INDOMABLE

(Unbroken)

Por LavenderGoddessV

Traducido por Inuhanya

IMPORTANTE!!!... Hola a todos!!! Espero se encuentren bien. Antes que nada quiero agradecerles todas las opiniones que me dejaron en el fic Sin Palabras, me ayudaron mucho a tomar una decisión con respecto a la publicación de su secuela y es por esto que aquí estoy de nuevo para complacerlos. Sin embargo, aprovecho para dejarles en claro dos cositas: como les había dicho este fic sólo está publicado hasta el cuarto capítulo, lleva mucho tiempo sin ser actualizado por su autora y no es seguro que vaya a tener un final aún cuando es lo que más deseamos y segundo, LGV publicó en su site una pequeña nota donde informa que por el momento no está escribiendo más fics pero que cualquier actualización que haga estará disponible de primera mano en su web. Creo que esto podría interpretarse como una esperanza, aún es posible que algún día tengamos el tan esperado final de este fic, sólo sería cuestión de ser pacientes y esperar. Por el momento y para todos aquellos que están ansiosos por saber qué pasó con nuestra parejita después de su abrupta separación, voy a darles gusto y a subir las traducciones de estos primeros cuatro capítulos, espero que les guste, lo disfruten y como siempre cualquier comentario es muy bienvenido... Ahora sí, FELIZ LECTURA!!!!

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Capítulo 1 - Derrota

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Estoy desnudo. Mi cuerpo está golpeado. Mi carne está quemada.

El ki que sujeta mis muñecas sobre mi cabeza se disipa, y así mi cuerpo cae al suelo. No me molesto en intentar levantarme. No tengo suficiente energía para mover mis parpados, mucho menos para levantarme de mi derrumbada posición.

Siento líquido bajo mi piel. Sé que es mi sangre. He perdido tanta que el suelo debe estar humedecido de ella.

"No puedo recordar una vista más divertida." Mi mente es incapaz de apagar la voz de Paragus. "Supongo que esperas que haya venido a matarte."

Se acerca a mí. Cae de rodillas junto a mí. Aunque no puedo ver sus movimientos, puedo sentirlos por su ki. Agarra mi brazo roto y levanta mi torso del suelo. Mi cabeza y el otro brazo cuelgan mientras me sostiene. "Sabes, aún puedo considerar sacarte finalmente de tu miseria. Digo, despojado de tu poder y título, realmente no significas más nada para mi. De hecho, sólo estás desperdiciando espacio en mis instalaciones de detención. Así que voy a ser el magnánimo," su voz goteó con superioridad, "y futuro Rey que soy y te permitiré una última oportunidad para terminar tu tormento. Dime dónde está la perra."

Cuando no le ofrecí respuesta, me abofeteó en mi cara, y luego me dejó caer al suelo. Una parte de mi desea que el golpe sea suficiente para llevar mi dolor al punto de no retorno, y que finalmente cayera en la inconsciencia.

No lo hice.

"¿Por qué aún la proteges? La mujerzuela te vendió en un minuto a cambio de su propio bien." Aún después de todos estos meses de torturarme, la idea claramente aún cruza la mente de Paragus, cree que verdaderamente sé dónde está. Sin embargo, supongo que es mi culpa. Lo llevé a creer que estaba escondiéndola de él, que estaba lejos en un lugar donde nunca la encontraría. Lo había hecho sólo por el perverso placer de saber que cuando muriera el bastardo creería que lo había superado en algo, que lo había detenido de vengarse de uno de los asesinos de su hijo. Era una deliciosa crueldad, pero una mentira. No tengo idea de dónde está la mujer.

"Supongo que realmente no importa. Si aún está viva, la encontraré. Puedes estar seguro de eso." No lo estoy, y tampoco creo que él lo esté. Si ella había escapado en los últimos meses, la posibilidades de encontrarla eran improbables, pero aún posibles. Sin embargo, se ha ido por seis años. Las posibilidades de que la encuentre, si aún estuviera viva, prácticamente son inexistentes.

