Katarina estaba acostumbrada a la sangre. A su olor, su color y al repulsivo calor que emitía cuando se pegaba en la piel.

El problema, era que ahora era suya, no era la primera vez que salía herida en combate, por supuesto, pero no recordaba haber estado tan herida nunca, se dijo que el dolor era una buena señal, al menos podía comprobar que la pierna todavía estaba allí, pero si seguía sangrando de esa manera…

—Te ayudaré a…levantarte— Garen estaba loco si lo decía en serio, el monstruo del vacío había perforado la armadura y el hombro izquierdo había recibido toda la saña de los colmillos, dudaba que la carne bajo la ropa estuviera mejor que la propia

—Solo salgamos de aquí, ya tenemos el Ojo, solo…— gruñó adolorida y frustrada por su propia debilidad, se le nubló la vista, a ese paso la hemorragia la dejaría fuera del juego —vamos, muévete, no llegué hasta aquí para que un insecto me haga esto.

En realidad, la bestia que los atacó era mucho más que un simple insecto, la criatura del vacío, con sus dos metros de largo e incalculables colmillos fue más que suficiente para hacerlos añicos a ambos con solo morderlos. Volteó a mirar a su provisional compañero cuando escuchó el ruido de un golpe: El demaciano dejó caer su armadura, incapaz de llevarla, como sospechaba, ni la armadura puso pararlo

—Idiota, eso solo hará que tenga menos presión— pensó tratando de acercarse para atenderlo, le fue imposible ponerse de pie, volvió a marearse a tal punto que debió sostenerse apoyando las manos en el suelo. Cerró los ojos —concéntrate, vamos…cuenta…101, 99, 97, 95…— no funcionó. El agarre disminuyó en intensidad, solo podía ver las copas de los árboles y el cielo cada vez más difusos, lo único que no pudo reconocer, fue un par de ojos dorados.

El agarrotamiento en los músculos fue tal que le costó despertar, más aún distinguir esa mancha morada como una persona, aunque… ¿eso era…una persona?

— ¿Mmh? — la yordle era aún más pequeña que los de su raza, como mucho alcanzaba el medio metro, tenía los ojos dorados y el pelo de un morado sumamente oscuro, casi negro, su piel también era morada, pero mucho más clara. Le sonrió, mostrando que le faltaba un diente — ¡Mamá, la guigante despertó! — y salió corriendo de la habitación, dejando tirado en el piso el paño húmedo con que había estado limpiándole la frente

— ¿Dónde…diablos estoy? — estaba recostada en una hamaca, en una habitación que debía usarse como estudio de alguien, pues estaba llena de libros y tenía un escritorio con el tamaño adecuado para un yordle

—Vivi, no puedes llamar gigantes a los humanos, es ofensivo— la otra yordle tenía un tamaño más normal y, por el parecido, dedujo que eran madre e hija —me alegra ver que despertaste, ¿Cómo está esa pierna?

—Ahora que lo dices…casi no la siento.

—Solo estás anestesiada…muy anestesiada, aunque el efecto ya debe estar pasando, ¿en serio tú y ese sujeto pelearon contra un monstruo del vacío? Te gustan las emociones fuertes, ¿eh? — Soltó una risa algo extraña —anda, Vivi, dile a tu padre y a Garen que Katarina ya está bien.

— ¿Cómo sabes mi nombre?

—Garen nos dijo, despertó antes que tú y está bastante mejor, al menos tuvo la decencia de usar armadura. Anda, ve— le dio un empujoncito a su hija para que cumpliera su orden. Apenas la niña salió de cuarto, su semblante se volvió más serio —Una amiga es parte del escuadrón Meiling, y de todas sus historias, creo que nunca me habló de nadie con heridas parecidas.

— ¿Eso es un cumplido?

—Es una manera de decirte que no sé qué tanto vayas a sanar— agarró la manta que impedía a la pelirroja ver sus partes inferiores — ¿quieres ver?

—No tengo miedo, si es lo que te interesa saber.

La carne estaba morada en casi toda su extensión, las heridas de colmillos, abiertas aunque ya no manaban sangre le daban un aspecto destrozado

—Puedo curar un poco esto, no todo, pero…— Lulu acercó sus dedos a unos cinco centímetros —ahora, tus huesos están así, todo lo que puedo hacer es dejarlos así— los acercó hasta que solo quedaron a un centímetro —lo demás, no tengo idea de si podrás volver a pelear o a caminar bien— Katarina se rió

—Es raro— Lulu levantó una ceja —que tu parezcas más insegura que yo. Tu solo cúralo, yo me encargaré del resto.

—Si tú lo dices.

— ¿Puedo pedirte un favor? — Lulu la miró — ¿podemos hablar?

— ¿Hablar? — la pelirroja procedió a explicarse

—Ya me desmayé recientemente, no quiero pasar esa vergüenza otra vez.

—déjame adivinar, ¿noxiana?

—Sería patético que pasara de nuevo.

—Como quieras, ¿tienes apellido?

