Titulo: Fe.

Autor: Anaydy

Capitulo I

Fe

"Hace tan poco volvía a sonreír, a soñar,
pero tal cual ha sido mi vida,
nuevamente se me escurre la felicidad de las manos.
El darse como el mar tiene consecuencias catastróficas,
puede dejar heridas todavía mas profundas."

Caminaba inquieta, acompasando su respiración, agitada y perturbada, sabia que hacia mal, sabía que pecaba, sabia que no debía estar ahí. Se detuvo en seco, estaba oscuro, escuchaba pasos tras de si, pero ninguna presencia estaba cerca, cerro los ojos de manera profunda, esperando con ello salir de ahí, cerro su mano en un puño, y ocultando su inquietud oculto ambas manos dentro de las mangas de aquel traje ceremonial, y marcho, pasos pesados y largos acompañaban su camino, debía de calmar su esencia, disfrazar su presencia, y llegar.

Seguía caminando por aquel estrecho callejón, aun escuchando pasos ajenos, y no tubo mas que rezar, orando palabras antiguas en dialectos complejos, divinos; y en aquel momento comenzó a llover salinas de sus pupilas, como remedio a la desesperación, en silencio siendo gobernada por la desesperación. Y comenzó a correr alterada, a lo mas que sus piernas respondían, estaba aterrada, las únicas veces que salía del templo, era con los demás sacerdotes y mujeres devotas, a cierta hora, dando orden absoluta a todo impuro de no Salir de sus hogares; sabia que no podía estar fuera, era pecado, y si alguien notaba su ausencia…

No supo en que instante golpeo con un cuerpo, robusto y alto, rechazándola por el impacto, el viento de la carrera tumbo aquella tela de la gabardina que ocultaba su cabeza y oscurecía su rostro, dejándola al descubierto, mostrando el tez.

Era un impuro, alto, robusto, de caballera negra, con piel castaña y ojos claros; quizás miel o ámbar, de mirada penetrante y fría. La miro con ojos desorientados, y algo aturdido por la sorpresa.

Había estado caminando ya hace un rato, no tenia sueño, y necesitaba al menos un poco de aire, caminar por el centro no había sido una buena idea, al menos no si lo que buscabas era soledad, las calles estaban repletas de hombres desorientados, pagando placer, con una mujer que nunca volverían a ver, sosegados por el alcohol, y aumentando aquella corrupción. No hubo otra opción más que ir por un callejón, asta que sintió el golpe repentino de un ajeno, y se dio la vuelta fijando su mirada en una intensa castaña, vidriosa quizás por el viento después de correr.

La escruto un segundo, ojos castaños, profundos, cabellera azabache, negra como aquella noche, labios tan rojos de manera natural, y la piel, tan blanca como aquel vestuario; una gabardina que caía un poco mas debajo de sus rodillas, blanca con bordados en los costados y pliegues de la tela, color dorados, y unas sandalias sencillas de cuero; una vestimenta algo extraña, y mas para una mujer tan hermosa, esa toga era muy similar a la que usaban las mujeres devotas, igual al que usaban las… Dios! Esta mujer era una sacerdotisa!…

La mirada perdida del impuro se dilato, y de manera casi inmediata agacho su cabeza mostrando un respeto, que la clase divina "merecía"…

La sorpresa la invadió, era tan sencillo, ver al niño, llevarle unos alimento y regresar, el plan, que nadie se percatara de su ausencia, y aquí, de su presencia, pero al parecer el divino la enfrentaba a su castigo mucho antes de llegar al santuario; un impuro la había encontrado, sabia lo que se debía de hacer, un impuro jamás debía de estar cerca de su clase, jamás tocar a un puro; ella debía de castigarlo, matarlo si era preciso, pero… no, no podía, ella no era así, no podría lastimar a un vivo y mucho menos despojarlo de su alma, no lo hacia y nunca lo aria, era monstruoso, era sacrilegio, era indigno…

-no, por favor… no me reverencies…- pidió con una voz tan dulce que le aturdió la conciencia, y de pronto sintió los dedos delgados de la mano femenina, rozarle el mentón de la manera mas suave jamás prevista, y no tubo mas que mirarla a los ojos, aquel rostro esbozando la mas angelical sonrisa que nuca hubiese visto; tan serena, tan quieta y tan desconocida…

Miro al cielo, las ultimas estrellas estaban anunciado su entrada, era demasiado tarde, si se daba prisa quizás podría llegar, y sonrió de nuevo, pero esta como una despedida, y esquivo el cuerpo inmóvil del impuro, necesitaba llegar al templo…

