Título: My Secret Lover
Fandom: Inuyasha :)
Pareja: Inuyasha/Kagome of course
Género: Romance/Humor.
Rating: T.
Capítulos y estatus: 1/27
Summary: -¿Quién dijo que la edad importa en el amor? Yo te amo, tú me amas, y los seis años que me llevas sólo hacen que te ame cada día más, Inuyasha- Porque apesar de lo que diga tu alrededor, nadie elige de quien enamorarse.
Disclaimer: Inuyasha es propiedad de Rumiko Takahashi, yo solo los tome prestados para esta idea maravillosa.
Warnings: AU y posible OCC.
Capítulo 01: El comienzo de la historia…
Kagome´s POV
-¿Me explicas de nuevo por qué tengo que ir a un particular?- le repetí a mi madre mientras me cruzaba de brazos sentada a su lado dentro del coche y bufaba mirando a un costado de las abarrotadas calles de Tokio.
Ella puso los ojos en blanco ya cansada de que le preguntara siempre lo mismo, pero a pesar de todo respondió: -Sabes muy bien cual es la razón Kagome, si no fueras tan tonta de despreocuparte por tus notas en el instituto ahora no tendrías que ir a un particular para salvar tu año escolar-.
Debía de ser la octava vez que escuchaba aquella explicación pero por alguna extraña razón no terminaba de creer que iban a llevarme a un profesor particular, no tenían suficiente con castigarme ocho horas al día en la tediosa secundaria que ahora tendría que soportar otra hora más por semana de tortura.
-Deja de poner esas caras- me regañó, la miré de soslayo mientras que mi vista periférica captaba la burlona sonrisa de mi hermano Sota desde el asiento trasero.
-¿Y tú de qué te ríes enano?- le ataqué dándome la vuelta en el asiento para enfrentarlo con una mirada asesina.
-De tu cara- me respondió él doblándose de la risa.
-Ya quisiera verte a ti dentro de seis años- mascullé mientras volvía a sentarme bien, sabía que era inútil pelear con un niño de nueve años.
Me quedé callada mientras miraba con aire ausente como las casas pasaban ante mis ojos a una velocidad sorprendente, en aquel momento mi cabeza comenzó a divagar en recuerdos…
-Flash Back-
-Bueno eso es todo por hoy, pueden retirarse- ¡Por fin! La tediosa hora de matemáticas se había acabado.
-Oye Kagome, ¿vienes esta noche a mi casa? Haremos una pequeña fiesta- me invitó Koga desde el otro lado del curso.
El apuesto y caballeroso Koga, no había una sola fémina en todo el instituto que no babeara por él, excepto yo…
-Claro- le contesté con ánimos –¿Yuka y Eri pueden ir también?- le pregunté mirando a ambas aludidas que me sonrieron complacidas.
-Por supuesto- contestó él con su típica sonrisa ladeada –Las espero a las nueve-
-Allí estaremos- contestó Yuka acercándose a mí rápidamente –Kya! ¡No puede creer que iremos a casa de Koga!- chilló emocionada mientras Eri se acoplaba a su emoción.
Asentí sin agregar nada más, junté todas mis cosas guardándolas en un bolso azul y me lo colgué al hombro para luego salir caminando con ellas a los costados.
-A las seis estaremos en tu casa- me dijo Eri con una sonrisa.
-¿Por qué tan temprano?- inquirí dirigiéndome a la salida del instituto.
-¿Cómo que por qué? Tienes que verte radiante para esta noche- habló Yuka como si fuera lo más obvio del mundo.
-No necesito ayuda- les recordé poniendo mala cara, seguramente ellas ya tenía planeado una sesión de manicura y otra doble de maquillaje antes de ir a la bendita fiesta.
-Nada de excusas Kagome, el colegio entero sabe que Koga está interesado en ti y esta puede ser tu noche de suerte-
-Esperen ahí- las frené dejando de caminar repentinamente –Puede que Koga sienta algo por mí pero yo NO estoy interesada en él ¿estamos?- aclaré mirando a ambas de hito en hito.
