Hola a todos!

Estoy resubiendo los capítulos por algunos pequeños fallos que he visto y que pueden crear confusiones. Pero no he alterado la historia, así que no os preocupéis.

Disfrutad de ella!


Este amor

-Nadia Torres-

I

Viaje

Parecía irreal que el tiempo transcurriese tan deprisa, tantos años de amistad que no habían llegado a su fin, a pesar de la gran distancia que les habían impuesto sus propios sueños, llevándolos por caminos diferentes, aunque siempre manteniendo un cierto contacto los unos con los otros. Por las distintas regiones se habían repartido, con la promesa de mantener ese tan especial vínculo de amistad que desde un principio les había caracterizado.

Habían transcurrido ya varios años desde su último encuentro, cuando todos aún eran unos niños que empezaban a ser adolescentes, e intentando asumir las responsabilidades que debían ocupar a partir de ese momento. No querían abandonar la infancia con la que se habían conocido y con la que habían viajado, no querían crecer, estaban dentro de una historia que les llevaba a vivir aventuras increíbles, a cada momento, a cada instante, en aquel mundo que se extendía ante ellos, ofreciéndoles un sinfín de nuevas vivencias a cada paso que daban por el camino que querían recorrer, ya fuese juntos, como separados...

Se resentían ante la idea de dejar de verse durante tanto tiempo, no querían alejarse los unos de los otros, pero mientras pasaban los días, las semanas, y empezaban a cavilar sobre sus planes de futuro, veían con claridad que forzosamente, no estaban destinados a seguir por el mismo sendero que ya habían recorrido. Quizá, sus sueños se relacionaban en un punto: los pokémon; pero así mismo, las distintas tareas que querían desempeñar en compañía de tan magníficos seres, les llevaba a buscar esos sueños dejando atrás a quienes les habían apoyado en todo momento.

Varios años, sí, eso mismo, varios años, sin embargo, ninguno de ellos quiso contabilizar cuántos exactamente, ninguno de ellos quería pensar en el tiempo que llevaban ya sin verse cara a cara. Intentaban mantenerse concentrados en su trabajo diario, así, cada día pasaba más deprisa, y seguramente, el momento de reencontrarse, estaría más cerca. Y al parecer, ese día, estaba aún mucho más próximo, sobretodo, en los planes del joven entrenador que estaba a escasos pasos de alcanzar su sueño, y que deseaba emprender un nuevo viaje, en el que perfeccionar sus técnicas, y llegar a ser lo que desde niño había anhelado: un maestro pokémon.

Siempre asomado a la ventana, observando el paisaje campestre que ante él se extendía, por casas, montañas, pequeños lagos, y el gran mar que se ocultaba tras las colinas del horizonte, uno que ya había surcado una vez, y que estaba ansioso por volver a sentir bajo sus pies. Sin duda, esa mañana estaba más animado que de costumbre, aquel amanecer le parecía el indicado para poner en marcha su nuevo plan, y estaba más que listo para partir, pero antes, necesitaba contar con ellos, con sus amigos, los que sin duda, accederían a seguirle del mismo modo que lo habían hecho tiempo atrás. Alejándose del cristal sobre el que se había apoyado, se dirigió al teléfono que descansaba sobre la mesilla del salón.

Su figura masculina caminaba despreocupada, con las manos en el interior de los bolsillos. Se quedó de pie, con su castaña mirada sobre el aparato que le invitaba a ser usado como él deseaba. Con una mano, cogió el auricular y lo llevó a su oído, por un momento, estaba dudoso, y llevó su mano restante hasta sus alborotados cabellos oscuros, con un gesto de disgusto. Estuvo así unos instantes, hasta que su rostro se suavizó, marcando una pequeña sonrisa, y bajó la mano hasta el aparato. Había recordado el número.

-¿Diga? -la grave voz del otro lado contestó con un notable cansancio

-¡Hola Brock! -saludó muy animado- ¿Qué tal por ciudad Plateada?

-¡Eh Ash! -respondió al reconocer la voz que le hablaba- ¡Qué sorpresa! Yo estoy muy bien, no puedo quejarme. ¿Y qué hay de ti? Hace mucho que no sé qué es de tu vida.

