Hola!

Esta es mi primera historia dentro de FanFiction, espero les guste. Quise hacer algo fuera de los parametros establecidos por muchos con mi pareja Favorita: Harry/ Draco. Además de construirles un nuevo futuro.

Los personajes usadosno me pertenecen, son propiedad de J. K Rowling. Yo solo busco entretenerme y entretener con esto.

En un principio no se muestra, pero la historia va a ser con relaciones hombre/hombre, así que si te incomoda, por favor no lo leas.

Acepto comentarios y CRITICAS CONSTRUCTIVAS n_n


Harry Potter fanfic

Nuevos Ideales

Cuando se ofreció voluntariamente a trabajar como uno de los mortífagos para los propósitos de Lord Voldemort no se imaginó que el mismísimo mago terminaría haciéndolo su aprendiz, su persona más cercana, su mano derecha en todo sentido. Harry estaba maravillado de lo fácil que le había resultado ascender dentro del mismo orden de los mortífagos, aunque eso hubiera significado que tuvo que matar a un grupo completo de muggles que habían capturado esa noche junto con unos muy conmocionados Elphias Doge y Dedalus Diggle. Él aún recordaba como sus caras se habían puesto blancas como la cera cuando se aparecieron frente a los mortífagos y Harry declaró a Voldemort querer formar parte de sus filas en la batalla.

- Jamás caería en una farsa tan absurda Potter, pero admiro tu coraje al ponerte bajo mis manos con tanta simpleza-se había mofado Voldemort

- Quiero luchar con los mortífagos no contra ellos- había respondido él valerosamente a pesar de el sudor que corría por sus manos en torno a su varita fuertemente asida

Eso había sido un detonante de la curiosidad del Lord, Harry había sabido apreciarlo por la forma en la que sus ojos refulgieron de confusión e intriga por un segundo y ese segundo fue mas que suficiente, lo vio inclinarse levemente, evaluándolo de pies a cabeza, y Harry se mantuvo firme ante su mirada. Él venía a luchar, si, pero no a doblegarse ante Tom Riddle. Voldemort seguro que en ese instante había visto su determinación y su deseo, porque Harry no podía negar que en el fondo si quería ser mas fuerte, poderoso y sobre todo un ganador, como siempre lo había sido y como siempre lo sería, sin importar que.

- ¿Por qué?-fue la única pregunta del hombre de ojos rojos

- ¿Tengo que tener un motivo específico?-había dicho él retadoramente, soberbio- Nadie en la orden o en el "bando de la luz" me dejará conocer la verdad de todo, nadie va a verme como el luchador que soy y no como un niño, quiero ganar, quiero vencer sobre los que me consideran menos y, sobre todo, quiero ver arrastrarse a los muggles que una vez me difamaron por ser mago.

- Suenas más como un niño caprichoso que como un mortífago. Lord Voldemort no acepta niños, acepto a gente dispuesta a cambiar el mundo según yo lo desee, gente que esté dispuesta a servirme

- Es lo que haré si me dejas cumplir con lo que quiero-había prometido él-. No vendré aquí a alabarte porque se que eres poderoso, tampoco seré un lamezuelas porque simplemente no es lo mío, pero si me pides que luche lo haré, si me pides que torture lo haré y si me pides que mate también lo haré. Solo te soy honesto

- Honestidad, cualidad Gryffindor, sin duda-volvió a burlarse Voldemort, aunque en su cara se podía ver que trabajaba y consideraba la idea de unirlo a sus filas y claro que lo había hecho-. Mata entonces, solo así aceptaré tu estadía entre mi gente- había ordenado

Harry recordaba como había alzado su varita y, en contra de todo lo que había creído durante los últimos 6 años, en contra de lo que le habían enseñado, lo que había elegido creer y lo que él mismo había representado para el famoso ED hace tan solo un años atrás, había dicho la maldición asesina una y otra vez hasta que cada muggle en la sala había quedado tendido en el suelo sin vida. Solo quedaron dos de pié entre los cuerpos, sus dos escoltas de la orden, miembros de la famosa guardia avanzada, esa noche, dos de los muchos a los que se tendría que enfrentar ahora que sabía que su enemigo lo aceptaría entre sus filas. Ambos lo habían mirado consternados, llenos de pánico, desilusión, asombro y tristeza. Harry solo había devuelto la mirada con resolución y dicho la maldición dos veces más, las últimas dos veces de la noche que se unió a Lord Voldemort como nuevo aliado.

Brillando como un verdadero Slytherin

Harry estaba sentado en las escaleras que daban a la entrada de la mansión Riddle, lugar actual donde Lord Voldemort se estaba quedando. Había sido limpiada, amueblada y equipada con todo lo que el Lord pudiera necesitar en su estancia y, Harry tenía que reconocerlo, todo parecía como si por años hubiera sido habitado por el más grande magnate del ministerio. Voldemort era astuto al rodearse de sangre puras adinerados, nadie le iba a negar un capricho u orden al Lord, auque esos pedidos le costaban la vida a muchos. La mansión era de paredes impecables, inmaculada, con piso de mármol pulido y elegantes decoraciones. Lo más relevante para Harry de la mansión eran las amplias salas que habían transformado en salas de entrenamiento y un amplio sótano que habían transformado en mazmorras mucho más amplias y más adecuadas para todo lo que Tom le enseñaba.

Hace apenas un par de semanas que Voldemort había puesto su interés en Harry como aprendiz. Lo había llamado a solo dos días de llegado a presentarse como mortífago voluntario diciéndole que tenía potencial para ser un mago poderoso, que había visto maldad en él, que quería extenderla todo lo que le fuera posible porque lo había marcado no solo como su igual hace tantos años sino que ahora lo había elegido para ser su inmediato sucesor, su mano derecha, y Harry se había sentido importante y presionado en el juego que estaba creando.

Llevaba aprendiendo magia negra de Voldemort en persona desde hace dos semanas completas. Voldemort estaba decidido a prepararlo todo lo que le fuera posible en la nigromancia, nada de buenos y correctos hechizos enseñados en Hogwarts y aprobados en el ministerio, solo magia negra en su más puro elemento y él estaba aprendiendo bien. Dominaba el hacer magia sin varita desde hace unos días, se encerraba en la gran biblioteca a leer sobre hechizos, conjuros y maleficios para luego practicarlos en las mazmorras intentando no usar su varita, ya podía decir que dominaba casi todos los hechizos sin mucho esfuerzo. Jamás había puesto su concentración a trabajar tan arduamente en el estudio de la magia, nunca jamás creyó pensar que realmente Hermione tenía razón al insistir en que él y Ron pasaran mas tiempo en la biblioteca leyendo que intentando idear planes absurdos o solo dormir una hora libre de clases. Todavía no se creía que estuviera pasando su verano estudiando.

