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Genero: (Romance, Drama)
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Clasificación: (+18)
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Advertencias: (Lemon, Lime, Lenguaje obsceno, etc.)
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Diclaimer: Naruto y sus personajes NO me pertenece
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Nota: Esta historia es completa y absolutamente MIA, y no es permitido tomarla sin mi autorización
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Resumen: Su rostro aún tenía escasos rasgos infantiles. Sus ojos jade irradiaban suma inocencia. Su cuerpo con esas delicadas y exquisitas curvas se apreciaba aún más con la pequeña y sugerente ropa. Era hermosa, pero no era más que una prostituta.
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Angelus lacrimis
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Capítulo 1
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"Decisiones"
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Se concentró únicamente en su trabajo repitiéndose a si misma que lo que hacía aunque no era lo correcto era necesario y haciendo oídos sordos a esas palabras obscenas y vulgares que los hombres a su alrededor le decían siguió caminando hacia la barra con una bandeja en las manos, evitando por todos los medios observar a los lados e ignorando las miradas lascivas.
De repente sintió una palmada en su glúteo derecho y no pudo evitar sobresaltarse.
Sus manos temblaron y la bandeja cayo de estas.
Se agacho con dificultad debido a los tacones de 8 cm. y recogió lentamente los trozos de vidrio a los lados de la bandeja.
Los botellas de cerveza se había quebrado y un par de vasos también, algo que muy seguramente bajarían de su sueldo.
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Cuando por fin termino esa labor agarro las orillas de la bandeja y se propuso a levantarse, observo la barra a unos cuantos pasos de distancia de donde estaba y nuevamente emprendió camino hacia ella hasta que de pronto sintió como otra mano grande y áspera agarraba su glúteo nuevamente, y lo apretaba.
Un horrible escalofrió recorrió su columna vertebral y se apartó rápidamente de aquel asqueroso contacto mientras sus ojos se cristalizaban.
Acelero el paso y cuando por fin llego a su destino, dejo la bandeja sobre la barra y rápidamente se dirigió hacia un pasillo a su derecha.
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Ignoro los repugnantes gemidos que se escuchaban conforme avanzaba por el pasillo y cuando finalmente llego a los camerinos, abrió rápidamente la puerta y entro cerrando a su espalda.
Tapo con sus manos su rostro y las lágrimas empezaron a bajar continuamente de sus ojos jade.
Un par de sollozos salieron de sus labios y a duras penas logro controlarlos.
No podía permitir que la escucharan llorar.
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Seco sus húmedas mejillas y empezó a restregar sus manos contra sus brazos queriendo borrar con ello esas osadas y sucias manos que la tocaron más de una vez esa noche.
Un escozor empezó a producirse nuevamente en sus ojos y estos se humedecieron.
Se sentía sucia.
Se sentía asquerosa.
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Seco rápidamente sus mejillas cuando unos tacones empezaron a resonar en el pasillo.
Se acercó apresuradamente a uno de los tocadores. Agarro una pequeña toalla y empezó a limpiar los rastros de lágrimas secas en sus mejillas.
La puerta se abrió fuertemente y una pelirroja exuberante con un cuerpo voluptuoso que se ceñía perfectamente con el corto vestido negro que portaba se acercó a ella.
-Quebraste otra vez las botellas y los vasos.- expecto con enojo mientras ponía las manos en su cadera.
-Fue… fue un accidente.- se justificó ella con la cabeza gacha.
-Siempre es un maldito accidente contigo… joder levanta la cabeza cuando te estoy hablando.- le exigió molesta haciéndola sobresaltar.
Sakura levanto la cabeza con lentitud y sus ojos levemente cristalizados se fijaron en los rojos de la mujer. Esta suspiro.
-Lo siento.- le susurro mordiéndose el labio inferior intentando con ello reprimir sus ganas de llorar.
-Te lo descontare de tu sueldo y espero que no vuelva a pasar.- dijo Tayuya más calmada.
No podía evitar que esa niña siempre le encogiera el corazón, era tan inocente e ingenua y aun le faltaba mucho por vivir.
Suspiro nuevamente y se encamino hacia la salida.
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Se detuvo en esta y dirigio su mirada a Sakura.
-Ya termino tu turno.- le dijo seriamente y la chica asintió-. Y Sakura… feliz cumpleaños.- añadió antes de retomar camino.
La pelirrosa se quedó con la mirada perdida en la puerta.
Una vaga sonrisa se formó en sus labios.
Tayuyá no era una mala persona, ella le dio trabajo aun siendo menor de edad. Lo necesitaba y ella lo comprendió.
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Se miró en el espejo y toda sonrisa se borró súbitamente de su rostro.
Las ropas que obligatoriamente debía ponerse eran vulgares y no dejaban nada a la imaginación.
