Introducción

El lugar estaba totalmente desierto, nadie pasaba nunca por allí, no había quien sintiera compasión por la persona que descansaba en aquella tumba solitaria. Con todo lo que había hecho por Panem, con todo lo que había conseguido para mantener la paz.

Todo había ido bien hasta los septuagésimo cuartos juegos del hambre. Hasta que salió el nombre de Primrose Everdeen en la cosecha y ella se presentó voluntaria en su lugar. Cuando Katniss Everdeen participó en los juegos todo cambió, todo se fue al traste.

Y pensar que durante el tercer vasallaje de los 25 esa chica se había convertido en su heroína. Como se arrepentía de haber seguido la moda que ella marcaba, odiaba no haberse dado cuenta de lo que debía haber sufrido su abuelo al verla peinada con aquella trenza o alabando el amor de los trágicos amantes del distrito 12.

Después de la destrucción de los juegos, la rebelión, la guerra y la muerte de su abuelo, ella veía las cosas desde otra perspectiva. El sinsajo le había quitado todo lo que amaba, su familia, sus amigos, sus cosas... Nadie se acordaba de quien era ella, nadie la miraba cuando caminaba por la calle, nadie pensó en ella una vez la liberaron junto al resto de ciudadanos del capitolio.

Y sin embargo, ella no podía olvidar, no podía borrar de su memoria la imagen de su difunto abuelo, maltratado y mutilado por los rebeldes. Solo había una persona que entendía como se sentía, la única persona que se sentía tan traicionada como ella misma. Gale Hawthorne.

Le había costado mucho que accediera a hablar con ella una vez fue liberado, pero una vez lo consiguió, no tardó en convencerlo de que tenía que ayudarla, lo convenció de que su plan era el único modo de restablecer el orden realmente y que cada cosa volviera a su cauce.

Gale estaba dispuesto a acabar con la fuente de su infelicidad, tanto de los trágicos amantes como de su familia y del resto de rebeldes que la apoyaron en la última guerra contra los externos. Y eso a ella le venía genial, pues lo necesitaba para llevar a cabo sus planes.

Aunque no podía negar que en las últimas semanas había empezado a sentir algo por aquel hombre musculoso y destrozado por las circunstancias de la vida. Quizá fuera el dolor lo que los unía, pero no podía evitar verlo con algo de atracción, y le había parecido ver que ella no le era del todo indiferente. Quizá si conseguía sus propósitos podría tener el final feliz que siempre había soñado con él.

Pasó su mano sobre las letras de la lápida de madera donde estaba escrito el nombre de su abuelo. Letras que había tenido que tallar ella misma, pues nadie estaba dispuesto a hacer nada que recordara al presidente más grande que había tenido Panem en toda su historia.

-No te preocupes abuelo, pronto todos pagarán lo que te hicieron- Sonrió con algo de malicia- He conseguido seguidores que aun son fieles al capitolio, hemos recuperado mucha de la tecnología que se utilizaba para crear la arena de los juegos, y tengo en mente un plan por el que estarías realmente orgulloso de mí- Le narró con melancolía, recordando cuanto lo quería- Dentro de apenas una semana, tendré al sinsajo y a todo el pueblo de Panem comiendo de mi mano, harán lo que yo les diga, porque de lo contrario, acabaré con la vida de todos los niños de todos los distritos- Dijo con orgullo- Se arrepentirán de lo que te hicieron, te lo prometo.

Hola a todos,

por fin os traigo la continuación de "El renacer del Sinsajo", esto es solo la introducción, espero que os guste y le deis una oportunidad. Espero vuestra opinión.

Si no pasa nada que me lo impida, mañana por la noche subiré el primer capítulo, de no ser así, a lo largo de la semana que viene lo subiré, y pretendo publicar una vez por semana.

Muchas gracias por darle una oportunidad a la historia

Nos leemos pronto