"Eso te hace completamente irrelevante. Sin embargo, tu tonta arrogancia en la cara de la derrota no te merece la dichosa liberación de la muerte. No, creo que es mucho más justo que te permita vivir. Eso si defines la esclavitud como vida." Rió malvadamente. "Sí, prefiero más la idea de que te vuelvas la perra de un campesino a que te pudras muy pronto en el infierno."

Llamó dos guardias. Se nos unieron en la celda. Ambos hombres me levantaron de mis brazos rotos. "Quiero que lo transporten al planeta más cercano que sea parte del mercado intergaláctico de esclavos. Entréguenlo a los comerciantes. Rehúsense a aceptar cualquier pago. Díganles que es un obsequio del Imperio Saiyajín para su eterno apoyo."

"Sí, señor." Los lacayos anunciaron al unísono. Me sacaron de la habitación. Mientras era llevado lejos, aún podía escuchar la burlona voz de Paragus. "Disfruta el resto de tu vida de degradación, Vegeta. Prometo disfrutar el resto de mi vida como el nuevo rey Saiyajín."

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"No me gusta este lugar." Cruzo mis brazos por mi pecho. Mis manos rápidamente suben y bajan por mis bíceps como si me calentara, aún cuando no tengo frío—al menos no por fuera. "Este planeta aloja seres horribles."

"No hay necesidad de preocuparse." Mi compañero alcanza al otro lado de la mesa donde estamos sentados. Toma una de mis temblorosas manos y la sostiene con la suya. "Para el amanecer debemos tener todo lo que recolectamos a través de la seguridad planetaria. Nos iremos tan pronto como eso esté terminado."

Frunzo al ser recordada de nuestra razón para estar aquí. "Deseo que otro - cualquier otro mundo tuviera el material. No puedo creer que algo que pudiera ser tan beneficioso sólo exista en este infierno de planeta."

"Sabes que siento de la misma manera." Aprieta mi mano gentilmente. "Pero en tanto como esté aquí, así nosotros. O al menos yo. Te he dicho muchas veces que no necesitas venir. Puedo manejar la excavación solo."

"No, no puedes," refuto y gentilmente retiro mi mano. "Sin ofender, Que, pero sólo eres el financista en este arreglo. Soy quien conoce esta planta, cómo encontrarla, y si una muestra es viable o no. Puedes ser capaz de pagarle a miles de trabajadores para cavar y recogerlas, pero sólo yo sé si lo que se encuentra es de utilidad o no - y por lo tanto, digno de tu dinero."

"No me importa el dinero. Todo lo que me importa es si esta hierba puede ayudar a mi hija."

"Esperanzadamente; podrá hacer mucho. Si esta planta puede curarla, te prometo, Que, que encontraré una manera de hacerlo. Voy a regresar inmediatamente a mi laboratorio una vez que regresemos a casa, y tomaré todas las muestras que hemos recogido para ponerme a trabajar."

"Sé que lo harás. Nadie es tan devoto a su trabajo como tú. De hecho, algunas veces creo que eres muy devota, al punto donde abandonas una vida fuera de ese laboratorio tuyo."

"No necesito una vida fuera de mi laboratorio. Lo que hago ahí, los resultados y esperanzas que le doy a la gente como tu hija, es suficiente para mi." Al menos, eso es lo que me he dicho por los últimos años. Estoy ayudando a las personas. Soy útil. Eso es suficiente. Tiene que serlo.

"Tal vez no debería ser suficiente para ti," Que suspira. "Eres una persona hermosa, Bulma. Por dentro y por fuera. Mereces más que sólo una carrera satisfactoria. Debes tener compañía, una familia. Si alguien tiene derecho a eso, eres tú."

"Gracias, Que." Fuerzo una sonrisa. Una parte de mi sabe que merezco más de la vida. Verdaderamente nunca lo he creído desde que gané mi libertad. El único problema es que tengo que hacer de esa creencia una realidad - aunque no por una falta de intento.

