Hola a todas(os) ésta es mi primera historia y espero que sea de su agrado, por favor lean
Prince of tennis no me pertenece
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Un destino en común
Era una mañana soleada en Japón, el tiempo comenzaba a tornarse más agradable con la llegada de la primavera, estación adorada por muchas personas debido al hermoso paisaje que creaban los árboles de sakura que florecían en ésas fechas, una de esas personas era una jóven de pelo rojizo y ojos rubí, que se dirigía como todos los días a su trabajo, sólo que en días así prefería hacerlo caminando para lograr disfrutar de la majestuosa belleza ofrecida al ver caer pequeños pétalos rosas desprendidos por la delicada brisa. A sus 26 años, Sakuno poseía una belleza envidiada por muchas y deseada por otros, tenía el pelo largo, casi hasta la cintura, levemente rizado en las puntas, ojos rojizos a juego con su cabello y contrastantes con su blanca piel, pero no sólo contaba con belleza, además, a pesar de su corta edad, era una excelente doctora, hacía un año que desempeñaba esa labor tras graduarse de una de las mejores universidades de Japón y con las calificaciones más altas dentro de su generación, era una persona muy querida por todos en el hospital, tanto por compañeros de trabajo como pacientes, todo gracias a su personalidad sumisa y servicial, aunque cuando era necesario podía demostrar bastante carácter para darse a respetar como le sucedió en un principio, ya que tuvo bastantes problemas, el optar a un alto puesto a pesar de ser una recién egresada causó bastante envidia sobre todo en el área femenina, por lo que tuvo algunos inconvenientes, que con un poco de carácter y paciencia pudo solucionar y no solo eso, ganarse el cariño de todas las personas que al conocerla un poco más no pudieron evitar encariñarse con ella.
En otra parte de la ciudad, más específicamente en el aeropuerto, se encontraba un jóven alto, poseía un cuerpo bien formado gracias al deporte, de cabello negro con reflejos verdes, ojos color miel y mirada penetrante, el sueño de cualquier chica, en ese momento portaba unas gafas oscuras para evitar llamar la atención, acababa de llegar a su país natal tras muchos años en América y quería mantener oculta su estadía en aquella ciudad, al menos por unos días, no quería tener a la prensa asediándolo todos los días, por eso no le informó a nadie sobre su repentino viaje. Ryoma Echizen a los 15 años abandonó Japón para cumplir su sueño y convertirse en tenista profesional, y a sus 26 años ya se encontraba en el puesto número uno del mundo, hacía ya 3 años que mantenía ese lugar y además era uno de los solteros más codiciados tanto en América como en su país natal, pero algunos fracasos, como él les llamaba, lo habían hecho añorar algunas cosas y personas de aquél lugar, por lo que sin mediar mayores impedimentos decidió regresar por un tiempo. Estaba intentando pasar desapercibido pero inevitablemente llamaba la atención de las féminas presentes en aquel lugar, las cuales le dirigían miradas libidinosas en todo momento y no despegaban los ojos de su persona, lo cual ya lo tenía bastante hastiado, detestaba a la gente que se dejaba llevar por superficialismos, metido en sus pensamientos no notó que su mejor amigo había llegado hasta que éste lo despertó de su ensimismamiento con uno de sus gritos.
-¡Echizen!
-Momo-sempai, no es necesario que grites, ya te dije que no quiero que nadie sepa dónde estoy-dijo dirigiéndose a él a modo de regaño.
-¡Lo siento!, lo había olvidado-rascándose la nuca y haciendo una reverencia en forma de disculpa-bueno, ¿es así como me saludas después de tantos años?-dramatizó mientras se lanzaba sobre su amigo en un gran abrazo, el cual Ryoma sorprendentemente correspondió, no quería parecer un sentimentalista, pero sentía que realmente lo necesitaba. Momoshiro bajo todo pronóstico, no dijo nada, sabía que su amigo no era de los que demostraba muy a menudo cómo se sentía, por lo que no se atrevió a bromear con aquello.
-Es hora de salir de éste lugar, no soporto todas esas miradas sobre mí.
-Vaya, creí que ya estabas acostumbrado a eso, después de todo siempre estás en la mira de todos-aseguro divertido su amigo.
-Sí, pero eso no quiere decir que no me moleste-advirtió bastante molesto.
-No te enojes, vamos, tengo el auto afuera, ¿sabes dónde te quedarás?
-En un hotel, mañana comenzaré a buscar algún departamento que me agrade.