Estaba exhausto de tanto encierro, esa era la razón por la que se encontraba ahí recibiendo algo de aire fresco y saludable sol. Ese era su día libre de entrenamientos con Tom y planeaba aprovecharlo al máximo tanto como pudiera. Luego de pasar un buen rato mirando hacia la nada se decidió por hacer algo, ejercicio muggle, fuera del alcance de la vista de Tom. Era una forma de mantenerse en movimiento, ejercitándose y evitando pensar en lo que le esperaría en las próximas semanas, meses o años quizás, pero ¿eso era lo que había elegido no? Había decidido hacer el sacrificio luego de la muerte de Dumbledore, dejando sus amigos, la orden, su vida, para infiltrarse entre los mortífagos, usar su información y luego poder derrocar a Voldemort como siempre había planeado hacer. Solo que ahora que comenzaba a aprender y a conocer el otro lado de la moneda, la idea de derrocar a su mortal enemigo no le era tan buena después de todo.

- Todavía no comprendo tu fijación por esos estúpidos métodos de ejercitarte- la voz silbante de Tom era un sonido que ya no se le hacía tan extraño-. Un mago con tu poder debe ejercitar su mente, la magia y la astucia más que su cuerpo.

- No voy a conformarme solo con la magia Tom, además esto me ayuda a despejar ideas- respondió deteniendo sus flexiones y poniéndose en pié para acomodar su túnica- ¿No es eso lo que un mago de mi calibre debe hacer? El conformismo no es algo que un Nigromante posea ¿cierto?

- Cierto Harry. Ahora ve a darte un baño, tienes Rituales en media hora- ordenó antes de alejarse con un brillo en los ojos que a Harry se le antojó peligroso.

Mientras Harry corría a su habitación a darse un baño veloz, algo que había aprendido por las malas en sus primeros días en la mansión, pensó en lo que sea que habría hecho que Tom regresara de donde estaba con su "asunto importante" y por supuesto que él quería averiguar que era ese asunto tan importante que debía atender el Lord en persona.

- Hoy vendrás conmigo a casa de los Malfoy- comentó Tom de un momento a otro a mitad de su práctica de ritual, lo que provocó que Harry casi se equivoque en su conjuro. Trató de no inmutarse para poder salir de su primer ritual exitosamente; hasta ahora solo había estado estudiando la teoría de ese en particular y no le emocionaba mucho pasar otra semana estudiando y pensando en que se había equivocado-. Al parecer tenemos una buena noticia de parte del incompetente de Lucius. Además hoy es un día perfecto para tu iniciación como próximo Lord.

- ¿Ya conseguiste lo que hacía falta?

- El último ingrediente está listo. Naggini consiguió la sangre con facilidad- dijo con sus ojos detenidos en los movimientos de varita que hacía su discípulo.

- ¿Estas diciendo que mi iniciación va a ser en casa de los Malfoy?- preguntó incrédulo, aún guardaba su grado de rencor por Lucius y su hijo. Con un movimiento de varita y un susurro final terminó su preparación del ritual de tiempo que Tom había propuesto para ese día de improvisto. A Harry se le hizo extraño que eligiera una habitación separada a la que usaban para practicar rituales.

- Si-respondió simplemente dándole una ultima revista al círculo encantado de runas en el suelo. Harry vio orgulloso que no había ninguna queja por parte del Lord; solo había tenido unos cuatro días para aprender un par de libros de runas y realmente lo había hecho bien-. Ve por tus cosas.


Todas las personas que estaban sentados a lo largo de la elegante y excesivamente cara mesa del salón de reuniones en la mansión Malfoy se quedaron inmóviles cuando lo vieron ir junto a Voldemort a la cabecera de la mesa. Con un conjuro simple por parte del Lord la mesa se ensanchó y junto a su asiento apareció uno casi igual que el del Lord. Harry se sentó como su nuevo maestro le indicó, puso su mejor cara de póquer ante las miradas incrédulas de los seguidores mas allegados a Voldemort.

- Bien, ¿cuales son las noticias?- demandó Voldemort con una mirada amenazante ante las congeladas expresiones de asombro que recorrían la mesa.

- Tenemos listo todo lo necesario para tomar el ministerio, mi lord-dijo Lucius con voz monocorde, su postura denotaba orgullo.

- ¿Y para cuando piensas hacerlo, Lucius?

- Para cuando usted lo desee, mi lord- la voz del Lord Malfoy ya no sonaba tan segura. Harry ahogó una risa.

- Mañana quiero tener todos los cargos del ministerio monitoreados. Pongan a alguien que pueda manejar fácilmente como el nuevo ministro, no me importa quien sea- ordenó Voldemort

- Si me permite, mi lord, creo que sería conveniente ubicar a alguien competente en el puesto de Director de Hogwarts. No sería bueno dejar que los jóvenes magos sean influenciados por Minerva McGonagall.

- Tu ocuparás el puesto Severus, Quiero a alguien que pueda entender la capacidad de Harry para producir cambios.

Harry tuvo que luchar contra la risa para no romper su perfecta indiferencia ante las palabras de los presentes. La cara de Snape al digerir las palabras de su amo fue todo un poema para Harry, un claro incentivo para lo que sabía que venía luego. Se comenzó a poner nervioso cuando Voldemort hizo desaparecer la mesa y las sillas, haciendo que los mortífagos presentes se quedaran expectantes ante el intrincado juego de runas que se extendía por el centro de la habitación, brillante y poderoso como debía ser. Harry pudo reconocer unas cuantas runas en parsel que se armaban por toda la escritura circular.

- Atrás- ordenó Voldemort, fue obedecido en el acto-. Están a punto de presenciar la iniciación de Harry Potter, el próximo gran Lord, en las artes más oscuras que ha habido desde el inicio de los tiempos. Mi sucesor en Nigromancia. El chico dorado de Dumbledore, ahora es parte de nosotros. Desde ahora todos están en el deber de obedecerle, nadie aquí tiene más poder que él después de mi, desde ahora Harry Potter es mi mano derecha.

Como era de esperarse nadie dijo nada, ni siquiera Bellatrix, que tenía la cara roja de pura ira, Harry lo agradeció internamente y sin esperar a que Voldemort dijera nada más se adelantó hacia el centro del círculo haciendo desaparecer la capa, dejando así su torso completamente expuesto.