Estuve determinada a comenzar mi nueva vida ese milagroso día hace seis años cuando escapé de Vegetasei. Fue dos días después que aterricé en el planeta Bukiih. Fui afortunada de que los habitantes hablaran un lenguaje universal. Pude vender unas armaduras y un rastreador que estaban en la nave por suficientes duros para comprar comida, ropa y combustible. Luego fijé rumbo para Wotja, un pacífico planeta bien lejos del territorio Saiyajín. Unas personas amables que conocí en Bukiih me dijeron que Wotja era el hogar de incontables especies de personas, permitiéndome adaptarme fácilmente. También prometieron que el costo de vida era muy barato, lo cual fue particularmente atractivo desde que no tenía nada de valor y pocos prospectos.

Bueno, eso no fue completamente verdad. Tenía una pertenencia - la nave Saiyajín que había robado. No pude haber estado más complacida después de aterrizar en Wotja que encontrar un comprador. Aparentemente, las naves Saiyajín era una novedad en el área del universo en el que estaba. El comprador me dio una obscena cantidad de duros por ella. El pago fue suficiente para comprar un vehículo de transporte y una moderada casa totalmente amoblada que llené de comida y ropa. Después de eso, sólo me quedaron unos pocos ahorros, así que rápidamente fue aparente que necesitaría encontrar una especie de ocupación.

Tan abrumador como recuerdo que era encontrar un trabajo en Chikyuu, en otro planeta la tarea era casi imposible. Pero me mantuve recordando que si pude sobrevivir media década de cautiverio en Vegetasei, podría manejar una simple tarea como trabajar. Así que comencé mi búsqueda. Después de unos días, supe que había un hospital a unas millas de mi casa. Fui informada por los locales que siempre estaba escaso de personal, así que pensé que incrementaría mis posibilidades de ser contratada. Realmente hizo de mi empleo una garantía.

Sin mucha información del pasado o mucha presentación, fui contratada en el sitio y puesta a trabajar. Ingenuamente, pensé que iba a recibir un simple trabajo de oficina. En vez, inmediatamente me introdujeron en la medicina. Cuando intenté explicar que no tenía entrenamiento o experiencia como doctor o enfermera, la mujer que me contrató, Nallia, me informó que unas cuantas personas que trabajaban en el hospital tenían un entrenamiento apropiado. Aparentemente, la razón del costo de vida de Wotja era tan bajo porque el mundo estaba tratando de recuperarse de una devastadora plaga que había matado a más de la mitad de su población no hace un año antes de mi llegada.

La ciudad de Supé, donde residía, fue una de las últimas ciudades en erradicar la enfermedad. No hace tres meses, el antídoto finalmente fue hecho para Supé, salvando a los pocos que no estaban en la fase final de la enfermedad. Trágicamente, la plaga había matado casi a todo el personal médico, quienes habían estado dentro de los primeros expuestos. Los pocos que sobrevivieron no tuvieron opción sino aceptar voluntarios, como yo, y rápidamente entrenarlos.

En mi primer día, traté heridas externas menores. En tres meses, fui capaz de tratar heridas moderadas. Para mi primer aniversario de vivir en Wotja fui instruida en casi toda la tecnología médica que tenía el planeta. Nallia, quien se había vuelto mi supervisora y amiga, se había asombrado de mi progreso. Le debí mi éxito a mi natural capacidad para aprender rápido, también como a mi rigurosa agenda de trabajo semanal. Al principio, le había pedido a Nallia tiempo extra porque necesitaba el dinero, y el hospital necesitaba la ayuda. Pero la verdad era, que no quería dejar de moverme.

Durante los días, trabajaba en el hospital. De noche leía, investigaba y practicaba con instrumentos médicos y máquinas para mejorar mis conocimientos. Hice un punto de nunca detenerme. Desde el momento de mi escape, me mantuve ocupada - formulando un plan, encontrando un hogar, un trabajo, y luego dedicándome obsesivamente a ese trabajo. Si me mantenía moviéndome, trabajando, si me mantenía distraída constantemente, no tenía que pensar en el pasado. Entre más tiempo y distancia pusiera entre el pasado y yo, más fácil sería continuar - o eso había pensado.

Por dos años, dediqué todo mi tiempo al hospital. No tenía vida personal. Mi carrera era todo. Eso era tal vez por qué Nallia finalmente me prohibió de trabajar toda la semana. El hospital estaba muy recuperado para entonces, y ciertamente no necesitaba más un gran ingreso. Mi cuenta personal estaba llena de ahorros, tanto que podría costear unas vacaciones - varias, de hecho.

