La Boda de Millerna y Dryden
Por: ziann-schezard
Todos los personajes pertenecen a sus respectivos autores.
I.
LA VIDA CONTINUA
Un anhelo, un simple deseo, una meta inalcanzable traducido en poseer aquel imposible y luchar contra lo que te aleja de esa ilusión, evitando a cualquier precio esa separación y así alcanzar de una vez por todas la felicidad…
Un anhelo.
Se sentía demasiado cansada, últimamente la apatía la dominaba, quería olvidarse de todos sus problemas y hasta de quienes le rodeaban, añoraba ese extraño mundo y a sus singulares habitantes. Odiaba admitirlo, pero así era. A veces se arrepentía de la decisión que había tomado, sin embargo sabía perfectamente que fue la mejor, o tal vez era la manera de justificar esa separación.
Esa mañana había sido por demás aburrida y llegada la última clase sus ojos comenzaban a traicionarla, observaba sin atención como el profesor anotaba las indicaciones en el pizarrón y sus demás compañeros copiaban en sus respectivas libretas. No pudo más, se dejó vencer para quedarse dormida y darle la bienvenida al mundo de los sueños, aquel en el cual revivía los momentos vividos tres años atrás, cuando aun era una jovencita inocente de quince años sin grandes preocupaciones, situación que cambió cuando lo conoció.
Fue un sueño que la llevó a un lugar familiar, al de siempre. Sentía el suave pasto bajo sus pies, estaba húmedo, probablemente la había precedido una tormenta. Examinó con cuidado el paisaje terrestre, era una colina rodeada de bosques. Respiró profundamente intentando guardar en su memoria la fragancia del ambiente, deliciosamente conocida. Se recostó sobre el suelo con la vista hacia el cielo, era de noche y por lo mismo adornado por las estrellas, sin embargo lo que más llamaba la atención era el formidable cuadro que presentaba la Luna acompañada por la Tierra, una imagen que jamás olvidaría y siempre buscaba en el mundo real.
"Gaia" balbuceó.
"¿Hitomi?"
"¿Dónde estás?" abrió los ojos con pesadez, encontrándose con el rostro preocupado de su mejor amiga… Nuevamente, su sueño había terminado, "Yukari… ¿qué pasa?"
"Te quedaste profundamente dormida, tuviste suerte de que el profesor no lo notara"
"¿La clase acabó?" se levantó estirando cada músculo de su entumido cuerpo.
"¡En serio estás en otro planeta!"
"No te alejas de la realidad" dijo un poco en broma, sabiendo la verdad detrás, "¿Nos vamos?"
"Eso ni se pregunta, sólo contaba los minutos para que la clase acabara. Este día ha estado muy aburrido, casi nada de acción"
"Tampoco lo niego" sonrió, "lo mejor de todo es que mañana no habrá clases"
Ambas chicas iniciaron la marcha de regreso a sus respectivos hogares, siempre juntas y por el mismo camino. Esa era la rutina de todos los días al término de las clases, aun cuando Hitomi tuviera práctica, Yukari la esperaba a la salida. Eran las mejores y más grandes amigas.
"¿Qué es Gaia?" preguntó ingenuamente la chica pelirroja.
"¿Perdón?" puso cara de asombro.
"Si, Gaia" repitió, "lo mencionaste mientras dormías"
"Gaia" miró hacia el cielo lleno de nubes.
A pesar de ser su mejor amiga, Hitomi había evitado cualquier conversación acerca de su visita a aquel mundo. Por su parte, Yukari jamás la interrogó sobre su misteriosa desaparición, esperaba que algún día ella le tuviera la confianza suficiente para contarle lo sucedido.
"Gaia es un lugar maravilloso, tan diferente a la Tierra, pero a la vez semejante. Lo describiría como único y especial"
"Hablas como si de verdad existiera" la interrumpió, "debes dejar de ver esos programas fantasiosos, te están afectando"
"Sólo un lugar de mi imaginación, claro" sonrió pesadamente, "Cambiando de tema, ¿cuándo llega Amano?"
"¡Amano!" su rostro se iluminó lleno de felicidad, "mañana en la tarde. Bueno, eso me dijo hoy en la mañana y quedó en confirmarlo por la noche. No estás interesada en él, ¿o si?"
