De regreso a mi vida.
Capitulo 1: Como si Marshall estuviera ausente.
…"Durante mucho tiempo la gente me creyó un monstruo que se alimentaba solo de sangre y mataba por diversión, creo que por que esa es la manera en la que ven a los vampiros pero… muy pocos somos así. Muchos siglos antes yo no era esto, yo no era ni temido ni respetado por ser el Rey de los Vampiros ni la peor criatura que haya pisado tierra, yo era, aunque no me crean, uno más entre la raza humana. Pocos humanos se salvaron después de que las bombas estallaron durante la Gran Guerra de los Champiñones, entre ellos yo, y pensábamos que volveríamos a ser la aburrida raza de hombres, mujeres y niños que desde el principio de los tiempos fuimos ¡Ja! Lamentable fue el giro inesperado que tuvo esa idea. Muchos humanos murieron al no soportar la radiación de las bombas, otros mutaron y los pocos que se salvaron fueron devorados por sus hermanos mutados… Todavía puedo sentir escalofríos en mis manos cuando recuerdo los gritos desesperados de mi antigua raza siendo perseguidos y alcanzados por varias de las criaturas que aun viven escondidas entre los bosques de Aaa. No es algo que yo quiera recordar y después reírme de ello como siempre lo hago porque ya paso, pero pues que voy a hacer, son memorias atrapadas en mis pensamientos que me llegan de la nada. Estuve a punto de ser comida para monstruos cuando intente escapar de una de esas cosas, pero otra criatura me salvo… o bueno… solo evito que me comieran vivo porque fue esa misma criatura la que me convirtió en lo que hoy soy… el Rey de los Vampiros"
-¿Y desde cuando usted a tenido este tipo de pensamientos, lord Marshall Lee?
-Empezaron hace algunas semanas pero me había negado a venir a verte, Víctor. Creo que mi problema me va a llevar a la locura o voy a terminar aceptando el negocio familiar de mi madre- Dijo el como si fuera muy obvio.
-Ah- Dijo Víctor anotando un par de cosas en su libreta con la tinta de su bolígrafo negro- ¿Y estos recuerdos lo han perturbado seguido?
-No muy seguido. Llegan de la nada y a veces pienso que me estoy jugando una broma a mi mismo.
-Ok ¿La... desaparición, mutación y muerte de la raza humana te afecto de algún modo?
-Pues me dio miedo verlos a todos morir y convertirse en criaturas extrañas, así que creo que tal vez me afecto un poco pero no se en que sentido. Todavía me sorprende que Fionna sea la única sobreviviente de todos ellos, ¿usted cree?
-¿Tiene pesadillas respecto a estos recuerdos, mi señor?- Pregunto Víctor.
-Wow, ustedes los psicólogos se dan cuenta de todo- Dijo Marshall entre risas.
-Por algo somos psicólogos, lord Marshall. Pero por favor responda a mi pregunta ¿Ha tenido sueños o pesadillas desde el día en que empezó con estos recuerdos?
-Algunas veces veo a las personas siendo devoradas entre los colmillos de los monstruos, pero la mayoría de las veces sueño con la criatura que me convirtió en vampiro.
-¿Puede describirme a esa criatura, por favor?
-No, no puedo. Cuando fui mordido solo alcance a ver sus ojos, eran de color rojo con fondo amarillo, y después grite y todo se me fue de repente.
-Bueno, señor Lee, creo que esto ha sido todo por hoy. Descanse un poco y trate de no atormentarse mucho con sus memorias. Puede regresar en una semana si usted así lo quiere y discutiremos este asunto después, ¿le parece?
-¿Y si sigo recordando? ¡Ayúdame, Víctor, ni dormir puedo!
-Eso se vera tratado la semana entrante. Muchas gracias por haber venido.