"Dos años es demasiado sin descanso," recuerdo a Nallia decirme. Nunca había tenido el coraje para admitirle que eran más de dos años desde que tuve unas vacaciones. Notando que la confesión sólo confirmaría su argumento, finalmente acepté tomarme un tiempo, también como acortar mi horario de ochenta y cuatro horas de trabajo semanal, a cincuenta.

Con todo ese tiempo libre, comencé a darme cuenta que verdaderamente no tenía vida fuera de mi carrera. Además de Nallia, no había hecho amigos. Además de los estudios médicos, no tenía pasatiempos. Además de viajar al hospital y mi viaje semanal al mercado, nunca dejaba mi casa. Y en tanto a compañía, bueno, la idea era risible. Mientras que gradualmente me había enseñado a dejar de creer que cada hombre que conocía planeaba hacerme daño, aún no podía dar ese próximo paso hacia una relación.

Fue esa noche, cuando estaba sentada en mi habitación en mi primer día de vacaciones forzadas que consideré- que consideré verdaderamente mi vida en Wotja. Esa fue la única noche en dos años, desde mi escape, que me permití llorar.

Sí, tenía mi libertad, pero sólo era física. Nadie me poseía, me controlaba, me apoyaba o me protegía. Era verdaderamente autónoma. En ese aspecto, había encontrado mi libertad. Pero emocionalmente, psicológicamente, aún tenía que liberarme. Aún tenía problema en confiar en la gente. Mantenía un arma automática en mi casa y vehículo todo el tiempo. Siempre hacía un punto al mantener vago mi pasado, y lo poco que decía siempre era una mentira. De hecho, la única verdad sobre mí que le dije a alguien fue mi nombre. Se me había ocurrido que debería usar un seudónimo por protección, pero mi nombre era todo lo que me quedaba de quien era realmente. No renunciaría a él, sin importar el peligro.

Supuse que fue esa misma determinación de recuperar el ser que era antes de que los Saiyajín entraran en mi vida que me permití comenzar en Wotja. Hice un genuino esfuerzo para socializar, participar en actividades, y viajar más. Fue lento al principio, pero después de otros dos años, mi vida tenía más. Tenía amigos - mujeres, hombres, parejas, familias. Fui a fiestas, a eventos deportivos, espectáculos teatrales. Intenté todo al menos una vez, y repetía todo lo que disfrutaba. Incluso salí con alguien algunas veces. Aunque nunca me sentí cómoda más allá de tomarnos de las manos y un beso ocasional, al menos era un comienzo. Era un verdadero comienzo para el resto de mi vida.

Y entonces estaba mi carrera. Eso también estaba creciendo a saltos. Fui promovida a una alta posición administrativa. También me dieron mi propia división en el hospital - investigación y desarrollo. Como una niña, amaba resolver rompecabezas y ecuaciones complejas. Encontrar una cura para un malestar me daba la misma emoción. Amaba experimentar con diferentes hierbas naturales y artificiales, químicos, suplementos - todo lo que pudiese usarse para preservar la vida. Con los años, esa se volvió mi vocación: ayudar a las personas.

Supongo que parte de mi depresión inicial, aún antes de que escapara de Vegetasei era ese molesto 'por qué'. ¿Por qué fui salvada cuando tantos murieron el día que Chikyuu fue destruida? ¿Por qué conocí a Vegeta esa noche que produjo una serie de eventos que me permitieron ser libre? Probabilidad y coincidencia no podían ser la respuesta. Tenía que estar viva para algo más. Y ¿qué vocación más grande podría ser que salvar vidas?

Y he salvado vidas. Durante los últimos dos años, mi investigación ha proporcionado curas para tres virus, dos síndromes genéticos y pronto, espero que mi última investigación conduzca a una cura para una enfermedad del corazón que mi querida amiga Nallia ha contraído. Su padre, Que, me contactó hace siete meses, después de que Nallia colapsó. Ella había sido muy reservada conmigo sobre lo que le pasaba. Había notado síntomas por siete meses anteriores a su colapso, pero nunca me lo confió. Cuando encontré a Que llorando afuera de su habitación, supe finalmente que Nallia estaba muriendo, y que no quería que nadie lo supiera. Creyendo que no había cura, había esperado vivir lo que le quedaba de vida tan normal como fuera posible, sin la compasión de nadie.