- Solo dolerá un poco- oyó decir a Voldemort en un silbante parsel antes de sentir el flujo de magia a su alrededor- sabes que hacer

Harry asintió y le dio la espalda a Tom, recorrió con la mirada a los presentes, fijándose en cada uno de los que tenía ahora frente a él. Su mirada se detuvo en la de Severus; una mirada llena de frialdad, luego la de Bellatrix; llena de odio, y por ultimo la de el menor de los Malfoy; lo miraba con tanto odio que Harry solo atinó a lanzarle una sonrisa burlona antes de cerrar los ojos y comenzar a concentrarse en su magia, como se supone que debía hacer.

Voldemort comenzó con el conjuro; un hechizo bastante antiguo creado por el mismísimo Salazar Slytherin que sonaba como una especie de cántico en parsel, Harry rápidamente le siguió con su parte. El conjuro tomaba poder de las runas, volviéndolas magia pura y punzante que marcaría la piel de la espalda de Harry como metal caliente, dejando tras si la marca mágica del guardián que le sería otorgado como regalo. Podría ser un obsequio ó podría ser mas poder mágico. En su caso, Harry esperaba que fuera un obsequio. Había leído sobre ellos, hacía mas de dos siglos que no se presentaban en ningún mago y estaban ligados a lo que en su tiempo se llamó magia elemental, que era un especie de magia brindada estrictamente por elementos naturales, como lo era la magia en si misma.

El dolor comenzó a hacerse insoportable a medida que el cántico avanzaba, pero no podía permitirse un solo fallo. Para cuando el momento de la aplicación de la sangre de serpiente había llegado, unos cinco o diez minutos después de iniciado el ritual, Harry tenía las piernas como gelatina, temblando de dolor y adormecimiento debido a la gran cantidad de poder que fluía por sus canales mágicos naturales. Fue en el momento en que la sangre de serpiente tocó su espalda cuando sintió la necesidad de dejarse caer, la carga era increíblemente pesada, y, aunque sabía que debía de soportarla o sino su animal guardián u obsequio no lo consideraría lo suficientemente fuerte, estaba a poco de caer de bruces contra el suelo rogando que se detuviera el dolor lacerante en su espalda. Siguió con el conjuro a la par de Tom, pensando enormemente en mantenerse en pié a la espera de alguna manifestación de un don, porque tanto él como Tom estaban seguros de que recibiría un don.

Con una oleada de poder mágico la sangre de serpiente que no había marcado su espalda se consolidó delante de sus ojos, fluyendo libremente como si se tratara de cualquier cosa. Sabía que estaba en camino, el obsequio de Salazar, como era de esperarse, una serpiente. Vio como la sangre tomaba forma del largo cuerpo del reptil, solo que no era un solo cuerpo como esperaba, eran dos. Al momento siguiente tenía frente a si una cobra rey de un plata brillante y una víbora venenosa común del reino unido de un verde y plata, ambas medían casi dos metros completos y siseaban algo como una riña danzarina entre ellas, cada una tratando de triunfar sobre la otra, cada una hermosa en su propio aspecto. Las miró con asombro y admiración, debido a que sabía que cada obsequio representaba algo de su propia personalidad, al tiempo que el ritual terminaba y él caía de bruces. Fue así como Harry comprendió de dónde provenía Naggini, la sangrienta y despiadada serpiente de Voldemort; el señor oscuro la había invocado como parte de si mismo en su propio ritual de nigromancia.

Una vez más nadie se atrevió a decir nada, observando como las recién materializadas serpientes se arremolinaban alrededor de Harry de una manera amenazante y casi protectora. Harry tampoco dijo nada, en parte porque estaba maravillado por el par de serpientes que había conseguido, sus ahora guardianas mágicas, y por otra parte porque se sentía decepcionado de si mismo; Voldemort había conseguido no solo a Naggini en su iniciación en la nigromancia, sino que también había conseguido un don mágico peculiar: la rara destreza de hacer prácticamente lo que se le antojara con la mente de cualquier mago o bruja… y él solo había conseguido guardianes, asombrosas, si, pero insuficientes demostraciones de su poder.

- Levántate -ordenó Tom en parsel, las serpientes le sisearon amenazantes por el tono imperativo de su voz- Deberás descansar, luego podremos entrenar tu nueva capacidad de control del fuego mágico…

- ¿Fuego mágico?

- Recibiste un don mágico y dos guardianes, Harry, ¿qué no era lo que querías?- explicó casi con fastidio

- ¿Cómo puedes saber que recibí ese don?- insistió Harry

- Tienes las cicatrices brillando como el fuego, eso es un indicio de tu nuevo don mágico.

- ¿Por qué dos guardianes en vez de una?

- Si no lo puedes responder tú entonces yo no tengo la respuesta. Ahora levántate y demuestra de que está hecho el nuevo Lord.

Al momento de levantarse Harry trató de no hacer ninguna mueca de dolor ante la protesta de los músculos de su espalda por el movimiento repentino, ni siquiera protestó cuando la áspera tela de la túnica que Tom hizo aparecer sobre él hizo contacto con su piel herida. Mantuvo la mirada firme y triunfal, escondiendo ante todos los mortífagos frente a él algún rastro de dolor. Tom le tomó del hombro y le dio un leve apretón, algo amistoso y extraño del señor tenebroso, pero Harry sabía que Tom se había encariñado con él, había descubierto que Tom (y no sabía bien en que momento se había dejado de llamar Voldemort para pasar a ser Tom) siempre había querido tener alguien que lo acompañara y aprendiera a realizar y amar todo lo que él hacía. Nadie más podría saber eso, solo Harry.

- Lucius-llamó Voldemort y la demanda en su voz hizo que el aludido se apresurara a arrodillarse frente al señor oscuro.

- Mi señor- dijo Lucius con miedo y respeto

- Harry se quedará hoy aquí, mientras yo no esté él quedará a cargo. Severus-llamó. El hombre se apuró a tomar lugar junto a Lucius, mostrando su nuca al señor oscuro-, Harry necesitará de tus atenciones, encárgate de que todo sea atendido y que tú y Draco tengan claro a quien van a servir en su estancia en Hogwarts.

- Si mi señor- dijeron a la vez los dos hombres frente a ellos.

- Mandaré a Naggini como anticipación a mi llegada- dijo Voldemort a Harry antes de desaparecer ante la vista de todos.

Notó que ninguno de los mortífagos presentes estaba seguro de que era lo que debían hacer ahora que el señor tenebroso se había retirado, así que, tomando aire y reuniendo toda la poca energía que le quedaba después del ritual, se dispuso a encarar a los depredadores que esperaban un paso en falso de su parte. Todos lo miraban y el devolvía la mirada a la vez, calibrando que sería lo mejor para hacer.