Víctor Bangladesh era el típico demonio de piel roja con barba y cabello blanco, ojos de reptil, un par de cuernos saliendo de los costados de la cabeza y cinco garras negras en los dedos de ambas manos. Sin embargo lo que hacia a Víctor diferente a los otros demonios era la intima relación que tenia con la familia real de la Nocheosfera desde que subió al trono el primer Rey Vampiro. Se veía viejo, y en efecto lo estaba, tenía unos tres millones de años más o menos calculados y envejecía cada mil años. Usaba gafas rectangulares pequeñas debido a unos problemas visuales de los que nadie sabe de que se trataban. La relación que tenía con la familia real era simplemente el hecho de que se había convertido en el psicólogo privado de todo monarca que llegaba a tener algún problema mental o emocional. Marshall lo conocía muy poco… o para que les miento, el chico ni si quiera sabia que su familia tenía un psicólogo privado en el castillo de la Nocheosfera, pero no iba a negar que los sesenta minutos que se la paso hablando con Víctor no le ayudaron en nada. El sujeto era un tipo tranquilo y le tuvo paciencia a Marshall desde el momento en que este le daba respuestas a las preguntas que le hacia por mas insignificante y poco prometedora que esta fuera.
Marshall se levanto del sofá en el que estaba recostado y se froto la cabeza analizando todo lo que le había contado al demonio, le dijo de todo y… se sintió bien, cosa que Marshall casi nunca experimentaba porque no estaba acostumbrado a decirle nada a nadie con respecto a su vida personal. La habitación en la que Bangladesh lo atendió no era muy grande, estaba adornada de dos pares de libreros retacados de libros, un par de sillones –uno pequeño en el que se sentó el y el otro grande donde Marshall estaba recostado- con una mesita de cristal en medio donde había una lámpara de lava de color azul lo que podría identificar al demonio con un estilo medio hippie. Las paredes estaban pintadas de color tinto, el techo negro, el piso cubierto por una gran alfombra café claro y en las paredes había una que otra pintura de varios de los monarcas de Nocheosfera y una de ellas estaba repleta de diplomas dirigidos a Bangladesh. Ese solo debía ser su consultorio medico porque ni televisión ni baño había, ¿y que clase de criatura podría sobrevivir sin televisión o, mas importante aun, sin baño?
-Gracias por ayudarme, Víctor. Te vendré a molestar en una semana, ¿vale?- Le dijo el Rey Vampiro.
-Según yo usted iba a venir por consulta, señor Lee. Pero hasta los psicólogos nos confundimos- Dijo el viejo anotando todavía quien sabe que cosas en su libreta.
-Solo era un decir. A propósito, ¿no vas a darme medicina o algo parecido?
-No. Con que te apartes un rato de tus memorias y te relajes todo estará bien.
-Lo tendré en cuenta. Adiós- Se despidió el vampiro para luego encaminarse a la puerta e irse de la Nocheosfera, sin embargo, la voz de Víctor lo detuvo.
-Marshall Lee, espera- Marshall se giro a verlo y espero a que Bangladesh le dijera lo que tuviera que decirle- Esa sensación que me dijiste que sentías no es porque estas enfermo. Al contrario, muchacho, tu quieres volver a ser humano.
La respuesta ni sorprendió a Marshall, este simplemente sonrió y abrió la puerta diciéndole a Víctor:
-Si, ya lo se. No mas quería estar seguro de que era eso- Víctor río por igual y con ademan de mano se despidió del Rey Vampiro y este salió del consultorio del psicólogo cerrando la puerta tras de si.
Muchas veces llego a sus oídos aquel rumor de que los psicólogos podían adivinar hasta tu fecha de nacimiento nada más con verte, que resolvían tus problemas en una abrir y cerrar de ojos y otras miles de cosas que hacían ver a alguien como Víctor a un dios. Lo que si nunca le dijeron fue que te podían leer el pensamiento, ¿Cómo adivino ese psicólogo metiche que quería volver a su vida de humano? Si, ya desde hace unos días Marshall había tenido este pensamiento en mente, ¿y quien no? Ser vampiro podía resultar divertido al principio para esos que querían vivir eternamente. Ah, pero que luego no estuvieran llorando porque vieron a toda su familia morir a causa de los años o que no se estuvieran quejando porque su apariencia asustaba a cualquiera que se les atravesara en su camino. Marshall nunca pidió ser vampiro, fue mordido y condenado, además el no tenia ni la menor idea de que su padre también había sido vampiro, pero lo raro fue que el nació humano, tal vez porque su papá también fue convertido después de que el naciera.
