Resumen: Hanako y Guren –miembros del clan Kendo, especialista en el "shouton no jutsu"– viven sus vidas tranquilas en la villa donde residen desde su nacimiento mismo. Hanako es la hermana mayor, una adolescente dedicada al hogar sin dotes de pelea en apariencia –su apariencia engaña, dado que su especialidad es asesinato silencioso–. En cambio Guren es una niña de armas tomar, orgullosa que niega de la ayuda ajena –inclusive de su familia–.
¿Qué será de ellas cuando sean encontradas por Orochimaru?
El hilo rojo del destino
"Se dice que el hilo rojo que esta atado a tu meñique, te guiara hacia la persona que esta destinada para ti pero… ¿Por qué mi destino me guía hacia dos hombres?"
Capitulo I: Encuentro predestinado entre la bruja escarlata y el ángel de la Muerte.
Fuego. Fuego. Fuego. No importa a donde el mirar asustadizo de Hanako se dirija, hay fuego por doquier. ¿Qué esta sucediendo? ¿Cómo se origino el fuego? Y lo más importante ¿Dónde rayos se encuentra Guren?... Preguntas de naturaleza variada cruzan por su cabeza. Ella, Kendo Hanako; observa lo que le rodea, analizando los patrones de movimiento de su hermanita y encontrar la probable posición correcta en la cual se encuentra. Suspiró pesadamente, avanzando hacia el lugar más próximo. Camino, esquivando las flameantes llamas que evitan su avance; haciendo mueca de disgusto al verse en la necesidad de utilizar el "shouton no jutsu" para hacerse paso en el camino. Mirando siempre al frente, de repente vio algo que le llamo la atención. Un hilo. Pero no cualquier hilo, cabe aclarar. Sino el afamado "hilo rojo del destino".
–Tiene que ser una broma– Hanako suspiró, preguntándose internamente el origen de aquel hilo. Decidida, avanzo unos pasos, deteniéndose y llevando una mano a su boca, cubriéndola y ahogando un gritillo.
Frente a ella, el cuerpo inerte de una pareja –al parecer recién casados, dada la naturaleza joven de ambos–; abrazándose a sí mismos. El líquido carmín yace esparcido alrededor de los cuerpos y el soplo de vida ha abandonado sus cuerpos. Lo único presente es el hilo rojo que esta atado en sus respectivos meñiques –los cuales también están por desaparecer–. Hanako maldijo por lo bajo el tener estos ojos.
De repente sintió un escalofrío. Hanako volteó, encontrándose a una chica. Una doncella, cuya piel traslucida la hace ver como un fantasma. Inclusive el largo kimono, totalmente blanco a juego con su piel, ayuda a su apariencia fantasmagórica. Hanako bajo su mirada, encontrando en las manos de la chica una fina espada; larga, fina y delicada; que parece romperse ante el más mínimo movimiento. Hanako se sonrojo, al llevar su mirada al notar su belleza. Rostro suave y terso ante el tacto –lo imagino, dado que esta lo suficientemente entretenida en su presencia como para permitirse el tocarle–; labios rosas, sin arruga alguna en ellos. Entonces miró más arriba, encontrando pequeños rastros de cabellos rubios y los hermosos más azules que haya visto nunca.
–H–hola… ¿Quién eres?– preguntó Hanako, acercándose a ella.
La misteriosa mujer sonrió, para luego abrir la boca –Hola… Soy Muerte– se presento y Hanako pudo jurar que su voz es tan bella como lo es su apariencia.
–¿Muerte?– Hanako arrugo la nariz. En su niñez, su madre siempre le contó historias como "El ángel de la Muerte" bajaba de los cielos a recoger el alma de los fallecidos y llevarlas a su descanso eterno. Si más no recuerda en las historias, "Muerte" es un ser de apariencia similar a la de un esqueleto, cubierto por un manto negro; no una doncella bella cubierta por un kimono que solo hace resaltar su belleza.
Muerte rio, sorprendiendo a Hanako –Los humanos siempre tan curiosos– dicho aquello, avanzo hacia el frente, pasando de lado a Hanako –No me sorprende por que puedas verme a decir verdad… Quizás sean por esos ojos– se detuvo frente a la pareja – ¿Cuál es tu nombre, pequeña?– le pregunto, sin apartar la mirada de los cadáveres.
–… Kendo Hanako– se presento, observando atentamente cada una de sus acciones.
Muerte sonrió, nostálgica –Mucho gusto Hanako–chan– apunta con su espada hacia ambos cuerpos –… espada resplandeciente en mis manos, guiándome a lo largo de mi labor, dame la fuerza y el coraje de miles de soldados, para realizar mi labor sin temor– recito, siendo rodeada en el instante por esporas de luz.
