iCarly y sus personajes no me pertenecen
Dos lados
Pensaste que él era ideal para ti, lo sentías y te lo decían, así que como decidida a echar las cartas y arriesgar la última jugada, confesaste un amor de adolescente de rodillas temblorosas y pensamientos color rosa. Él aceptó intentar porque te quería y, en sus palabras, podemos hacer que esto funcione.
Sam y Freddie. Sonaba bien, parecía simular un para siempre.
Pero, la mirada incrédula enfrente comunica todo menos un final de cuento. Lo peor es que ni siquiera es culpa del castaño; no podría serlo, aunque buscases cuanta falta mínima o no cometió durante tres años de relación. No, él es el novio perfecto. Son la pareja perfecta. Te sientes bien a su lado, te sientes tú misma.
¿Qué falta entonces, Puckett? ¿Qué hallaste en la residencia Shay, entre bromas femeninas, pequeñas manos delicadas y una sonrisa dulce? La expresión de Freddie sería capaz de fulminar algún ser o llenar de nubes grises el espacio cielo de tus ojos ahora, nunca lo habías visto así.
¿Qué falta?
—Entonces, es eso.
Eso porque siempre te presumiste atada a ese lugar y a las múltiples memorias que traía, al lazo imposible de romper y el afecto eterno. Porque sabías, no eres estúpida, que Carly Shay siempre estaría primero, pero no entendías qué era el eso que te empujaba a anhelar verla sonreír y contarte las cosas sólo a ti.
El sinfín de tardes y el noviazgo cambió todo ello. Dolió, cual herida hundida en grietas de negación. La necesitas más de lo que precisas la compañía de tu propio novio, pero los amas a ambos. A tu manera, a cada uno.
No es suficiente para él.
—Soy tan idiota. —se lamenta Freddie, cubriéndose el rostro con las manos y sonriendo, amargo—. Esas tardes de chicas no eran para contarse historias y hablar de chicos, no. No, nunca lo fueron.
—No.
Ignoras el motivo de no insistir en refutar sus argumentos. Ni siquiera puedes predecir qué sucederá de ahora en adelante, Sam, estás tomando un riesgo demasiado caro. Continuar, si es que a esto puede llamársele seguir, puede romper lo que lograron desde el principio.
Y arriesgas todo por Carly Shay, como de costumbre.
—Lo siento. —musitas, recordando la primera vez que aquella oración fue dedicada al joven destrozado en la habitación. También lo hiciste por ella esa noche—. De verdad, Freddie.
—Ya basta. —responde él, quizá herido de ser segundo mejor de nuevo, de atreverse a amar a Samantha Puckett para recibir esto, de la incapacidad de lastimar a las chicas y las palabras en la punta de la lengua sin sentido coherente.
Debería gritar. Necesita gritar, lo notas. Él me mira, sin embargo, como probando lo contrario y traen otro par distinto a su retina y la eterna pregunta de que, tal vez, estaba destinado a hacer lo que sea por sus mejores amigas, pero no esto.
Ya no. Suficiente.
—Te amaba. —suelta, estrangulado, antes de azotar la puerta tras de sí. La eternidad se corrompe con el tono muerto de la voz grave y eres incapaz de echarte a llorar como deberías, pues no volverá.
Sólo te derrumbas en el mullido sillón contiguo, el fantasma de labial de cereza bailando con el recuerdo de esta noche, en el viejo estudio de iCarly. Si no fueras tan obstinada, si hubiese actuada desde que lo descubriste, si no te hubieses empeñado en pretender que las cosas seguían igual…
El destino te odia, definitivamente, pues no es coincidencia el encontrar imposible olvidar el aroma a moras silvestres del cabello de Carly y el rostro desencajado de Freddie al ingresar. Ahora, las piezas no encajan.
Nunca terminaron de encajar, en primer lugar.
N/A. Porque es imposible negar que Carly&Sam tiene más desarrollo que el Creddie y el Seddie juntos. Preguntas, comentarios y todo eso con reviews.