En ese momento llevaba una camisa de botones, abierta desde el final del busto y un pequeño short que apenas llegaba a un quinto del largo de su muslo.
Nuevamente esa sensación de sentirse sucia la envolvió y sus ojos se cristalizaron.
Se dirigió rápidamente a los casilleros y abrió el suyo. Saco su ropa y se encamino a unos de los baños que se encontraban en la habitación.
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Salió finalmente cambiada. Se dirigió a uno de los tocadores y dejo la ropa perfectamente doblada sobre este.
Se miró en el espejo.
Su rostro no tenía ningún maquillaje, pues había convencido a Tayuya de que le permitiera no usarlo, nunca le había gustado, pero en ese momento lo necesitaba realmente.
Tenia los ojos levemente hinchados.
Agarro un corrector y lo coloco sobre estos, lo esparció con sus dedos y luego de un momento observo satisfecha su reflejo.
Ya no tenía ningún indicio de haber llorado a excepción del rojo de sus ojos, pero como siempre podría culpar al cansancio.
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Suspiro y lentamente abrió la puerta de su casa.
Observo la estancia apenas vislumbrada por la escasa luz que entraba a través de las ventanas.
Todo estaba en silencio, seguramente todos estarían dormidos.
Se acercó a una pequeña mesita en una de las esquinas y prendió la lámpara sobre esta. El lugar se ilumino.
Observo su alrededor y detuvo su mirada en uno de los sofás. Su madre estaba ahí, dormía en posición fetal, seguramente se había quedado esperándola como tantas veces, no importaba que le dijera que no lo hiciese, ella nunca le hacía caso.
Se acercó al sofá y se sentó frente a este. La miro fijamente.
Ya empezaban a formarse pequeñas arrugas bajo sus ojos demostrando lo avanzada que era su edad, pero no por ello dejaba de ser muy linda.
Su cabello era de un rosa mucho más oscuro que el suyo, siempre fue muy abundante, pero últimamente se caía mucho.
Sus ojos en ese momento cerrados eran café claro muy bonitos.
Su piel era blanca aunque en los últimos meses había tomado un color pálido enfermizo, debido a la enfermedad que padecía.
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Suspiro, a su madre le habían diagnosticado un tumor en el cerebro luego de que su padre falleciera.
Fue un golpe muy duro para ella.
La posibilidad de perder a su madre luego de a su padre era algo muy doloroso y al ser la hermana mayor entre tres era aún más difícil.
Su madre dejo de trabajar.
Su estado no se lo permitía.
Con el seguro de vida de su padre lograban mantener la casa, pero siempre había problemas.
Las deudas empezaron a acumularse y es por eso que había decidido buscar un trabajo, pero al ser menor de edad fue algo que no encontró.
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Su vecina era una buena persona, pero era una prostituta.
La desesperación la llevo a tomar la decisión de presentarse en el lugar en que ella trabajaba y con la ayuda de Temari fue algo que se le facilito, aun recordaba la primera vez que había pisado ese lugar.
El olor a alcohol le había mareado.
Las miradas libidinosas le habían cohibido y resultado asquerosa.
Conoció a Tayuya y le explico su problema. La pelirroja la dejo trabajar ahí, pero solamente como una "mesera" ya que al ser menor de edad podría producir problemas.
La situación en su casa por un tiempo se estabilizo.
El salario que ganaba era considerable y ella notaba la carga que le había sacado a su madre de encima, aunque esta no sabía que trabajaba en un burdel.
Todo cambio hacia una semana.
Cuando fueron al doctor y este les dijo que la enfermedad empeoraba. Les receto unas medicinas muy costosas.
Su madre le dijo que todo estaría bien.
Mentía.
Ella sabía que no era así y es por eso que había tomado esa decisión. Ese día cumplía dieciocho años de edad y aunque lo que pensaba fuera tan asqueroso y repugnante debía hacerlo, le pediría a Tayuya que le diera un trabajo de prostituta.
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Suspiro y limpio sus húmedas mejillas, puso una mano en el hombro de su madre y la movió levemente. Los ojos café de la mujer se abrieron lentamente y se fijaron en los suyos.
-Sakura.- musito la mujer con voz somnolienta, restregando con sus dedos su ojo izquierda.
-Hola mamá.- dijo ella suavemente acariciándole el cabello.
-¿Qué hora es?- pregunto la señora.
-Ya casi serán las 12 de la noche.- le dijo mirando su reloj de muñeca.
-¿Por qué tardaste tanto?- pregunto con el ceño levemente fruncido.
-La señora Chiyo se puso muy mal, tenía fiebre entonces tuve que quedarme un poco más.- mintió mientras le sonreí-. Es tarde… tienes que descansar.- le dijo mientras se levantaba. La agarro del brazo y le ayudo a ponerse en pie, luego se encamino con ella hacia la habitación que compartían.