-Está bien, entonces vamos al estacionamiento, te ayudo con el equipaje-dijo tomando uno de los bolsos del ambarino e indicándole que le siguiera hasta el auto.
-Creí que habías dicho que tenías un deportivo- dijo Ryoma alzando una ceja interrogativo, aunque el automóvil frente a sus ojos era bastante lujoso y se notaba bien cuidado, Momoshiro rio ante lo dicho.
-Sí, no te mentí, éste automóvil no es mío, me lo presto una amiga, el mío está en el taller, le están haciendo mantención y me lo entregarán en un par de días.
-Ya veo, entonces supongo que éste es de Tachibana-pronunció malicioso, logrando la reacción que esperaba, un notorio sonrojo se hizo presente en las mejillas de su amigo.
-¡No digas tonterías!, no es de ella, es de otra chica y Ann no es mi amiga, es… mi novia-aclaró un tanto incómodo, sorprendiendo a Ryoma.
-No me habías dicho que estabas de novio con esa chica, supongo que era de esperar, cuando me llamabas, no hacías más que hablar de ella.
-¡Claro!, Ann es una chica genial, cuando tengas algo de tiempo libre los presentaré-respondió emocionado.
-Lo que no entiendo es como te soporta-dijo en forma burlona, mostrando una sonrisa arrogante.
-¿Qué dices?, yo soy un chico muy agradable, además, ¿qué hay de ti?, creí que vendrías acompañado, no esperaba encontrarte solo, ¿qué sucedió con esa chica de la que siempre me hablabas?, por lo que pude notar, estabas muy interesado en ella.-Ante ese comentario Ryoma borró inmediatamente su sonrisa y en reemplazó de ésta, su mirada adquirió un matiz de tristeza que no pasó desapercibido para el ojilila.
-Me engañó-respondió sin más, dirigiendo su mirada hacía el vidrio para apreciar el paisaje, cosa que no había notado hasta el momento.
-Lo siento, no sabía nada-Ciertamente, Ryoma nunca fue una persona expresiva, mientras estuvieron en el instituto jamás se mostró interesado en alguna chica, y aún después de irse a América, nunca se le vio con alguna mujer, cosa que la prensa cuestionaba en demasía, ya que al ser un jóven bastante atractivo y famoso, las mujeres interesadas en él, eran muchas, por eso cuando le contó que estaba saliendo con una chica llamada Aliz, se sorprendió bastante, le había dicho que era una persona increíble, y ciertamente bastante bella, ya que tuvo la oportunidad de comprobarlo en una revista, dónde los sorprendieron saliendo juntos de un restaurant bastante famoso. Momoshiro pensaba que su amigo terminaría formalizando la relación, ya que se notaba bastante enamorado y ya llevaban más de dos años juntos, por eso no esperaba una noticia como aquella.
-No tenías como saberlo-pronunció con un extraño tono de voz.
-Veo que te afectó bastante, ¿quieres hablar de ello?-preguntó con cautela.
-No, mejor dime cómo fue que conociste a Tachibana.
-Comprendo-respondió un tanto triste por su amigo-Bueno, a Ann la conocí un año después de que te fueras, Seigaku se enfrentó contra su instituto durante las clasificatorias.-respondió cambiando el tema.
-Ya veo, y ¿a qué instituto pertenecía?
-Fudomine, ¿su apellido no te dice nada?
-No me digas que es algo de Kippei Tachibana
-Así es, es su hermana menor, tiene 26 años igual que tú, es una chica muy guapa y con bastante carácter, estudió leyes y ahora trabaja en una de las firmas de abogados más famosas.
-No sabía que él tuviera una hermana-comentó algo sorprendido
-Nadie lo sabía, pero recuerdo que aquél día del partido, me tropecé con su mejor amiga, al parecer estaba perdida, así que le ofrecí ayuda, era algo tímida pero terminó aceptando, así que la acompañe hasta las canchas donde se estaban realizando los partidos, cuando llegamos, Ann se lanzó sobre ella y comenzó a regañarla por llegar tarde, así que le dije que se había perdido buscando las canchas, fue en ese momento que me saludó y se presentó como la hermana de Tachibana, creo que estaba muy agradecida conmigo por ayudar a su amiga, luego de eso, nos encontramos en varios partidos y comenzamos a hablar y a hacernos más cercanos, no me di cuenta cómo, pero después de casi un año, comenzamos a juntarnos a jugar tenis en las canchas callejeras y un año más tarde me di cuenta que realmente me gustaba, pero creía que solo me veía como a un amigo, no quería alejarme de ella así que nunca le dije mis sentimientos, continuamos viéndonos como amigos, incluso comenzó a asistir a las reuniones que hacíamos en el restaurant de Kawamura, pero hace unos meses nos hicimos novios y ahora estamos juntos.