- ¿Tengo que repetirte que hacer, Malfoy?-preguntó demandante, en el mejor tono despectivo que pudo. Tenía que practicar más ese todo de ahora en adelante.

- No, señor- más que una negación sonaba como una pregunta, eso hizo que el ánimo de Harry se convirtiera en exasperación pura. A sus pies, la cobra se irguió mostrándole los colmillos a Lucius.

- ¡¿Y bien?

- Draco-intervino Severus-, muéstranos donde se quedará Potter

- Señor Potter para ti, Snape- corrigió Harry siguiendo al Malfoy menor fuera del salón con paso firme, tan firme como pudo, a cada lado suyo iban sus nuevas guardianas. Snape no tardó en seguirlos en silencio. Maldiciendo internamente a ese maldito chico que se había dispuesto a arruinar todo el esquema planeado tan arduamente por él tras la muerte voluntaria del vejete de Dumbledore. Aunque, tenía que admitir que Potter seguramente ni siquiera sabía que era lo que en realidad había pasado.

El recorrido fue en completo silencio por los pasillos de la inmaculada mansión y por las escaleras que daban a otra serie de pasillos del piso superior. Tenía paredes de tonos crema y la decoración era extremadamente elegante y Slytherin sin duda, notó que nada estaba fuera de lugar, nadie se cruzaba en su camino porque, sencillamente, no había nadie con quien se pudiera cruzar. Harry pensó que Tom definitivamente era el mayor cabrón del mundo por dejarlo en la mansión Malfoy en compañía estricta de nada más y nada menos que Severus Snape; el tipo que mas odiaba desde que tenía memoria del mundo mágico, y Draco Malfoy; el idiota mayor entre sus marcados rivales de Hogwarts en los últimos seis años enteros.

Fue conducido hacia una habitación lujosa, amplia y hecha como si para un rey se tratara. Con piso lustrado de mármol oscuro, finos muebles de madera oscura, un juego de sillones en medio de la estancia hechos de materiales caros y acogedores, había una pequeña biblioteca habilitada de gruesos tomos al fondo, junto a una mesa equipada para ser una perfecta área de estudio. Malfoy lo guió en silencio hacia lo que era la habitación contigua, separada apenas de la actual por un marco tallado e intrincado en la estructura de la que debería ser una pared. La siguiente habitación era el dormitorio, un cuarto de tonos suaves, amueblado con algunas cómodas, una enorme cama con dosel y oscura ropa de cama, un gran armario y una gran vista por los ventanales amplios que daban al balcón. Notó como las serpientes se alejaban de él, serpenteando por el suelo de toda la estancia, pero no le dio gran importancia.

- Espero sea de tu agrado- se escuchó la voz tensa de Malfoy, no lo miraba, Harry sabía que evitaba hacerlo. Tenía un rictus tieso en la línea de la mandíbula.

- Si, es de mi agrado, Malfoy, gracias- respondió él sin mucho tormento. Despojándose de la túnica que traía apenas puesta y tendiéndose en la cama, sobre la cara ropa de cama. En ese instante las dos serpientes se enroscaron también sobre la cama frente a él, cada una mansa y confiada.

- Esas heridas se ven mal- comentó Severus al ver que el chico no le comentaba nada, se había quedado con la vista fija en las dos serpientes que había invocado hace poco. Era una escena extraña puesto que las dos serpientes parecían no querer separarse o dejar de mirarlo tampoco.

- ¿Podrías hacer algo por ellas? Una poción o algo… no quiero tener que estarme reprimiendo porque mi espalda no sana como se supone que debería-comentó Harry, aun mirando a sus compañeras. Severus se adelantó sin decir nada, invocando hechizos sobre la espalda de Harry y apareciendo uno que otro frasquito de poción. Eventualmente tuvo que pedirle a Malfoy que lo ayudara con la aplicación de la poción. Malfoy tomó el frasco de mala gana y comenzó a untarlo al tiempo que un siseo amenazante lo detuvo; de nuevo la cobra se erguía mostrando sus colmillos.

- Con cuidado Draco-avisó Snape. Aunque Potter había reasumido su cara de poker, él pudo ver la mueca de incomodidad o dolor, cualquiera que fuese el caso que le causara la poción, en la cara del joven mago. Eso quería decir que, posiblemente, las serpientes reaccionaran a sus emociones o sus sentidos. Malfoy solo asintió y se dispuso a hacer lo que se le pedía sin soltar palabra alguna.

- Gracias-dijo Harry a la serpiente. Abrumado por la rapidez con la que el animal había reaccionado a su dolor físico. La respuesta fue que la serpiente volviera a enroscarse frente a él, manteniéndole la vista fija- Supongo que tengo que ponerles nombres- ambas asintieron con un movimiento- veamos…-pensó- Shadijh -dijo para la primera; la cobra rey- y Nashihet- declaró para la segunda. Ambas sisearon conformes- ¿por qué dos guardianas?

- Somos la imagen de tus sentidos y sentimientos- respondió la cobra. A Harry se le hizo raro eso de hablar con serpientes que te dicen que ellas son la forma en materia de lo que sientes, pero no dijo nada, solo asintió- Nosotras sabremos estar alertas por ti y contigo.

- Eres un mago realmente raro… Invocas a Shadijh para tu protección y ataque sin saber que lo hacías y me invocas a mi para… ¿qué?- le interrogó la víbora, aunque era un siseo, su tono era menos demandante que el de la cobra. Le recordaba vagamente el tono que usaba Mcgonagall para interrogarlo cada vez que hacía una travesura estúpida con Ron, un tono suave pero imperativo. La víbora siseó una vez más-. Así que es eso, dos personalidades, la terrible necesidad de encajar como Gryffindor y el deseo de demostrar tu lado Slytherin… interesante Harry

- Interesante revelación Nashihet-meditó Harry, viéndolo de ese modo entonces tenía sentido, muy poco sentido pero ahí estaba-. Es molesto seguir considerándome un Slytherin a mi mismo…sobre todo con Tom

- Sabemos de tus intenciones, tus deseos y metas, Harry, nacimos de ti y te ayudaremos en ello-aclaró la cobra, Shadijh, antes de deslizarse fuera de la cama, pasando con toda la intención por sobre las piernas de Malfoy, quien se paralizó con el tacto. Harry rió internamente.

- Necesitarás aliados- siseó Nashihet

- No quiero ni saber en quien estas pensando…-dijo Harry sintiendo como el tónico comenzaba a escocer- Si naciste de mi como dices entonces sabrás que ninguno de los dos que están aquí son mis mejores prospectos para aliados.

