La última esperanza
Capítulo 1
Tras abandonar por completo Crait, el planeta de sal en el que se habían refugiado los últimos supervivientes de la Resistencia, consiguiendo escapar finalmente, Kylo Ren ordenó que lo dejaran solo y nadie le molestara, pese a los intentos del estúpido Hux por hablar con él.
Kylo estaba furioso con Luke por cómo se había burlado de su persona delante de todos sus súbditos, con aquella proyección de su presencia utilizando la Fuerza. Kylo estaba furioso con la maldita Resistencia y por cómo habían conseguido escapar finalmente, y de forma inexplicable siendo tan pocos ya. Pero sobre todo estaba furioso con Rey por no haber aceptado su propuesta de unirse a él para dominar la galaxia juntos. Ella era muy poderosa, con la muchacha a su lado nadie le hubiera podido parar. Se la pagarían todos, tarde o temprano, en especial ella.
Estuvo a punto de sacar su espada láser y descargar la ira contra las paredes de la habitación, justo cuando una voz a su espalda retuvo sus impulsos.
—Líder Supremo —se escuché decir al General Hux a sus espaldas. No había sonado muy convincente en su tono, no consideraba al caballero de Ren un Líder, y menos Supremo, sobre todo tras semejante berrinche en el planeta Crait. Ojalá lo hubiera matado cuando estaba inconsciente. Pero mantuvo sus pensamientos lejos de eso nada más personarse ante él, pues obviamente temía por su vida.
—Dije que no se me molestara. —Ni siquiera miró al pelirrojo, intentando mantenerse sereno.
—Solo quería informarle de que los rebeldes han escapado definitivamente y sin dejar rastro. Suponemos que en… —carraspeó—, el Halcón Milenario.
Los puños enguantados de Kylo se cerraron haciendo ruido al frotarse el cuero.
"Esa maldita chatarra vieja de mi padre, tengo que acabar con ella de una vez".
—Puede retirarse, General Hux.
Este lo hizo con gusto, pues no soportaba estar cerca de Kylo Ren.
El joven giró la cabeza la escuchar las compuertas cerrarse y caminó hasta un asiento cercano. Miró por la ventana la inmensidad de la Galaxia, ya muy lejos del planeta donde había hecho el ridículo, era consciente.
De todos modos, no importaba pues era el nuevo Líder Supremo tras partir en dos a Snoke que, pendiente de sonsacarle a Rey, no había prestado la atención suficiente y esa había sido su perdición: pensar que era un simple aprendiz, enceguerarse con esa maldita chatarrera y creerse invencible.
Durante aquellos largos minutos en los que ambos lucharon contra la guardia Pretoriana de Élite se sintió poderoso, fuerte y que nadie podría vencerlos mientras permanecieran juntos. Fue como sentirse completo.
Qué decepción cuando Rey no quiso tomar su mano y acompañarlo. Recordó la sensación de rechazo, de traición, de desazón, de rabia. La misma que cuando Luke Skywalker quiso acabar con él mientras dormía.
Pensaba que aquellos días anteriores, mientras la Fuerza los conectaba, cuando sus manos llegaron a sentirse en la distancia, podrían ser aliados, que de verdad le importaba a alguien, que ella no le judgaba como lo habían hecho todos desde su infancia, a pesar de haberlo llamado monstruo al principio por matar a su propio padre, cosa que no le negó.
Pero no, ella era igual que todos esos seres que no le comprendían. Incluso peor si cabía pues le dejó ver dentro de él, aunque fuera un poco. Llevaba cerrado muchos años, a cualquiera. Por eso se sentía completamente traicionado.
Kylo se levantó y fue hasta la ventana que lo aislaba del espacio exterior. Vio su propia imagen en el cristal y apretó los labios. Levantó la mano para tocar la que le ofrecía su reflejo.
Un escalofrío recorrió su cuerpo al recordar la sensación de los dedos de Rey y acabó por aporrear el vidrio con el puño primero y luego con ambos, como un loco. La Fuerza se le descontroló de tal forma que lo resquebrajó, algo prácticamente imposible por el material del que estaba hecho.
Se apartó al darse cuenta, reculando hasta las puertas. Apretó el botón para que se abrieran, marchándose con una expresión osca en sus facciones.
