El mundo y los personajes de Digimon no me pertenecen. Este fic es para el reto de GreenIllusions en el foro Proyecto 1-8.


Rosa naranja

1. El porqué

—No creo que ella esté por aquí, Taichi— Agumon sonaba dudoso, así que era difícil saber si era realmente sincero o solo estaba cubriendo a Palmon.

Taichi no podía estar seguro de la veracidad de sus palabras porque, aunque prefería creer que su compañero lo apoyaría siempre a él, entendía que podría sentirse dividido con sus lealtades cuando de sus amigos se trataba. Y Palmon era, sin duda, una de las más destacadas. Especialmente desde que empezaron a llevarse más.

—Los Gekomons dijeron que la vieron venir en esta dirección.

Tal vez no debió confiar en ellos tan fácil, pero Taichi llevaba varias horas dando vueltas por el Mundo Digital y Hikari le había comentado que no podría dejar la puerta abierta para siempre, ya que últimamente había estado más inestable: no disponía de mucho más tiempo para hablar con la compañera de Mimi, convencerla para ayudarle y luego ir a buscar a Mimi.

—Si no quiere que la encontremos entonces no la vamos a encontrar —razonó sabiamente Agumon, señalando con sus garras los alrededores—. Es un bosque.

Taichi rodó los ojos mientras lo miraba.

—Gracias por decir lo obvio, Agumon.

—Palmon ya debe saber que Mimi está enojada contigo y por eso no sale —comentó su compañero, dándole otro de sus razonamientos inesperados.

Así es.

Palmon, que siempre luchaba para quedarse callada en momentos así, no pudo evitar que el filo de su voz rasgase la conversación entre ellos. Los hilos del silencio los envolvieron cuando quedaron súbitamente enfrentados en un triángulo en medio del bosque. Antes Taichi no podía distinguirla, pero al verla en movimiento la figura de Palmon resaltaba contra los demás tonos, los verdes y marrones, los rosados y amarillos.

Taichi reprimió una sonrisa en dirección a Agumon. Sospechaba que la mención casual al enojo de Mimi había sido intencional, después de todo. Su amigo podia ser distraído irremediablemente, pero también era muy atento cuando importaba.

—Mimi está enojada contigo, así que yo también estoy enojada contigo —Palmon sentenció. Entornó sus ojos, severa y fría. Taichi se preguntó si había aprendido a mirar por convivir tanto con su compañera. Al igual que Mimi, Palmon siempre había tenido una mirada transparente y clara. Salvo cuando se encontraba molesta por supuesto.

Mimi se había pintado el cabello con los colores de la aurora antes de empezar a salir con Taichi. Lo había dejado crecer luego de su último corte, justo antes de que le anunciaran que volverían a vivir a Japón. Las estrellas habían dejado su pelo hace largo tiempo, pero salpicaban sus ojos desde que ella había empezado su relación con Taichi y Palmon entendía el miedo de su amiga.

Taichi levantó las manos en señal de rendición. No haría preguntas hasta que Palmon dejase de estar tan molesta que podría confundirse con un avatar temporal de su compañera.

Agumon intercedió por él.

—Taichi quiere arreglar las cosas con Mimi. Él lo siente.

Palmon miró a Agumon largamente y luego miró a Taichi, estudiando su sinceridad de una forma que le recordó a Yamato y su búsqueda constante de dudas en su mirada infantil. Nunca pensó que podría comparar a su amigo con uno de sus digimon, pero la idea no era tan graciosa como él pensaba que sería. No le gustaba ser la causa de esa mirada. Ni en Yamato ni en Palmon.

Finalmente, después de un momento que pareció una eternidad, el gesto de Palmon se suavizó.

En su postura relajada le recordaba a una de las flores más hermosas que su abuela solía consentir. No había practicado ikebana como la madre de Sora pero amaba las flores con pasión y el cuidarlas era su pasatiempo. La flor favorita de su abuela era el girasol. Porque era sencilla y simple, y le recordaba a su abuelo. Era la flor que a Taichi le solía hacer pensar en Sora. Palmon no se parecía a un girasol en ningún aspecto pero Taichi presintió que no apreciaria cualquier mención a una flor que no fuera ella y guardó silencio prudencial.

También se preguntó si había una flor equivalente a Palmon en el Mundo Real. ¿Existiría alguna flor así?

—¿Y por qué pelearon? —Palmon preguntó, sin perder un minuto más. Se veía menos resentida, más tranquila, y sintió que una sonrisa tentativa tiraba de su boca.

Agumon rio entre sus dientes en respuesta.

Taichi, aunque no estaba sorprendido de que no lo supiera, suspiró.

Ciertamente no era raro que los digimon quedasen al margen de los temas que involucraban puramente a los humanos, esos que ellos no sabían poner en palabras fáciles y diálogos abiertos, pero tampoco eran ignorantes por completo a las nociones que los involucraban. Muchas veces estaban a medio camino entre la comprensión y la confusión. Su relación con Mimi no era complicada, pero eso no quería decir que fuese fácil, simple, todo el tiempo.

Fue aterrador para Taichi saber que podía romper un corazón tan puro y amable, tan lleno de alegría. Él ya había sentido la sombra de ese dolor palpitando en su carne y había sido Mimi la que había alejado esos fantasmas. No podía pensar en dejarle cicatrices por las mismas razones. Fallarle se sentía como acto cobarde y él había llevado siempre la insignia del valor por superar sus temores, no por no tenerlos.

No sería diferente, y lo haría por ella. Estaba convencido que podría intentar lo que sea por ella.

—Bueno… Estábamos hablando y comenté algo que no tomó muy bien.

—¿Sobre qué?

Taichi miró a Palmon, dudando un poco, y exhaló. Sus palabras sabían a suspiro.

—Su regalo de cumpleaños —confesó al final, rascándose la nuca en la incomodidad que le subía por la médula al sacar el tema—… piensa que no le presto la misma atención que a Sora. Ya sabes, nunca acierto con los regalos.

Ah.

Ah.

Palmon pensó que no era tan grave, viniendo de Taichi, el equivocarse en algo semejante. Era hasta esperable, igual que el pensamiento que los días se le confundieran o llegase más tarde de lo previsto a una reunión.

Supuso que tenía que ver menos con los regalos y más con el temor de quedar en lo último de la lista de prioridades. Pero desde la mirada de Mimi, entendía: no era justo vivir a la sombra de un ideal que jamás podrá desmentirse. ¿Lo entendería Taichi?

Palmon hizo una pausa que le pareció dramática. Agumon se preguntó si le daba el tiempo para ir a buscar algo de comer, porque no le daba la impresión que esa conversación sucedería en algún momento pronto.

—¿Y quieres arreglar las cosas con ella?

—Arreglaré las cosas con Mimi —prometió, en cambio, Taichi. Quizás debería buscar ayuda en otra parte.

Palmon asintió, sus ojos brillando con algo que él no había esperado. Pero debió haberlo adivinado, como todos en su grupo, ella creía en las promesas hechas por el sol.

—Te ayudaré.


N/A: ¡Green! Hablar tanto del Michi me trajo muchas ganas de escribirlo, más aún cuando incluiste a los digimon. Mi idea inicial era escribir un one-shot, pero serán dos capítulos. ¡Espero que te guste!

Mil gracias a LeCielVAN por su ayuda con este capítulo.

¡Gracias a todos por leer!