Abrió un portal y lo atravesó abandonando así la Nocheosfera y apareciendo dentro de su casa en la Tierra de Aaa. Floto hasta su habitación y se dejo caer en la cama para descansar un rato tal y como le receto Víctor pero por más que se esforzó en dejar de pensar en lo que fue su vida humana y en el hecho de que ya no quería ser vampiro, no pudo hacerlo. Ni divertido era ser el Rey de los Vampiros, a excepción de que poseías grandes riquezas y un imperio entero te temía y respetaba, sin embargo, ni las riquezas y el respeto que todos le tenían le regresarían su vida anterior. Sus momentos de vida humana fueron de los mejores, tuvo amigos, una familia un poco extraña, una ciudad natal en la que vivió y paso por las etapas de cualquier adolescente. De su padre nunca supo nada después de que cumplió seis años debido a que murió, y aun así vivió feliz hasta que empezó todo ese movimiento de la Guerra de los Champiñones y la explosión de las bombas que mutaron y mataron a los humanos. Las criaturas como vampiros, Dulce Gente, gigantes, ogros, gárgolas, magos y trolls ya existían en esos tiempos y si su memoria no le fallaba, siempre habían existido. Por otra parte, el deseo de volver a ser humano, de ser una vez más una criatura común que con sus manos podía crear un centellar de cosas, volver a sentir si hacia frio o calor en el ambiente, de sentir dolor cuando te golpeas, quemas o te haces una herida y, todavía mejor, ¡poder salir de nuevo al sol! Eso, solo eso era lo que Marshall más anhelaba pero pues no se podía hacer nada, no de la nada alguien accidentalmente crearía una poción mágica que le regresaría la "vida".
Dejo de pensar en eso y cerro sus ojos hasta el punto en que el sueño lo consumió por completo.
-¿Crees que Marshall no este enojado por no haberle devuelto la película que desde hace dos semanas le pedimos prestada?- Preguntaba Fionna, una joven de ya diecisiete años que iba entrando a la guarida de su mejor amigo junto con Cake.
-No ¿Por qué se va a enojar? Si solo fueron dos semanas- Respondió Cake como si nada. Ya desde hace un tiempecito empezó a perderle un poquito de miedo a Marshall Lee.
-Pues si, ¿verdad? Además no es la gran cosa, no creo que todos los días quiera ver Rastro de Calor tres- Comento ella poniendo la caja de la película frente a sus ojos.
-Un clásico- Dijo Cake alargando un poco la tercera letra de la última palabra- Si, seguro y nos perdona. Dos semanas son como dos horas para un vampiro, ya sabes como son estos tipos- Agrego, llegando al fin junto con Fionna a la puerta de la casa oculta en la cueva.
-Si, eh… No creo que debas decir eso frente a Marshall, últimamente ha estado actuando un poco raro.
-¿Y eso es novedad? ¿Cuándo no ha actuado raro?- Dijo la gata sacándole un par de risas a la aventurera.
-Ay, Cake- Y entonces le dio un par de golpes a la puerta esperando a que Marshall saliera- Ah, canijo ¿Estará en casa?
-Ay, no lo se jovencita ¿Por qué no entramos a averiguar?- Dijo la gata y esta avanzo a la puerta trasera seguida de Fionna, quien al instante se percato del plan de su hermana.
-¿Estas loca? No podemos entrar a la casa del Rey de los Vampiros, Cake ¿O ya se te olvido la última vez que entramos cuando Marshall específicamente nos dijo que no entráramos?- Pregunto Fionna sonrojándose un poco al recordar lo acontecido.
-Oh, ya bájale, Fi. No vamos a hacer nada malo, solo a ver si esta en casa- Simplifico la gata y entro a la casa de Lee por la puerta para mascotas que antes usaba el gato de Marshall para entrar y salir de la casa.
-Bueno, si tanto insistes…- Fionna fue la siguiente en entrar, pero al momento de atravesar la puerta en la que por sorpresa aun podía atravesar no vio nada. Las luces estaban apagadas y apenas se podía ver un poco de la cocina.