"¡Cómo se te ocurre pensar eso!" negó rotundamente, "Amano es el novio de mi mejor amiga, además…" volvió a mirar al cielo.
"Hay un chico que te trae de cabeza" señaló triunfante.
"Yukari" suspiró moviendo la cabeza de un lado a otro.
"Vamos, Hitomi, tengo años de conocerte y en ese tiempo no te he visto si quiera suspirar por alguien. O eres muy buena actriz o empezaré a pensar que tienes un problema"
"Hay muchos chicos guapos en la escuela, no te lo voy a negar, pero…" la frase con la que terminaba decía: nadie puede ocupar 'su' lugar, y arrepintiéndose en el último momento, "no hay quien llame mi atención"
"Saliste exigente, debo decir…"
"No es exigencia, además nadie se ha acercado a mi"
"Porque tu no lo permites, he sabido de varias personas que darían lo que fuera por tan solo cruzar una palabra contigo. Aunque lo ignores, eres popular"
"Ese papel no me queda" contestó sin mucho interés.
"Vaya contigo, deberías mostrar un poco de emoción… Sospecho que hay algo más detrás de todo eso" se notaba molesta, "¿A caso no somos amigas?"
"Así es, y si fuera como tu dices te lo habría dicho, no ha alguien en este mundo quien llame mi atención" trató de arreglar la situación, "pero aun no logro descifrar si fue un sueño o fue realidad" esto último lo pensó.
"Está bien" sonrió, "te creo"
Últimamente Yukari cambiaba de humor casi como de ropa, las consecuencias de ser adolescente, pero cuando estaba con Amano o tan sólo se mencionaba su nombre, se convertía en un terrón de azúcar.
Hitomi llegó a su casa antes de la cena, con el tiempo suficiente para tomar un refrescante baño que le ayudaría a aclarar unas cuantas ideas y soñar con aquel mundo mágico que un día conoció.
En esos momentos, en otro mundo, perteneciente a otra dimensión, una pequeña conversación se llevaba a cabo…
"Ya se han entregado todas las invitaciones" un hombre se encontraba sentado en un gran sillón detrás de un escritorio bellamente decorado por una carpeta roja con flecos dorados, en cuyo centro se encontraba bordado el escudo de la familia real.
"Casi todas"
Lo corrigió una chica que miraba por el ventanal por donde se apreciaba la majestuosidad de la cuidad de Palas, digna capital de Astoria. El sol de la tarde bañaba el mar, coloreándolo de un rojo cereza y destellos dorados.
"¿A qué te refieres? Ya no queda una sola" recorrió con la mirada la superficie del escritorio buscando algún sobre faltante.
"Ahí no la encontrarás" se acercó enseñándole el sobre blanco con el sello real que tenía en su poder, "la tengo yo"
"Creo saber de que se trata" levantándose de su asiento se dirigió hasta el lugar donde la chica se había detenido, "sabes bien que eso no puede ser posible"
"Lo sé… pero aún no pierdo las esperanzas de verla"
"Yo también lo deseo, pero no es tan fácil. Ella regresó a su mundo, esa fue su decisión, y es muy difícil que vuelva… El pendiente lo tiene él"
"Oh, Dryden, si hubiera una manera…"
"Si hubiera una manera, estoy seguro que vendría" abrazó a su futura esposa.
"No debí hacerla" se acurrucó entre sus brazos.
"Tampoco te arrepientas, ella es una persona especial para todos, por eso siempre está en nuestros pensamientos"
"Dryden… eres muy dulce" devolvió una sonrisa, borrando todo rasgo de aflicción de su rostro.
"Sonriendo me gusta verte Millerna"
Pasó un momento antes de que abandonaran la habitación, dejando aquella invitación faltante sobre el escritorio, y como si ésta hubiera estado esperando que se marcharan, una columna de luz azul-verde la rodeo para después desaparecer no sólo del salón, sino de todo el planeta… Su destino, otro escritorio, más rudimentario que el primero, lleno de libretas escolares y otras cosas similares.
FLASH INFORMATIVO
Ziann is back!!!!
Y la historia elegida para el magistral regreso es esta… actualizaré lo más rápido que pueda, entre el trabajo, mis vacaciones forzadas, el desafío de deviantart y muchas bodas (de la vida real) prometo no desaparecer de nuevo.
Ligeros cambios en el capítulo, pero el siguiente ya está en proceso de corrección.
jane!
