se sacrificaría? Era más lógico, sin embargo, que fuese ella, ¿no? Era su escuadrón, su responsabilidad. Y a un muchacho le tocaría más el ego, ¿verdad? Y bien o mal, era deseada. ¿No era ese el epítome de haber nacido mujer?
(Nada de eso era del todo cierto pero se lo repitió hasta más o menos convencerse.)
Nada podía hacer con el asco por sí misma y por la situación. Sonrió con tristeza, disipando los signos de talismanes en el aire y llegó hasta Asura, quien la miraba con baba cayéndole por la boca de Yu.
—Desátame.
—No puedes dejar el sótano ni lastimar a otros.
—Hacer chillar a una hija de los Hiragi es más que suficiente para mí.
Shinoa rompió el maleficio de Mitsuba. Eso la despertará pronto. Ella notará que no estoy en la cama y querrá bajar. No podrá hacerme mucho antes de que esté con los demás frente a la puerta.
¿La verían desnuda? Shinoa cerró los ojos y se dejó abrazar con brusquedad. Tendrían que entender sus motivos y respetarla. Eran amigos, después de todo. Y lo que ella hacía se debía a Yu.
—¡Sangre! –exclamó Asura, clavando con gula los dientes en la piel del cuello de Shinoa, tras aspirar su aroma y apretar la entrepierna, aún cubierta por el pantalón, contra su humedad hasta el dolor.
—Toda tuya...—ella murmuró, resignada a las caricias que invadieron su cuerpo.
Terminaría pronto, ¿no? No podía ser peor que el de romperse un hueso, ¿cierto? Ella ya había estado hospitalizada por heridas así.
—¡¿Shinoa?! ¡¿Estás ahí abajo?! Ayúdame, Shiho...
Tal y como ella supuso que sucedería, los otros (liderados por Mitsuba) ya casi la habían encontrado.
—...tendrás que apurarte si quieres tu sacrificio.
Asura suspiró con molestia.
—Vale. Me has estafado con lo del tiempo. Pero lo haré valer. Te sorprendería de lo que soy capaz.
La mano de Yu-Asura descendió por el vientre de Shinoa y encontró ese punto que evidentemente buscaba...donde se hundió con uñas afiladas, sin que ella pudiera evitarlo.
—¡Eso no! –exclamó ella, intentando apresar su muñeca pero el dolor punzante de su carne rota la debilitó. Con un simple tajo, el demonio que poseía a Yu había abierto la zona bajo su estómago y rebuscaba entre sus órganos con una destreza solo diabólica y una expresión de satisfacción en la cara.
—No sé de dónde sacaste lo de las costumbres de mis ofrendas pero siempre pido una virgen porque el útero sabe horrible si no. Puedes seguir viviendo si se apresuran a cerrarte, el contrato sigue vigente...
(Eso y las explosiones en la puerta fueron lo último que escuchó.)
N/A: Casi lo olvido. Felices Pascuas. Disfruten la cena tanto como Asura.