Nunca le ofrecí mi compasión. En vez, liberé mi rabia hacia ella por no decirme la verdad. Me sentí un poco culpable cuando respondió, diciéndome que tenía valor de regañarla cuando yo nunca le susurré una palabra de mi pasado. En ese momento, hubiese querido decirle todo. Poner finalmente en palabras un tema que había silenciado por años. Pero no pude encontrar las palabras. Aún después de más de cinco años, el pasado aún estaba muy fresco para hablar de él. Así que en vez, juré hacer lo que sabía era capaz. Prometí trabajar sin descanso para encontrar una cura para ella.

Por lo tanto, mi razón para estar en este disgustante planeta con el padre de Nallia. Gracias a su impresionante capacidad financiera, me dieron acceso a alta tecnología y desconocido apoyo planetario para encontrar y obtener todo lo que necesitara para atacar esta viciosa enfermedad del corazón. Sólo puedo esperar que todo lo que haga sea suficiente.

"Creo que mejor te aseguras que nuestra muestra esté en buenas condiciones," aconsejé finalmente.

"Supongo que tienes razón." Que se levantó de la mesa, pero antes de irse, alcanzó en su maletín y sacó un pequeño disco.

"Que, no." Sé exactamente lo que ofrece, pero no lo aceptaré.

"Sí, Bulma." Colocó el disco en mi mano. "Toma esta letra monetaria. Todos los mercados la aceptan. Dáselos, y directamente debitarán de mi cuenta el costo de cualquier compra." Separo mis labios para objetar una vez más, pero él continua hablando fuerte así que no tengo tiempo para interrumpir. "Ahora, sé exactamente cuánto hay en esta cuenta, alrededor de 10 millones de duros si estás interesada, y debo revisar esta cuenta esta noche y si encuentro que no has gastado al menos un cuarto de ese dinero, voy a estar muy ofendido."

"No lo necesito, ni quiero, semejante cantidad de dinero, Que."

"Bulma, soy el décimo hombre más rico en la galaxia. Ese dinero no es nada para mí, así que ve a gastarlo sin culpa. Además, lo que estás haciendo por mi hija vale más que esta ínfima suma de dinero. Ahora, tómalo y diviértete por unas horas antes de que regresemos a casa y luego puedes pasar las próximas semanas encerrada en tu laboratorio."

Notando finalmente que esta no era una batalla que iba a ganar, dejé de discutir con él y acepté el disco. "¿Te encuentro en la nave en cinco horas?"

"Sólo si tienes bolsas de compras contigo," dijo él con una tranquila carcajada antes de irse.

Pronto después, también partí. Una vez que estoy entre el público, soy seguida por un guardaespaldas, Roki. La presencia del alto y bien construido hombre estaba destinada a hacerme sentir segura. Y para mi sorpresa, realmente lo hacía. Roki es un Kesjt. Los Kestj eran una raza guerrera, que valora el honor y la costumbre sobre todo lo demás. Peleaban para proteger a los suyos - a diferencia de otra raza guerrera con la que estuve muy relacionada, quienes usaban su fuerza superior, velocidad y agilidad para conquistar naciones rivales.

Infortunadamente, el pueblo de Roki fue derrotado hace casi una década por una nación enemiga. Estaba dentro de los pocos de su raza que no estuvo en el planeta cuando fue destruido. Aunque era inconsciente de eso, ambos compartimos el dolor de estar dentro de una minoría de sobrevivientes de nuestros conquistados planetas. También parecemos haber encontrado consuelo en la misma cura: dedicando el resto de nuestras vidas para ayudar a otros. Además, de su vocación como guardia personal y su estatus por los últimos siete meses como mi protector.

