Aparentemente él era el más grande genio, la estrella de la escena, pero Fugaku lo trataba como una herramienta, Mikoto lo ignoraba, Sasuke lo envidiaba y el resto de su Clan lo odiaba.
Aclaraciones:
Empezamos en el momento que van a interrogar a Itachi a su casa por el asesinato de Shisui Uchiha, no seguiré la historia de Kishimoto, haré mi propia versión, por lo tanto el destino de Shisui y de todo el Clan Uchiha será distinto al que se lee en el manga.
Itachi sufrirá de migraña, asma y arritmias cardíacas.
Mikoto será realmente una ninja originaría de la aldea de la arena.
Las frases escritas en mayúsculas son "gritos".
Cualquier sugerencia es aceptado con mucho gusto, si lees, por favor, deja un comentario, se te agradecería mucho (=
"Por favor…".
No era una orden ni una pregunta, era una súplica. Agachó su cabeza, cerró sus ojos, hizo una mueca de dolor y esperó sus respuestas.
Sentía la mirada acusadora de sus compañeros, sabía que desaprobaban su petición, que les parecía incorrecto darle tanta preferencia a un miembro del Clan que no sólo los había golpeado sino también, era el presunto culpable de la muerte de uno de los suyos.
"Entendido, señor".
La voz de Inabi se escuchó en el mismo tono doloroso que la del Jefe del Clan, no podía evitarlo, estaba haciendo todo esto contra su voluntad. Quería matar a Itachi, sí, matarlo, destrozarlo, ahorcarlo o mejor aún, ahogarlo, ver su mirada cuando su cuerpo estuviera convulsionando a causa del exceso de agua en sus pulmones, destrozarlo por completo… No tenía dudas de que el prodigio Uchiha había matado a Shisui, estaba claro para él, ¿Por qué no lo arrestaban y torturaban hasta la muerte? ¡Por Dios, se había llevado a Shisui, para SIEMPRE!
"Itachi, ve a adentro de la casa y espérame en la sala", el tono de voz de Fugaku siseaba en veneno, tóxico y ponzoñoso. Poco a poco, la rabia empezaba a surgir de su interior.
Itachi se levantó del suelo, ni se molestó en mirar a sus superiores, mucho menos en despedirse de ellos. Tomó camino hacia su morada como si nada de aquello hubiera pasado, parecía que hubiera caído en una laguna mental donde el acontecimiento pasado había sido borrado.
"Prometo… Prometo que lo castigaré por esto".
"Fugaku-sama, sabemos que esto es muy difícil para usted, a pesar de todo, es su hijo…", dijo Tekka al instante. Admiraba mucho al Jefe del Clan, lo veía como un padre, y por lo tanto, a Itachi como un hermano. En ese momento, no quería ni pensar si en verdad deseaba ser un "hermano" de Itachi pero sí estaba dispuesto a seguir considerando a Fugaku como su padre.
"Sabes que jamás me ha agradado el comportamiento de tu hijo, es muy raro-"
"¿Raro?", interrumpió abruptamente Inabi a Yashiro, "Inaudito, insoportable, insólito", gritó lleno de furia, estaba harto de tanta condescendencia hacia el menor, alguien debía recordarles que se merecía una buena sanción, de preferencia, una sangrienta y extremadamente dolorosa.
"Tekka-san, Yashiro-san, Inabi-san, gracias por su comprensión, lo que les he pedido… es quizá demasiado, no había razón para no arrestarlo. Pero si se arma un escándalo por esto… No quiero imaginar la clase de problemas que tendríamos, me haré cargo de recordarle… "modales" a ese adolescente insolente, después de eso, no le quedarán ánimos de volver a faltarle el respeto a un miembro del Clan".
