Nota: Esta historia cuenta con dos partes, que terminaré de publicar el próximo lunes.

Ésta que vendría siendo la primera es desde el punto de vista de Loki, el siguiente de Thor.

Me inspiré en el tema Lovesong de The Cure y básicamente se trata de eso, espero lo disfruten.


Loki

I.

Evitó rodar los ojos cuando su ligue comenzó a pavonearse frente a él, contorneándose al ritmo de la música y sobándose como un perro contra su entrepierna. En cualquier otro momento su reacción automática habría sido la de carcajearse en su cara y despacharlo con un horroroso golpe en los huevos, no obstante, era justamente por ello que él estaba ahí.

Sexo ocasional.

Molesto pero necesario sexo ocasional.

Hazlo por el equipo, se decía mentalmente intentando enfocarse en la agradable sensación del roce con otro ser humano a su insoportable aliento a alcohol barato y lengua como de pitón.

Su teléfono móvil vibró en su apretado pantalón de cuero y por instinto se olvidó de todo lo demás para desbloquearlo en cosa de segundos y observar el fondo de pantalla. Allí se encontraba una foto de su adorada familia, su esposo, hija y mascota. Todo el paquete de familia soñada.

Le encantaba esa fotografía, la forma en que el azul de los ojos de su esposo resaltaba esos tostados pómulos y sus labios rojos. Cielos, de tan sólo recordarlo sentía su cuerpo despertar (lo que no había logrado ese desconocido en varios minutos de inútil esfuerzo).

Había un mensaje suyo y Loki rogó porque tratara de algún resfriado de emergencia o una duda que fuera incapaz de resolver por si mismo, cualquier cosa que lo sacara de tal situación.

"Vas a matarme. Hela nos engañó. Su proyecto de ciencias es para mañana"—Esposo idiota.

Sonrió contra los labios del sujeto, devolviéndole un beso cadencioso antes de que un nuevo mensaje vibrara en su mano.

"No te preocupes, me las arreglaré"—Esposo idiota.

Era irrisorio pensar que aun cuando su ligue estaba haciendo de todo para despertar su atención, lo que más le pusiera era el mensaje de Thor y sus inútiles intentos por "mantener el control" y darle un bien merecido tiempo de citas.

"¿Sabías que Plutón ya no es un planeta? A mi me gustaba"—Esposo idiota.

Loki empujó su pelvis, en un corrientazo de placer y necesidad. Si tan sólo fueran las manos de su esposo y no las de un extraño se habría permitido saborear la sensación y no sentirse tan asqueado.

Devolvió su atención a la pantalla brillosa.

"¿Necesitas que regrese?"—Yo.

"No"—Esposo idiota.

"Sólo dime donde encuentro pelotas de poliestireno y pinturas"—Esposo idiota.

"¿A esta hora?"—Yo.

Se dejó guiar hasta el baño de ese bar de mala muerte y ser empujado a un diminuto cubículo en donde la luz daba directo en la cara del desconocido. Sus ojos no eran azules como había creído en un principio por culpa de la mala iluminación del lugar sino verdes y su cabello era más rubio que el de su esposo. Apenas y pudo reprimir una mueca de desagrado.

Cerró los ojos dejándose hacer, apretando furiosamente su móvil en la palma de su mano.

"Me rindo. Regresa por favor"—Esposo idiota.

Bingo.

II.

Apenas abrió la puerta, Fenrir, el enorme perro negro de su hija le empujó contra el suelo, lamiéndole la cara y lloriqueando lo mucho que le había molestado su ausencia. Animal sentimental, pensó dándole unas palmadas en el lomo y logrando quitárselo de encima.

Thor apareció unos segundos más tarde con la expresión más derrotada que le hubiese visto jamás y eso que se conocían de toda la vida.

—¡Tu hija es el diablo!— se quejó a modo de saludo.

—Ah, claro. Es mi hija cuando se porta mal— masculló aferrándole por el mentón y besándole la mejilla, desearía que ese gesto habitual no le erizara la piel cada vez que lo hacía. Thor sonrió en respuesta.

—Lamento arruinar tu noche, cielo.

Loki se encogió de hombros restándole importancia.

