Edward y bella eran dos niños de 8 años, se conocían desde bebes por sus madres, que eran mejor amigas desde la universidad, así que no sería raro que ellos también lo fueran.

Una mañana los dos pequeños iban camino al parque, Bella iba corriendo y gritando:

-¡Edward, ahí viene el perro!- y salía corriendo Bella, Edward en cambio caminaba hasta alcanzarla, cundo Edward llegaba junto a ella volvía a gritar:

-¡Edward, ahí viene el perro!- y Bella volvía a salía corriendo, ellos siempre habían jugado de esa forma, pero era solo Bella la q lo gritaba, y por alguna razón a Edward le dieron ganas de gritarlo, y antes de llegar a lado de Bella el pequeño grito:

-¡Bella ahí viene el perro!- y salía corriendo rebasando a Bella en el proceso.

En el momento en el que Bella escucho lo que Edward había gritado todo rastro de diversión fue borrado y en su lugar que do miedo.

Bella salió corriendo donde estaba Edward y se le lanzó al cuello y empezó a llorar.

De la nada Edward empezó a reír habiendo que Bella sintiera curiosidad.

-¿de qué te ríes?-pregunto sollozando.

-es que Bella no había ningún perro- al final se soltó a las carcajadas.

-Bella se soltó del agarre que tenía alrededor de su pequeño amigo y retomo su camino con sin importar que su amigo estaba tirado en el piso riendo a carcajadas.

Cuando Edward pudo recomponerse salió corriendo para alcanzar a su amiga, y pedirle perdón

-por favor Bells perdóname- pregunto el niño preocupado porque su amiga no lo quería perdonar.

-no, Edward no te voy a perdonar- decía muy segura de sí misma.

-por favor, Bella se suponía que estábamos jugando- rogaba el niño.

-pero no tenias que burlarte de mí o ¿sí?- le retaba la pequeña.

-tienes razón, pero tenias una cara muy chistosa y luego saliste corriendo y te me colgaste encima- seguía insistiendo el pequeño.

-no se Edward.

-ándale Bells, tu sabes que yo te quiero mucho y no podría vivir sin ti.

-¿todo eso es cierto?-pregunto dudosa.

-si Bella todo es cierto yo te quiero mucho, entonces ¿estoy perdonado?- pregunto el niño, Bella se le lazo a los brazos y le susurro al oído:

-si Edward, estas perdonado, además yo también te quiero.

Edward sonrió al escuchar lo que Bella decía.

-¿de verdad?- pregunto el niño inseguro.

-sip, más de lo que tú crees- sonrió la niña.

-¿si? Pues no te creo-dijo con un plan en mente.

-claro que si te quiero- dijo Bella.

-pues pruébalo- reto el niño.

-¿Cómo quieres que lo pruebe?-pregunto realmente molesta.

-dame un beso-dijo con una sonrisa desafiante.

-por supuesto- Bella se acerco a Edward y deposito un suave beso en su mejilla.

-no, me refería a un beso aquí- dijo señalando sus labios.

-mmmm… no se-dijo insegura.

-pues no dices que me quieres de muéstralo- desafío.

-está bien- dijo esta vez dirigiendo sus labios a los de su amigo.

Fue a penas un roce inocente, pues ni siquiera había durado lo suficiente para llamarse un beso.

Desde ese momento y con el pasar de los años su amistad fue creciendo.

FIN