-Veo que estás bastante interesado en ella-mostró una sonrisa sincera sorprendiendo nuevamente a su amigo, realmente había cambiado en todos esos años, al parecer por fin había madurado y ya no respondía solo con monosílabos, lo que no sabía era que ese tipo de reacciones solo las tenía con sus seres queridos, dentro de ellos él, por ser su mejor amigo. Ryoma había aprendido de una forma bastante desagradable, que sus únicos y verdaderos amigos se encontraban en Japón, aquellos chicos que pertenecieron al club de tenis Seigaku fueron los únicos que se acercaron a él y lo aceptaron a pesar de su carácter algo retraído y no por ser un tenista famoso, gracias a Momoshiro siempre mantuvo contacto con todos, ya que la mayoría había abandonado el tenis y ahora tenían trabajos destacados, el único que continuo jugando tenis fue Kaoru, quién estaba algunos puestos bajo él en el ranking mundial.
-La verdad es que sí, de hecho estamos viviendo juntos, compramos una casa hace un mes, y he estado pensando formalizar la relación uno de éstos días.
-¿De verdad?, no me habías dicho nada al respecto-reclamó algo dolido, su mejor amigo estaba viviendo con una chica y pensaba casarse y no le había dicho nada.
-Pensaba decírtelo cuando llamaste hace un par de días, pero como dijiste que viajarías, preferí esperar a que llegaras, después de todo dijiste que te quedarías por bastante tiempo, y ya imagino las razones de tu repentino viaje.
-Te diré la verdad, he regresado porque me ha dolido bastante lo que ha sucedido con Aliz-expresó cabizbajo.
-Supongo que habrá mucho tiempo para hablar de eso, no es necesario que me cuentes los detalles ahora, has venido para distraerte y olvidar un poco lo sucedido, así que no te martirices pensando en ello, talvez hasta encuentres una chica que valga la pena en éste lugar.
-mmhmm, talvez- aunque no era algo que estuviera dentro de sus planes, no se sentía preparado para comenzar una nueva relación, pero no quiso ahondar más en el tema.
-Bueno… no es momento para pensar en ello, me comuniqué con los chicos y nos reuniremos éste fin de semana para celebrar tu regreso-Ryoma solo asintió, aunque internamente agradecía a Momo por no presionarlo para hablar y por estar siempre dispuesto a ayudarlo, realmente era un gran amigo y se sentía feliz por tener la oportunidad de verlo nuevamente.
-Bien, ya llegamos-El ojilila se estacionó y ayudó al ambarino nuevamente con su equipaje, pasaron por recepción y luego subieron hasta la habitación de Ryoma, la cual estaba en el cuarto piso.
-¡Vaya!, éste lugar es increíble, se nota que te ha ido muy bien durante estos años, no pensé que ganaras tanto jugando tenis-comento de forma graciosa
-No me quejo-También ayuda el hecho de ser el rostro de algunas marcas deportivas y la infinidad de entrevistas y contratos publicitarios que he firmado, pensó un tanto divertido, ya que el dinero que había ganado durante esos años era realmente una fortuna, podría decir que tenía para vivir el resto de su vida de forma lujosa y aun así le sobraría dinero.
-Yo tampoco lo haría-convino de forma envidiosa pero con una sonrisa.
-¿Quieres algo para beber?-cuestionó revisando la nevera.
-Lo siento, tengo algunos asuntos que atender, además creo que deberías descansar, ha sido un viaje muy largo y necesitas comenzar a instalarte, así que me marcho.
-Está bien, nos vemos luego.
-Ya sabes mi número, así que no dudes en llamar si necesitas algo, o si quieres que te lleve a algún lugar en el auto.
-No te preocupes, pedí que enviaran mi auto antes de viajar, ya debe estar en el estacionamiento del hotel, así que puedo moverme tranquilo por la ciudad.
-Bien entonces te dejo, me mantendré en contacto contigo, hasta luego.
-Nos vemos-dijo observando como Momo abandonaba la habitación, una vez que se hubo ido, comió un poco y comenzó a desempacar para luego poder dormir unas cuantas horas, realmente necesitaba un descanso.
….
