FANFIC: La belleza de la ambigua perfección.

Pareja: Thorki.


NOTA IMPORTANTE ANTES DE COMENZAR: Esta historia está escrita por alguien diferente de quien creó la cuenta, desde ahora será manejada con el propósito de publicar las historias que ambos escribamos, así que cuando escriba este autor (hombre) pondré los respectivos créditos al final de la historia. Sin decir más, lean esta bella historia, que tiene capis algo cortos (;A;) pero vale la pena *-* ~Noki-chan


Prologo:

Hacía tiempo que llevaba trabajando en este lugar y me parecía realmente extraño el que jamás lo haya visto hasta ahora... O quizás lo veía y no lo notaba.

Hace un par de semanas me cambiaron de salón. No, no soy un profesor; Si es eso lo que están pensando. Soy un pianista y trabajo nada más y nada menos que en una escuela de ballet.

La verdad, al comienzo fue un poco incómodo decirles a mis amigos en donde trabajaba, un pianista con un historial repleto de bares de Jazz o blues... Trabajando en una escuela de ballet es poco común. Pero no me arrepiento de haber aceptado este empleo. Voy a cumplir los tres años trabajando aquí, tres años en los que jamás me había percatado de su presencia.

Pero creo que estoy siendo demasiado generalista en mi historia... ¿Qué les parece si les explico desde el inicio? ...

Capítulo 1: El cambio.

Desde que entre aquí había trabajado siempre para dos de las maestras o institutrices de este lugar, la primera Natasha Romanoff, una pelirroja hermosa y estricta con sus alumnas... Pero cuando llegas a conocerla es bastante simpática de tratar y la segunda Jane Foster, una maestra siempre distraída y que parecía andar perdida en el espacio, perfeccionista en su trabajo y con sus alumnas.

Una tarde, después de la clase de Romannof, la directora de la institución; Virginia Pepper Pots -La cual creo es demasiado joven para el puesto- Me mando a llamar, pensé que sería para algún tipo de regaño ya que suelo halagar muy seguido a las alumnas...

-Señor Odinson- Me dijo en tono bastante serio apenas entré a su oficina- Tome asiento por favor...- Y de inmediato acaté la orden-

-Buenas tardes Profesora Pots...- Salude mientras me sentaba-

-Buenas tardes... Vamos a hacer esto de manera rápida y concisa...- Apoyó ambos codos en el escritorio y me miró fijamente- Eres el único pianista que tiene ventanas libres en el horario de trabajo, así que desde la próxima semana empezarás a tocar en otra clase- Me dijo con ese semblante serio que siempre maneja-

-¿Otra clase? ¿Quiere decir que tocaré para otra maestra? - ella asintió con la cabeza, pero su gesto facial me indicó que estaba equivocado-

-Tocarás para un maestro -Me corrigió- Es de los más estrictos de la institución, puntual y muy severo. Tendrás que ordenar ese cabello tuyo y más te vale que llegues a la hora- Dijo mientras me pasaba una hoja con mi nuevo horario y una carpeta con nuevas partituras- No te preocupes por la paga, se subirá tu sueldo de acuerdo a las horas agregadas-Me aclaró antes de que yo hiciera cualquier pregunta- Ahora puedes retirarte, la Señorita Foster no te esperará toda la vida...-

-Bien, Gracias... Con permiso- Me levanté y me retiré revisando el horario, técnicamente corrí a mi casillero para sacar las partituras de la clase correspondiente y llegue justo a tiempo.

Luego de eso todo pasó como todos los días, entre música y señoritas reclamando por dolores musculares. Sinceramente ahora que me doy cuenta Pots no me había dicho el nombre del Maestro al que serviría... Y en el horario solo estaba indicado el número del salón...

-Odio subir al último piso...-Reclamé al notar que tendría que mamarme la subida de escaleras, ya que en este viejo edificio no hay ascensores y con cinco pisos es un dolor de cabeza... o de piernas mejor dicho.

Durante el fin de semana no hice nada, además de tocar el piano y aprender las nuevas partituras... Matarme las neuronas viendo televisión. Preocupado por la advertencia de la directora "Puntualidad y severidad" no son palabras que estén muy integradas en mi vocabulario. Finalmente el día lunes por fin llegó y mi primera clase con el nuevo maestro.

Durante la mañana y medio día todo iba bien, mis clases con Romanoff y Foster pasaron demasiado rápido para ser real. Luego de la hora de almuerzo y dos horas libres después de eso por fin tendría el placer de conocer a mi nuevo "compañero" de trabajo. Subí las escaleras con tiempo de sobra, así no tendría que sobre esforzarme en subir rápido tan absurda cantidad de escalones. Vi a las alumnas entrar nerviosas al salón de baile, algunas cuchicheaban lo apuesto del maestro y otras lo demandante que se ponía a veces.