La observo avanzar, no lo podía creer había tocado a una sacerdotisa, había estado cerca de una "pura", era delito comunal siquiera acercarse a un sacerdote o a una sacerdotisa, sabia que era tocar limites de la santa inquisición, pero, ella… ella no lo purifico, sabia que con una simple concentración de su esencia, hubiera sido suficiente para dejarlo inconsciente, sabia el poder descomunal que podía tener una sacerdotisa; pero por que no lo ataco…

¿Que acaso los sacerdotes no eran hombres déspotas, que castigaban a los impuros, según ellos, por orden del divino, cada vez que salían del templo, era para sacrificar una vida impura, solo por que el señor lo ordenaba; pero ella… ella venia sola…

Se quedo parado aun asombrado, indagando en la silueta esbelta de la "pura"… solo sonrió y negó, siguiendo su camino, a un sin creer lo sucedido…

Había llegado hasta aquellas grandes puertas de ébano, detestaba aquellas, aquel ensordecedor rechinido, se miraban tan grandes, imponentes, como ocultando algo malo, algo indigno a los ojos ajenos…

Su cuerpo respondió automático a un rezo, cubriéndose de un aura rosa, casi blanquecina, pálida, sin vida, casi sin color, y cerro los ojos, rozando con el dorso de su mano la puerta, y la retiro ocultándola en las mangas de aquel manto, y en un acto casi sobrenatural, las puertas se abrieron, dejando que la devota pasara, como si el lugar supiera reconocer su esencia…

dio pasos largos y pesados aun con los ojos cerrados, siguiendo un camino algo empedrado, guiándose en la costumbre de caminar por aquel lugar, pasando amplios jardines y figuras de mármol que ayudaban a la adoración del divino; siguió su camino por un largo pasillo, oscuro, todos debían de estar en descanso; camino al final del corredor, a una ultima puerta y se poso frente a esta, esperando que reconociera su esencia, que detonara su ausencia y callara, esperado que le comprendiera, entro…

-gracias al Señor! Pensé que te había pasado algo¿Por qué tardaste tanto?… pregunto una joven , con visible rostro de preocupación, y ojos castaños vidriosos, con un pálido evidentemente debido a la preocupación y al desvelo…

-no fue nada, tranquila…- dijo la joven retomando el camino a unos jardines posteriores, un especie de santuario exterior, dispuesto para la oración…

-lo lamento kagome, pero me inquieta saber que sales a media noche del templo, sabiendo que es un pecado, y que rondas en las calles expuesta a los impuros…- comento siguiendo pasos a tras de la joven de cabellera azabache, aun con el tono de reclamo…

-lo se hermana, pero tu sabes que debía de hacerlo, es solo un niño, y debía protegerlo…- dijo dándose la vuelta y encarando a la mujer, con los ojos evidentemente llorosos, se sentía tan baja, tan ajena aquella vida, tan vacía, sentía que si ayudaba a un alma, la vida se recobraba, pero de manera irónica, eso era pecado…

-si, pero siente tu esencia, esta corrompida, necesitamos orar… si el sacerdote se entera que saliste…

-el ya lo sabe…- dijo calma, agachando la cabeza, resignándose a lo evidente- además si me castiga lo hará con justa razón, eh desafiado el poder del padre…-examino lo dicho, y tenia razón estaba retando las leyes, las creencias de los "puros", estaba retando su esencia, su divinidad, estaba retando su fe…- sango, necesito estar sola, necesito orar…- sentencio retomando paso a la estancia dentro del templo, necesitaba sentirse de vuelta, "pura" o mejor dicho vacía…

abrió aquellas puertas, dejando liberar su esencia, estaba en la casa de su padre, necesitaba ser franca, se sentía tan vulnerable, tan protegida, aquel lugar tan lleno de paz, aunque sentía que día con día se le extirpaba la vida, sabia que mas allá de la a doraron había otro aspecto del aquel ser lleno de divinidad y poder que ella no conocía, pero sus creencias solo le permitían adorarlo, no conocerlo; las paredes tan pálidas como su esencia, aquella imagen tan viva, mostrando una cruz, símbolo de la crucifixión del hijo del padre, aquellos pilares de mármol, sosteniendo con firmeza aquella fortaleza, y solo sonrió llenando de paz su alma ahora corrompida; se arrodillo con benevolencia frente a un estante con aquella cruz, y comenzó a orar, sabia que su esencia estaba corrompida, la sentía, el color debía ser pálido, blanquecino, inspirador de paz total, ningún sentimiento debía corromper su aura, ningún sentimiento debía inundar su corazón, solo aquella sensación de paz y alabanza por el señor…