Gateo un poco adentrándose más en la cocina y accidentalmente estampo su cabeza con el refrigerador y los frascos de vidrio que estaban encima de este terminaron por hacerse pedacitos en el piso. Unos cuantos de estos se atascaron en la mano de Fionna y esta dio un grito retirando automáticamente su mano. Cake se percato del grito de su hermana y corrió hacia ella para ver que le provoco gritar de esa forma y como Fionna no tenía la visión nocturna que tienen los gatos puso su otra mano de nuevo en el lugar donde estaban los pedazos de cristal rotos, lo que le provoco volver a gritar pero fue silenciada por Cake, que le puso una pata en la boca para que Marshall no los oyera, si es que se encontraba. Y para la mala suerte de ambas, a los oídos de Marshall si llego el alboroto que ambas aventureras armaron y abrió uno de sus ojos de golpe para después levantarse con pesadez de la cama e ir de refunfuñando y soltando maldiciones entre dientes a quien sea que lo hubiera despertado cuando en realidad el debería estar descansando. Bajo flotando a la cocina y encendió las luces llevándose la sorpresa de que Fionna y Cake estaban en el suelo de su cocina con Fionna con varios trozos de vidrio rotos en sus manos, seguramente porque habían roto los frascos que tenia encima del refrigerador. Al lado de las chicas estaba la película que desde hace dos semanas debieron haberle devuelto y Marshall entonces se hizo la idea de que pensaron que no estaba en casa y entraron a la fuerza para poder devolverle la cinta.
-Hola, Marshall- Saludo Fionna tímidamente con una sonrisa mal actuada- Oye, deberías quitar la puerta parea mascotas, alguien podría meterse y robarte algo, ¿no crees, viejo?
-Me acabo de dar cuenta, Fi- Le dijo y desvió la mirada a la mano de esta, estaba sangrando. La sensación de querer saborear ese liquidó rojo que resultaba ser un manjar para los de su especie lo estaba empezando a consumir, pero no iba a saltar encima de su mejor amiga solo por complacer sus deseos vampíricos- ¿Qué estas haciendo ustedes dos aquí?
-Venimos a devolverte Rastro de Calor 3- Dijo Cake estirando su pata con la película en esta hasta que quedo frente al rostro del vampiro, quien la tomo y después volvió a mirar a las chicas- Ay, canijo… ¡Fionna, olvidamos los frijoles en la estufa! ¡Vámonos!
-Cake, no dejamos nada en la estufa- Contradijo la aventurera.
-¡He dicho que nos vamos!- Sentencio la gata y levanto a Fionna del cuello de su blusa y la llevo arrastrando hasta la puerta.
-Nos vemos después, Marsh- Se despidió la chica moviendo su mano aun sangrando de un lugar a otro para luego desaparecer de su vista cuando la puerta de su casa se cerró.
-¿Qué voy a hacer con ustedes?- Se pregunto Marshall soltando un suspiro.
Dejo la película en donde guardaba las demás y se puso a barrer los pedazos de vidrio roto que estaban tirados. Algunos tenían sangre entre su reluciente y filoso cristal y la sangre llamaba a gritos a Marshall incitándolo a que la probara, pero si una sola gota llegaba a tocar su paladar Marshall no se podría detener y saldría a buscar más. Se dio una bofetada así mismo para controlarse y cuando recogió el cristal roto llevo a este al cesto de la basura de la cocina y nuevamente floto a su habitación para regresar a dormir.
….
Fionna estaba sentada en el sofá de la Casa del Árbol mirándose las manos llenas de vidrios que ya estaban empezando a darle molestias. Su hermana Cake le había indicado que mantuviera las manos lo más relajadas que pudiera mientras ella iba en busca de unas vendas, pinzas y un bote con agua caliente para curarla y, mientras la gata estaba desaparecida, Fionna intentaba darse una idea de lo que había pasado en la casa de Marshall Lee hace un rato. Le había notado algo diferente, como si estuviera muy estresado o algo cansado cosa que era bastante rara en el Rey de los Vampiros, y también le preocupaba que en los últimos días ya casi no lo veía y cuando se llegaban a encontrar casi ni hablaban porque él siempre ponía una excusa como que no estaba de humor o le dolía la cabeza. Tal vez Marshall no se daba cuenta, pero Fionna estaba empezando a preocuparse.
-A ver Fionnita, vamos a curarte tus manitas- Dijo Cake y puso el balde con agua caliente en el piso- Mete las manos ahí.
-Cake, ¿crees que Marshall este enfermo o algo parecido?- Pregunto la humana metiendo ambas manos en el agua.
-No lo se ¿Parecía enfermo?
-Es que no nos grito ni se enojo cuando nos dice que no hagamos algo que no le gusta. A veces pienso que no es el Marshall que nos hecho de nuestra propia casa la primera vez que lo conocimos.
-¿Y querías que te gritara o algo?- Pregunto Cake sacando una mano de Fionna del agua tibia y empezó a retirar el vidrio de las manos de esta.