-No digas eso. Yo estoy muy bien, sabes además que con los entrenamientos apenas tenía tiempo para algo. -se excusó ante su amigo

-Al menos estás cada vez más cerca de conseguirlo, ¿no es así?

-Eso parece, estoy muy emocionado.

-He oído ya muchas cosas sobre ti, te estás haciendo muy popular, seguro que lo lograrás.

-Lo intento, pero para ello aún me falta entrenamiento, y he pensado que estar siempre en Pueblo Paleta no me ayudará mucho, necesito algo más... intenso.

-Ya veo, no has cambiado en absoluto. Me alegro por ti. -el del otro lado se sentía satisfecho al saber que su amigo seguía siendo el de siempre, aunque ciertos aspectos de su vida sí que habían cambiado de algún modo. No sabría decir cuáles exactamente, pero sabía que algo en él se había intensificado con el tiempo, y no era precisamente su habilidad como entrenador pokémon...

-Y dime amigo... -sacó a Brock de sus pensamientos- ¿Te gustaría acompañarme en un nuevo viaje que estoy planeando?

-¿En serio? -se sorprendió claramente- ¿Acaso vas a emprender un nuevo viaje?

-Por supuesto, ya te dije que estar en Pueblo Paleta no me ayudaría mucho en mis progresos, lo mejor es entrenar fuera. -volviendo a plantear su pregunta- ¿Qué me dices, vienes conmigo?

Realmente era algo bastante prometedor. Volver a sus andadas, como cuando eran aún muy jóvenes. Ya tenía ganas de dejar de lado su rutina diaria, ocupándose de sus hermanos, y discutiendo constantemente con su madre por la dudosa decoración que hacía al gimnasio cada dos por tres. -¡Por supuesto! -se entusiasmó- Puedes contar conmigo. Ya tenía ganas de salir más, tener alguna que otra aventura y... bueno... ya sabes...

No sabía qué pensar con lo que le decía. -¿A qué te refieres?

-¡Conocer chicas guapas! -se emocionó de forma considerable la voz del otro lado.

-Veo que no vas a cambiar... -su rostro adoptó una expresión de resignación.

Aunque pasaran los años, parecía ser que su amigo seguiría siendo el mismo chico que se queda prendado de cuanta mujer bella pasase por su lado. Menos mal que en los viajes contaba con un par de amigos que sabían ponerle en su sitio, pero, ¿cómo se comportaría solo en casa sin nadie que le parase los pies? Y más aún si tenía un hermanito, Forres, quien parecía tener sus mismos... "genes"

-Bien, ya me conoces. -rió un poco al imaginarse acertadamente la expresión de su amigo- Y dime Ash, ¿quién más vendrá con nosotros? Supongo que habrás pensado en los demás chicos.

-¡Desde luego! -recordó la pequeña lista mental que tenía de sus acompañantes- He pensado también en Max, Aura, Tracey, Drew... ¡y por supuesto en Mis...! -cortó sus palabras al notarse excesivamente entusiasmado, dejando que sus mejillas se colorearan tenuemente.

-Veo que... -empezó su amigo con un tono de picardía- sigues pensando en ella... ¿no es así pillín?

Sus mejillas ardían con mayor intensidad, a la vez que sus nervios aumentaban- ¿Qué? ¿Yo? No, ¿en quién voy a pensar yo?

-Oh vamos, a mí no puedes engañarme, que sé que has estado pensando en Misty. -su tono de picardía se acentuaba aún más

Su rostro no podía estar más encendido. -¡Yo no he estado pensando en Misty!

-Ash, siempre has estado enamorado de ella, y no lo admites porque eres muy cabezota. -se sinceró, aunque no podía evitar sonreír ampliamente por poner a su amigo en una situación semejante, imaginándose cada uno de sus gestos, y su rostro claramente sonrojado.

-¡No digas tonterías! -buscó rápidamente una vía de escape- ¿Cuándo podríamos iniciar el viaje?

-Mmm... -se quedó pensativo- Tú intenta cambiarme de tema... pero nadie me saca de la cabeza que estás loco por ella... -le siguió el juego- Pues en cuanto lo acordemos con los demás supongo.

