La Navidad de Aang 1º parte

Desde lejos podía vislumbrarse un pueblo adornado preciosamente por unas pequeñas llamas que alumbraban el entorno de unas lámparas multicolores, guirnaldas y adornos detallados de regalos y animales se encontraban en cada casa. Katara y Aang estaban maravillados, Sokka fastidiado y Toph molesta, a pesar de no poder ver sabía que tanto alboroto se debía a aquella fiesta.

"qué bien luce el pueblo y la gente parece estar muy feliz" - observó Aang.

"sí... nunca había estado en un pueblo del reino tierra para una navidad" - dijo Katara observando el pueblo también - "en la tribu agua no teníamos todos estos adornos"

"por favor, todo esto es ridículo" - se quejó Sokka molesto.

"disculpe ¿no es usted el avatar?" - dijo una voz acercándose al joven monje.

Aang volteó a mirar viendo a un anciano que parecía ser el jefe de aquel pueblo "sí" - afirmó este - "observábamos que bien luce el pueblo"

"me alegra que se sienta a gusto, esta navidad será muy especial ya que el avatar se encuentra aquí"

"¡no, ni lo piensen!" - replicó Sokka molesto - "no podemos perder tiempo en esto, debemos seguir con nuestro viaje"

"sólo será hasta mañana, Aang nunca ha tenido una fiesta de navidad y creo que sería la ocasión perfecta para su primera vez" - respondió Katara desafiando a su hermano.

"habrá un espléndido banquete" - dijo el jefe lo que hizo agrandar las orejas de Sokka.

"¿saben? creo que podríamos quedarnos, después de todos es por los niños"

"esto es una tontería" - se quejó molesta Toph.

"¿cuál es tu problema, Toph?" - le reprimió Katara - "como hija de una familia noble debiste haber pasado por muchas navidades y haber recibido todo cuanto querías, piensa un poco más en estos niños y en que sus deseos se vuelven realidad"

"¿deseos vueltos realidad? no me hagas reír" - dijo sarcástica y se alejó de ellos.

"¿pero qué le pasa a esa niña?" - preguntó Katara extrañada viéndola alejarse.

"bueno y dígame ¿cómo podemos ayudar?" - le preguntó Aang al jefe.

"nos falta pasar arriba unas guirnaldas, pero algunos estamos muy viejos como para subirnos a los techos"

"no se preocupe, de eso me encargaré yo" - aseguró Aang.

"yo me haré cargo de los niños" - dijo Katara.

"se los agradezco, pero nos falta lo más importante, ir a buscar un árbol"

"de eso se hará cargo el gran Sokka" - aseguró este en tono arrogante apuntándose a sí.

"qué bien" - dijo Aang entusiasmado - "estoy ansioso por el día de mañana, los monjes nunca celebrábamos la y será mi primera noche de navidad"

A lo lejos un enorme tanque de la armada de fuego viajaban la princesa Azula y sus amigas en busca de alguna pista del paradero del avatar, Ty Lee se encontraba contenta armando un pequeño árbol dentro de este "Ty Lee ¿qué haces?" le preguntó la princesa extrañada.

"pensé que sería divertido seguir con las tradiciones de esta fiesta" - respondió volteando a mirarla sonriendo.

"los de la nación de fuego no celebramos esta fecha, casi todo el planeta queda cubierto de nieve lo que debilita nuestros poderes"

"¿aún así piensas seguir en busca del avatar?" - preguntó su otra inexpresiva amiga.

"por supuesto, no echaré marcha atrás sólo por esto, además..." - sonrió maliciosa Azula - "con estos tanques avanzados de la armada de fuego el avatar no podrá escapar"

Mientras que Zuko y su tío se encontraban en una cueva de las montañas alrededor de una fogata ya que afuera no dejaba de nevar "¡noche de paz, noche de amor, tooooooooooodo duerme en reeeeeeeeeededor!" - cantaba la voz ronca del gordo tío.

"tío ¡¿puedes callarte?!" - replicó molesto Zuko - "¡ya suficiente tengo con este clima!"

"vamos, sobrino ¿dónde está tu espíritu navideño?"

