Prologo.

Un dolor incontrolable.

Naruto Uzumaki

Estaba oscuro, hacia ya horas que el sol se había ocultado y un par de ellas nos separaba de verlo otra vez. Podía sentir el frio del invierno en mis pies que colgaban de la cama, pero el cansancio era tanto que no podía ni moverlos.

Pequeños y rápidos golpecitos se comenzaron a escuchar a lo lejos, junto con ella la madera rugía, se acercaba, podía sentirlo. La puerta se abrió y un agitado aliento se sintió a la distancia.

-¡Papi! ¡Papi! -Gritaba una alarmada y fina voz que acompañada de pequeños empujones en mi brazo derecho lograron que abriera los ojos.

-Es tarde Bolt... Vuelve a la cama... -Dije sin pensar, para luego darme media vuelta y ocultarme tras mi propia espalda. Pero el seguía allí, con sus casi tres años, insistiendo.

-¡Ayuda! ¡Papi! ¡Mami! -Me tomo un par de segundos darme cuenta lo que el pequeño con sus pocas palabras quería decir. Era Hinata. De una salto me levanté de la cama y salí de la habitación.

Estaba oscuro, la luna escondía su brillo tras las sombra de nuestra tierra, no podía ver nada, el sonido parecía no viajar la casa. Mi corazón se aceleraba y no podía escuchar más que su latido en mis orejas.

-¡Hinata! -Grite desesperado. No tuve respuesta y corrí hacia la sala principal.- ¡Hinata! -Repetí una y otra vez hasta que mi mente me permitió la concentración para activar el modo Sennin, podía sentirla donde sea que este. Pero no estaba, su energía se había esfumado, leve rastros me llevaba hacía el segundo piso de la casa, pero se perdía en las escaleras.

-Papi... -Dijo la pequeña voz que tomando mi mano me guió hacia su habitación, donde en la oscuridad pude distinguir una figura en el suelo de la habitación, inmóvil.

-Hinata.. -Llame su nombre mientras corría había ella, me agache y la tomé en mis brazos, pero ella seguía sin responder.

-Mami... -Dijo la voz quebrada del pequeño niño rubio que se encontraba mi lado.

-Tranquilo Bolt... -Dije agachando la mirada para ver su brillante cabello rubio reflejarse con lo poco de luz que quedaba en el cielo.- Voy a llevar a mamá al hospital, tu te vas a quedar con Sasuke.. ¿Esta bien? -El me miro algo asustado pero asintió y sin más salió de la habitación tras mio. Antes de que pudiera decirle nada cruzó la calle y comenzó a golpear fuerte la puerta de cristal de la casa de Sakura.

La puerta no tardó mucho en abrirse y antes de que el azabache pudiera emitir cualquier queja el niño se metió dentro de la casa.

-Tengo que llevar a Hinata al hospital, cuida de Bolt... -No me detuve a ver la expresión del que había sido mi mejor amigo por todos estos años y comencé a correr. El hospital no quedaba lejos, pero el camino se me hizo eterno, sus ojos continuaban cerrados, su cuerpo no parecía responder a los abruptos movimientos que ocasionaban mis saltos, su cuerpo estaba frio y su rostro más pálido que lo de costumbre. No puedo verla así, mi corazón juega una ruleta rusa, los nervios lo aceleran y esa imagen lo detiene.

-¿Naruto? -Escuche una voz familiar a la entrada del hospital.

-Ayudala... -Dije dije alternando mi respiración con cada una de las letras que salían de mi garganta.- Salva a Hinata...

Sakura pone su mano sobre la frente de la peli-azul, horrorizado pude ver como su rostro palidecía.

-¡Llevala dentro! ¡Ya! -Dijo muy alterada.