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La lluvia le azotaba el rostro, la falda se le levantaba con sus rápidos movimientos, maldito tráfico del primer día de clases y para el colmo la primera clase era literatura, si de por sí era difícil trabajar con Snape, esto seguro la colocaba entre sus menos predilectas este año…

Llegó a la escuela y se abrió paso entre los grupos de alumnos que se saludaban después de las vacaciones. Alisó su falda y sacudió unas cuantas gotas de su cabello, respiró hondo, antes de tocar levemente la puerta con los nudillos y asomar su rostro.

El salón entero se volvió a verla, Snape siguió concentrado en la lista.

-Profesor Snape, ¿puedo pasar? – el mencionado irguió el rostro y escaneo a Hermione de pies a cabeza.

-Sólo por ser el primer día señorita Granger – dijo con severidad. Ella entró a la pieza y, para su desgracia, sólo había lugar en el escritorio de en frente, tragando saliva, tomó valentía y se sentó. Snape comenzó la clase explicando cómo se iba a evaluar este año, qué libros leerían y qué ensayos realizarían.


Manfariel