Hanako se acerco, guiada por aquella inexplicable aura de tranquilidad. Observo en silencio, el como de los cuerpos se desprenden las almas de los fallecidos. La mujer, observa con amor a su esposo; el cual si bien al principio parece atónito a lo que observa, al notar a su esposa, sonríe plenamente y tomándole por la mano con dulzura. Ambos miran a Muerte, mientras sus almas desaparecen en esferas de luz –rosa y azul, respectivamente– y viajan hacia la espada que tiene en sus manos la hermosa doncella. La espada absorbe ambas almas, para después dejar de brillar al consumirlas.
– ¿Qué hiciste?– pregunto Hanako.
Muerte suspiro –Finalmente ha descansado– dijo tranquila, guiando su espada a su pecho –espada resplandeciente en mi exterior, guiándome a lo largo de mi labor, regresa a lo más profundo de mi corazón, descansando de la faena impuesta por mi señor– recito, empujando la espada hacia su pecho; guardándola ante la mirada atónica de Hanako.
– ¿descansando?– repite Hanako, acercándose a Muerte.
–Detente– dice Muerte, mirándole –Tu estas viva y se me prohíbe tener contacto con los vivos– dicho aquello, empieza a avanzar.
Hanako le sigue –espera…– avanza rápido –Tengo que…– guarda silencio al tropezar y caer estrepitosamente al suelo.
Muerte se detiene, volteando a verle con curiosidad –Tú hermana esta a salvo, planeaba llevarte a ella– dijo, esperando a ver que se levante.
Hanako se sentó en el suelo, adolorida – ¿Enserio?– suspiró finalmente, aliviada de ello –Etto– ríe nerviosa ante el mirar curioso de Muerte – ¿Podrías ayudarme? Al parecer me torcí el tobillo y no puedo levantarme por mi cuenta– dijo apenada.
Muerte suspiro, sorpresivamente chasqueando la lengua –Es por eso que los humanos son tan poco de fiar– suspiró –Espera…– colocó sus manos en su pecho, el cual comienza a brillar – espada resplandeciente en mi interior, guiándome a lo largo de mi labor, surge de lo más profundo de mi corazón, castigando a mis enemigos sin temor– recita. El mango de su espada se asoma, a lo cual ella lo toma y extrae nuevamente su espada. La bate en todo su esplendor y le ofrece la punta de esta.
– ¿Eh?– Hanako ladea la cabeza, confundida.
–Toma la punta– dijo –Te lo dije ¿cierto? Una deidad de mi categoría no puede rebajarse a tocar a un simple mortal– aquello enfureció a Hanako –considérate afortunada de ofrecerte siquiera el tocar mi espada, mocosa– dijo fríamente –Anda, anda, anda– dice, moviendo de un lado a otro su espada.
Hanako se sonroja de pies a cabeza –Tú…– masculla entre dientes, tomando entre sus manos un par de agujas y estar tentada a atacarle.
–eh– Muerte miró hacia un punto en específico –será mejor que te apresures, "Virgen María"– dicho aquello, coloca frente a ella dos dedos, recita algo en lengua antigua y de sus dedos una luz blanca se desprende. Agitó suavemente los dedos sobre el tobillo lastimado de Hanako, permitiendo que la pequeña luz entre en contacto con el tobillo de la kunouchi.
–¿eh, "virgen María"? ¿De que hablas?– levanto su mirar, hallándose sola. Parpadeo un par de veces, negándose a aceptar lo visto.
–¿Hana neesan?– se escucha.
Hanako miró detrás de ella, encontrando a su hermanita. Kendo Guren. Pero no le encontró en soledad, sino en compañía de un ninja. Entonces Hanako lo reconoció y supo que era su hora de morir.
–Orochimaru– pronuncio Hanako, sin apartar la mirada del ninja que toma la mano de su adorada hermanita. Maldito lolicon. Pero aquello no era el único problema de Hanako; dado que notó el fino hilo rojo en su meñique, unida al meñique de Orochimaru. Entonces palideció, perdiendo el conocimiento.
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Continuara…
Al fin. El primer episodio esta terminado. Precuela de "En busca de los sueños perdidos". Situada antes de todo lo sucedido entre Sasuke, Hilary y Hikari. El relato que narra el como Orochimaru conoció a la mujer de la cual llego a enamorarse y el porque de su relación tan extraña. Espero y les guste, me retiro.
Firma: Shaoran Uchiha de Nikaido.