Llevaba unas horas ya, con aquella oración, rezando por perdón, cuando al sentir la presencia del sacerdote, se puso de pie por respeto, sin dejar aun de rezar…

-¿sigues pidiéndole perdón al divino?…-pregunto el hombre imponente tras de ella, con voz seca y fría, sin esperar respuesta- ruega, ora y reza por la salvación de tu alma pecadora…-hizo una pausa intentando controlar instintos, intentando controlar aquella furia, aquella desmesurada cólera- y te haces llamar pura!…-grito con furia, logrando que la joven lo mirara de frente, encarando, restregándole en la cara su error, humillando su esencia, arrastrando su fe- no escuchaste, ora!- grito esta vez rodeando a la figura de la joven con una aura oscura, asfixiándola, cortándole el aire, evitándole respirar; el aura de aquella mujer estaba siendo aplacada, y la presencia esquiva de las puertas hablaban, haciendo estallar el control del sacerdote …- arrepiéntete!…- grito exasperado- pide a gritos que te de perdón, maldita seas hermana, hacer corromper el alma que el divino te ah dado, confiando en tu pureza, compórtate como lo que eres, una pura! Y no una miserable humana!…- dijo con sorna, ejerciendo aun mas presión en el cuello de la joven, logrando que esta comenzara a derramar lagrimas de la exasperación, ejerciendo aquel despiadado castigo como obra del señor, como castigo de aquel divino…- humillas, con tus sucios actos, a nuestro padre!- dijo alterado y aterrado por el sacrilegio cometido…

Dios la desesperación llegaba, sentía como la sangre corría frenética, asustada aterrada, quizás esta vez el señor no la perdonaría, quizás esta vez si la mataría, se supone que no debía temer, ni siquiera llorar por su alma ya corrompida, pero temía por su salvación, por su familia, por sus amigos, por su fe…

Sentía como un enorme brazo le cortaba poco a poco la respiración, como aquella aura la envolvía, provocándole asfixia, provocándole dolor, pero reía irónica, lo merecía, sabia el precio, sabía el pecado, y tenia que pagarlo…

- los pecados, la tentación, el deseo son consistencias indignas de nuestra clase…-exclamo, desvaneciendo el aura oscura, retomando la postura, conservando su respeto, al menos por aquel santuario de adoración, dejando que la mujer cayera arrodillada a sus pies inquieta intentando respirar, con sus manos apretando el cuello maltratado, sosegando aquel dolor físico, aumentando el espiritual…- todos tus deseos son solo de servir al señor , como pura el único derecho que tienes, es amar a al Divino… espero que te quede claro hermana…-anuncio mirando como la joven se recuperaba poco a poco de la asfixia…

-si, sacerdote…-dijo encarando al hombre de toga oscura, aceptando el destino, aceptando el dolor, dándose resignación…- el castigo me lo manda el divino, y yo lo acepto con devoción, mis pecados serán pagados, orare sin descanso por ello…- dijo arrodillándose frente al sacerdote, y mostrando reverencia al enviado divino, al salvador, a la única luz dentro de aquel inframundo real…

-espero que aquella alma aun tenga salvación… y espero de ti, hermana, el desvelo por ella… - dio dándose la vuelta, dispuesto a salir del santuario- volveré mañana, y espero que sigas pidiéndole misericordia al señor… que si bien no te la mereces, sea generoso y te de oportunidad…- anuncio con voz ronca, azotando las enormes puertas, provocando un eco, anunciando soledad…

Y la voz en susurros se expandía por todo el santuario, rezos y sollozos, todos pidiendo al divino solo perdón, pidiendo comprensión, misericordia, pidiendo fe…

"Todo vuelve a estar revuelto y en completo desastre,
pues el amor vuelve a darme la espalda nuevamente,
puse todo lo que en mi quedaba,
entregue mi cariño y mi confianza,
sin embargo, solo fui un temporal albergue,
no pudo desligarse de otra persona,
no fue capaz de valorar todo lo que sentía;
sin mas ni mas.. !se fue¡"

Hola, pues este es el bautizo de esta historia jiji, digamos que me estoy dando una auto-bienvenida jiji; y digamos que todas mis neuronas estan aqui, asi que espero que este principio de historia sea de su agrado, luego vuelvo con la continuacion, asi que por lo pronto los dejo y gracias!

xao... Anaydy