"No se preocupe, Fugaku-sama, usted no tiene la culpa del cinismo de su hijo, probablemente sólo necesita un buen incentivo de cambio, uno bastante físico. Por otro lado, no podemos darle el gusto al enemigo arrestando a Itachi públicamente, así le daríamos a conocer que nos estamos dividiendo entre nosotros", se detuvo a pensar un poco, a Yashiro nunca le había agradado Itachi; no porque tuviera algo personal contra él, sino porque creía que su trabajo en el ANBU no era tan pesado como el de otros miembros del Clan que hacían servicios diarios en la Policía Militar, realmente pensaba que Itachi se la pasaba de flojo, sin muchas preocupaciones y fingiendo estar en misiones para evitar sus responsabilidades en el Clan, y esta era su oportunidad, la primera que tenía, de complacerse viéndolo sufrir. "Si me lo permites, Fugaku-sama, creo que las celdas secretas que usábamos para encarcelar a enemigos de guerra, serían un excelente escarmiento para su hijo, nadie se enterará que está ahí y si necesitas ayuda para el correctivo corporal, no dudaré en colaborar contigo".
"Estoy de acuerdo", respondieron Tekka e Ibani al unísono.
Los cuatro Uchihas se despidieron con rectitud, Fugaku no encontraba necesaria tanta formalidad cuando se encontraban dentro de su Clan, estos pensamientos podían sonar algo hipócritas si se consideraba el hecho de que él sufría de egocentrismo, sí, era un egocéntrico y arrogante sin remedio alguno, pero a pesar de su naturalidad carente de humildad, no podía portarse así con los demás Uchihas, tenía un gran aprecio por cada uno de ellos. Aparte, ese era el hogar donde toda su familia habitaba, la cual había prometido proteger. Y ahora su protección sería algo más que complicado porque debía luchar contra su propio legado, su hijo mayor.
"¡Vaya propuesta me hicieron! Auxiliarme en la punición de mi hijo, como si fuera tan sencillo…", pensó para sí mismo Fugaku mientras caminaba en dirección a su hogar, específicamente, a la sala donde Itachi esperaba.
Si el sólo hecho de ver a su hijo cubierto de sangre cuando regresaba de las misiones lo ponía de mal humor, no podía imaginarse cuanto se iba disgustar si veía a otro Uchiha golpearlo, escarmentarlo y usando un lenguaje despectivo para destruirlo internamente. ¡No!, nadie iba a ver a su descendiente en ese estado, le daría su merecido por su propia cuenta y luego, trataría de olvidar todo esto.
Entró a la sala sigilosamente, como si no se tratara de su casa. Mikoto aún no llegaba de hacer las compras semanales, probablemente se había quedado platicando o tomando el té con alguna de sus amigas. Le gustaba que ella lo recibiera cuando llegaba a casa, pero este día se alegró de que no estuviera presente para presenciar semejante actitud de su hijo.
"Itachi. ¿Me puedes explicar seriamente que te pasó allí afuera?", gritó Fugaku, ya no se molestó en esconder su pérdida de paciencia, quería respuestas y las quería rápido, ¡Ahora mismo!
Su hijo estaba sentado en el suelo contra la pared, su cabeza se encontraba cabizbaja mientras que sus piernas descansaban semi-abiertas en el piso, había dejado sus manos encima de éstas. Podía escuchar su respiración entre cortada y a juzgar por su apariencia cancina, podría jurar que había corrido un maratón hace cinco minutos.
"Háblame, dime qué te pasó, no quiero que me hagas hacer esto a la fuerza, Itachi".
Se acercó hacía él, no quería jalonearlo ni hacer nada de esas brusquedades pero se lo estaba buscando, parecía que se lo pedía a gritos.
"Escúchame, Itachi, necesito que me expliques cuales fueron tus motivos para atacar a Inabi-san, Yashiro-san y Tekka-san, aparte quiero saber lo que hiciste ayer, sé que no te gusta la idea de que verifique tu coartada del día anterior mas no tengo de otra, requiero la información para saber si puedes ser considerado un presunto culpable", habló Fugaku en forma calmada, pudo fingir perfectamente algo de paz aunque sólo era eso, algo totalmente fingido.
No hubo respuesta de Itachi, se limitó a quedarse en la misma posición como una estatua, su aliento no volvió a la normalidad, seguía arrítmico, trozado y ruidoso.
"Tú sabes lo que hacemos los ninjas cuando deseamos que alguien hable, no me obligues a hacer eso, Itachi", amenazó salvajemente.