Entré al salón y ellas me miraron sorprendidas, dejé mis cosas en el piso, puse las partituras en su lugar, acomodé y me senté en el banquillo. Ellas continuaban observándome y riendo bajito. Empezaron a hacer trabajos de calentamiento y yo, mientras esperábamos, empecé a tocar algunas piezas al azar de una canción que estoy componiendo, ellas empezaron a moverse al son de mi música y reían divertidas. De pronto todas se quedaron en silencio y volvieron a sus lugares rápidamente. Dejé de tocar y me voltee para ver que sucedía, y lo vi... Era el nuevo maestro; Alto y esbelto. De cabello tan negro como su ropa y solo comparable con la noche y la piel tan blanca que resaltaba en contraste. Pero lo que más resaltó a mis ojos fueron los suyos, Tan verdes como una esmeralda y con un brillo frío que incitaba a seguir mirándolos, y su imperceptible sonrisa, dibujada en esos delgados y rosáceos labios... Ahora entendía definitivamente el porqué de los halagos por parte de las alumnas.

- ¿Es usted el nuevo pianista de mi clase?- Pregunto con voz trémula y seria mientras me miraba con desprecio desde el marco de la puerta.

Yo, obviamente nervioso me levanté del banquillo e hice una ligera venia- Así es... Es un gusto el conocerle maestro...-Dije lo último con cierta duda-

-Laufeyson... Maestro Loki Laufeyson... Y le pediría que por favor no distraiga a mis alumnas-Completó y lo demás me lo dijo con un tono tan frío que me crispó cada bello del cuerpo. Entró al salón dejando sus cosas cerca del piano- ¿Tiene usted las partituras que se utilizan en esta clase?...- Me dijo como si yo no supiera hacer mi trabajo-

- Las tengo... Y ya las he aprendido...- Le dije con algo de orgullo y tintes de arrogancia, a lo que él sonrió con cierto gesto de diversión-

-Bien... -Se volteó hacia las alumnas y las fulmino con la mirada, todas se ordenaron y el empezó- Maestro... La primera- Dijo en tono solemne y yo puse la partitura en su lugar empezando a tocar la canción.

- Primera...- Pidió y las bailarinas se pusieron en posición. A medida que la canción y los minutos avanzaban noté como empezaba a ponerse cada vez más exigente.

- Aubrey sube ese brazo y Lilian estira bien esa esa pierna!- Gritó y las mencionadas acataron la orden, mientras las demás también se ordenaban y acomodan como si ellas también hubiesen sido regañadas. Él se paseaba entre las filas de bailarinas analizando sus movimientos y de vez en cuando reprendiendo con suaves golpes en las extremidades mal estiradas o posicionadas, al cabo de la cuarta repetición de la tercera partitura él suspiró cansado...

- ¡Suficiente!- Gritó exasperado y todas las muchachas volvieron a posición de descanso-

- ¡¿Quieren ser bailarinas de una buena compañía o ir a bailar al primer lugar donde caigan?!- Todas y cada una de ellas bajaron la cabeza entristecidas- ¡Exacto!... Es todo por hoy pueden retirarse...- Ellas salieron y yo me quedé sentado tras el piano con los dedos en las teclas que debía tocar a continuación, las cuales jamás fueron presionadas.

Lo vi pasearse por el salón vacío, y arreglarse el largo cabello con ambas manos. Suspiró una vez más y luego volteó hacia mí-¿Te aprendiste todas las partituras en un solo fin de semana? -Pregunto caminando cadenciosamente hacia el piano y yo bajé las manos y las puse en mis muslos-

-Asentí ligeramente- Si... -Dije perdido en el eco que hacían sus zapatos en la madera del piso-

-Has de tener mucho tiempo libre...-Se apoyó en la cola del piano con ambos codos-

- La verdad, mucho...- Miré las teclas del piano y las repasé en el aire-

El no volvió a hablar, Tomó sus cosas del piso y del bolso sacó una botella de agua. Bebió un poco, la tapó y devolvió a su lugar. Me miró por última vez y noté como me recorrió de arriba a abajo con esos fríos ojos que parecían congelarme a cada parpadeo, finalmente sonrió con cierta malicia y salió del lugar.

-Lo veo la próxima clase - Dijo antes de salir al pasillo y perderse en la inmensidad del edificio. Yo me quedé ahí mirando hacia el marco de la puerta, como anhelando que volviera con ese cuidadoso caminar suyo. ¿Cómo era posible que jamás le hubiese notado? Un Hombre con esa extraña belleza no pasa de ser percibido, nunca en la vida me han atraído los hombres... Más bien califico como mujeriego y amante de las buenas curvas. Pero él tenía algo... Algo que jamás "sentí" en otra persona, algo que jamás percibí en las tantas damiselas que habían caído a mis brazos. Había algo en él que me llamaba a saber más, a querer saber quién era él...


Hola, soy A. Valentine, y espero que les guste esta historia, que la disfruten tanto como yo lo hago al escribirla... Espero sus comentarios, criticas o sugerencias. Gracias por leer, hasta la próxima!

-A. Valentine.