Sakuno se encontraba, en uno de los pasillos del hospital haciendo la última ronda del día cuando llegó una mujer que había entrado en labor de parto, por lo que pidió ayuda y la trasladaron inmediatamente al quirófano, al cabo de media hora, se encontraba felicitando a la nueva madre, una jóven que tenía su edad y era madre primeriza.
-Felicitaciones, es un niño precioso, ahora las enfermeras lo llevaran a otra sala para que tú puedas descansar, iré a avisar a tus familiares y al padre del bebé para que lo puedan conocer.
-Muchas gracias doctora, ¿le podría decir a mi marido que una vez que haya visto a nuestro hijo vaya a verme?
-Claro, no hay problema, ahora procura descansar, iré a ver cómo sigues dentro de unas horas-Sin más que decir, la pelirroja salió de la habitación y se dirigió a la sala de espera.
-Familiares de la paciente Sakasagami….-antes de que pudiera terminar de decir el nombre un grupo de personas la rodearon preguntando por el estado de la jóven y el bebé, sonrió ante aquello, al parecer la chica era muy querida tanto por su familia como por la de su pareja.
-No se preocupen, ambos están muy bien, hemos trasladado a la madre a una habitación para que descanse y ha dado a luz un niño muy saludable, los que deseen verlo pueden seguir a la enfermera quién los guiará hasta él, pero antes necesito hablar con el padre del pequeño. Todos los presentes siguieron a la enfermera quedando solo un chico alto de cabello claro, que al ver a Sakuno se mantuvo un tanto alejado del grupo, una vez que no hubo nadie, la pelirroja noto su presencia y se sorprendió al ver a su ex novio, habían salido cerca de un año poco después de entrar a la Universidad, y durante ese tiempo se enamoró perdidamente de él, pero la relación termino bastante mal y no volvió a verlo desde entonces.
-¿Shouta?, preguntó sorprendida, ¿qué haces aquí?
-Vine a ver a mi esposa e hijo, acaso no te dice nada su apellido, dijo un tanto descolocado con la presencia de la jóven
-Y-Ya veo- Respondió bastante triste-Ella me pidió que te dijera que quiere verte, su habitación es la 206, tercer piso.
-Está bien-dijo pasando por su lado-Por cierto-se detuvo-Espero que no le comentes nada a mi esposa acerca de lo que hubo entre nosotros-advirtió en tono amenazador.
-No tendría por qué hacerlo- respondió cabizbaja
-Me parece bien-Sin más que decir, siguió su camino para encontrarse con su familia, mientras Sakuno se encaminaba hasta su oficina para arreglar sus cosas y entregar el turno a uno de sus compañeros, el encuentro con Sakasagami le dejó el ánimo por los suelos y lo único que quería, era llegar pronto a su casa.
….
Era una mañana hermosa en la ciudad de Tokio, Ryoma ya llevaba un par de días en el país y no había visto a Momo desde el día de su llegada, le había dicho que estaba bastante ocupado en la compañía para la cual trabajaba y que lo vería al día siguiente, en la fiesta que habían organizado para darle la bienvenida. Esa mañana se había levantado con bastante ánimo, por lo que se dio una ducha rápida, se vistió con un pantalón oscuro y una camisa verde oliva, desabrochó los primeros botones de ésta y subió las mangas, lo cual le daba un aspecto casual y juvenil, luego tomó un desayuno rápido y salió del hotel en su auto con el propósito de dar un paseo y luego buscar algún departamento o casa de su agrado que estuviera a la venta. Después de conducir un rato, estacionó el automóvil cerca de un parque y se bajó a dar un pequeño paseo, pero se detuvo al ver una pequeña niña sentada en una banca del parque, se sentó a algunos metros de ella ya que parecía estar sola, así que decidió comprobarlo esperando unos minutos para ver si alguien se le acercaba, pero luego de diez minutos se dio cuenta que nadie iba por ella y al parecer estaba comenzando a llorar.
-Hola-saludó agachándose a la altura de la pequeña, era una niña muy bonita y no debía tener más de cinco años-¿Por qué estás sola?-En ese momento la niña quitó sus pequeñas manos de sus ojitos para responder.
-Es que me perdí- dijo comenzando a llorar nuevamente y a Ryoma se le estrujo el corazón al verla así, si bien era de carácter frio, no significaba que no tuviera sentimientos y aunque nadie lo sabía adoraba a los niños, siempre pensó en formar una familia con Aliz y le hacía mucha ilusión ser padre.
-No llores- la consoló-dime, ¿estabas con tus padres?