—De todas formas, deberíamos agradecerle a Hela— se tomó el cabello frente al espejo, sus ojos verdes destacaban aún más con el delineado que su esposo había insistido en que usara. Debía admitir que a veces tenía buenas ideas —Estoy demasiado viejo y me he olvidado por completo de como ligar, me ha ahorrado el fiasco.

—¿De qué hablas?

Loki en respuesta sólo rodó los ojos, antes de encaminarse al interior del hogar. Thor por supuesto lo persiguió inmediatamente.

—Que ya no soy tan atractivo como antes ¿sabías que me están apareciendo unas horribles patas de gallo? Tendré que usar cremas para las arrugas.

Thor abrió los labios para quedarse medio segundo mirándole con total incredulidad.

—¿Es broma verdad?— Loki sintió sus mejillas enrojecer decidiendo desviar su atención a la malograda maqueta o intento de ella. Por toda la mesa del comedor se veían pelotas de diferente tamaño pintarrajeadas terriblemente —Loki ahora mismo todo en ti grita cógeme duro ¡Y la mayoría del tiempo todo mundo se te queda mirando embobada! Estoy seguro de que si no fuera porque yo estoy ahí tomando tu mano se te lanzarían de inmediato. Sigues siendo el rompecorazones de la secundaria, no me hagas decirlo en voz alta por favor.

—Supongo que… ¿gracias?— contestó dibujando una sonrisa tímida en su rostro.

Thor le acarició el dorso de la mano, a modo de aliviar la tensión.

—Luces fantástico, Loki. Prometo que para la próxima me aseguraré de no caer en los trucos de nuestra hija.

Loki se le quedó mirando horrorizado.

—¿Para la próxima? No. No. No. Nada de eso, ya ha sido más que suficiente.

—Es tu primera cita en diez años, amor.

—Nueve y no. Llámame cursi pero el sexo de una noche que tú disfrutas tanto no es para mí— Thor le ofreció una tasa de té, con una mueca ofendida en el rostro.

—Hace meses que no lo hago con nadie y tú años, tendremos que resolver esto en algún momento—Loki le lanzó una mirada suplicante, su esposo siempre se derretía ante ella y esta no sería la excepción, lo vio suspirar y destensar los hombros— Está bien, lo dejaremos por hoy.

Lucía tan apetecible en su ropa de casa, le gustaba la forma en que la tela se ajustaba perfectamente a ese cuerpo de dios Nórdico. Cielos, pensaba sintiendo la baba escurrirse por la taza contra sus labios, si tan sólo fueras mi esposo en ese aspecto no tendríamos este problemita. Si me lo hicieras como se lo haces a esas zorras otra historia se contaría…

Thor continuó estudiándolo en silencio, justo como Loki lo hacía, sería raro sino fuera porque aquello lo hacían desde niños, aunque ambos por razones diferentes, claro. Loki lo analizaba como el objeto de su adoración, Thor como el tonto sobreprotector que necesitaba asegurarse de que siga en una sola pieza después de quitarle la vista de encima.

—Ven aquí— susurró con dulzura estrechándolo contra su pecho, Loki apenas pudo dejar fuera de su alcance el té caliente, antes de disfrutar de su escrutinio —Veo que tampoco perdiste el tiempo— masculló arrugando el entrecejo, el más joven reprimió una sonrisa, a veces su esposo era un total posesivo. Le encantaba cuando se ponía así, tan celoso… Oh, mierda cómo lo deseaba.

—No dije que no lo haya hecho, sólo que fue un fiasco— ronroneó, sintiendo sus fuertes manos recorriéndolo en busca de cualquier huella que otro hombre hubiera dejado sobre él.

—Tienes un chupetón aquí— la voz de Thor sonaba ronca, caliente y perfecta para cada uno de sus sentidos, Loki jamás podría ocultarle (aún menos con ese apretadísimo leggins) lo mucho que le gustaban sus toscas caricias —Lo desinfectaré por ti.

Su mente se fue a blanco en el segundo en que sintió su húmeda boca succionar la piel de su cuello con gula, lamiendo y devorando con hambre todo a su paso. Loki fue incapaz de contener un gemido necesitado, sintiéndose deshacer contra su firme pecho.

—Eres malo— le dijo en un puchero, cuando le soltó dejándole como gelatina —Arruinaste mi diversión del lunes y mi desahogo de hoy.

—Creí que no querías hablar de eso.

—No quiero— concedió devolviendo su atención al té y no lo empalmado que su breve tacto le había dejado.

