WIND

-Te marchas?- aquella voz, esa dulce y serena voz lograban sacar el lado más humano de su fría persona

-Si- contesto monótonamente, sin emoción aparente

-Po… r… que?- se dio la vuelta dispuesto a encararla, pero se quedo mudo. Hay delante de él estaba la pequeña, bella y frágil Hinata Hyuuga.

-Tengo que hacerlo…-contesto volviendo la vista al camino. No quería verla más, sabía que no podría soportar aquella mirada de decepción, y menos proviniendo de la única persona que llego a tomar parte importante de su vida.

-N… no… no tienes que hacerlo- replico la morena con la ligera esperanza de que recapacitara.

-Debo hacerlo, necesito poder para logar mi venganza

-Es cierto – no pudo hacer más que aceptar las razones del azabache –Sa… sabia q.. ue no te haría cambiar de opinión- hay estaba de nuevo, ese maldito tartamudeo, hace tiempo que había logrado superarlo, pero en esta ocasión no se debió al nerviosismo, sino, a la tristeza; algunas lagrimas pugnaban por salir de su blancos ojos.

El moren volteo a verla, odiaba verla triste, y se odiaba aun mas por ser el causante de esas lagrimas. Pero ya había tomado una decisión y no había marcha atrás. –Lo siento

-Yo también- trato de recomponerse, odiaba mostrarse débil

-¿No alertaras a nadie?- cuestiono un tanto burlón, cerca de ellos, en una banca yacía el cuerpo de Sakura Haruno inconsciente; la muy ingenua creyó que proponiéndole su amor y cariño infinito le haría cambiar de parecer, muy estúpido de su parte

-Ie- respondió con una sonrisa, mientras que le extendía la moreno, una bolsa

El ojinegro le veía asombrado, sabía que Hinata era distinta de las demás chicas de la aldea; por eso es que se fijo en ella, la única que no le acosa, la única que no lo miraba embelesada, la única que podía entender su dolor; cosa que ni Naruto, ni Sakura habían logrado.

-Que es esto?- cuestiono, mientras tomaba la bolsa que le ofrecía la morena

-Son algunas pomadas y vendajes –respondió con una sonrisa triste –Te irás a entrenar cierto? –el azabache solo asintió –Te serán útiles y bu..uen..oo yo…yo.. eto… crei

El ojinegro sonrió con ternura, cosa extraña en el, esa chica no paraba de sorprenderle. –Gracias

La peliazul sonrió aun mas –Se que te volverás muy fuerte

-No me pedirás que te lleve conmigo, no me insistirás en que recapacite??- pregunto un tanto confuso

-Ya te dije que no- bajo la cabeza, las ganas de llorar eran inmensas; claro que deseaba detenerlo, que no se fuera, que no la dejara; pero lo entendía –no te pido ir contigo, porque sé que solo sería un estorbo para ti, y tampoco te detendré… So..lo q…quiero d..e..cirte que t..e ex..trañare- sus mejillas se tiñeron de un fuerte carmín, aun mantenía la cabeza gacha, no pudo contener mas las lagrimas

Con cuidado acerco su mano, al mentón de la muchacha para levantarle la cabeza; sus ojos estaban igual de hermosos como los recordaba, aunque derramaban un sinfín de lagrimas; ella era la única que podría hacerle desistir, la única por quien sentía algo y sin duda la única que por siempre amaría. Acerco sus labios a los de la morocha; robándole un último beso, un único recuerdo que se llevaría de la aldea que le vio nacer.

-Adiós, Hinata –las palabras chocaban contras los rosados labios de la Hyuuga, sus mejillas estaban aun mas rojas, y sus ojos completamente abiertos.

-Adiós, Sasuke- y sin más el azabache emprendió su camino, sin volver la mirada.

Sabía que si volteaba a verla, no podría resistirse el llevársela con él. Pero no podía, era su camino, un vengador siempre ha de estar solo.

Hinata veía partir a aquel muchacho tan igual y distinto de ella. Por ahora no podrían estar juntos solo, tal vez…

Algún día, pero no hoy.

Sonrió melancólicamente, mientras emprendía el regreso a los dominios Hyuuga; no estaba ni triste ni feliz, era como estar vacía. Solo rezaba porque Sasuke estuviera tomando la decisión correcta. Ella… lo esperaría, si espero por años por sentir un poco de amor, esperaría un poco de mas por tener todo el amor que necesitaba