-Está bien. -se mostró aliviado al haber dejado de lado un tema que le incomodaba- ¿Por qué no llamas tú a Aura? Ella lo acordará con Max, y pueden contactar con Drew. Yo ya he hablado con Tracey.

-De acuerdo, y tú hablarás con Misty. -dijo claramente

-¿Que yo hable con Misty? ¿Y por qué no la llamas tú?

-Porque yo hablaré con Aura y Max. -su rostro serio indicaba su decisión, aunque Ash no lo podía notar.

Intentaba resignarse a que su amigo no le dejaría más opciones, y se sintió un poco apenado al pensar que ella no podría viajar con ellos. -Pero puede que ella no venga... tendrá cosas que hacer en el gimnasio.

-¡Vamos Ash! ¡Anímate hombre! Estoy convencido de que sabrás cómo hacer que nos acompañe. Así que no tienes por qué ponerte triste.

-¡Que no estoy triste! –gritó sintiendo el ritmo acelerado de su corazón al pensar en Misty, y en su posible rechazo a la invitación.

-No tendrás que estrujarte tanto la cabeza, sé que algo se te ocurrirá para hacer que se una a nosotros. Además…

-¿Además qué?

-Estoy seguro de que ella también está ansiosa por verte de nuevo.

-¡Retira eso! –gritó fuertemente, casi perdiendo los nervios. La gente se empeñaba en decir que sentía algo por su amiga, cuando no era cierto, o al menos, eso era lo que quería pensar él. "No está bien enamorarse de una amiga", se decía a sí mismo por las mañanas las veces que soñaba con ella.

-Pues listo, -sacó al chico de sus pensamientos- ahora mismo avisaré a los demás, tú encárgate de llamar a tu querida Misty, ¿de acuerdo?

-¡Brock, te he dicho que…! –pero vio concluidas sus palabras repentinamente al escuchar el sonido del teléfono al otro lado, indicando que Brock había puesto fin a la conversación- Entonces tendré que llamar yo mismo a Misty… -se dijo resignado a hacer la llamada.

Hacía mucho que no había hablado con ella. El asunto del gimnasio la tenía bastante ocupada, y cuando tenía algún momento libre, se celebraba una conferencia de líderes de gimnasio a la que le era imposible no asistir. La última vez que habló con ella fue… ¿cuándo? Lo pensó un momento "Fue en su cumpleaños", recordó, y de eso hacía ya casi dos meses. La había llamado para felicitarle por sus dieciocho años, pero se la notaba un poco desanimada.

Supuestamente, haría una gran fiesta, a la que invitaría a todos sus amigos, y sus hermanas estaban de acuerdo. Pero todo se complicó, puesto que se convocó a una reunión muy importante en Johto, a la que no podían faltar los líderes de gimnasio de todas las regiones, entre los que estuvieron presentes Norman y Forres. Estando allí, recibió la llamada de Ash, dándole ánimos, y prometiéndole que en cuanto se encontraran, le daría su regalo. Pero aún no se habían vuelto a ver.

Aunque Ash se aliviaba en parte, puesto que todavía no tenía muy claro qué era lo que le podía regalar a su amiga.

Sacudió la cabeza. Ya pensaría en ello más tarde, aunque a decir verdad, había tenido tiempo de sobra para barajar distintas posibilidades. Tomó de nuevo el auricular, y marcó el nuevo número, esta vez, no fue necesario pensar demasiado en cuál era.

-Diga… -contestó después de un momento una voz femenina, pero no era la que él esperaba- Gimnasio de Ciudad Celeste, ¿quién es?

-¡Hola Violeta! -saludó al reconocer a la segunda de las hermanas- Soy Ash. Dime, ¿está Misty allí?

-¡Anda! Pero si es el pretendiente de nuestra hermanita, -rió divertida- ¿cómo estás?

-Por favor, no empieces tú también… -le pidió en una frase que parecía más una súplica- ¿Podrías pasarme con Misty?

-Ahora mismo no puede ponerse, está combatiendo contra un nuevo entrenador que ha llegado hace un rato. Parecía bastante bueno, así que creo que tardarán lo suyo en terminar.