"esas son fiestecitas del reino de la tierra y la tribu agua, los de la nación de fuego no prestamos atención a este tipo de cosas"

"esta fiesta representa algo mucho más allá que lo que todos piensan, es un símbolo de unión y esperanza"

"¿esperanza?" - preguntó desviando su mirada - "esa es la última palabra que quisiera escuchar"

"quien sabe, en esta fecha pueden pasar muchas cosas, quizás alguna de ellas pueda devolverte lo que has perdido"

Zuko quedó pensativo y en aquel pueblo donde estaban el avatar y sus amigos, Katara se encontraba levantando con sus poderes muñecos de nieve cosa que dejaba muy contentos a los niños que la aplaudían. Una aldeana se acercó a ella.

"te agradezco que te hagas cargo de los niños" - le dijo la aldeana.

"no hay problema" - respondió sonriendo - "en mi tribu había muchos niños y yo junto con mi abuela y mi hermano nos hacíamos cargo"

"todos los padres de estos niños tuvieron que ir a la guerra" - le dijo la aldeana suspirando angustiada - "no pierden la esperanza de que algún día vuelvan a verlos"

"¿por qué dice eso? suena como si sus padres no regresarán jamás"

"Katara, tú sabes el poder de la nación del fuego y lo crueles que pueden ser, lo viviste en carne propia cuando perdiste a tu madre"

Katara desvió un poco su mirada un tanto molesta y angustiada por dichas palabras "así es, pero... aún no he perdido la esperanza de que esta guerra termine y el mundo vuelva a estar en paz, por eso el avatar ha vuelto" respondió esto último levantando su cabeza.

Aang mientras tanto se movía pasando las guirnaldas por arriba, Toph al verlo y una vez que este descendió pisando tierra levantó un pequeño montículo de esta haciéndolo tropezarse y estrellarse con uno de los adornos quedando con estos pegados en la cara. Toph se retiró sonriendo maliciosa mientras que Aang volteó a mirarla molesto. Katara hacía unas esculturas de hielo que despertaron más emoción en los niños, mientras todos estos parecían divertirse observó a una pequeña niña que se encontraba sola y con su mirada triste se acercó a esta para averiguar "¿qué sucede, por qué no juegas con los demás niños?"

"Katara... ¿es verdad que lo que pides en esta fecha se te concede?"

"claro, la estrella fugaz pasa y tú pides tu deseo ¿qué pedirás¿un vestido nuevo para tu muñeca?"

"yo... yo quiero que mi padre regrese de la guerra" - dijo levantando su mirada hacia ella con una profunda angustia casi que se le salían las lágrimas.

"oh... mira... ah ¿cuál es tu nombre?" - se agachó compadecida tomándole su hombro.

"Milu"

"escucha Milu, mi padre en este momento también se encuentra batallando, no he perdido la esperanza de algún día volver a verlo, si tienes fe... todo lo podrás lograr"

Sokka por su parte llevaba un enorme pino a cuestas casi reventándosele los intestinos "¿por qué nadie me ayuda con esto?" preguntó casi sin poder respirar "sólo a mi se me ocurre ofrecerme, pero todo sea por un banquete" Los niños seguían jugando y Katara caminaba entre medio de ellos tratando de ubicar a la pequeña de antes "oigan ¿no han visto a Milu?" preguntó preocupada a estos.

"¿no estaba contigo?" - preguntó uno de los niños extrañado - "dijo que iría a las montañas porque le ayudarías a buscar a su padre"

"oh no..." - dijo mirando inquieta hacia las montañas donde se iniciaba una tormenta, luego volvió su mirada a los demás niños - "vayan a el pueblo, yo iré a buscar a Milu"

Aang saliendo del pueblo miraba a su alrededor tratando de ubicar a Katara pero se decepcionó al encontrar sólo a Toph quien estaba apoyada sobre un árbol con una ramilla en su boca.

"¿dónde está Katara?" - le preguntó.

"tal vez se fue a jugar con algún duende" - respondió sarcástica.

"Toph ¿qué ocurre contigo? estás más molesta de lo acostumbrado"

"no creo que puedas comprenderlo" - y se paró disponiéndose a retirarse.