Para cualquiera su relación no tendría ningún sentido, incluso a veces para él mismo no lo tenía, pero era irremediable, no es cómo si hubiesen tenido alguna opción.

Ambos se conocían desde toda una vida. Eran vecinos y los únicos niños del barrio, por lo que desde el inicio estuvieron amarrados al uno del otro. Thor era mayor por una diferencia de tres años y al igual que él era hijo único. Ambos anhelaban un hermano, o más familia en la cual desenvolverse, pero eso jamás pasó. Loki no tenía una madre y para la familia de Thor, éste era un milagro, pues Frigga sufría de una malformación en el útero que le impedía llevar a término un embarazo.

Thor siendo tan positivo, no sufrió mucho al comprender que jamás podría tener un hermano, simplemente como si la solución fuera tan obvia, se autodenominó el hermano mayor de Loki y ambos estuvieron de acuerdo con su papel por los siguientes años.

Crecieron, maduraron y estudiaron juntos. Loki no podía recordar ni un solo momento en que hubiese sufrido teniendo a Thor a su lado. Fueron muy felices y debía admitir que tuvo una muy buena infancia y adolescencia.

La distancia entre ellos no se formó por peleas o problemas entre ambos, simplemente el tiempo hizo lo suyo, apenas salido de la secundaria Thor decidió seguir a su primera novia a otro continente y Loki se mudó a una residencia más cercana a su Universidad. Por supuesto, debido a su lazo jamás dejaron de hablarse, llamándose a menudo o enviándose textos, aunque con el tiempo cada vez fueron menores.

El idiota de mi hijo se casó— Loki ya lo sabía, fue el primero en enterarse de la noticia y no por eso dolió menos al escucharlo de la boca de Odín—el muy cretino ni siquiera tuvo la decencia de invitarnos a su madre y a mí.

Vive en Australia, no habrían tenido forma de llegar.

El viejo le lanzó una larga mirada antes de suspirar.

Oh, Loki eres demasiado indulgente cuando se trata de Thor— en eso tenía bastante razón —Vamos, pasa, pasa. Frigga te está esperando, qué tal la Universidad, ya casi nunca te apareces por aquí, tu padre siempre se queja…

Loki no pudo molestarse con Thor por no haberle invitado, en especial porque incluso si hubiese encontrado la forma de asistir, no habría soportado verle casarse con alguien que no consideraba correcto para él. Loki le quería mucho, era su hermano idiota después de todo, deseaba que él fuera feliz y no sabía si esa muchacha de ojos pardos fanática de la ciencia podría darle tal cosa. No lucía como el tipo de mujer dispuesta a dejar su carrera de lado por una familia.

Durante todo el tiempo que estuvieron separados, Loki lo extrañó con locura como si una parte suya se hubiera ido con él y le resultara imposible vivir sin esa otra mitad.

Regresó a su vida una tarde de diciembre siete años más tarde, Loki se había trasladado a Surrey, tras la muerte de su padre. Odin y Frigga habían fallecido un poco después de su última charla sobre la boda, en un accidente de tráfico que hasta el día de hoy recordaba con dolor. Sin nada más que atarlo, se había decidido por vivir en una casita a las afueras de la ciudad, le gustaba porque le recordaba a la casa con la que siempre soñaron con Thor, incluso había adoptado un cachorro negro que por sus patas auguraba ser el enorme perro que tanto anhelaron de niños.

Hola, hermano— le había dicho con lágrimas en los ojos y un pequeño bulto en sus brazos. Loki no tuvo corazón para cerrarle la puerta en la cara, como había deseado hacer desde que se fue.

III.

—Bien, vístete— le ordenó lanzándole jeans y un suéter que combinaba con sus preciosos ojos azules —Debemos ir por nuestra maqueta.

Thor se quedó atontado unos segundos antes de hacer lo que le pedía.

—Llamaré a Sif para preguntar si Hela ya se ha dormido— indicó el rubio, luchando con el cinturón. Loki se calzó una chaqueta de cuero y por unos segundos dudó entre dejarse el maquillaje o lucir más como el padre modelo de siempre. Decidió por darse la noche libre.

—Ya lo hice, antes de entrar al bar. Se quedó dormida después de una maratón de CSI, Sif la atiborró de helado durante la cena y le tocó batallar un poco, pero hizo un buen trabajo como siempre.