-No, estaba con la maestra y mis compañeros, pero me separé del grupo porque vi a éste gatito herido y ahora no los puedo encontrar-contestó entre hipidos y enseñándole un pequeño gato blanco que no había notado hasta ése momento.
-Te ayudaré a regresar, así que no llores, ¿de acuerdo?
-Está bien-dijo limpiando sus lágrimas, a Ryoma le pareció una niña muy tierna, de seguro había muchas personas preocupadas por ella.
-Muy bien-dijo desordenado su cabello en una caricia-primero que nada dime cómo te llamas, cuántos años tienes y si sabes la dirección de tu casa o colegio.
-Me llamo Yuki, tengo cinco años y no sé la dirección de ninguno-Respondió mostrando su mano derecha abierta para que Ryoma pudiera contar los años en sus pequeños deditos-¿y usted?-Preguntó de una forma tierna pero a la vez bastante educada para una niña de su edad.
-Mi nombre es Ryoma Echizen y tengo 26 años-respondió con una sonrisa, le caía bastante bien esa niña.
-Echizen-san, ¿de verdad me va a ayudar a regresar a mi colegio?-preguntó de forma inocente, ante lo cual Ryoma sonrió nuevamente.
-Puedes decirme solo Ryoma y, si, te ayudaré a regresar.
-Pero mamá dice que a las personas mayores que yo, las tengo que tratar con respeto, además dice que no tengo que hablar con extraños-respondió un tanto asustada.
-No me molesta que me llames sólo por mi nombre y ya no soy un extraño, recuerda que ya nos presentamos-dijo sentándose a su lado y guiñándole un ojo.
-Está bien-suspiró un tanto más aliviada
-Bien ahora dame tu mochila para ver si aparece algún número telefónico-Si no encontraba nada que le diera una pista tendría que llevarla alguna estación de policía.
-Aquí está-le pasó una mochila en forma de osito, era bastante pequeña y de color blanco. Ryoma comenzó a buscar y encontró una libreta con todos los datos que necesitaba, la dirección del colegio y un número telefónico de éste, además de un celular y una dirección en caso de emergencia, seguramente el celular era de alguno de sus padres, así que decidió que primero llamaría al jardín infantil, para avisar que había encontrado a la niña ya que seguramente habían dado aviso a los padres y a la policía.
-Bien, encontré lo que necesitábamos, ahora llamare a tu maestra para que no se preocupe, y luego te llevaré a casa.
-¡Muchas gracias!-Ryoma estaba rendido ante la pequeña Yuki, le hubiese encantado tener una hija como ella. Una vez que encontró su celular, llamó al jardín para dar aviso de todo.
-Buenos días, Jardín infantil Seigaku-respondió una mujer mayor.
-Buenos días, habla con Ryoma Echizen, acabo de encontrar a una pequeña en el parque, al parecer, asiste a ese colegio.
-¡Encontró a la pequeña Yuki-chan!, contestó sorprendida y al parecer bastante feliz
-Así es, solo llamaba para avisarle que la pequeña se encuentra bien, en este momento pretendo llevarla a su casa
-¡Espere!, en éste momento la madre de Yuki-chan se encuentra conmigo, ¿podría traerla hasta acá o darnos la dirección exacta de donde se encuentra para mandar por ella?
-No se preocupe, no me molesta llevarla, estamos un poco alejados, así que estaremos allá en alrededor de media hora.
-Se lo agradezco mucho, su madre pregunta si podría hablar con ella un momento
-Claro
-¿Hola?-se dejó escuchar una voz bastante preocupada
-Hola, no se preocupe, su hija está bien, me encargaré personalmente de que nada le suceda.
-Muchas gracias, ¿podría hablar con ella un momento, por favor?
-No hay problema-se arrodilló a la altura de Yuki-ten, mamá quiere hablar contigo
-Hola mami, estoy bien, él dijo que me llevaría, bueno, adiós mami-le entregó el celular a Ryoma-mamá dice que quiere hablar contigo.
-¿Bueno?
-Le agradezco lo que está haciendo por mi hija, lo espero en la dirección que está en la libreta, por favor, cuide de ella.
-Nos vemos dentro de media hora, adiós-cortó la llamada y guardo el teléfono.
-Ya es hora de irnos, ¿Qué harás con el gato?
-Me lo llevaré, aunque no sé si mamá me deje conservarlo, dice que una mascota es mucha responsabilidad y que cómo no hay nadie en casa durante el día, un animal se sentiría muy solo, pero no puedo dejarlo aquí, el pobre tiene la patita lastimada.