"¡espera!" - le dijo Aang en un tono rudo - "nunca he tenido una festividad como esta y me encuentro muy emocionado, quiero llevarla a cabo ¡pero tú y tu mal humor lo están echando a perder!"

Toph volteó y le miró con una mirada un tanto abrumante, Aang retrocedió un poco asustado queriendo retractarse de lo que sea que haya podido molestar a la maestra tierra, pero esta se inquietó al sentir que algo se acercaba.

"¿qué ocurre?" - le preguntó el monje.

"algo se acerca" - contestó apartando la nieve y sintiendo la tierra.

Aang tomó su báculo y se elevó con este, tornó una mirada llena de preocupación al ver a aquellos tanques que estaban muy cerca de donde estaban ellos "tanques de la armada de fuego y son muchos" le informó preocupado a Toph una vez que descendió

"genial, al menos tendré un poco de emoción" - dijo sonriendo maliciosa apretando sus puños.

"¡¿qué estás diciendo?!" - preguntó alterado Aang - "¡debemos avisar a los demás!

Toph no le escuchó y se dirigió corriendo hacia los tanques "¡Toph, espera!" le gritaba el joven monje siguiendo a esta. Zuko al sentir los tanques venir salió de la cueva junto con su tío "Azula" dijo inquieto a sí mismo viendo los tanques acercarse.

"vaya" - dijo despreocupado Iroh con su mano en le frente divisando estos - "al parecer Azula también vino a celebrar la navidad"

Las bolas de fuego se dispararon y cayeron cerca de estos haciéndolos separarse. La tormenta se intensificaba más. Zuko obtuvo una quemadura en su brazo por cubrirse de un ataque miró alrededor y se dio cuenta que había perdido de vista a su querido tío, volvió molesto tratando de hallar los tanques y por consecuente a Azula. En la otra armada Toph se mantuvo a una cierta distancia de estos intentando mover la tierra bajo toda esa nieve "estúpida nieve" se quejaba levantando sus pies "toda la tierra está cubierta, casi no puedo sentir las vibraciones" Entonces dispararon unas bolas de fuego Aang se puso en frente y creando un remolino de aire aminoró los impactos pero estos dieron en el suelo lo que provocó que una pequeña abertura se abriera y cayeran por esta ambos. Katara se hallaba corriendo por aquella tormenta tratando de hallar a la pequeña Milu, gritaba su nombre pero no recibía ninguna respuesta mas que el sonido de la tormenta, Katara empezaba a preocuparse más sobre todo al notar una nube de humo y al divisar unos enormes tanques que se acercaban. La armada de fuego se dirigía al pueblo, los tanques eran demasiados como para que ella les detuviera sola. En unos pocos segundos el tanque principal empezó a disparar unas bolas de fuego dirigidas a ella, manipulando su poder de maestra agua logró detener el impacto de estas creando un muro de hielo en frente, pero los demás tanques empezaron a disparar también por lo que no le quedó más alternativa que huir, una de las bolas de fuego cayó cerca lo que la derribó y la hizo perder la conciencia. Una sombra se acercó hasta ella, era el príncipe Zuko quien al verla la contempló unos instantes y al ver los tanques acercarse la tomó y la puso en su hombro huyendo del lugar. En la quebrada Toph y Aang intentaban subir la cuesta pero no les resultaba ya que resbalaban con esta.

"esos muros están hechos de hielo" - le dijo Toph - "no podrás subir a menos que seas el hombre mosca"

Aang molesto sacó su silbato e intentó llamar a su fiel bisonte volador.

"olvídalo, no te escuchará jamás desde aquí" - le dijo Toph de brazos cruzados - "y aunque lo lograras jamás podría pasar por esta agrieta tan pequeña"

"¡todo esto es tu culpa!" - se dirigió furioso Aang.

"¡cuida lo que dices si quieres que siga enseñándote!" - le replicó molesta esta.

"¡¿qué es lo que estabas pensando?!" - le siguió recriminando - "¡¿cómo piensas en irte a atacar la armada de fuego tu sola?!

"¡no molestes, debimos haber actuado rápido, además si la tonta de tu amiga hubiera estado presente no hubiéramos tenido problemas!"