—Hela siempre ha sido su consentida— agregó Thor, guardándose las llaves y la billetera en el bolsillo —Y pensar que Sif les tenía fobia a los niños.

—No era la única.

Contestó Loki con una sonrisita cómplice antes de salir de la casa.

Viajaron sin prisa, la música que sonaba era suave y de su época, ambos tarareaban de vez en cuando o hablaban nimiedades, era la parte que más le gustaba de su rutina, la felicidad estaba en esas cosas simples que disfrutaba cada día.

—Bien, es aquí— anunció Loki, obligándole a detenerse.

—¿El barrio universitario?— preguntó su esposo siguiéndolo de cerca al bajarse y caminar por el amplio campus. Loki iba atento a su móvil, Thor estaba descubriendo su pequeño mundo paterno, se sentía casi como mostrarle su lugar secreto de niños.

Un joven bajito, pálido y de cabello castaño, les esperaba con lo que debía ser una maqueta a escala del sistema solar, no lo suficientemente perfecta para pasar desapercibida como hecha por un niño.

—Hey— saludo el joven acercándose con una sonrisa brillante —Me pilló de sorpresa, por suerte mi amigo Ned tenía una guardada en caso de emergencia.

Loki sonrió, divertido por la expresión curiosa de su esposo.

—Te lo agradezco enormemente, ya sabes cómo es Hela, un desastre para las manualidades, cúlpalo a él— masculló señalando a Thor—le heredó su falta de habilidad, por cierto, Peter, él es Thor, mi esposo.

El joven formó una O con los labios antes de asentir ofreciendo su mano a modo de saludo.

—Es un gusto, señor Odinson, Loki me ha hablado mucho de usted.

Thor estrechó su mano, dedicándole al pelinegro su más suspicaz mirada.

—¿Ah, sí?

—Oh, cierto. Aquí está el modelo— indicó el muchacho, entregándoselo con cuidado —No será un 100 pero no menos de un 60 como pidió.

Loki asintió, antes de pagarle las 30 libras acordadas y despedirlo con saludos y ánimos en sus estudios.

Thor durante todo ese tiempo se le quedó mirando con una ceja enarcada.

—Asique mi pobre esposo se partía el lomo teniendo que hacer los proyectos de ciencias y artes de su hija ¿eh?— Loki le dio unas palmaditas en el hombro aguantándose la sonrisita cínica que le nacía desde el pecho —eres un tramposo de lo peor.

Aún así, Thor se rio largo rato.

IV.

Loki no sabía nada de niños y sus cuidados. Lo que es nada.

Siendo abiertamente gay jamás se había imaginado ser padre de alguno, mucho menos de una pequeña recién nacida. Thor tampoco y como padres primerizos, hicieron lo mejor que pudieron y aún así no era suficiente. Las cosas rápidamente se escaparon de sus manos y Loki se vio incapaz de ser padre y trabajar al mismo tiempo.

Thor había prometido que su cohabitación sería temporal, lo que empeoraba las cosas. Cada noche las pesadillas lo trastornaban, soñándose solo y lejos de su hija y hermano. Veía a Jane reaparecer, arrepentida de su decisión llevándoselos a Australia, jurándole amor eterno a Thor para luego botarlos otra vez. La única forma de calmarlo era dormir entre ellos dos, asegurándose cada tanto de que siguieran a su lado. Era terrible.

Su hermano no estaba mucho mejor, cada vez lucía más deprimido, más endeudado y desquitándose con una veintena de amantes, cuando siempre fue fiel a una sola mujer. No era ni por atisbo el hombre con el que creció.

Debemos parar— explotó Loki un día, al ver como Thor despachaba una mujer desde la habitación de invitados a escasos metros de él y su hija. Loki jamás le había gritado, por eso se sorprendió hasta de si mismo cuando se halló gritando y maldiciendo mientras le arrojaba cosas por la cabeza —¿Qué no te das cuenta? Esto no está funcionando Thor.

¿Quieres que me vaya?

No retuvo las lágrimas, era primera vez que permitía que le viera llorar. Loki siempre había ocultado su dolor, todo el tiempo había querido mostrarle lo mejor de él, pero en aquella oportunidad no había sido capaz de contener tanto dolor.

No.