-Hagamos un trato, si tu mamá no te deja conservarlo, yo me lo llevaré y cuidaré de él, ¿qué te parece?
-Muy bien, muchas gracias Ryoma.
-De nada, ahora vamos, tengo mi auto estacionado a un par de cuadras y si te das prisa alcanzamos a pasar por una heladería.
-¡Sí!- exclamó feliz-El ambarino no pudo hacer más que reír y tomar en brazos a la pequeña, para llegar más rápido a la heladería, una vez allí le compró un gran helado de chocolate y la subió a su auto, le colocó el cinturón de seguridad y dejó al gato en el asiento trasero para que Yuki pudiera tomar su helado tranquila.
-Tu mamá estaba muy preocupada y seguramente tu padre también lo está-comentó mientras conducía.
-No tengo papá, mamá dice que se fue antes de que yo naciera, pero que está segura que me quiere mucho, pero yo no le creo, porque nunca me ha ido a visitar.
-Lo siento, no lo sabía-se sintió muy mal por la niña, seguramente el padre las abandonó cuando supo que la madre estaba embarazada.
-No importa, aunque algunos niños me molestan por no tener papá, yo soy feliz con mamá, ella me quiere mucho, y aunque no tiene mucho tiempo por su trabajo, siempre que llegamos a casa juega conmigo y me lleva a pasear, a veces van sus amigos y todos juegan conmigo-respondió feliz mientras terminaba su helado.
-Me alegro-sin duda alguna, su madre había hecho un gran trabajo con esa pequeña, era admirable su forma de ver las cosas, otros niños quizás llorarían y se sentirían solos, pero Yuki parecía ser feliz con lo que tenía y no se sentía mal por ello. Luego de eso siguieron hablando durante todo el camino, Ryoma le contó en qué trabajaba y Yuki cómo lo pasaba en su colegio y con su mamá, además le dijo que ésta era doctora, que había ido algunas veces a su trabajo y que había visto lo genial que era pues ayudaba a muchas personas enfermas.
-Llegamos, ¿éste es tu colegio?
-Si-respondió feliz
-Entonces vamos, deben estar esperándote.
-Está bien-Yuki se colocó su mochila en la espalda y Ryoma le quitó el cinturón para ayudarle a bajar del auto, una vez que bajó a la pequeña, tomó al gato y cerró el automóvil para luego darle la mano a Yuki y entrar al Jardín infantil, pero antes de entrar una mujer se arrojó corriendo sobre la pequeña niña.
-¡Yuki!, cariño, ¿estás bien, no te sucedió nada malo?-le pregunto mientras la revisaba para asegurarse de que no estuviera herida.
-Estoy bien mami
-Hija no sabes lo preocupada que estaba por ti
-Lo siento-dijo con los ojos cristalinos-no quería asustarte, ¿estás molesta conmigo?
-Por supuesto que no-respondió mientras limpiaba las pequeñas lágrimas-solo me asusté porque pensé que te había pasado algo malo, pero ya está todo bien, así que no llores mi cielo.
-No me paso nada, Ryoma me cuido y me ayudó a regresar-en ese momento la jóven levantó la mirada y vio a un hombre muy atractivo con un gato entre sus brazos, sonrió internamente ante ello, el chico se notaba bastante serio y frío y el gato no iba con su apariencia.
-Yuki, te he dicho que debes tratar a las personas mayores con más respeto-dijo levantándose y haciendo una reverencia ante Ryoma.
-Siento mucho los problemas que le hemos causado, Yuki-chan es una buena niña, solo que a veces olvida un poco sus modales-habló avergonzada
-No hay problema, yo le dije que podía llamarme así-dijo observando a la chica, ciertamente Yuki era idéntica a su madre, era una mujer muy bella, poseía un rostro muy delicado y tenía un toque angelical que la hacía ver bastante linda.
-Mi nombre es Sakuno Ryuzaki, mucho gusto
-Ryoma Echizen
-Mamá, Ryoma me invitó a tomar un helado de chocolate y me curó el brazo.
-¿Qué te sucedió en el brazo?
-No ha sido nada grave, solo se ha rasguñado al meterse en unos arbustos para rescatar a éste gato-respondió Ryoma alzando al pequeño animal.
-Le agradezco mucho todo lo que ha hecho por mi hija Echizen-san, si hay algo que pueda hacer por usted no dude en decírmelo.
-No hay problema-se sentía extraño, era la primera vez que una chica no se lo comía con la mirada y lo trataba con tanto respeto.