Yuka y Eri se miraron por unos segundos –Como tú digas- respondieron al unísono sin darle importancia a lo que yo acababa de decir y siguieron caminando para salir al exterior del instituto.
Bufé exasperada sabiendo que no importaba lo mucho que dijiera, ellas no me harían caso de todos modos.
-¡Nos vemos a las seis!- gritaron ambas mientras se alejaban por la calle opuesta a la que yo debía tomar para volver a mi hogar.
Las saludé con un leve movimiento de la mano para luego darles la espalda y caminar por las silenciosas y deshabitadas veredas.
Llegué a mi casa en unos diez minutos y me adentré en ella dejando mi bolso en un costado de la sala.
-¡Estoy en casa!- les avisé a mis padres que al parecer estaban en la cocina.
-¿Kagome puedes venir un momento?- habló mi madre, por el tono serio de su voz sabía que no me esperaba nada bueno.
Con pasos lentos y deliberados me acerqué al umbral de la puerta a la espera de mi sentencia de muerte.
Antes de entrar en el comedor mi hermano salió corriendo de allí y al verme se frenó para sonreírme malvadamente.
-Lo que te espera- suspiró siguiendo su camino escaleras arriba hacia su habitación.
Tragué pesadamente acortando la distancia entre mis padres y yo.
-¿Qué sucede?- les pregunté al verlos a ambos sentados en la mesa con las manos enlazadas y las miradas serias.
-Vamos a decirte algo que sabemos no te gustará pero es por tu bien- comenzó mi padre mientras señalaba una de las sillas frente a él para que yo me sentara.
Me lo pensé por un momento y luego accedí a su petición mirando a ambos con mucha intriga.
-Primero que nada- siguió mi madre –Eres conciente de que tus notas en el colegio no son nada buenas y que está la probabilidad de que repitas el año si no te esfuerzas-
Y otra vez con el maldito instituto, ¿no podían ya dejarme en paz con aquel tema?
-Sí, ya lo sé- le contesté esperando no sonar más grosera de lo que ya quería ser.
-Bueno, por eso mismo hemos decidido poner ciertas reglas de ahora en adelante- continuó mi padre, presentía que ahora se acercaba lo peor.
-¿Reglas?- repetí esperando que no fuera nada que perjudicara mis salidas de los fines de semana.
-La primera regla es que no saldrás por el resto de año hasta que no apruebes todas las asignaturas-
-¡¿Qué? Es una broma ¿no? Una broma de muy mal gusto- chillé horrorizada con los ojos como platos, no podían estar hablando en serio.
-Eso quisiéramos Kagome, pero lo hacemos por tu bien- intentó calmarme mi madre, luego me miró con una tierna sonrisa y agregó: -Pero tienes que saber que además de no salir, tendrás que tomar clases particulares para que te ayuden con los estudios-
…Y ese fue el principio de la peor tortura de mi vida…
-End Flash Back-
-Ya estamos llegando Kagome- me avisó mi madre despertándome de mi pequeña ensoñación –Ten todo preparado-
-¿Cómo es el lugar a dónde me llevas?- le pregunté mientras me aseguraba de que tenía todo lo necesario para poder estudiar con mi supuesto "profesor particular".
-Es una academia de apoyo escolar, Kagome, no una prisión- se rió ella.
"Ya lo parece" pensé mientras el auto doblaba en una esquina y alcanzaba a divisarse un edificio enorme de color azul oscuro que se alzaba entre las casas como una mansión embrujada.
Desde atrás me llegaron las socarronas risas de mi pequeño y demoníaco hermanito.
-Que te diviertas, vendré por ti en una hora- me informó mi madre mientras detenía el coche frente a la enorme fachada de la academia y yo me bajaba de él con toda la lentitud de la que era capaz.