-Pero estoy seguro de que Misty terminará ganando.

-Lo sé. Dime, ¿quieres que le dé algún mensaje de tu parte?

-No es necesario, ya hablaré con ella cuando Brock me confirme algo de lo que hemos planeado.

-Como quieras.

-Entonces, hasta otra Violeta.

-¡Adiós, y cuídate cuñadito! –rió de forma escandalosa, lo que hizo que Ash se separara del auricular aturdido. Cuando iba a replicarle por el término que había empleado para despedirse, escuchó el mismo tono que indicaba que ya no podría añadir nada más, a menos que quisiese hablar solo.

Se sentó en el sofá junto a su inseparable Pikachu, quien descansaba aún soñoliento aquella mañana, puesto que su entrenador le había hecho despertar más temprano de lo normal. De verdad estaba ansioso por emprender el viaje.

Pensó que Brock no le daría una respuesta hasta el día siguiente, y decidió que lo mejor que podría hacer el resto del día, era preparar lo que necesitaría para el transcurso de su nueva aventura. Estaba claro que no necesitaría exactamente lo mismo que cuando empezó con diez años. Puede que debiera añadir algo más a la mochila, y podría prescindir de otras cosas. Debía pensar también en su equipo pokémon, y en cuáles de sus amigos podrían acompañarle.

Salió de casa con Pikachu sobre el hombro, y se dirigió al laboratorio. Después de escoger a su equipo, se dirigiría a un lugar un poco apartado para repasar sus ataques.

Al llegar, le recibió Tracey, tan calurosamente como siempre. Había decidido también acompañar a Ash en este nuevo viaje, sin lugar a dudas, sería toda una experiencia nueva, teniendo en cuenta que prácticamente todos sus amigos habían cumplido ya la mayoría de edad, y que sin embargo, seguían mostrando la misma confianza de cuando niños. El profesor estaba de acuerdo en que se tomara unas vacaciones, después de todo, había trabajado muy duro durante el tiempo que se quedó allí, las tenía más que merecidas.

Ash le puso al tanto de su charla con Brock, evitando los detalles que siempre le aceleraban el pulso, y fueron hasta el rancho donde empezó a llamar a los pokémon que formarían su equipo en este viaje.

-Cyndaquil, Swellow, Bulbasaur, Totodile… y por supuesto Pikachu –dijo Ash sonriente mientras observaba a sus pokémon ir y venir por los jardines del laboratorio- Aún puedo llevarme a uno más… pero no sé a cuál de ellos…

-Podrías dejarte un sitio libre. –Sugirió Tracey- Quién sabe, quizá consigas un nuevo compañero de equipo.

-Tienes razón, es posible que encuentre algún pokémon al que quiera empezar a entrenar inmediatamente –se acercó a sus pokémon para anunciarles su nuevo viaje, el que seguramente, empezaría dentro de una semana- Creo que me los llevaré a entrenar un poco… -decía al tiempo que se dirigía hasta ellos.

Tras introducirlos en sus respectivas pokéballs, fue hasta el lugar en el que había pensado, en el que pasó el resto de la tarde. No podía negar que sus pokémon se mantenían en forma, jugar libremente por el laboratorio del profesor sin duda les ayudaba a mantener su nivel, pero lo que quería ahora, era que este fuese más alto.

Practicó varios ataques que no le decepcionaron, en el descanso que se habían dado, sus compañeros habían acumulado bastante energía como para que sus habilidades se potenciaran en cierto modo.

Fue un duro entrenamiento, y estaba más que satisfecho al notar que sus amigos habían puesto mucho empeño en las prácticas. Agotados, volvieron a casa, donde le esperaba su madre, aún preparando la cena.

Se dirigió hasta el sofá, recostándose en él. Sus pokémon empezaron a deambular por la casa, pero en seguida se sintieron atraídos por el aroma de los platos de la señora Ketchum. De ese modo, Ash se quedó solo en el salón.