-Entonces muchas gracias- y le regaló una gran sonrisa, Ryoma estaba encantado tanto con la madre como con la hija, Sakuno realmente era una chica hermosa y estaba comenzando a preguntarse qué había sucedido realmente con el padre de Yuki.
-Mamá, ¿puedo conservar el gatito?, es que está herido.
-No lo sé cariño, si está herido quiere decir que habrá que cuidarlo y en casa no hay nadie para que lo haga, si estuviera bien no habría problema pero…
-¡Vaya!-suspiro resignada-entiendo…Ryoma-dijo dirigiéndose al mayor-entonces tendrás que cuidarlo tú.
-Hagamos un trato, si tu mamá está de acuerdo, yo podría cuidar de él hasta que se recupere y después tú te harías cargo de él, ¿qué dices?
-¿Puedo mami?-preguntó ilusionada
-Por supuesto que sí, es una gran idea-dijo acariciando la cabeza de la menor
-Bien, entonces ¿qué nombre le vas a colocar?
-¡Karupin!
-Es un lindo nombre-respondieron los dos mayores
-Bueno, ya es hora de regresar a casa, ésta es nuestra dirección, puede ir a dejar a Karupin cuando ya esté mejor-dijo entregándole a Ryoma un papel con la dirección.
-No estamos muy lejos, si quieren puedo llevarlas, así me aseguro que lleguen bien a casa
-No quiero causarle más molestias, seguro que tiene muchas cosas qué hacer
-Realmente no tengo nada qué hacer, así aprovecho de distraerme un rato.
-¡Qué bien!, gracias Ryoma
-De nada Yuki-chan, ahora vamos al auto
-Sí, vamos
Los tres subieron al auto, el camino fue corto pero conversaron bastante, aunque fue Yuki quien dirigió la conversación la mayor parte del tiempo, cosa que divirtió a Ryoma y lo llevo a confirmar lo que había estado pensando sobre el padre de la pequeña, el sujeto realmente era un estúpido por abandonar a semejante mujer y perderse los primeros años de vida de su hija, no hacía falta ser muy inteligente para notar la nobleza de Sakuno. Él siempre pensó que Aliz era la mujer más pura e inocente que había conocido, pero ella misma fue quién se encargó de demostrarle lo contrario y ver a Sakuno solo lo confirmaba, el hecho de ser madre soltera no le molestaba en lo absoluto, ya que su hija era una de las niñas más hermosas, tiernas y educadas que había conocido, cualquier padre soñaría con conseguir un par de mujeres así para formar una familia, y probablemente a Ryuzaki no le faltaban pretendientes, sin saber por qué se molestó al pensar en ello.
-¡Aquí es!, Echizen-san, ¿quiere pasar a comer algo?, seguro que no almorzó por traer a mi hija
-Supongo que no habría problema-contestó algo serio para el gusto de Sakuno, notaba que con su hija era bastante más tierno, seguramente pensaba que era una madre descuidada por perder a su hija, aunque técnicamente no fue ella quien la dejo en el parque.
-Claro que no, prepararé algo, ustedes podrían curar a Karupin mientras yo cocino, ¿qué les parece?
-Sí, mami ¿me dejarás usar tus cosas de doctora para curar a Karupin?
-Por supuesto, pero primero debemos entrar a casa-Sakuno bajó del auto al mismo tiempo que Ryoma para ayudar a Yuki, que se encontraba en el asiento trasero, una vez que todos bajaron Ryoma se quedó cerrando el auto mientras la pelirroja y su hija abrían la casa.
-Echizen-san…
-Ryoma
-¿Eh?
-Puedes llamarme Ryoma
-Está bien-respondió sonriendo tiernamente-Ryoma-kun, puedes tomar asiento mientras preparo algo para cocinar-ofreció mientras observaba a su hija ir hacia su habitación
-Mmm
-Si quieres puedes subir y quedarte en la habitación de Yuki-chan para que le ayudes a curar a Karupin.
-Será mejor que le pidas que baje
-¿Eh, por qué lo dices?
-No deberías dejar a un extraño a solas con tu hija-respondió mirándola seriamente
-Es verdad, es sólo que no me pareces una mala persona, si hubieses querido hacerle daño, no te hubieses preocupado por ella y no la habrías traído, además estuviste toda la mañana con ella.
-Aun así, no deberías ser tan confiada, además es distinto, en la calle no podría haberle hecho daño con tanta gente alrededor, ¿no crees?