No tuve tiempo de despedirme siquiera, ya que apenas la puerta se cerró frente a mí, mi madre arrancó como alma que lleva el diablo y se perdió de vista en menos de un minuto.
Suspiré y de muy mala gana me di la vuelta para contemplar la vieja casa, si bien no tenía un aspecto muy descuidado tranquilamente podía ser usada para las películas de terror como la casa abandonada donde habitan toda clase de fantasmas.
Con sus largas ventanas y sus puertas gigantescas aquella casa parecía salida de una novela de Stephen King.
Me acerqué hacia las enormes y oxidadas rejas negras mientras mi mirada vagaba por todo el patio delantero, todos los arbustos y las flores parecían muy bien cuidados, pero eso no le sacaba lo escabroso al lugar.
Me abrí camino por el mullido césped mientras mis pasos resonaban hasta la entrada de la casa, a un costado de la puerta principal había una pequeña campana que sonó estridente cuando la toqué un par de veces.
Mientras esperaba a ser atendida fui conciente del acelerado ritmo de mi corazón, estaba tan estúpidamente asustada que todo mi cuerpo temblaba y quería salir corriendo despavorido de allí.
Pasaron unos interminables minutos hasta que una señora entrada en años se acercó para abrir la puerta.
-Hola pequeña, tú debes ser Kagome- habló mientras me dejaba pasar al interior de un decorado hall y me guiaba hacia la recepción en dónde varios chicos esperaban al igual que yo –Mi nombre es Kaede, puedes llamarme si necesitas algo- agregó con una maternal sonrisa.
-Muchas gracias- le agradecí mientras tomaba asiento al lado de una chica que parecía de mi edad, tenía los ojos marrones y el cabello de igual color atado en una coleta alta, su mirada era seria y parecía muy concentrada en unos apuntes que estaba leyendo.
Unos metros más haya había un pequeño escritorio y detrás de él una esbelta mujer de pelo negro recogido y ojos de un opaco rojo que se limaba las uñas sin prestarnos la más mínima atención.
A un lado de la mujer había una puerta cerrada que seguramente daba a el resto de la casa, al otro había otra entrada que tenía un cartel de prohibido pasar.
Un hombre alto de pelo oscuro y ojos azules salió de la primera puerta con una agenda en las manos, miró a la chica sentada a mi lado y sonrió con alegría.
-Sango ya puedes pasar- le dijo en tono amable, la chica se sobresalto al escuchar su nombre pero al verlo pareció más relajada y se acercó a él con movimientos tranquilos.
-Buenos días Miroku- alcancé a oír como lo saludaba antes de que se perdieran de vista por un alargado y oscuro pasillo.
-¿Kagome Higurashi?- me llamó la mujer que estaba en el escritorio, al parecer había notado mi presencia y ahora tecleaba con rapidez en una computadora.
-Soy yo- le dije acercándome tímidamente.
-Soy Kagura- se presentó sin siquiera mirarme -¿Tienes clases a las cinco cierto?- me preguntó sin despegar los ojos de la pantalla.
-Sí- afirmé sin moverme de mi lugar.
Después de unos silenciosos minutos agregó: -Tienes clases con el profesor Inuyasha Taisho-
-¿Y quién es él?- pregunté, ya que ella lo había dicho de tal forma que parecía que yo lo conocía de toda la vida.
-Soy yo- la voz extremadamente varonil y muy sensual de un hombre llegó a mis oídos desde un lugar más cercano del que creía.
Me di la vuelta sorprendida para encontrarme con una ferviente mirada gris oscura con destellos azulados.
…Madre mía…
¿Reviews?
Hola gente bonita! Espero que les haya gustado esta desparatada idea que se me ocurrio a principio de año y por fin decidi subir, le he dedicado muchisimas horas de escritura y toda mi inspiración para hacerla lo mas divertida posible para ustedes. Sin mas que decir, espero que sea de su agrado.
Mrs. Cobain (anteriormente Flor99)