- No lo sabrás hasta que no lo intentes…- insistió Nashihet- no solo estamos aquí para cuidarte, somos concientes de cada pensamiento que has tenido durante tu vida y sabemos bien como son tus relaciones con los demás. Seré honesta, Shadijh es tu lado Slytherin y yo tu lado Gryffindor, y en estos momentos necesitas ser un Slytherin de pies a cabeza.

- Profesor…- comenzó Harry dudoso de cómo llamar a su profesor mas odiado. Si Nashiet tenía razón, entonces era mejor ponerse en eso de una vez, tampoco era como que iba a desconfiar de ella por ser serpiente. Además él estaba conciente de necesitaba aliados, gente a quien mover en doble sentido para poder monitorear sin delatarse.

- Ahora mismo no estamos en clases, Señor Potter, así que puede llamarme Snape o Severus, como lo prefiera- dijo el aludido. Harry notó la tensión en la voz, tal vez el hombre estaría pensando también en mantenerse informado y al tanto de todo lo que hacía Harry para luego ir a la orden, aunque después de que Harry dijera que Snape había matado a Dumbledore, lo más probable era que ninguno de los de la orden lo quisiera por allí.

- Bien, Severus, ¿cree que yo podría cambiar de casa cuando llegue a Hogwarts?-preguntó Harry

- Usted pertenece a la casa Gryffindor, Señor Potter- contestó Snape secamente

- En realidad fui sorteado en Slytherin pero prácticamente obligué al Sombrero Seleccionador a ponerme en Gryffindor, y llámenme Harry, por lo menos cuando no hay mortífagos cerca o cuando Tom no está- aclaró de forma amable, estaba levemente somnoliento. Solo Ron, Hermione y Tom sabían eso; no era algo que pudiera decir como si nada.

- ¿Por qué la urgencia de estar ahora a Slytherin?- demandó Draco. El menor de los Malfoy se tuvo que, prácticamente, morder la lengua ante la mirada de su padrino por su tono. Entendió que, ahora que Potter se había convertido en el chico favorito del Señor Tenebroso, no tenía oportunidad alguna de seguir con los insultos y guerras con el Gryffindor. ¡Maldito Potter! El muy sucio siempre había sabido ponerse en una situación ventajosa.

- ¿Tienes algún problema con eso Malfoy?-preguntó Harry sin darle mucha importancia real al comentario, simplemente terminó por encogerse de hombros antes de que Malfoy tuviera oportunidad de contestar-. Me va a ser difícil meter a Nashiet y a Shadijh a Gryffindor sin explicaciones, además el Niño que Vivió desapareció de las narices de la orden a mitad de la noche hace casi tres semanas, sin dejar rastro, los dos que suponían ellos debían de estar cuidándome ahora han sido encontrados muertos, nadie sabe nada de mi ni pueden comunicarse conmigo y de repente aparezco yo en medio del anden, como si nada hubiera pasado luciendo mi uniforme Gryffindor, donde por cierto la mitad son futuros prospectos de la Orden del Fénix… Si, eso definitivamente no es nada raro-su voz sonaba con demasiado sarcasmo-. Y ¿Por qué les explico todo esto? Simple, ustedes van a estar trabajando conmigo por el resto del año y quiero tener acceso a todo los futuros mortífagos que pueda. ¿Por qué no simplemente me invento otra casi imposible y maravillosa escapada de Voldemort? Pues porque no sería creíble, porque me interrogarían hasta el cansancio y no me da la gana de ponerme bajo interrogatorio alguno otra vez, Además estoy harto de lo estúpidamente correctos y metiches que pueden ser los Gryffindor a mi alrededor.

- ¿El maravilloso San Potter romperá el Trío Dorado de Gryffindor? Eso hay que verlo- se mofó Malfoy escondiendo su molestia de estar ahora bajo las ordenes de Potter.

- Draco…-previno Snape, ahora que veía por cuenta propia que era verdad que el chico había estado entrenando con el Señor Tenebroso y escuchando por cuenta propia lo que el mismísimo chico decía de sus compañeros de casa no podía sino pensar en que realmente debía de andarse con cuidado hasta que conociera al verdadero Harry Potter.

Harry rodó los ojos y se decidió a zanjar el asunto de la mejor manera que le fuera posible, así que simplemente se medio incorporó poniéndole fin a las untadas de poción en su espalda lacerada y se sentó, dándose vuelta para poder encarar a ambos hombres frente a él y les dio sendas miradas a ambos, dándose un poco de tiempo para pensar en lo que en otro tiempo le hubiera parecido el mayor signo de locura, pero ese, en definitiva, ya había pasado el día que le pidió a Lord Voldemort formar parte de sus filas, así que ¿por qué no intentar con esta ahora? Después de todo Nashiet tenía razón; necesitaba aliados urgentemente.

- Miren, yo se que nosotros nunca nos hemos llevado bien y no espero que ahora seamos los mejores amigos como si nada, pero tengo que trabajar con ustedes en Hogwarts y, aunque no les guste, ustedes tendrán que trabajar conmigo, por no decir que para mi, así que por lo menos vamos a comportarnos como se espera. No quiero tener que llevarme una buena reprimenda de Tom porque tú, Malfoy, no puedes dejar a un lado tus prejuicios y enfocarte en el trabajo… así que – extendió su mano hacia el rubio- ¿por lo menos vas a comportarte mientras estés cerca? Ya vistes que tan bien le caes a Shadijh y no se que tan bien pueda comportarse si andas siempre con ganas de insultarme.

Draco por un momento pensó en rechazarle, tal como lo había hecho Potter en su primera conversación, pero la amenaza escondida entre sus palabras estaba latente aún en su entendimiento; no solo se llevaría un castigo del señor tenebroso, sino que también la maldita culebra lo atacaría si no se comportaba como debía. ¡Maldito Potter! Ahora que Potter era prácticamente que el consentido del Señor Tenebroso no podía hacer otra cosa que soportarlo dejando de lado tono el orgullo Malfoy que no le permitía echarse atrás en ninguna manera posible. Potter iba a humillarlo, eso lo sabía, pero no tenía opción ahora; era hacerse compañero de Potter o morir a manos del Señor Tenebroso si es que llegaba a tener el honor de eso.

Contra todo lo que creía y sentía por el moreno (porque debía admitir que si sentía algo), terminó por estrecharle la mano en señal clara de un trato. Harry medio sonrió y se volvió ahora hacia Severus.

- ¿Tu que dices Severus?