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Toco suavemente y entro a la estancia, con cierto nerviosismo observo su alrededor hasta localizar a la pelirroja acostada sobre una cama.
-Tayuya.- llamo y la mujer levanto la mirada hacia ella.
-¿Qué haces aquí tan temprano?- pregunto esta con el ceño fruncido. La pelirrosa trago con dificultad y suspiro.
-Yo… bueno… es que… quería pedirte algo.- balbuceo nerviosamente.
-¿Qué quieres?- dijo la pelirroja sentadose en la cama, la observo con atención.
-Quería saber… yo quería… es que….-murmuro.
-Habla de una vez.- le dijo secamente.
-Es que que-ría… quería saber si me puedes dar… trabajo de pros- pros-ti-tuta.- dijo con dificultad. Sentía un nudo en la garganta. Pronunciar esas palabras posiblemente era lo más duro y costoso que había hecho en su vida.
La pelirroja alzo una ceja incrédula.
-¿Qué?… tú no puedes.- dijo seriamente.
-Lo necesito.- susurro.
-Mira… sé que tu situación es complicada… créeme que lo comprendo, pero no tienes que hacer esto.- dijo levantándose de la cama. Se acercó a ella.
-Lo necesito… necesito más dinero y esa es la única forma de obtenerlo.- dijo mientras sus ojos se cristalizaban. La pelirroja suspiro.
-Estás segura… te puedes arrepentir después, créeme que lo harás.- le dijo y Sakura empezó a sollozar.
-No tengo opción… necesito ese trabajo Tayuya… por favor.- pidió mirándola fijamente a los ojos.
-Estas cometiendo un error.- le dijo severamente.
-No… no… yo… yo lo necesito.- dijo con voz quebrada. Convenciéndose más a si misma que la decisión que tomaba era la correcta. Tayuya desistió. No podría convencerla. Lo sabía.
-Está bien… si es lo que decidiste te daré ese trabajo.- le dijo seriamente. La ojijade le sonrió.
-Gracias.- susurro tratando por todos los medios de no derrumbarse ahí mismo. Ya no había vuelta atrás.
-Ven.- le dijo la mujer tendiéndole la mano. Sakura la cogió con cierta duda y la ojirroja se encamino con ella hacia la cama. Ambas se sentaron.
-Hay tres reglas que tienes que cumplir, romperlas podría ser un error.- le dijo y Sakura asintió.
-La primera regla será… que debes hacer todo lo que el cliente te pida, muchas veces serán cosas tan repugnantes que querrás dejar todo esto, te lo advierto Sakura… no quiero que cometas este error.- le dijo mirándola a los ojos. La pelirrosa volvió a asentir.
-¿La segunda regla?- pregunto seriamente con un nudo en la garganta. Tayuya suspiro. No habría manera de convencerla.
-La segunda regla que debes cumplir es… nunca decir tu nombre, un nombre te será asignado, todos te llamaran por él y si algún cliente te pregunta tu verdadero nombre no debes decírselo pase lo que pase.- le advirtió.
-Y la tercera y última regla… es la más importante… nunca te enamores de tu cliente, ese podría llegar a ser el peor error que podrías cometer en tu vida.- explico y luego suspiro ruidosamente. Observo a Sakura a los ojos.
-Debo hacerte una pregunta.- le dijo.
-¿Cuál?- pregunto la ojijade.
-¿Eres virgen?- interrogo con seriedad. Las mejillas de Sakura se tiñeron levemente y ladeo el rostro hacia un lado mientras asentía.
-Está bien… empezaras hoy.- le dijo y Sakura asintió con dificultad. Se levantó de la cama y salió de la habitación.
Se encamino por un pasillo mientras las lágrimas que antes retuvo bajaban por libertad de sus ojos jade.
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Se miró por última vez frente al espejo.
Estaba lista.
Pronto la llamarían.
Tayuyá le había facilitado de alguna manera el trabajo. Bailaría en el tubo y se iría con quien la solicitara.
Sentía el estomago revuelto y unas inmensas ganas de vomitar de solo pensarlo, pero debía hacerlo.
Su madre necesitaba esas pastillas y no importaba que vender su cuerpo fuera la manera de conseguir ese dinero, no podía permitir que su madre muriera.
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-Sakura… es tu turno.- dijo Temari entrando al camerino.
Se miró por última vez en el espejo y limpio las lágrimas que bajaban de sus ojos. Respiro profundamente y ya lista volteo hacia la rubia, esta extendió sus brazos frente a ella.
Hizo todo lo posible por no llorar y se le acercó para abrazarla con fuerza.
-Tranquila niña… todo estará bien.- dijo tratando de calmarla y quiso creerle, pero ella sabía que nada estaría bien.