"¡¿cómo puedes echarla la culpa a Katara¡todo es culpa de que seas una amargada¡impulsiva¡egoísta¡testaruda!"

Toph conteniendo su rabia sólo volteó y se sentó molesta dándole la espalada al monje quien hizo lo mismo. En una cueva Katara recobró la conciencia, se incorporó precipitadamente al ver a Zuko.

"¡Zuko!" - exclamó alterada poniéndose de pie.

"¡Katara!" - exclamó Milu quien en el mismo lugar corrió a abrazarla emocionada.

"¡Milu!" - exclamó sorprendida - "¿cómo llegaste aquí?"

"ese muchacho me salvó de los ataques de la armada de fuego" - respondió sonriendo mirando a aquel muchacho de la quemadura.

"¿Zuko?" - preguntó sorprendida mirando a este que no les prestaba atención, sólo permanecía sentado con su rodilla en frente y su mano sobre esta mirando el suelo.

Katara le miraba extrañada, como era posible que aquel sujeto que los perseguía y parecía tan cruel había salvado a esa pequeña niña.

"él también te rescató y te trajo hasta aquí" - le dijo Milu sonriendo.

Esto desconcertó aún más a Katara, miró a Zuko y cambió su mirada un poco vuelta a desconfiada, de seguro tramaba algo ¿por qué habría de salvarla? él no ganaba nada, no se fiaría de él, ahora lo más importante era advertir a los demás acerca del ataque de Azula "vamos, Milu, debemos irnos" determinó tomándola de la mano y dirigiéndose fuera de la cueva. Katara pasó por el lado de Zuko, le miró desconfiada y se disponía a salir pero al ver los tanques de humo cerca se detuvo vacilante "no te recomiendo salir, los tanques de Azula aún están fuera"

"¿y por qué habría de creerte?" - le respondió de mala manera - "además debemos irnos y avisar a los demás antes de que alguien resulte lastimado"

"lárgate si quieres" - le dijo frío Zuko - "pero afuera hay minas enterradas por todo el lugar si no tienes cuidado volarán en pedazos"

Katara y Milu se sorprendieron. Sokka por fin había deslizado el árbol hasta el centro del pueblo y levantando este, miró a los lados tratando de conseguir ayuda pero toda la demás gente estaba ocupada haciendo regalos "¡¿es que nadie piensa ayudarme?!" preguntó alterado, al ver la reacción nula de los demás tuvo que enderezar aquel pesado árbol él solo. Mientras que Aang y Toph se encontraban atrapados en aquella caída tratando de escapar. Toph por mucho que tocaba aquel muro de hielo no podía romperlo "es inútil" dijo molesta "¡por eso odio esta estúpida fiesta! mientras todos la disfrutan cantando canciones tontas alrededor de un gran árbol esperando que esa estúpida estrella...!"

"¿es por eso que estás molesta?" - le preguntó extrañado Aang - "¿por qué no has podido ver nunca esta celebración?"

"siempre es lo mismo" - se dejó caer fastidiada apoyada en el muro de hielo.

"a veces quisieras poder ver ¿no es cierto?"

"mi ceguera tiene sus ventajas, no puedo ver lo cruel de la guerra, pero tampoco puedo observar lo maravilloso que son estas fiestas, recuerdo a mis padres, me llenaban de regalos que nunca quise y todas esas noches se ponían muy emocionados viendo la estrella fugaz, si tuve algún deseo fue haberla visto por un momento" - contestó algo entristecida.

"a mí me pasa igual, bueno... esta es la primera navidad que tengo... quisiera que se llevara a cabo pero siempre algo se arruina... ser el avatar no es nada fácil"

Se produjo un momento de silencio hasta que Toph habló "lamento haber actuado de esa forma"

"ah... yo lamento haberte llamado egoísta y amargada" dijo sonriendo inquieto entonces advirtió una mirada que desprendía de ella una especie de ternura lo que lo dejó sorprendido y a la vez atraído "es... es mejor buscar la forma de salir de aquí" dijo retrocediendo un poco inquieto yendo por la quebrada.