- No hay necesidad, Harry, tengo claras mis opciones. No voy a entrometerme en tu camino- aclaró el hombre sin fijar su mirada en el moreno, sabía que Potter estaba tramando algo y no quería que su mirada reflejara algo que lo pusiera en alerta. El que Potter estuviera ahora tan cerca del Señor Oscuro y estuviera a la vez tan inmune lo ponía a dudar acerca de lo que conocía del chico. Él tenía que tener algo realmente valioso para que el Señor Oscuro quisiera tenerlo a su lado en vez de matarlo, tal y como había intentado los últimos casi 17 años.

- Bien- dijo Harry volviendo a recostarse boca abajo sobre la cama, dejando que los otros dos siguieran con la aplicación de la poción. Vio un brillo extraño en los ojos fríos de Nashiet, pero no hizo ningún comentario al respecto ya que, sinceramente, estaba cansado por el reciente ritual.

Luego de un buen rato en un forzado silencio, Shadijh regresó, se enroscó al otro lado de la cama, cerca de la cabeza de Harry y allí se quedó quieta, al igual que Nashiet; que estaba enroscada del otro lado de Harry, mirando todo y siseando de vez en cuando. Al cabo de un rato más Harry se quedó dormido, confiando plenamente en las serpientes que prometían cuidar de él. Cerca de la media noche Snape y Draco se retiraron, dando así por finalizado el escaso tratamiento que Snape podía brindarle a sus heridas. Cuando salieron lo primero que Severus hizo fue acorralar a Draco contra una de las paredes del pasillo.

- Escúchame bien, Draco, porque no volveré a repetirlo. Mas te vale que comiences a ser inteligente y te comportes frente a Potter, está claro que no lo soportas y yo tampoco, pero una sola palabra suya y el señor oscuro nos mata, así que mantén a raya tu comportamiento orgulloso mientras estés cerca- le amenazó Severus

- Ahora me dirás que lo alabarás como si fuera tu hijo- le reprochó Draco molesto

- No, pero acercarnos un poco no nos quita nada, Potter puede darme ventaja entre los mortífagos y pienso aprovechar eso- declaró antes de darse vuelta y retirarse por el pasillo. Draco le dedicó su peor mirada, aunque sabía que su padrino no iba a verlo, y se retiró a su habitación en dirección contraria.


Cuando abrió los ojos el siguiente día, notó que apenas y estaba aclarando el cielo. Con pereza se dio vuelta, incomodo por la sensación de las heridas mágicas de su espalda, Nashiet y Shadijh aun estaban a su lado. Se desperezó luego de notar que no podría volver a dormir, recordó que aún estaba en la mansión Malfoy, así que se levantó rápidamente y fue a darse una larga ducha caliente. Usó varios encantamientos simples para limpiarse la boca, secase y peinarse el cabello, para luego salir del baño con una toalla envuelta en la cintura y dirigirse al armario para ver si había algo de su ropa allí, no se sorprendió cuando encontró casi toda su ropa en el armario. Escogió un pantalón de mezclilla oscuro y una musculosa negra, aunque no se la puso sino que la dejó sobre la cama para no terminar de irritarse la piel de la espalda. Tuvo que reconsiderar la idea de aprender algunos hechizos de sanación pronto.

- Kreacher!- llamó suavemente desde el balcón, viendo la extensión de los jardines Malfoy. El Elfo apareció detrás suyo con un leve "plop"

- El amo llama a Kreacher

- ¿Podrías traerme algo de desayuno? No confió en los elfos de esta Mansión y, sinceramente, no se donde queda la cocina- dijo Harry al elfo, dándose vuelta y viendo como los grandes ojos del elfo estaban abiertos en su totalidad, con asombro.

- ¿El amo quiere algo más? Kreacher puede traer una poción para el amo- sugirió el elfo. Harry sonrió y asintió

- Algo para el dolor, si lo consigues- el elfo asintió a sus palabras y tras una profunda reverencia desapareció con otro leve "plop"

Harry se dedicó a recorrer la habitación con detenimiento, ya que Nashiet y Shadijh estaban aun enroscadas encima de la colcha y no parecían querer moverse, fijándose en cada pequeño detalle que había en la estancia. Nada de lo que había allí era simple, todo estaba lleno de detalles y precisiones. Notó varias serpientes talladas en los bordes de algunos muebles ó incrustaciones con esa forma en el borde de la pequeña biblioteca de la que disponía. Se fijó en los títulos y en las categorías de los libros, casi todos en su totalidad eran tomos antiguos de magia oscura. Le interesó un pesado tomo de hechizos oscuros; algunos de los cuales eran bastante útiles en batalla, algunos de tortura, otros simplemente ideados para localizar, desmentir o manipular varios aspectos de la voluntad de otros. Ningunos de esos hechizos le fue especialmente difícil de memorizar, así que lo dejó donde lo encontró y sacó otro volumen, un poco mas amplio, sobre las runas mágicas mas antiguas y como estos ayudaban en las protecciones y encantamientos complejos. Ese en especial si removió en su curiosidad y terminó por sentarse en uno de los sillones de la pequeña sala a leer con detenimiento.

Para cuando Kreacher llegó con su poción y el desayuno, ya se encontraba bastante inmerso en la lectura de aquel libro. Si no estaba mal en su suposición, entonces algunas de aquellas runas que el libro describía le podrían ayudar a hacer un buen ritual del tiempo, uno incluso mas poderoso del que había dejado en la Mansión Riddle el día anterior antes de venir a su iniciación frente a todos aquellos mortífagos a los que ahora tendría que aprender a controlar. Gentilmente dio las gracias a Kreacher, tomó la poción que el elfo le ofrecía y le indicó que pasaría allí unos días y que estaría encantado si el elfo pudiera quedarse allí para cubrir todo lo que él pudiera necesitar. Aceptaba que no tenía aún una relación muy buena con el elfo, pero la iba mejorando poco a poco.

- Confío mas en ti que en los demás elfos, Kreacher- había dicho Harry en plena demostración de confianza hacia la criatura, cosa que terminó de encantar al elfo y con una gran reverencia desapareció prometiendo encargarse de todo lo que Harry pudiera necesitar.

Estaba a mitad de su desayuno cuando tocaron a la puerta con suavidad. Sin preguntar siquiera quien era, Harry hizo un encantamiento simple y la puerta se abrió sola dejando ver a un pulcro y serio Severus Snape junto a los dos Malfoy y un último chico que Harry no reconoció. Harry los miró a todos con algo de recelo y luego les hizo una seña silenciosa para que pasaran y se sentaran.

- Buenos días, Señor Potter- saludó Lucius-. Confió en que todo esté en orden hasta ahora.

- Hasta ahora, si, todo en orden- respondió Harry secamente dejando en vaso de jugo de calabaza que estaba tomando en la bandeja de desayuno sobre la pequeña mesita de té frente a él. Volvió su atención al libro que había estado leyendo mientras desayunaba y, luego de marcar mágicamente la página que leía, lo envió de vuelta a la estantería donde había estado-. Bien, ¿a qué se debe este comité?