Estaba consciente de que debía intimidarlo o terminarían peleando, sabía que ese niño perdería, después de todo, conocía sus puntos débiles mejor que nadie, utilizar esas artimañas era caer muy bajo, se iba a aprovechar de las enfermedades de su hijo para ganarle. Perdería la poca confianza que le tenía, era difícil de creer pero Itachi aún confiaba en su padre cuando se enfermaba. Siempre acudía a él, le contaba cómo se sentía, le pedía atención médica y si se encontraba muy mal, solicitaba su asistencia para proporcionarle su medicina. Sino solucionaba esta discusión pronto, esos momentos acabarían para el resto de sus días.
"¿No vas a responder absolutamente nada? ¿Te quedarás callado hasta que te obligue a hablar? ¿Pretenderás que estás mudo mientras que yo-"
"Vete al diablo", susurró Itachi lo suficientemente audible para hacer que las preguntas de su padre quedarán incompletas.
"¿Disculpa?".
"Que… te vayas al diablo", musitó nuevamente.
"¿Acaso no eres lo suficiente valiente para decirlo más alto?", lo retó.
"¡QUIERO QUE TE VAYAS AL DIABLO!", gritó fuertemente Itachi.
"¿Sabes qué? Es imposible hablar contigo, es absurdo como puedes actuar tan inmaduramente, pareces un niño de tan sólo cinco años, estás siendo tan irrespetuoso, soy tu padre y Jefe de este Clan, debes guardarme respeto y-"
Antes de que Fugaku terminara, Itachi se volteó a verlo para reprocharle todo lo que se guardó durante tanto tiempo. Sus ojos estaban llenos de desesperación y dolor, no eran los mismos inexpresivos de siempre, sus labios entre abiertos hacían notar que el joven aún no se recuperaba de sus problemas respiratorios pero eso no le iba a impedir sacar todo el coraje que albergó en su alma desde su nacimiento.
"¿Mi padre? ¿Ahora eres MI PADRE? Desde que nací me has tratado como todo menos como tu hijo y aún así te atreves a decirme que eres ¡MI PADRE! Tú no eres NADIE para venir a decirme a mí como comportarme. No me importa que seas el Jefe del Clan, yo no quiero ser parte de este patético Clan, no quiero ser un Uchiha, ni siquiera quiero vivir aquí, estoy harto de todos ustedes diciéndome lo que tengo que hacer, tratándome como si fuera un vil objeto listo para usarse y tirarse al vacío… "Itachi, tienes que ser un buen vínculo que nos una a Konoha", "Itachi, debes ser una herramiento útil en este Golpe de Estado", herramienta, vínculo, herramienta, vínculo, herramienta, vínculo, ¡HERRAMIENTA! Eso he sido toda la vida para ti, una simple HERRAMIENTO, un OBJETO, sólo me utilizas como medio para obtener lo que deseas, me regañas como si yo siempre tuviera la culpa, ahora me vas a castigar porque golpeé a esos tres, pero… ¿Me preguntaste en qué modo me interrogaron? ¿Te molestaste en saber si me habían ofendido?
Itachi se detuvo al sentir la poca cantidad de oxígeno que sus pulmones estaban recibiendo, se sentía mareado, su cabeza comenzaba a palpitar y se sentía tan pesado todo su cuerpo.
"Itachi, te he dicho mil veces que entiendas tu posición, eres un miembro de este Clan por nacimiento y deberías saber mejor que nadie que el Clan está primero", le reprochó en tono amargo.
"Tu Clan, tu maldito Clan, soy tu-tu-ttt-tu hijo, e-e-eso es más importa-aa-aantee, yo-o debo estar primero que e-e-ellos", titubeaba entre sus palabras, estaba llegando al límite, se afixiaba, no había aire suficiente en sus pulmones y toda esta situación lo estaba poniendo muy ansioso.
"¿Cuántos años tienes? ¿Tres? No necesitas que te ande cuidando, eso lo puedes hacer tu solo…"
Quería terminar su comentario pero vio de manera fugaz como el sharingan de Itachi se activó, esto ya no podía ser sólo conversación, tenían que pelear. Tomó a Itachi por el cuello, levantándolo y poniéndolo contra la pared, ya no podía reconocer si la mala respiración de su hijo era por las arritmias cardíacas o por el asma, el no era ningún ninja médico para ver las diferencias, pero algo sí podía asegurar, esta batalla era suya.
"Déj-ja-a-ame", rumoreó Itachi suavemente, era una frase al viento sin emociones incrustadas.