—Du Couteau. Mi familia ha servido a Noxus por generaciones— por el momento, la yordle se dedicaba a limpiar la piel herida con un paño húmedo, asegurándose de que no quedaran restos de mugre o sangre seca

— ¿Y cuántos son?

—Dos, mi padre está desaparecido desde hace años y mi madre murió cuando era niña, solo somos yo y Cassiopeia.

— ¿Es tu hermana mayor o menor?

En el instante en que Lulu comenzó a aplicar magia, Katarina gruñó y se mordió la lengua hasta casi hacerse sangre para no gritar, apretó las esquinas de la hamaca

—Vamos, ¿es mayor o menor? — la alentó la yordle tratando de no mirarla

—Es…mi hermana menor…tiene 22…los cumplió hace un mes.

—Vaya, es una mujer joven, ¿y tú? — el sonido de los huesos le resultaba insoportable a la yordle, quien se preguntaba cómo la pelirroja podía soportarlo

—26…la primera vez que fui a una misión tenía 15…y la primera vez que tomé un arma…fue a los cinco. Mi padre nos enseñó a usar un cuchillo, logré tirarle a una diana a cuatro metros de distancia.

Lulu se alejó un tanto nerviosa

—Debería ser suficiente por ahora, ven…trata de ponerte de pie— se acercó a la puerta — ¡Garen! ¡¿Puedes…?!

—Puedo hacerlo sola.

Se aferró a las tiras de la hamaca, estaba empezando a desaparecer el anestésico y el dolor se hacía presente, pero podía moverse y eso era más que suficiente

—Toma— observó a la yordle, quien le tendía un bastón de madera lo bastante grande para que ella pudiera usarlo.

—No lo necesito— casi se tragó la lengua cuando Lulu le pegó en el pie — ¡¿Qué mierda te pasa?!

—Mi casa. Mis reglas. Lo usas o yo me encargaré de que no vuelvas a caminar.

—…De acuerdo.

— ¡Así se habla! — le extrañó la rapidez con que se alegró.

Katarina salió cojeando de la habitación, divisando a Garen sentado en el suelo: las sillas eran demasiado pequeñas para él, tenía un torniquete en el brazo izquierdo. Apenas la divisó, el castaño soltó una carcajada

— ¡Te pareces a Swain!

— ¿Tienes algún problema? — el comentario le fastidio bastante, luego se fijó en un detalle — ¿y tu ropa?

Garen llevaba una camisa y unos pantalones de tela bastante simples

—Creo que deberías preguntarte por la tuya— la pelirroja se miró, el conjunto era muy similar: blusa y pantalones, había estado tan ocupada pensando en el dolor que ni cuenta se dio —espera, ¿Dónde están mis cosas? Allí está el…

— ¿Buscas esto? — miró a su alrededor —Aquí abajo.

El yordle era un gatito negro con ojos dorados, usaba ropa de mago y sostenía en la mano (o pata, aún no estaba muy segura) una especie de pequeño escudo plateado con un ojo de esclerótica morada en el centro

—Estuve investigando. Se llama "El ojo del equinoccio", es un objeto bastante potente que permite invocar fantasmas, ¿para esta estupidez casi se matan?

—Creo que están algo desconectados —comentó Garen —verán, ha habido un…golpe de estado en Noxus, no tengo todos los detalles, pero se firmará un armisticio con Demacia. La condición para el cese al fuego es que muchos objetos mágicos que puedan usarse como arma serán destruidos.

—Y nosotros debíamos venir a buscar ese, pero nos encontramos con un monstruo del vacío, ¿quién nos encontró?

—Yo— la pequeña yordle tiró de su pantalón —estaba buscando moras y tú estabas en el piso, papá siempre me dice que no me acerque a extraños, pero se veía tan raro ver tanto rojo en el suelo que me acerqué y vi que estaban heridos.

— ¿Rojo? Pues sí, sangramos mucho.

—Hablaba de tu pelo, es muy rojo y brillante. Se notaba a kilómetros, ¿Cómo haces para que sea tan bonito?

—Eh… ¿lo…lavo?

—De todas formas— Garen desvió la atención a él —Ya envié una carta, mandaran a un soldado noxiano y un demaciano para que lo lleven de vuelta.

—Por ahora— interrumpió Veigar —pueden quedarse, esta zona es terreno neutral, después de todo.

Fue bastante sorprendente la velocidad con que los mensajeros llegaron, esa misma tarde, luego de que Lulu hubiese preparado la cena y sus dos invitados tardado siglos en comer por el tamaño de los cubiertos, Garen se levantó a abrir la puerta, escuchando una voz familiar del otro lado

— ¡Hermano! — Lux le puso las manos en los hombros — ¿Estás bien? ¿Cómo están tus heridas?

—Sanarán, ¿cómo han estado las cosas allá? ¿No has tenido problemas? ¿Cómo está Jarvan? — las preguntas fueron interrumpidas por otra voz femenina, mucho más ronca que la de Lux

— ¿Dónde está mi hermana? — Cassiopeia agradeció que ninguno de los dos Yordles la mirase de manera extraña

—Katarina está en el patio de atrás, está con Vivi— cuando se fue, Lux dejó de contener su escalofrío.