- Quería saber si la poción de ayer ha hecho algún efecto- dijo Severus, quien no había despegado la vista de él desde que entraron-. Además traje al mejor medimago que pude conseguir para monitorear si existe alguna anomalía- señaló al chico que hasta ahora no había dicho palabra alguna. Este dudó si adelantarse o quedarse donde estaba, así que Harry tomó la iniciativa.

- Un placer, Harry Potter- se presentó extendiéndole la mano al chico. Este volvió a dudar antes de finalmente estrecharle la mano a Harry

- Anthony Trosky, Señor- dijo con voz clara y audible.

Anthony le resultó un chico bastante juvenil y alegre, se podía ver claramente en su expresión. Medía apenas unos 10 cm. más que Harry, pero se podía ver que, claramente, era de la misma edad que Harry y Draco o a lo mucho un año mayor, tenía porte de atleta, casi el mismo que Harry tenía, el cabello Castaño caramelo y ojos de un ámbar refulgente. Su expresión era relajada y hasta un poco soñadora, pero se podía ver su seriedad o incomodidad en la forma como su mandíbula se tensaba. Vestía una túnica negra, tal como Severus, Lucius y Draco hacían. Ellos iban elegantes y bien vestidos comparados con Harry, él solo tenía puesto un pantalón de mezclilla oscura y su musculosa había quedado tirada sobre la cama en la otra habitación.

- Bien, me será útil un medimago, quiero comenzar con algunas prácticas mientras estoy aquí- dijo Harry para si mismo. Lucius y Snape lo miraron sospechosamente.

Tan pronto Trosky se puso a trabajar sobre su espalda, Snape comenzó con toda su explicación con los planes que tenía para Hogwarts ahora que iban a tomar el ministerio. De vez en cuando tomaba ideas de Draco o de Lucius mientras que Harry solo escuchaba, limitando su participación a leves asentimientos o negaciones cuando debía opinar. En realidad no estaba prestándole mucha atención porque sabía que los cambios no iban a ser demasiados mientras que Voldemort no volviera de donde sea que estuviera. Estuvieron así por unos cuantos minutos en los que solo se hacían correcciones aquí y allá ó que se cambiaban algunas cosas por completo. Harry detuvo a Snape cuando este sugirió que todos los nacidos de muggles no volverían a ser aceptados en Hogwarts.

- Eso es absurdo, los dispersarías por toda Inglaterra mientras intentas cazarlos o castigarlos- comentó Harry autoritario-. Lucius ¿Quién será el nuevo ministro?

- Thicknesse

- Bien, además de nombrar a Snape como nuevo Director de Hogwarts, él debe de hacer que ahora el asistir a Hogwarts sea obligatorio para cada mago o bruja en edad escolar. Una de las cosas que sin duda se debe modificar es el que los nacidos de muggles sean categorizados por poder y conocimiento mágico dentro de Hogwarts- ordenó Harry

- ¿Por qué categorizados?- preguntó Draco con ímpetu

- Porque pueden sernos útiles en algo, por eso categorizados y monitoreados, ningún nacido de muggle es más poderoso que algún ser completamente mágico, pero son útiles en algunas cosas que, sinceramente, deberían de enseñar en Hogwarts- explicó Harry-. Hay muchos temas importantes de la magia que no son impartidas en Hogwarts y pienso que sería una ventaja para los magos de esta generación aprenderlos antes de salir de su educación mágica.

- ¿Cuáles serían esas cosas?- preguntó Snape, sorprendido de que Harry le estuviera hablando con tanta firmeza y propiedad de conocimiento de el manejo de la educación mágica desde temprana edad. Definitivamente debería de reconsiderar sus concepciones acerca de Potter.

- Rituales mágicos, Encantamientos Antiguos, Cultura y Tradiciones Mágicas, Genealogía Mágica, Teoría de la mágica. Por lo menos esas deben de ser agregadas al plan de estudio en Hogwarts, no creo conveniente seguir dejando que nos sigan enseñando toda clase de estupideces, en su mayoría inservibles, solo porque los nacidos Muggles no pueden comprender o participar en la mayoría de esas clases- la voz de Harry sonaba decidida y su tono no daba oportunidad a discusión alguna. Snape asintió en silencio y solo tomó nota de lo que había dicho Harry, preguntándose de donde el chico había sacado tantas ideas.

Luego de eso la planeación comenzó a girar entorno a como comandarían la toma del Ministerio ese día. Harry tuvo claro de inmediato que Lucius Malfoy no era un buen estratega, se desenvolvía mucho mejor como aristócrata que como estratega o duelista. Sin embargo, descubrió que Trosky era bastante bueno en eso de las estrategias y planeaciones, Anthony podía crear diferentes escenarios y reacciones junto a Severus Snape, quien era bastante bueno en eso de entender la psicología colectiva del Ministerio y el Departamento de Aurores que se encontrarían presentes. Viéndolos trabajar juntos, a Harry le pareció estar viendo a Hermione y a Ron discutir la mejor estrategia y posibles riesgos de un muy complicado juego de Ajedrez basado en estadísticas. Antes de salir con todas las indicaciones y especificaciones para lo que se debía hacer en el Ministerio esa tarde, Lucius invitó a Harry a que se uniera con ellos al almuerzo ya que asistirían la mayoría de los mortífagos que estaban involucrados en la toma del ministerio.

Poco a poco la habitación se iba vaciando; el primero en salir fue Lucius, luego Draco alegando que tendría que ir a ayudar a su padre, después Trosky, quien iría a buscar algunas medicinas para Harry y por último Snape, solo que este último estuvo un poco vacilante antes de retirarse, pero al final se fue sin decir nada.

- Solo a Tom se le ocurre dejarle algo como esto a un inútil en planeación como lo es Lucius Malfoy- dijo Harry en voz alta, pasándose las manos por la cara para espantar el fastidio de él.

- Escuché afuera que hoy es la boda de Weasley- le siseó Shadijh subiéndose a su hombro. Harry se reprendió severamente por no haberlo recordado antes y tuvo un poco de nostalgia al saber que no podría estar en la boda del hermano de su mejor amigo; ahora, por seguridad, su ex mejor amigo.