Thor se había quebrado también, abrazándolo con fuerza y llorando a la par en el sillón de la sala de estar.

Debemos poner reglas— anunció el pelinegro cuando se hubieron calmado —No podemos seguir este ciclo. No puedes seguir así, te necesito y Hela te necesita. Somos tu familia. No hay más.

Loki…

Ya no seré tu hermano. Seré el padre de Hela y su madre si es necesario, renunciaré a mi trabajo y dedicaré mi vida entera a que esta familia funciona.

Loki no, no puedes-

Ya no se trata de ti o de mi Thor, se trata de nuestra hija "Nuestra" ¿entiendes? Necesitamos que seas nuestro apoyo y sustento, debes encontrar un trabajo a tiempo completo, proveer nuestro hogar, cuidar de nosotros, como nosotros cuidaremos de ti y querernos. Hela necesita una familia y yo se la daré. Aprenderé a cocinar sin intoxicarlos, a saber a qué temperatura debe estar el agua para bañar a un bebé sin llorar, a cambiar pañales y curar raspadura de rodillas, a trenzar el cabello, y qué es lo que debe y no hacer un padre. Tú sabes lo obsesivo y perfeccionista que soy, lo lograré, pero necesito saber que estarás ahí apoyándome, que no te largarás con la primera mujer que te jure amor eterno para después darte cuenta de que no era cierto y dejarme aquí solo, lamentándome.

¿Estás seguro?

Completamente.

Thor lo había abrazado y besado por la coronilla como hacía cuando niño.

¿Y qué haremos con el amor? ¿Qué tal si mi hermanito se enamora? Sé que antes de llegar eras un don Juan— Loki le había sonreído con tristeza.

Jamás he amado tanto a alguien como a Hela y a ti ¿qué bien nos ha hecho enamorarnos de alguien más? Sólo corazones rotos, no quiero algo pasajero Thor ¿lo quieres tú?

No.

Entonces, tal parece que somos algo así como una pareja.

Thor había lanzado una risa estridente, antes de asentir. Loki no se había dado cuenta de lo mucho que extrañaba su risa.

¿Y cómo debería llamarte si no es hermano?

El menor parpadeó confuso, arrugando el gesto.

No sé, todo menos cielo o cariño.

V.

—¿Y qué hacemos ahora, cielo? La noche aún es joven— murmuró Thor, tras el manubrio, aún estaban por el centro, la maqueta estaba lista, su hija dormida y bien cuidada y supuestamente era su noche libre.

—¿Qué tal rememorar nuestra primera borrachera?

Thor sonrió con todos sus dientes.

—Al bar de Heimdall, entonces.

Llegaron alrededor de quince minutos, disfrutando del ambiente bohemio y la tenue iluminación del lugar. Como era día de semana, se dejaban entrever un par de personas, pero no estaba atiborrado como sucedía los fines de semana, cuando pasaban a saludar por unos cuantos minutos.

—¿Noche de cita?— preguntó su buen amigo tras la barra, ofreciéndole una gaseosa a Thor y a Loki su cóctel favorito. Thor no se quejó por ser el conductor designado, parecía más que dispuesto a retribuirle la noche perdida.

—Por supuesto, no quiero que mi esposo me deje por alguien más joven— contestó el rubio con una sonrisa, Heimdall compartió su broma guiñándole un ojo.

Se sentaron cerca de la ventana, justo donde casi veinte años atrás se sentaron por primera vez, tan adolescentes y revoltosos como para beber dos cervezas y sentirse los reyes del mundo. Loki apenas tenía quince años por aquel entonces.

La vida es un suspiro, meditaba observando la angulosa quijada de su esposo decorada por esa tupida pero suave barba.

—¿En qué piensas?— preguntó Thor deslizando sus dedos por sobre sus nudillos, en especial sobre su anillo de bodas.

—En que tengo todo lo que quiero y quería cuando era joven.

—¿Oh? ¿Y qué sería?

—A ti, quería seguir siendo tu familia, aunque las cosas no se desarrollaron como imaginé… pero soy muy feliz.

Thor enredó sus dedos a los suyos y los besó con dulzura.

—Yo también.

Loki sabía que no debía sentir lo que estaba sintiendo, se lo decía a diario, pero no podía evitarlo, el amor era así. Jodido. Y Loki estaba perdidamente enamorado de su esposo.