Estaba muy pensativo, ¿el motivo? Pues se preguntaba si Misty le acompañaría una vez más en su nuevo viaje. Puede que no quisiese que nadie más lo notara, pero le resultaba casi imposible ocultar sus deseos de tenerla frente a él. Se preguntaba constantemente, desde que ultimó su viaje por la región de Johto, el motivo de su angustia, y de la rabia que le daba pensar que ella debía encargarse del gimnasio. Lo que más quería era que continuara a su lado, como ya había hecho…

-Casi cuatro años… -no pudo evitar decirlo en voz alta al hacer memoria de sus pequeñas aventuras con su pelirroja compañera- Y otros cuatro siendo amigos… -rió débilmente- amigos… -se repitió- y pensar que al principio no quería ni verme por haberle roto la bici… al final terminamos siendo amigos, cuánto me alegro...

Aún a pesar de estar feliz por el hecho de haber conseguido que la chica dejase de lado el tema de su bicicleta estropeada, para pasar a ser su mejor amiga, no dejaba de sentirse un poco apenado. Quizá, el hecho de llamarla solamente amiga tenía algo que ver.

-No está bien enamorarse de una amiga… -se repitió al notar el calor en sus mejillas al recordar a su ¿amiga?- Lo he escuchado muchas veces, me imagino que será verdad. Misty no dejará de ser sólo mi amiga… -cerró los ojos deseando que le acompañara en su viaje- mi amiga más querida… -se dijo en un leve susurro

Una llamada de su madre le hizo volver a la realidad. La cena estaba lista, y por supuesto, Ash no había cambiado en absoluto en ese aspecto, seguía conservando ese apetito tan propio de él. Aunque estuviese bastante animado por el viaje, el entrenamiento con sus pokémon, y por la cena, había algo diferente en su actitud. Estaba preocupado, y eso es algo que una madre siempre puede intuir.

-¿Qué es lo que te preocupa Ash?

-¿Eh? –Levantó la cabeza, fijando su mirada en ella- ¿Por qué me preguntas eso?

-Te conozco hijo, y sé que algo te preocupa. –Apoyó ambos codos sobre la mesa- Se trata de Misty, ¿me equivoco?

-¿Misty? –Intentó sonreír- ¿Por qué lo dices? Yo no estoy preocupado por nada.

-No intentes engañarme, te preocupa que no te acompañe en el viaje, lo sé. Pero tranquilo, estoy segura de que si se lo pides, accederá. Ella también se merece un respiro después de pasar tanto tiempo pendiente del gimnasio.

-En eso tienes razón, tiene que descansar un poco. Es posible que venga, pero cuando la llamé al gimnasio, no pude hablar con ella. Mañana la llamaré. Sólo espero que venga conmigo. –Volvió su mirada al plato.

-Ya veo… -sonrió tiernamente pensando en el significado oculto tras su última frase, deseando que fuera con él y no con ellos como debía ser.

Pasados varios minutos, Ash se levantó para dirigirse a su habitación. Se le había hecho un poco tarde, y tenía planeado madrugar para continuar con su entrenamiento. Cuando estuvo en la puerta llamando a sus pokémon, su madre le frenó en seco con una simple pregunta.

-Y dime Ash, ¿por qué te empeñas en decir que no está bien enamorarse de una amiga? –le dirigió una mirada divertida al ver como el rostro del chico se cubría de un intenso color rojo.

Ash desvió la mirada- ¿A qué viene eso?

-Te he oído decirlo en varias ocasiones, y te aseguro que eso no es cierto. ¿Acaso es eso lo que te frena cada vez que quieres llamar a Misty?

-¡Mamá! No digas esas cosas, que no tienen sentido.

Ella hizo una mueca de disconformidad.- No fue eso lo que te pregunté. Ash, sé sincero conmigo, ¿qué sientes por ella?

-¿A qué se debe este interrogatorio? –empezó a caminar, dirigiéndose a su habitación, con el deseo de no tener que contestar a las preguntas de su madre- Me voy a la cama. Buenas noches mamá.

-Buenas noches hijo… -se despidió desilusionada, al saber que esa noche no podría conseguir que su hijo le confirmara algo que tanto ella como muchas otras personas ya sabían con respecto a los sentimientos de Ash hacia Misty, y viceversa- Otro día será… -se dijo a sí misma pensando en una forma de entablar otra charla con el mismo objetivo.

