DISCLAIMER: Dragon Ball y sus personajes pertenecen a Akira Toriyama.


No soy un número más; Mi nombre es Octavio

La vida es una cosa muy curiosa, ya que jamás es igual para todos. A cada uno le toca una existencia diferente e irrepetible.

A él le había tocado un destino terrible. Había sido creado para destruir, para recibir órdenes asesinas y cumplirlas al pie de la letra. Había sido creado para actuar desde el odio y la obediencia ciega.

Sin embargo, y precisamente porque la vida es algo sin explicación, él se había negado. Rotundamente.

Se negaba a ser un monstruo pese a lo que todos dijeran. Se negaba a matar y destruir.

La consigna en la Patrulla Roja era muy clara: seguir las órdenes en silencio, sin cuestionar nada.

Pero él no iba a obedecer. Él no iba a destruir. Por el contrario quería disfrutar de las cosas hermosas de la vida. No vigilar una oscura torre gris.

Quería reír con las personas, no matarlas ni que huyeran despavoridos de él.

- Mi nombre es Gokú ¿Tú quien eres?- le había preguntado él de manera franca.

- Yo soy el androide número 8- respondió sin vacilar, pues hasta entonces no concebía otra posibilidad para él.

- ¡Qué nombre más extraño!- rió Gokú divertido- Mejor serás Octavio, ¿te gusta?- le dijo levantando sus brazos detrás de la cabeza, mirándolo ladeando el rostro, con una sonrisa sincera.

Octavio- repitió sonriendo con los ojos muy abiertos.

Recostado mirando la claridad del cielo, con el pasto haciéndole cosquillas contra el rostro, mientras el viento soplaba suavemente a su alrededor, riendo de las tonterías que ese extraño niño de cabello revuelto decía a su lado, tuvo la certeza más grande de su vida: pese a la simpleza del momento, Octavio se sentía completamente feliz.

Gokú no había corrido asustado, ni lo había mirado con temor o desprecio. Él, incluso, le había dado un nombre. Habían jugado juntos y reído por el camino. Él lo llamó su amigo sin pedir nada a cambio.

Por eso a él no le importaba si tenía que luchar, pues lo haría a su lado sin la menor duda.

Porque Octavio amaba todas las cosas buenas y bonitas del mundo. Y la amistad sincera de Gokú era algo por lo que definitivamente valía la pena morir.

Y si eso llegaba a pasar, entonces él se iría con una sonrisa. Con la certeza de que tenía un amigo de verdad en este mundo.

La redención existía y el destino con que nacemos puede cambiarse.

FIN


Desde el principio de Dragon Ball le tomé mucho cariño a Octavio, porque era un personaje tremendamente dulce.

Saludos!