Todo ese tiempo de convivencia, de algún modo, la había arrastrado a un extraño vórtice de emociones y sentimientos encontrados que habían acabado por convencerla de que no estaba enamorada, sino que en verdad, amaba a Seeley Booth.
Tantas sensaciones, felicidad, tristeza, miedo, decepción, orgullo, enojo, empatía, amistad, compañerismo, aprecio, gratitud... De algún modo lo que había empezado como una simple relación de trabajo había cambiado para ser una amistad sólida y después, al menos para ella, un amor intenso.
Temperance Brennan no era la clase de mujer que admitía cuando se enamoraba, ni mucho hacer demostraciones cursis o hablar sobre ello, le parecía irracional la cantidad de cosas que era capaz de hacer el ser humano cuando se enamoraba, eso de entregar tarjetas enormes en forma de corazón, osos de peluche, flores y demás regalos le parecían absurdos. Al contrario, ella seguía siendo seria y reservada, no le gustaba hacer mucho escándalo con eso de los sentimientos.
Pensaba dejar guardado muy en el fondo el amor que sentía y enfocarse sólo en la amistad y la relación laboral que tenía con él. Manifestarlo solo comprometería su desempeño en el trabajo, además que pondría en riesgo su relación de amigos que, a pesar de todo, ella apreciaba y no quería perder puesto que sería lo más lejos que llegaría jamás con él.
-Hola Huesos-la saludó él con una sonrisa cuando entró al laboratorio-¿Cómo estás?
-Hola-respondió ella mientras cruzaba las piernas en su silla-Bastante bien ¿Y tú?
-Mejor que bien-no dejaba de sonreír y Brennan quería saber por qué, pero prefirió no preguntar.
-¿Tenemos un caso?-preguntó, deseando una respuesta afirmativa, necesitaba distraer su mente y estar ocupada.
-Por el momento, no, pero me gustaría charlar contigo cuando termines con eso-señaló una pila de huesos que estaba en la mesa metálica.
-Está bien-se levantó para ocuparse de ese extraño esqueleto que tenía que acomodar para llevarlo a una sala de exhibición, pero se sentía intrigada por esos restos.
Según lo que había investigado hasta el momento, era una mujer de aproximadamente diecinueve años, y había sido víctima de un sacrificio azteca hacia mas de dos siglos y medio, le habían abierto el pecho y extraído su corazón como una ofrenda a los múltiples dioses que tenía la civilización mexica. La habían encontrado cerca de un sitio arqueológico en México y el Jeffersonian lo exhibiría un tiempo pero había querido echarle un buen vistazo primero, le parecía fascinante.
-¿Aún sigues con nuestra amiga mexicana?-preguntó Angela mientras se acercaba sosteniendo una carpeta-Mira, aquí está mi teoría de como lucía esta chica-le extendió cuatro hojas.-En el primero es su rostro antes de morir, el segundo es su cuerpo entero de frente, el tercero es la vista lateral y el último es la vista frontal de su cuerpo después de muerta.
Brennan las observó con atención, el boceto de Angela era bueno como siempre, el primero era sólo su rostro pero le llamaba la atención la juventud de la mujer, en el dibujo aparecía con la piel morena clara, el cabello y los ojos negros, pero lo más destacado era la rasgadura en su pecho que resaltaba en el cuarto dibujo. No se parecía a las limpias tajadas que había visto antes.
-¿Sabes cuál fue el arma homicida?-preguntó la artista recogiendo sus dibujos.
-Los aztecas solían sacrificar a las víctimas apoyandolas contra una mesa de piedra y extraían el corazón con un cuchillo de obsidiana-explicó ella-Talvez se desvió el corte.
-Pues... te equivocas-repuso ella-Todo parece indicar que fue una mano humana.
Después de todo, estaba equivocada. Si tenía un caso por resolver, aunque el asesino, la víctima, las pruebas y la escena hubieran tenido lugar hacía cientos de años.
¿Qué habría pasado con aquella chica que, incluso en su época, era joven?
Bones: FOX