"Hola, Roki." Asiento hacia él, responde y luego continuamos hacia varios puestos con cosas para ser compradas. Ultimadamente, mi consciencia me detiene de elegir algo. Sé que la mayoría de cosas son botines de planetas conquistados. Después de todo, este es el único propósito de este indigno mundo. Permite que todos los actos ilegales sean ejecutados, ya que queda fuera de la jurisdicción del tratado de paz interplanetario.

Mucho antes, mis pasos me llevan a una banca vacía. Compro una bebida local y me siento tranquilamente contando los minutos antes de poder dejar este planeta. Me recuerda demasiado al hogar Saiyajín.

"¿No'eer? Ey brout'm eer?" El sonido de una mujer hablando en un dialecto interplanetario pronunciado pobremente capta mi atención. "I no'own'd a Saya-gen be'fo. Ow much e bee'in shold fo?"

Parpadeo. Mis pensamientos deben haber colisionado con el bullicioso mundo a mi alrededor. Podría haber jurado que una mezclada forma de "Saiyajín" había salido de labios de la mujer.

"Más de lo que puedes costear, estoy seguro." Un hombre le responde en una voz mucho más clara. "No es que todos los días un Saiyajín vaya al bloque. ¡Especialmente ese bastardo!"

Mis ojos se abren mientras mi cuerpo se gira. Había escuchado bien. Estaban hablando de un Saiyajín - uno está aquí, siendo vendido como esclavo.

¿Podría ser verdad?

Antes de notar lo que estoy haciendo, sigo al hombre y a la mujer quienes discutían sobre el Saiyajín. Prontamente, me conducen a la versión de este planeta del Seriichi. Siento el aire dejar mis pulmones por un momento cuando entro. "Rushka Bulma," Roki usa el término formal Kesjt para una mujer soltera. "Este no es lugar para ti."

Tiene razón, por supuesto. Habiendo sido la mercancía alguna vez, no puedo condonar la compra y venta de seres vivientes. Aún, una parte de mi afloja mis principios mientras imagino los papeles invertidos, unos lujuriosos hombres Saiyajín siendo el objeto de sumisión en vez de dominancia. Es enfermo y retorcido de mi, pero quiero ver a uno de esos bastardos humillados como yo lo fui.

Así que entré al concurrido salón. Me mantuve bien protegida en la parte de atrás mientras intento escuchar más detalles referentes a este prisionero. Me pregunto cómo este Saiyajín ha llegado a ser esclavizado. ¿Era del lado perdedor de la guerra civil? De repente deseo haber seguido los resultados del conflicto. En principio, no quise saber. Cuando escapé, planeé dejar completamente atrás esa parte de mi vida, lo cual significaba que no me permitiría ningún contacto con ella.

Había sido una difícil decisión. Una parte de mi quería saber qué lado ganó. Una parte de mi quería saber si ambos bandos tuvieron éxito en matarse mutuamente. Y una parte de mi anhelaba conocer el destino de cierto hombre que he tratado de borrar de mis recuerdos con los años.

En ese punto, encontré poco éxito.

Sin permitirle a mi mente vagar más, sacudo mi cabeza y luego me enfoco en el frente del salón. La criatura conduciendo el evento golpea su podio para callar el lugar. Una vez que se tranquiliza lo suficiente, comienzo a escucharlo hablar.

"Hoy tenemos una buena compra para ustedes," declara el anunciador antes de levantar su mano dramáticamente en el aire y señalar hacia una entrada lateral al pequeño escenario. "Todos han escuchado rumores de él por un tiempo, pero no es más un mito. La espera finalmente ha terminado. Subastadores, les doy el artículo más original que verán para la venta en este edificio - ¡el derrotado Rey Saiyajín!"

Retumbantes carcajadas y aplausos hicieron eco por el salón mientras un golpeado y ensangrentado cuerpo era sacado al escenario. Mi mano vuela hacia mi boca para evitar un grito mientras apenas reconozco al golpeado hombre ante mi.

"No," susurro con horror. "Perdió."

"¿Quién perdió?" me pregunta mi confundido guardia.

Con un profundo respiro, susurro un nombre que he borrado de mis labios por seis años - un nombre que me ha perseguido por tanto tiempo.

"Vegeta."

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Continuará…