-Felicidades Albafica te hago entrega de tu nueva armadura de Oro Piscis para así convertirte en el nuevo caballero de Athena
Todos estaban presentes: Caballeros de Plata, Bronce y Oro, los patriarcas, la misma diosa Athena estaba presente claro pero ella tan solo era una pequeña niña de seis años
Albafica tomo la pesada caja de Oro que contenía su nueva armadura, estaba agotado haber peleado cuerpo a cuerpo con doscientos aspirantes a caballos de oro no era tarea fácil, mientras camina a la última casa, la casa de piscis el patriarca hablaba
-Tu entrenamiento comenzara mañana mismo para que puedas aprender a controlar las rosas del santuario
Estaba tan cansado solo quería descansar, daba pasos pequeños y arrastraba los pies se tambaleaba y veía borroso
-¿quieres que te ayude con tu armadura?
Una voz detrás del resoplo en el viento
Volteo su rostro para ver quién era, otro chico de su misma edad, pelo rubio y largo que llegaba abajo de sus hombros unos ojos color ámbar muy lindos y rostro cálido pero a la vez fuerte, portaba una armadura de oro tenía una capa blanca larga cayendo hasta sus tobillos
-¿Qui-quién eres? –Pregunto con sus pocas fuerzas-
-Shion…. –hubo un leve receso de silenció- disculpa quise decir Shion caballero de Aries servidor de la diosa Athena – al decirlo se puso en posición de firmes y alzo un poco más la cara para mostrar fortaleza-
Los ojos de Albafica se estaban cerrando pero se resistía pues quería seguir observando al chico, con pocas fuerzas, Albafica se derrumbó cayó al suelo y se quedó dormido ya no podía más sentía todo el cuerpo adolorido su cabeza a punto de estallar
Abrió los ojos, estaba en una cama al principio se asustó un poco pero vio su armadura a un lado de la cama pero no era la única también la de Aries estaba ahí, miro a todos lados buscando al chico apenas y podía ver estaba muy oscuro los rayos de luna que apenas entraban eran su única luz por la gran puerta de la casa, camino y vio al chico sentado en las escaleras, se acercó a él sin hacer ruido y se dio cuenta de que estaba dormido, tenía la boca un poco abierta, se oía su leve respiración muy calmada como si estuviera soñando con la diosa Athena.
Albafica lo miraba contemplando sus largos cabellos rubios que era movidos por el aire, su rostro era iluminado por la luna llena, tenía ganas de tocar sus mejillas, era un chico más lindo que cualquiera de las mujeres que haya conocido, quería quedarse mirándolo toda la noche, puso su dedo índice en su labio inferior sentía como se calentaban, paso su lengua para remojarlos un poco, sentía más y más la necesidad de tocar a Aries pero no podía se sentía apenado, como podía sentirse de esa forma por otro chico, pero ya no lo resistiría más… acerco su cara a la de él, sus narices estaban casi tocándose, el giro unos cuantos centímetros a la derecha y sus labios se tocaron, sentía que el corazón se le iba a disparar, se separó de él y sintió sus mejillas calientes su pecho retumbaba, se quedó parado en la escalera muy tímido mirando a Aries, Shion abrió los ojos y se le quedo viendo con ternura y con esos grandes ojos Ámbar
-y ese beso… ¿de qué fue? –sonrió como si aquel acto le hubiera gustado-
-yo…. –se sonrojo, el viento soplo con intensidad haciendo que sus largos cabellos azules se movieran de una manera linda-