- La adelantaron, posiblemente porque quieren poder localizar tu magia para cuando cumplas la mayoría de edad- siseó ahora Nashiet

- Ese va a ser el primer ataque de hoy- informó Shadijh- Malfoy ya lo ordenó, cuando tomen el ministerio las defensas de la madriguera y otras cosas serán removidas

Estuvo un poco nervioso por la declaración de Shadijh y Nashiet. No pudo evitar pensar que ahora él era el que ayudaba a Voldemort a mover los hilos y que, según su plan, dependía de él influenciar las decisiones para poder salvar la mayoría de las vidas de los nacidos de muggles actuales en el mundo mágico y de los magos y brujas vinculados de alguna manera a la orden. Harry tenía esperado que la boda de Fleur y Bill fuera después de su cumpleaños y para eso todavía faltaban dos días más. Posiblemente, como había dicho Nashiet, estuvieran esperando alguna manifestación de parte de Harry o de su magia una vez hubiera cumplido la mayoría de edad. Y esta no se daría de ninguna manera posible porque sería ponerse en evidencia ante los mortífagos y el mismísimo Voldemort, además Harry estaba viendo las ventajas que estar en el "bando enemigo" le ofrecía, sin mencionar que ahora que tenía la oportunidad, podría evaluar la situación desde dos posiciones y perspectivas distintas.

Había crecido creyendo en lo que Dumbledore le decía, enseñaba e inculcaba como única educación mágica, había creído que La Orden del Fénix buscaba lo mejor para el mundo mágico y que, sin dudar, lo único que buscaba Lord Voldemort era la extinción del mundo mágico con él como único gobernante mientras sus seguidores masacraban a su gente por no tener un linaje sanguíneo completamente puro. En todas esas concepciones estúpidas había basado los últimos seis años de su vida, cegándose a si mismo al negarse a investigar más o en confiar en lo que los demás le decían. Ahora, después de pasar solo dos semanas y un poco más con Lord Voldemort, escuchando de sus historias, razones e increíbles descubrimientos, podía ver la equivocación de La Orden al seguir una de las ideas más locas de Dumbledore, porque, si, Dumbledore fue un gran hombre, inteligente, sin duda, pero erróneo en muchas de sus percepciones y creencias. Había creado un grupo de personas que luchaban contra el genocidio de Voldemort por las razones equivocadas, así como también Voldemort buscaba una manera menos adecuada para llevar a cabo sus ideales.

En su poco tiempo en el bando oscuro Harry había aprendido mucho más del mundo mágico que lo que le habían enseñado en Hogwarts por seis años enteros. Voldemort buscaba la exclusión del mundo mágico, dejando todo el mundo muggle fuera por su muy limitada capacidad de cambio y aceptación de lo que es más poderoso y diferente que lo que ya tienen concebido, pero no hacía nada si no se proponía enseñar al mundo mágico todo lo que, en su opinión, estaban perdiendo poco a poco, porque eso sin duda los llevaría a la extinción. "Los muggles han traído creencias innecesarias al mundo mágico y lo han estado deteriorando poco a poco" había comentado Voldemort en una de sus conversaciones y Harry no podía estar más que en completo acuerdo con él. Por su parte, Dumbledore quería una unión de los dos mundos, el mágico y el muggle, en una sola gran comunidad que comparte y enriquece mutuamente las culturas, aunque no tomaba en cuenta toda la evidencia que había a lo largo de la misma Historia de la Magia y de por qué se tuvo que crear un Estatuto Internacional del Secreto. Harry aun recordaba como Dumbledore la había dicho "No se trata de vuestras semejanzas, sino de vuestras diferencias" en una de sus múltiples crisis de su similitud con Voldemort y ahora notaba que sus palabras no estaban de verdad evocadas en su conocimiento sino en sus sentimientos y eso no era precisamente algo lo suficientemente fuerte como para limar todas las asperezas y conflictos que se crearían al unir dos mundos completamente desconocidos entre si.

Es por eso que él, Harry James Potter, iba a crear una cultura mágica lo suficientemente fuerte como para mantener a flote al mundo mágico que tanto amaba. Movido en igual parte por las motivaciones, las buenas motivaciones que había conseguido extraer según su propio criterio, que tanto Voldemort como Dumbledore habían descubierto para él. Estaba decidido a lograrlo sin importar lo que tuviera que hacer para ellos, y si lo que tenía que hacer era usar a los mortífagos como su ejército propio para cumplir sus planes, entonces lo haría sin dudarlo mucho más.

Casi podía oír los peros y los comentarios en contra de sus dos mejores amigos, porque no podría contar con Ron o con Hermione para esto, ellos simplemente no lo aprobarían en ningún sentido y eso lo hacía sentir un poco triste, porque Harry había negado su verdadera naturaleza Slytherin por Ron y por Hagrid, había tenido muchas riñas defendiendo a Hermione de los demás, la mayoría Slytherins, que la llamaban "sangre sucia". Ninguno de sus antiguos amigos podrían entenderlo, simplemente porque no era "la forma correcta de hacerlo" y con eso estaban diciendo "no es como Dumbledore lo haría". Harry debía de admitir que había hecho un daño posiblemente irreversible a sus amigos al recalcar que las ideas de Dumbledore eran correctas y que ese era el camino que un Gryffindor debía seguir sin dudar. Ahora era que notaba que Dumbledore lo había moldeado según sus creencias y ahora era que él recién lo notaba.

Así que, sin perder tiempo, hizo una invocación y su varita voló hasta su mano desde una repisa cercana. Conjuró un patronus y este salió atravesando la pared rumbo a La Madriguera con un aviso de su parte; había aprendido el encantamiento durante sus últimos días de clases, buscando las teorías y suponiendo una práctica mental, luego de poder comenzar a entrenar con Tom, había estado practicándolo durante las noches, sacando el mayor provecho que pudiera a el levantamiento temprano del rastro que le tenía el ministerio. No sabía realmente si debió de haberlo hecho pero no conseguía dejar a sus amigos en peligro; además varios de los miembros del ED, la orden y el ministerio estarían allí. El mensaje que había enviado era corto, solo dos palabras, sin embargo todos los que lo habían conocido alguna vez sabrían que trataba de decir. Tras enviar su advertencia recapacitó un poco más y, tras invocar un nuevo patronus, les hizo llegar un nuevo mensaje.

Invocó también una camisa negra, un poco formal, junto con una capa negra del armario, se las puso encima con rapidez y luego de dejar que ambas serpientes de le subieran encima (Nashiet iba enroscada en su brazo izquierdo y Shadijh alrededor de su cuello), salió de la habitación con decisión. Tendría que poner cuidado con las cosas que ordenaba Lucius Malfoy a los que estaban esperando tomar el control del ministerio.


Aclaro que uso la letra normal para la historia en general y la cursiva para los parlamentos en parsel.

Bueno este es todo el primer capitulo, espero les guste.

Beshitos *-*

Yirsy