-Supongo que tienes razón, pero con lo que dices, solo compruebas que en verdad te preocupas por ella-dijo sonriéndole de forma inocente. Ryoma pensó que realmente era una chica muy confiada, pero le agradaba más de lo que estaría dispuesto a reconocer.
-Le diré a Yuki-chan que baje con Karupin-Ryoma asintió mientras veía a Sakuno realizar el mismo recorrido que había hecho anteriormente la pequeña, hasta que desapareció de su vista, para aparecer nuevamente pocos minutos después en compañía de su hija.
-Ryoma, ¿te gusta mi vestido?-preguntó Yuki saltando con Karupin en sus brazos
-Te ves bien-Yuki se había puesto un vestido azul ajustado en la cintura, de tiras gruesas y cuello redondo, le llegaba a las rodillas, además tenía unas pequeñas sandalias blancas con algunos broches y llevaba el mismo peinado de la mañana, su cabello suelto y en el lado derecho una pequeña trenza que sujetaba una parte de su largo cabello rojizo.
-Iré a cocinar, Yuki-chan tiene las cosas para curar a Karupin-mirando a Ryoma-Me daré prisa con la comida-Los otros dos solo asintieron y comenzaron a hacer lo que les había dicho Sakuno, no tardaron mucho en terminar por lo que Yuki le pidió que vieran televisión juntos. Ryoma no lo podía creer, si Momo se enterara que llevaba más de una hora viendo películas de princesas seguramente lo molestaría de por vida.
-La comida está lista, vayan a lavarse las manos para comer-se detuvo al observar lo que hacían-¿Eh, qué hacen?
-Estamos viendo películas de princesas, ¿verdad Ryoma?
-Mmm, así es-respondió avergonzado y bastante frustrado por la situación en la que se había visto envuelto. Sakuno, por otra parte no pudo contener una pequeña carcajada al ver la expresión de Ryoma.
-Lo siento, no era mi intención burlarme, es solo que tu apariencia no va mucho con las princesas-comenzó a reírse nuevamente mientras el ambarino la miraba con rencor, algo en su subconsciente le advertía que se estaban metiendo con su orgullo de hombre.
-Podría ser peor, solo espero que mis amigos jamás se enteren de esto-se llevó una mano a la cabeza y revolvió sus cabellos en un claro sigo de resignación.
-A menos de que tú se los digas no veo cómo podrían enterarse
-Es verdad, mi reputación quedaría por los suelos
-Querrás decir tu orgullo-comenzando a reír nuevamente-en fin será mejor que vayan a lavarse o la comida se va a enfriar.
-Si-respondieron ambos caminando al baño a lavarse y luego se sentaron a la mesa a compartir, según el ambarino, una deliciosa comida, Ryoma no pensó que la pasaría tan bien con las dos mujeres, es más, comenzaba a sentir una sensación que hacía años no experimentaba, con ellas sentía como si en verdad estuviera comiendo con su familia, cosa que le llamo bastante la atención, ya que a decir verdad no le desagradaba para nada la idea de estar con Ryuzaki y su hija.
-Ya es tarde, tengo que irme.
-Fue un placer compartir contigo, muchas gracias por todo y ve con cuidado-se expresó un tanto cabizbaja, no quería que el chico se fuera, a pesar de su frialdad, le gustaba su compañía.
-Mmm, adiós, vendré el domingo por la tarde para llevarme a Karupin.
-Te estaremos esperando-dijo acompañándolo a la puerta y cuando el ambarino estaba saliendo se percató de un pequeño letrero en el jardín de la casa vecina.
-Ryuzaki…
-Dime, Ryoma-kun
-No es nada-Sonrió para sus adentros, sería interesante…
-Nos vemos Ryoma-kun
-De acuerdo
-Ryoma…
-¿Qué sucede Yuki-chan?-preguntó el ambarino al sentir como la pequeña tiraba de su pantalón
-¿No te vas a despedir de mí?-su mirada se tornó vidriosa
-Claro, nos vemos el domingo-se puso a su altura y le revolvió el cabello, pero no se esperó que la niña se lanzara a sus brazos y le diera un pequeño beso en la mejilla.
-Nos vemos-se despidió con una sonrisa, mientras Ryoma se levantaba sin decir ni una sola palabra simplemente se fue haciendo un pequeño gesto con la mano.
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Espero que este capítulo haya sido de su agrado, espero sus review y acepto críticas constructivas para hacer una historia que sea del agrado de todos.
Saludos