-No, pero es lo que hace con continuidad. Cake, estoy un poco preocupada- La gata dejo de retirar el cristal de las manos de la joven y miro a Fionna con una mirada y sonrisa picara (típico de Cake), a lo cual Fionna se confundió.
-¿Qué?- Atino a preguntar la chica y su hermana soltó unas risitas para luego decir:
-Ya se lo que esta pasando aquí- Fionna se confundió todavía más- Te gusta Marshall Lee… ¿verdad?
-¿¡QUE!?- El grito-pregunta de la aventurera fue tan grande que Cake tuvo que taparse las orejas y caer al piso con su tímpano medio destruido y un breve zumbido de mosquito dentro de la cabeza. Fionna nunca vio venir esa pregunta, y mucho menos si tenía involucrado a Marshall Lee, el Rey de los Vampiros- ¿Cómo me preguntas eso, Cake? Ya sabes que Marshall y yo nada más somos amigos- Agrego ella con las mejillas coloradas.
-Si, tú, ándale- Comento la gata golpeándose la oreja para poder destapársela.
-¿Qué quieres decir con eso? ¿Estas insinuando que me gusta el Rey de los Vampiros o que onda?- Pregunto Fionna indignada.
-Ay, Fi, por favor, todo el mundo sabe que el vampiro ese y tu traen algo. Se te nota cuando le haces ojitos- Dijo y después hizo parpadear sus ojos varias veces haciendo una mala imitación de como Fionna "le hacia ojitos" a Marshall Lee.
-Oh, ya cállate- Se indigno la humana y volteo a otro lado dando por terminada la conversación. Ah, pero no existía fuerza en el mundo que detuviera a Cake.
-¿Qué? No tiene nada de malo. Marshall Lee ah sido tu mejor amigo desde que fuiste su lacaya y creo que su estado de animo se debe a que no ha salido mucho, ya sabes, con todo eso de que es un vampiro- Fionna no parecía oír nada de lo que Cake le estaba diciendo pero la gata sabia que si y entonces golpeo suavemente el costado de Fionna con su codo, a lo que la humana volteo encontrándose con los felinos ojos de Cake- Deberías invitarlo a salir si te preocupa tanto.
-No lo se, Cake. Ya sabes como me va con los chicos, no los entiendo nadita de nada ¿Recuerdas cuando el Príncipe Grumoso se hizo nuestro secretario? ¡Que rollo con ese tipo! Ni secretario necesitábamos.
-A lo mejor necesitaba trabajo. ¿Ya olvidaste que vive en el bosque?
-Como sea, el punto es que no eh vuelto a salir con nadie desde que termine con el Príncipe Flama. Además Marshall ya antes me lo dijo, solo me ve como su amiga.
Cake no dijo nada más, el pesimismo de Fionna a veces la deprimía y no quería verla llorar otra vez las veinticuatro horas del día porque nunca conseguiría a nadie a quien amar, de por si batallo por olvidar al Dulce Príncipe y desde ese día Fionna se obligo a si misma a hace un juramento de "cero citas con nadie". Pero por otra parte Marshall Lee también estaba preocupando a la gata, pues ya ni se escondía en la Casa del Árbol como solía hacerlo, ya no las asustaba cuando menos lo pensaban ni les jugaba bromas pesadas. Raramente lo encontraban en su casa, y cuando ya se hartaron le preguntaron a un fantasma de por ahí que lo conocía que últimamente el Rey de los Vampiros ya no era el mismo desde hace poco más de un mes. Le preguntaron a otras criaturas que también lo conocían y algunos decían cosas profanas como que seguro estaba destruyendo una aldea para beber la sangre de sus habitantes, otros decían que iba a visitar a un familiar que tenía en otras tierras y algunos dijeron que Marshall Lee había estado yendo y viniendo muy seguido de la Nocheosfera, pero nadie sabía porque.
-Fi, eso fue hace mucho tiempo. Marshall ya debió haber cambiado de opinión, ¡y claro que va a querer salir contigo, mujer! Y si no lo hace yo misma me encargare de obligarlo- Dijo la gata tronándose las manos, a lo que Fionna río y dejo que Cake siguiera curándole las heridas de las manos.
-Gracias, Cake, pero no creo que a Marshall le guste mucho una cita obligada.