—Esa mujer es aterradora, ¿en serio hay gente como ella en Noxus? No podría vivir en un sitio así…

—Si quieren sentarse— Veigar señaló la alfombra, todo sillón o mueble era demasiado pequeño para ellos —tenemos té y jugo.

—Té estaría bien— respondió la rubia sentándose, acción que su hermano imitó.

En realidad, no era su intención pasar tiempo con la niña, solo salió de la casa, mirando una huerta que tenían en el patio cuando la pequeña yordle llegó a su lado haciendo preguntas sobre su casa, su familia y su pelo

—Whoa… ¿es ella? — Preguntó con los ojos brillantes cuando vio a Cassiopeia —increíble…— a la mujer-serpiente le sorprendió que aquella criatura, lejos de asustarse, acarició las escamas de su cola —son hermosas y brillan tanto y…

—Niña— la interrumpió Katarina

—Vivi.

—Eso, ¿puedes ir adentro? —esta hizo un puchero y entró. Cassiopeia se acercó con una expresión seria

— ¿Qué tan mal estás?

—Sanaré.

—Si estás usando esa porquería es porque estás mal— la pelirroja se rió

— ¿Esto? No lo necesito— tiró el bastón al piso, dio un paso, perdió fuerzas, pero se mantuvo en pie — ¿ves? Sanaré, ¿nos vamos ahora?

—Te quedas aquí.

— ¡¿Estás demente?!

—Se me pidió que te informara que debes quedarte aquí, podrás volver cuando vuelvas ser apta para realizar una misión.

— ¡Ambas sabemos que me están destituyendo!

—Kata…has sido un soldado sumamente eficiente por años, te permitirán volver cuando estés mejor.

— ¿De verdad crees eso? — Preguntó con furia —Tu y yo sabemos que se están deshaciendo de mí, ¿aun así quieres que me quede? — Cassiopeia apretó los puños

—No es mi decisión.

—Aun así quieres que lo haga, ¿por qué?

—… ¿Te acuerdas…de tu primera misión? — La pelirroja se tocó la cicatriz —Tú eras…eres mi heroína y ese día te vi llegar arrastrándote a punto de morir. Mi madre, mi padre, si vuelves ahora, ¿qué harán contigo? ¿Enviarte a una misión imposible para que te maten? — Cassiopeia se rió —prefiero que te destituyan y te metas tu maldita lealtad por el culo a verte morir a ti también.

—Aun así…

¡TE QUEDAS! — tuvo que retroceder un paso ante semejante grito, vio el veneno correr por los colmillos de su hermana —paralizada por mi veneno o cómo estás ahora…tú eliges…

Pocas veces la mujer-serpiente sintió tanto alivio como en ese momento, cuando su hermana suspiró

—Que quede claro que no lo acepto, pero está bien.

—Me alegra ver no seas tan estúpida.

—Tú y yo sabemos lo que hemos sacrificado por esa lealtad— se rió —así que… ¿tu heroína? No sabía que fueras tan sentimental, es inesperadamente dulce— se cayó al suelo cuando Cassiopeia la golpeó con la cola, haciéndole perder el equilibrio

—Te lo buscaste.

—Que una niña te diga que eres hermosa tocó tu escamoso corazón, ¿eh? — perdió el aire cuando el siguiente golpe fue en el estómago —De acuerdo, me callaré.

—Que milagro.

Dentro, Lux le explicaba a Garen una situación parecida

— ¿No hay problema con que él se quede? De todas maneras Jarvan quería darte un descanso, has trabajado mucho.

—Estoy bien.

—Garen, por favor— el castaño rodó los ojos

—Volveré apenas pueda, ¿sí? — Lux se rió

—De todas formas les daremos algo de dinero, mi hermano come un montón. Si no entrenara tanto estaría gordo.

— ¡Oye!

—Lo noté hoy, aunque es normal, nuestros platos son más pequeños— comentó Lulu

—Mientras no estorben, todo bien— aclaró Veigar —tú te quedarás en el cuarto donde Lulu tiene sus cachivaches, supongo que la pelirroja también se queda.

—Tengo entendido que sí, pero la mujer-serpiente no parecía muy contenta por eso, me pregunto por qué— Lux no entendió bien la situación. Veigar suspiró con fastidio

—Ahí se fue también mi estudio. Diablos.

—Por favor, Veigar, son visitas, se amable— el gato pareció avergonzarse cuando su pareja le besó la mejilla

—Como sea.

Lux había guardado el Ojo del equinoccio en un bolso y ambas se disponían a partir

—Adiós hermano, ¿escríbeme, sí? — Lux se despidió con un abrazo

—No hagas estupideces, si lo haces te convertiré en piedra— Cassiopeia solo dejó aquella advertencia. Era ya de noche cuando se retiraron.


Tenía esto hace mucho tiempo y, por fin, me dieron ganas de publicarlo. Recién me acabo de enterar que ahora Swain será manco y no cojo, me cago en todo.