Uno, tres, siete, diez, quince, y muchos más golpes que Fugaku contó para sí mismo. Diez golpes en el abdomen, ocho en la cara, doce en las piernas, once en los brazos y uno último en la nariz. No es que él fuera exageradamente belicoso, sino que una pelea no le sabía si no dejaba a su oponente sangrando de la nariz, le gusta ver eso, era su placer interno.
"¿No me entiee-e-des? Un hijo no-o qui-i-iie-re s-e-eeer part-te del escenario de su pa-adre, un hi-ijo de-es-sea ser e-e-eel centro de atención de su pa-adre", respondió Itachi luego de recibir la paliza.
"Ya cállate".
Lo tiró al piso con toda su fuerza, su paternidad interna no quería continuar con esto, pero cada vez que recordaba la forma en que golpeó a sus compañeros de la Policía Militar y el hecho de ser presunto culpable del asesinato de Shisui, lo hicieron olvidar que el adolescente herido y con problemas para respirar que se retorcía en el piso al igual que lo hace un pez en la arena cuando lo sacan del agua, era su propio hijo.
Lo pateó una y otra vez, incluso le ensartó dos kunais en su brazo derecho. Itachi no se defendía, tampoco se quejaba, sólo tosía y a veces escupía sangre, lo único que deseaba en ese momento era recibir su medicina y dormir. Se detuvo. No podía seguir con su pelea, era injusto, Itachi estaba mal herido, enfermo y cansado.
"¿Qué clase de ninja se aprovecha de esa forma de su oponente? ¡Ni que estuvieran en la guerra!", pensó Fugaku.
"Fugaku…", dijo Mikoto entrando a la sala.
Un balde de agua fría cayó sobre él, sabía que si le explicaba todo lo sucedido quedaba la posibilidad de que ella le diera la razón o simplemente se fuera enojada a ayudar a Itachi. Pero no necesitó decir nada, solamente frunció sus cejas, volteó a ver a Itachi con lástima y en seguida a Fugaku con un disgusto muy notable en su mirada.
"Parece que tiene asma, los buenos ninjas no atacan a su oponente cuando está enfermo y lastimado", habló en voz monótona sin dirigir sus ojos a ninguno de los dos.
Fugaku se alegró de que Mikoto los interrumpiera, Itachi era demasiado orgulloso para pedir piedad, prefería morir así antes de suplicar perdón, y hasta ese instante se dio cuenta que a él tampoco le hubiera molestado no cambiar su posición.
Intercambiaron unas cuantas palabras más y decidieron que lo mejor era llevar a Itachi a su cuarto, Mikoto lo curaría mientras Fugaku hablaba con Sasuke acerca de la conducta de su hermano. Esperaron a que perdiera completamente la consciencia para dialogar verdaderamente de lo que sería la lección de Itachi. Y si bien Fugaku no podía creerlo, Mikoto había estado de acuerdo con Yashiro en que debían encarcelarlo en las celdas secretas, era un peligro para el Clan tener en libertad a un miembro tan inestable.
"Está bien, una vez lo cures y coma un poco, lo llevaré a las celdas… ¿Crees que sea necesario esposarlo?"
"¿No te diste cuenta de lo rebelde que está? Hazlo, espósalo, amárralo, drógalo, lo que sea, sólo evita que se vaya y nos siga causando más problemas", finalizó su fría respuesta con un suspiro.
Mikoto era linda, paciente, tierna y cálida, pero cuando se enojaba volvía a ser una ninja fría y dura, dispuesto a todo por proteger lo que consideraba correcto. Eso fue lo que le agradó de ella en un principio, pero no entendía si le gustaba el hecho de que también fuera así con sus hijos. Si analizaba la situación, sus palabras se podrían considerar crueles, vio a su hijo acostado en un charco de sangre en el piso mientras vomitaba más sangre, sus uñas y labios se tornaban azules, lo vio colapsar, aún para Fugaku que era frío como una rocka había sido una imagen fuerte, pero Mikoto parecía indiferente a la escena.
"Ah, mañana será otro día…", anheló en sus pensamientos, la pesadilla del hijo mayor rebelde, el hijo menor asustadizo y la esposa desinteresada, no parecía acabar en lo absoluto.
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