Tras meterse en la cama, Ash seguía temiendo que la conversación no había llegado aún a su fin. Sin lugar a dudas, su madre seguiría insistiendo en el mismo tema, hasta escuchar lo que deseaba. No se extrañaba que él fuese así de… testarudo.

-Son los genes… ¿qué le vamos a hacer? –se encogió de hombros, girándose sobre la cama, hasta poder contemplar confusamente el paisaje exterior.- Qué ganas tengo de empezar el viaje… hay tantas cosas que me gustaría hacer…

Había dejado atrás aquellos viajes en los que tanto aprendió, y ahora deseaba retomar las riendas para alcanzar su sueño, que estaba cada vez más cerca. Nadie dijo que convertirse en Maestro Pokémon fuese tarea fácil, pero no por ello pensaba darse por vencido. Sólo se estaba tomando un pequeño descanso, había trabajado muy duro durante varios años, y pensó que el momento de continuar su aventura era ese. Y se alegraba profundamente de saber que sus amigos le acompañarían, al igual que tiempo atrás. Aunque no le hubiesen confirmado aún nada, pero estaba convencido de que vendrían con él. Después de todo, todos eran unos adolescentes aventureros, siempre dispuestos a mejorar.

Ya empezaba a dormirse, recordando la noche previa al inicio de su viaje, cuando estaba tan nervioso por la emoción, que a la mañana siguiente llegó tarde al laboratorio del profesor Oak. Pero no le importaba en absoluto haber llegado con retraso, ya que gracias a ello, obtuvo como primer pokémon, y quizá lo más importante, como su mejor amigo, a Pikachu. Y desde que emprendió el camino, tuvo que pasar por una serie de percances que le llevó a ser literalmente pescado por Misty.

Y no hacían más que discutir. Era una pelea tras otra, por distintos motivos. Pero así mismo, eran esas peleas las que daban vitalidad a las largas caminatas atravesando la región de Kanto, después el archipiélago Naranja, y finalmente Johto. Sin embargo, a pesar de las riñas infantiles, ambos chicos hacían lo posible por ayudarse mutuamente, preocupándose el uno por el otro. Por una parte, era como si se odiasen a muerte, pero al conocerles un poco mejor, tan sólo un poquito, se podía deducir que tras aquellos gritos, se escondían las palabras de afecto que intentaban ocultar.

¿Sería cierto entonces que del odio al amor hay un solo paso?

Quizá, no querían reconocerlo, pero sus discusiones iban disminuyendo a medida que estrechaban esa amistad tan peculiar. ¡Eran tan distintos!

-Los polos opuestos se atraen… -les recordaba constantemente Tracey a lomos de Lapras, cada vez que salían a flote esas diferencias, lo que hacía que ambos se diesen la espalda, evidentemente ruborizados.

Y de ese modo, debido a las discusiones, empezó a nacer el sentimiento que rebasa las barreras que limitan una simple amistad, y que Ash no podía ver claro, puesto que creía de algún modo que… bueno, "no está bien enamorarse de una amiga" y se lo repetía constantemente, pensando que hacía mal en recordar a su amiga de un modo… ¿cómo decirlo? ¿Diferente?

Ya no recordaba aquellos momentos como "cuando Misty se metía en su saco de dormir parecía una persona totalmente diferente…" sino más bien como "al meterse en su saco de dormir, se la veía tan inocente… que sentía deseos de abrazarla y protegerla…". Y se reprendía a sí mismo por sus propias cavilaciones. Creía que estaba haciendo algo mal, pero en esos momentos, se le venían a la cabeza las posibilidades de que ella estuviese atravesando una situación similar.

Realmente, una parte de él quería emprender el viaje para aclarar esos sentimientos, y de alguna manera, decirle a Misty algo de lo que tenía en mente. ¿Sentía entonces algo muy profundo por ella? ¿Y ella por él?

He ahí sus dudas y miedos. He ahí la cuestión que se planteó mientras intentaba dormir. Pero se sumió en un profundo y agradable sueño cuando encontró a Misty en él.

Continuará…


Gracias por la lectura!