Mientras tanto en aquella cueva Katara permanecía sentada junto a la fogata, Milu se encontraba junto a ella apegada a su pecho, la maestra agua levantó su vista hacia Zuko quien permanecía frente a ellas sentado de la misma forma anterior sin moverse de su sitio, si hubiese estado sola no hubiera dudado en salir a pesar de tener un campo minado afuera, pero teniendo a la pequeña Milu consigo no podía arriesgarse, así que lo mejor era esperar.

"Milu ¿por qué saliste del pueblo y le dijiste a los demás que iríamos a buscar a tu padre?"

"es que yo... quiero verlo" - respondió angustiada.

"lo sé, pero te dije que debías tener fe, nunca debes abandonar la esperanza, eso es lo que nos da fuerza para seguir adelante"

Zuko al escuchar esa palabras miró fijamente a Katara mientras Milu empezaba a quedarse dormida en su pecho "duerme tranquila, ya verás que mañana todo estará bien" y finalmente la pequeña se quedó dormida, Katara sonrió tiernamente hacia ella.

"mañana si deja de nevar será más seguro salir" - dijo Zuko finalmente sin apartar su vista del suelo.

"¿qué es lo que tramas?" - le preguntó la maestra agua mirándolo desconfiada - "¿por qué me ayudaste? no creas que por esto confío en ti"

"no tengo interés en que confíes en mí" - le respondió - "pero no puedo seguir permitiendo que Azula se me adelante"

Katara le observó extrañada vio que este tenía su brazo herido y se acercó junto a él.

"estás herido"

"no es nada" - respondió ocultando su herida.

"si lo es" - le dijo tomándole su brazo y sacando agua de su cantimplora curándole esta - "¿cómo pudieron hacerte eso si eres parte de la nación del fuego?

"ya no lo soy" - respondió melancólico - "fui exiliado y ahora soy un traidor buscado por mi propia gente, esos tanques nos estaban buscando a mi tío y a mí"

Katara le observó un poco compadecida por su situación, estuvieron un momento en silencio hasta que volteó a mirarla "es mejor que duermas, mañana no será fácil salir de aquí" El clima afuera azotaba con más furia lo que les impediría salir en toda la noche. Por otra parte Toph y Aang se encontraban recostados durmiendo apoyados sobre los muros de hielo, Toph se encontraba al lado de Aang, esta tiritaba por una brisa leve que corrió, Aang al verla se le acercó y la abrazó consigo para darle calor en su pecho, se sonrojó al mirarla, tenía un rostro tan inocente y frágil que le era imposible dejar de contemplarla. A la mañana siguiente el pueblo ya se encontraba preciosamente adornado, Sokka dormía bajo el árbol exhausto ya habiendo terminado de armarlo, la voz del jefe del pueblo lo hizo despertar.

"has hecho un buen trabajo, hijo" - le dijo sonriendo.

"¿qué? ah... sí, por supuesto" - respondió simulando su cansancio ya que esperaba ansioso por lo que había trabajado tanto - "¡ya estoy listo para el gran banquete!"

"¿ahora dices?" - preguntó extrañado el jefe - "pero si el banquete no es hasta la noche"

"¡¿qué?!" - exclamó desilusionado.

"por cierto ¿dónde está el avatar y las dos muchachas?"

"¡¿eh?! creí que estaban con ustedes ¡me dejaron todo el trabajo a mí solo, tuve que cargar con este inmenso árbol y armarlo por mí mismo!" - se quejó enojado.

En ese momento se percataron de que unas llamaradas de humo se acercaban, toda la gente se asomó preocupada y entonces divisó los tanques que se acercaban.

"¡la nación del fuego!" - exclamó Sokka alterando a toda la demás gente.

"¡es increíble, no puedo creer que estén aquí¿en dónde está el avatar?" - preguntó preocupado el jefe.

"no se preocupen" - dijo decidido Sokka sacando su boomerang - "yo solo puedo con ellos" - pero su rostro vaciló al ver que eran cerca de unos 20 tanques que se acercaban - "bueno... quizá necesitemos buscar a Aang"

Fin de la 1ª parte

Bueno, este es mi segundo fic, la pensé harto antes de atreverme a ponerlo, es tiempo de ser generosos así que dejen un review, please y disculpen si tiene faltas pero no alcancé a revisarlo.