El día que te conocí
Era una mañana como cualquier otra, el sol se filtraba tras las ventanas y cortinas dejando ver una habitación algo pequeña, donde sólo había una cama pegada a la pared, en frente de esta una mesa donde había varios papeles regados, a los lados había puertas, una daba al baño, la otra al pasillo.
De repente en aquel silencio se escucho un despertador, haciendo que el dueño de la cama saltara por el susto
–Aaahhh... maldito despertador –exclamó un chico mientras se sentaba en la cama estirándose, mirando la hora en aquel aparato –. Al menos no llegare tarde con Shido –reflexiono para dirigirse al baño. Cuando estuvo listo, se miro en un espejo, que le devolvió una imagen de un chico de estatura media, cabello rubio, ojos color café, piel bronceada.
Salió de su casa para ir a su trabajo, que estaba cerca, cuando llego aun no llegaba su amigo-jefe
–Creo que por primera vez llegue temprano –dijo entusiasmado
–Gingi llegas temprano, ¿te caíste de la cama? –Dijo una voz detrás de él, el rubio volteo para ver a su amigo que tenía una sonrisa de medio lado.
–Shido, no digas eso –hizo un puchero, algo que le causo ternura a su amigo, en ese momento se escucho como el estomago de Gingi gruñía.
–Por lo visto no desayunaste –comentó Shido mientras abría la puerta de la veterinaria, haciéndole señas a su amigo para que entrara. Era un local grande lleno de mascotas de todo tipo.
– ¿Tú desayunaste? –Preguntó el rubio, poniéndose una bata blanca
–Claro, no entiendo porque no te alcanza el tiempo –dijo Shido que ya traía la bata, poniendo el letrero en la puerta de "abierto"
–Eres malo conmigo –dijo agachando la mirada
–Ve a comprar algo para los dos –dijo tendiéndole la mano con dinero
– ¡Shido!... te quiero –dijo lanzándose contra su amigo, abrazándolo mientras el otro lo trataba de alejar
–Ve con Pool –el rubio no necesito que le dijeran dos veces y salió en dirección al restaurante que quedaba a dos calles de ahí.
– ¡Natsu-chan! –Gritó Gingi cuando entro al restaurante, pues conocía a la chica que ayudaba a Pool, éste último estaba leyendo el periódico
–Podrías hacer menos escándalo –reprocho Pool viendo al rubio
–Lo siento, ¿y Natsumi? –Preguntó sentándose en un banco de la barra
–Está en clase, sólo trabaja conmigo medio tiempo –explicó el dueño
–Bueno, que vas a querer, ¿traes dinero cierto? –Preguntó bajando el periódico y mirándolo
–Claro, Shido me dio. Quiero dos órdenes especiales –dijo con una enorme sonrisa
–Ok –dijo entrando a otra habitación, para preparar la comida, el rubio observo a su alrededor mientras veía como se abría la puerta dejando ver a una mujer rubia muy dotada,
–Niño, ¿dónde está el dueño? –Preguntó acercándose a la barra
– ¡No soy un niño! –Reclamo, como odiaba que le dijeran que era un niño
–Da igual, ¿dónde está? –Volvió a preguntar, Gingi se trato de calmar
–Ahorita viene –respondió, en ese momento entro Pool con las dos órdenes del chico
–Aquí tienes –dijo entregándole los paquetes, el rubio pago, y se acerco a la puerta chocando con alguien.
–Fíjate por donde caminas torpe –dijo levantando la mirada y se encontró con unos ojos color azules que lo miraban con enojo detrás de unas gafas redondas
–El que no se fijo eres tú, baka –reclamo el rubio
– ¿Acaso no me conoces? –Preguntó el misterioso chico alzando una ceja
–No me importa conocerte –sin esperar respuesta salió con enojo, llegando a la veterinaria.
–Te tardaste –exclamó Shido, viendo que no había respuesta vio a su amigo – ¿qué te paso?
–Nada... ¡vamos a comer! –Dijo jalándolo de la mano para llevarlo al cuarto que había detrás de la veterinaria, cuando llegaron, se sentaron, estaban por comer cuando Shido noto como su amigo se quedaba pensativo
– ¿Ahora qué pasa? –Preguntó al ver que Gingi no comía y eso era extraño en él
–... Tú dijiste que ya habías desayunado, ¿entonces por qué vas a comer?
–Tengo que alimentarme bien –fue su respuesta mientras empezaba a comer.
Después de eso se dispusieron a alimentar a los animales que había en la tienda
–Gingi, ten cuidado con las serpientes –advirtió Shido a su amigo
–Claro –respondió mientras les daba de comer
–Siempre dices eso y terminas lastimado
/aunque yo sigo sin hacer nada al respecto/
Pensaba Shido mientras escuchaba como su amigo gritaba
–Ya te habías tardado Gingi –reclamo acercándose a donde estaba su amigo
–Déjame ver eso –pidió su amigo, el rubio le enseño donde la serpiente había enterrado sus colmillos
–Mmm bueno sólo te pondré un poco de alcohol para que no se te infecte –decía mientras iba por el alcohol
–Aaahh no, eso sí que no –decía el rubio mientras trataba de alejarse de su amigo
–No te dolerá... eres un cobarde –Shido intentaba alcanzarlo.
Consiguiéndolo frente a la entrada, pero perdieron el equilibrio por lo que cayeron al suelo (Shido sobre Gingi)
–Siempre es lo mismo contigo –decía Shido, justo en ese momento se abría la puerta dejando ver una imagen muy comprometedora por parte de ellos.
–Ustedes no cambian –decía una voz divertida, ambos vieron que se trataba de su amigo
–Kasu... ¿qué haces por aquí?, pensé que estabas en una pasarela –comentó alegre Gingi
–Lo mismo digo, no estabas en tu gira como modelo –dijo Shido.
–Bueno, me di una vuelta, además de que traje a un conocido que le gustan los reptiles y más las serpientes –dijo señalando detrás de él, los dos vieron a un chico alto, tez pálida, ojos color azules, cabello un poco largo café oscuro.
