KANDA EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS

By: Yu Okawa

D . Gray – Man pertenece a Katsura Hoshino a pesar mío.

El sudor perlaba su inmaculada piel, las cristalinas gotas se deslizaban por su cuerpo delineando suavemente cada músculo. Su cabello negro se pegaba a su rostro y su certera mirada se concentraba en un invisible enemigo.

Ese día por azares del destino, mejor conocidos como: "no quiero que el conejo de mierda me estorbe", había tomado la acertada decisión de ir a practicar su kendo a las afueras de Black Order. Aquello respondía la inevitable pregunta de que era lo que él hacía a mitad del bosque con mugen en mango, dando estocadas al aire.

Eran horas las que había pasado practicando cuando tomo la sabia decisión de descansar y reflexionar sobre su desempeño en el entrenamiento, al menos eso había planeado justo cuando al sentarse frente a un frondoso árbol vio algo que lo dejo perplejo.

Lavi vestido con un elegante frac negro corrió frente a él, mirando constantemente un reloj dorado de bolsillo. Aquello no hubiese sido raro si Lavi hubiese carecido de aquella "colita" esponjosa y las largas orejas blancas de conejo.

–¡Se me hace tarde, muy tarde!- dijo mientras corría desesperadamente para después ingresar de un salto en un agujero en la tierra, el cual Kanda juraba que no había estado ahí cuando llego a entrenar.

Se llevo su mano y con sus finos dedos presiono el puente de su nariz, cuatro venitas se marcaron en su cien y bufo molesto.

–¡Conejo de mierda!- mascullo entre dientes, dispuesto asesinar a Lavi en cuanto saliese de aquel lugar.

Paso una hora, incluso mas de una hora cuando llego a la inequívoca conclusión que esperar a que el conejo saliese era una tarea inútil, él no tenía tanto tiempo para perder, tenia cosas mucho mejores y mas productivas que planear un homicidio que seguramente ejecutaría sin importarle la existencia de testigos… si, tenia muchas mas cosas que hacer, cosas mas placenteras que imaginar la muerte de cierto pelirrojo. Cosas como…

…visitar al Moyashi en su cuarto, por ejemplo.

Se puso de pie y estuvo dispuesto a regresar a la gran torre que albergaba toda clase de maniáticos en ella.

–Se supone que lo tenías que seguir.-Se detuvo en seco y viro su mirada hacia el lugar de la que provenía la voz. Su boca se seco de golpe y se quedo mudo de la impresión pero aquello solo fue por unos escasos segundos, por que su expresión de sorpresa fue sustituida por una sonrisa sardónica.

Allen estaba acostado sobre una frondosa rama del árbol en el que anteriormente Kanda se encontraba, vestido con un short negro y una playera sin mangas del mismo color, ambas se pegaban a su cuerpo remarcando sus músculos y su delgada silueta, resaltando su estrecha cadera.

Y si aquello no era suficiente para dejar a alguien sin aliento, las orejas plateadas de gato sobre su cabeza y su larga cola de punta redondeada bastarían para hacer suspirar hasta a una piedra y Kanda no era ninguna piedra como para solo suspirar.

Allen bajo de un brinco de la rama, cayendo elegantemente sobre el césped y centrando su mirada en Kanda.

–Si no lo sigues nada puede comenzar.

–¿Y por que querría seguirlo?

Eso era una buena pregunta, ¿quien quería seguir a un conejo si se tenía a Allen Walker vestido de gato frente suyo? Seguro, Kanda no.

Allen no sabía que responder, se llevo un dedo a sus labios pensando inocentemente en que contestar, aquel gesto a ojos del mayor se torno en sugerente. Se acerco sin vacilaciones, con paso firme y silencioso, en un caminar casi felino, Allen sintió la penetrante mirada de Kanda sobre él y le miro acercarse, cada vez cortando la distancia entre ambos.

–¿No lo seguirás?- comenzaba a sentirse nervioso con la cercanía del mayor aquello se acentuó cuando sintió el calor de la mano de este rodear su cintura, tomándole con firmeza y jalándolo contra él.

Trago saliva pesadamente y sus mejillas se tiñeron en un encantador rojo bermellón.

–No-dijo tajantemente Kanda mientras acariciaba los labios del menor con su lengua.

Instintivamente entreabrió los labios y permitió que la lengua del mayor entrará en su boca para encontrarse con la suya. Rodeo con su brazos su cuello y se pego, aun mas, a él.

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Abrió pesadamente sus ojos y al principio, diviso formas difusas en el lugar, con el transcurrir de los segundos aquella imágenes se tornaron en algo nítido y entendible. Todo mundo yacía en el suelo, algunos científicos, entre ellos Komui y algunos exorcistas; Lavi, Lenalee y Allen a su lado.

No paso mucho tiempo cuando recordó por que estaba ahí. Komui había hecho un reciente invento, que se suponía le otorgaría un agradable aroma a las habitaciones de Black Order durante horas. Para mostrárselos había reunido algunas personas y cuando Kanda se dio cuenta de la razón por la que Komui los había convocado le entraron una terribles ganas de asesinarlo ahí mismo.

Y es que simplemente ese tipo se la vivía inventando tontería y media. Ninguna con un uso útil o sin defecto. Estaba a punto de cometer un homicidio cuando Komui retiro la tapa que sellaba la botella cuando una nube espesa azul se elevo y cubrió la habitación en segundos.

Vio como todos comenzaban a caer inconscientes al piso y a pesar de tratar de resistirse no había evitado ser parte de ello.

Y ahora si lo pensaba bien, aquel sueño que le había parecido tan real podría haber sido causa de esa cosa. Vio a Allen incorporarse lentamente y mirar alrededor suyo con confusión, en cuestión de segundos había posado su vista en él y se había sonrojado fuertemente.

Kanda hizo una mueca parecida a una sonrisa al entender que muy probablemente Allen había tenido un sueño muy parecido al de él.

–Ven Moyashi- le ordeno mientras se ponía de pie y caminaba hacia la puerta. Allen seguía en el piso claramente apenado y Kanda bufo molesto por la lentitud del menor.

–Se supone que debes seguirme.

Allen le miro sorprendido y aun mas rojo cuando decidió ponerse de pie e ir tras de Kanda. Dejando a los demás aún inconscientes en la habitación.

FIN

–¡Llegue a tiempo!-grito emocionado el conejo cuando abrió las grandes puertas del palacio que tenía frente a él.

Se giro y vio el camino andado esperando ver a alguien pero jamás vio a alguien aparecer en el sendero persiguiéndole.

–¿No se supone que tendría que seguirme?

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NOTAS:

¡Lo se, lo se!, ¡no tienen por que decírmelo! Se que no se me ocurre algo mas estupido que esto por que mi idiotez no es tan grande para dar a mas. Era una idea que quería desarrollar desde hace mucho tiempo cuando me pregunte si Kanda caería en la tentación de perseguir al conejo y embarcarse en una "gran" aventura. La conclusión fue que no, era mas fácil que matará a Lavi en el acto por mostrar su cara frente a él o simplemente lo dejase pasar.

En fin, lo escribí para pasar el rato y divertirme un poco…¡ya lo se!, si lo que quería era pasar el rato hubiese sido mejor ponerme a actualizas office boy o empatía, ya lo se, discúlpenme pero es uno de esos impulsos irreprimibles que le aciertan a uno de vez en cuando.

Antes que nada, mil gracias por su tiempo y perdonen mis estupideces n.n