-Pues al menos has el intento- Cake termino de quitarle los vidrios de las manos a su hermana y le puso algo de alcohol haciendo que las manos de la humana ardieran y que esta soltara un ligero quejido para luego ver como su gata le vendaba las manos- Ya esta, mi niña. Hey, y hablo en serio, eh. Estas tirando a la basura otra oportunidad de volver a tener galán que te acompañe.
-Je, je, gracias Cake, pero solo saldré con el como amigos. No necesito un galán que me acompañe.
-Aja… ¿Y cuando tienes planeado besarlo?
-¡QUE SOLO COMO AMIGOS!- Grito Fionna ante la falta de juicio de su hermana. Y fue entonces cuando se escucho a alguien tocando la puerta y Cake fue a abrir, encontrando a la sirvienta Mentita parada al frente de la Casa del Árbol con su elegante rostro relajado.
-Déjame adivinar, ¿un baile real?- La menta gigante negó levemente con la cabeza y prosiguió con la razón de su visita.
-Me temo que no, Cake. El Dulce Príncipe las necesita a ti y a Fionna para un experimento que quiere que presencien.
-¿Qué clase de experimento, Mentita?- Pregunto Fionna desde el sofá de la sala.
-El Príncipe no me dijo nada al respecto, pero estoy segura de que les encantara- Dijo ella con una sonrisa- La cita es a las ocho de la noche. Que tengan buen día.
Y entonces se retiro. Cake cerró la puerta y de repente Fionna apareció frente a ella agachada a su altura.
-Vamos a ir, ¿verdad? Di que si- Decía la humana con una emoción de niña a la que acababan de darle un regalo de Navidad.
-Pensé que ya habías superado tu obsesión por Gumball.
-A Gumball si, pero sus experimentos siguen siendo increíbles. Vamos Cake, hay que ir un rato no mas a ver que va hacer- Rogo nuevamente la muchacha flexionando sus piernas de arriba hacia abajo esperando desesperada la respuesta de la gata. Cake lo pensó con cuidado, siempre que el Dulce Príncipe las llamaba para presenciar uno de sus "grandes logros" las que terminaban por sacar la basura eran ellas, y con lo último se refería a sucesos como lo que paso con los zombis, Goliad, el Conde Limonagrio y el clon del Conde Limonagrio. Pero… tal vez una echadita de ojo no sea tan mala, solo es llegar, saludar, estarse unos minutos escuchando cosas aburridas como la raíz cuadrada de pi y de vuelta a casa.
-Esta bien Fi, tu ganas. Iremos a ver el aburrido experimento de Gumball- Acepto Cake por fin.
-¡Oh, muchas gracias Cake!- Agradeció Fionna y levanto a su hermana abrazándola con fuerza.
-No puedo respirar- Se quejo Cake al estar tan apachurrada entre el pecho y los brazos de Fionna, quien la soltó y se disculpo entre risas por casi matarla.
Las horas pasaron volando entre aventuras y monstruos que matar. Fionna se podía mostrar feliz por tener algo que hacer para cuando cayera la noche sin embargo el caso de Marshall Lee la tenía preocupada todavía. Quien sabe y tal vez si estaba un poco atraída por él como decía Cake porque… pues pasaba mucho tiempo con Marshall y con él siempre se tenía una aventura nueva que contar. Lamentablemente, las últimas cuatro semanas del Rey Vampiro casi no se supo nada y no era porque solo podía salir de noche por como era su naturaleza, era algo más y después de ver el experimento de Gumball Fionna iría a ver a Marshall y le sacaría la sopa aun así tenga que amenazarlo con una estaca de madera.
¡Feliz Navidad, mundo! Muchas felicidades y abrazos a todos y espero que hayan recibido buenos y bonitos regalos.
Y bueno, este es el primer capitulo de mi decima quinta historia De regreso a mi vida, que espero que tan buena como mis demás historias como dicen ustedes que son mi publico fino y conocedor ¡Yo vivo de ustedes y sus Reviews! ¿Y saben que? Los estudios científicos han comprobado que si dejas más de cinco Reviews en Fanfiction tu vida se alarga diez años, ¿no quieren vivir diez años más? Ok, no dejo agradecimientos porque es el primer capitulo, pero en el segundo si dejare, si es que me dejan Reviews. Bueno, nos vemos en la próxima. Adios.
Riux, Chaitooo.
P.D- ¡Feliz navidad, mi publico bonito!
