Gracias a Cidevant, po ser la mejo beta del mundo, y a PotatoBeliever, por permitirme traducir su fic .

Ouran no me pertenece.

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-Dime que soy hermoso -murmuró el chico de cabello dorado.

-Sin duda eso ya lo sabes -contestó Kyoya-. Pareces insistir mucho en eso.

-Quiero oírlo de ti -insistió Tamaki.

-No quisiera inflar tu ego.

Tamaki se desplomó en su asiento. Se detuvo por un momento, pensativo. Luego lo miró esperanzado.

-Tampoco necesitas más vanidad.

Tamaki se desplomó una vez más, esta vez murmurando algo sobre que él no era vanidoso del todo.

-¿Es que no me amas...? -lloriqueó Tamaki-. Dime que soy hermoso.

Kyoya cerró su laptop con presteza y caminó a zancadas hacia Tamaki, quien estaba encogiéndose del miedo, temiendo la ira de Kyoya. Pero en vez de mostrarse enfurecido, Kyoya acarició el cabello de Tamaki.

-Tu cabello -dijo- es de hilos de oro. Tus ojos son como la amatista del trono de un rey. Tu piel es tan perfecta y pura que no puede ser humana. De hecho, tú no puedes ser humano. Debes de ser un ángel que bajó del cielo para bendecirnos con su presencia. Sin más, Tamaki, eres hermoso.

Tamaki permaneció estupefacto.

-¿Es suficiente? -preguntó Kyoya-. ¿He probado mi perpetuo amor por ti lo suficiente por un día? ¿Puedo regresar a trabajar ahora?

Tamaki asintió.

He hizo una nota mental.

Tendría que hacer esa pregunta con más frecuencia.

Con mucha más frecuencia.

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