Su cuerpo empezó a temblar y Temari la apretó más contra ella.
-Tranquila… mañana todo será mejor.- le dijo acariciándole el pelo. Sakura sonrió. Esas palabras por alguna razón la tranquilizaron, pero lo más triste es que no por ello dejaban de ser una mentira.
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Entro al lugar y observo su alrededor.
El sitio ciertamente no era como lo imagino, no, él imagino un lugar de mala muerte con personas fornicándose por todas partes, pero no podían culparlo, después de todo, eso era un burdel. Suspiro.
Nunca había ido a un lugar como ese. Nunca lo necesito.
Las mujeres siempre venían a él.
¿Por qué se encontraba allí entonces?
Sencillo.
Porque su estupido amigo prácticamente lo llevo a arrastras hacia ese lugar.
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Trato de localizar al cabeza hueca del dobe y no fue difícil encontrarlo, no solo por su alborotada cabellera dorada sino también porque este prácticamente saltaba sobre una de las mujeres que bailaba en un tubo, mientras en su mano sostenía un fajo de billetes que esperaba poner en la pequeña tanga que la chica portaba.
Negó con la cabeza, si Hinata, la novia de Naruto, se daba cuenta de que el rubio estaba ahí, seguramente cortaría su relacion y aunque ese fuera un acto digno de ver, no sería él el que se lo dijera, no por lealtad sino simplemente porque él seria el que tendría que aguantar a Naruto llorando como una pequeña.
Se encamino hacia la barra de tragos. Necesitaba algo fuerte que despejara su cabeza.
Esa fue la razón principal por la que acompaño a Naruto.
Quería despejarse, dejar de pensar en el arduo trabajo de la empresa que manejaba con su hermano.
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-Dame un whisky doble.- le dijo al barman mientras se sentaba en una de las butacas. El joven rápidamente le sirvió el trago y él lo agarro entre su mano.
Observo fijamente el líquido bronce y lo dirigió a su boca, de un solo trago lo tomo y sintió como aquello le tranquilizaba.
Puso el vaso ya vacío frente al chico.
-Dame otro.- ordeno con sequedad y el muchacho rápidamente se lo sirvió. Le dio un sorbo al contenido del vaso y lo trago lentamente, mientras volteaba su mirada hacia enfrente.
Observo su alrededor. La música resonaba fuertemente. Algunas mujeres bailaban en el tubo. Otras seducían a los hombres con quienes se cruzaban.
La mayoría eran bellas, pero ninguna llamaba su atención.
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Volteo la mirada hacia la dirección contraria y la vio
Su cabello liso era de un rosa pastel, muy exótico.
Su rostro tenía aun escasos rasgos levemente infantiles, pero eran finos y delicados.
Sus ojos jade cristalizados irradiaban suma inocencia y… miedo… mucho miedo.
Su cuerpo con esas curvas delicadas y exquisitas se apreciaba aún más con la pequeña y sugerente ropa que llevaba puesta.
Era hermosa… muy hermosa, pero no por ello dejaba de ser una prostituta.
Suspiro y la siguió observando.
Bailaba sensualmente con movimientos espontáneos.
Una seductora nata.
Muchos hombres la halagaban con frases vulgares mientras extendían sus manos con fajos de billetes hacia ella, pero esa chica no era como las demás y eso llamo completamente su atención.
Ella no se les insinuaba, incluso esquivaba las osadas manos que querían tocarla.
Ella no estaba jugando a la seducción.
Ella observaba con temor a todo aquel hombre que se le quería acercar con intenciones sucias.
Ella parecía tan pura, pero tal vez aquello solo fuera una mera actuación y él se estuviera dejando envolver por el engaño que estaba representando.
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Suspiro y de un solo trago termino el contenido en su vaso. Le pido al chico que nuevamente lo llenara y este lo hizo.
Fijo su atención en la joven nuevamente hasta que sintió como una mano se posaba en su cuello, acariciando aquella parte con suavidad
Levanto la mirada hacia esa persona y miro a una atractiva pelirroja que desprendía sensualidad.
-¿Quieres compañía cariño?- dijo está sentándose en sus piernas. No se inmuto ante tal acto y solo la observo fijamente.
-¿Te gusta alguna de mis chicas?- le pregunto con una juguetona sonrisa, Sasuke simplemente desvió la mirada de ella para centrarla en la pelirrosa.
-Ella.- dijo luego de un momento y Tayuya siguió la mirada del joven guapo. Una sonrisa se formó en sus labios al ver
-Ella… oh… temo que Sakumi tiene un precio más elevado que las otras chicas.- dijo devolviendo su mirada a él. El pelinegro lo hizo de igual forma mientras alzaba una ceja y la mujer rió.
-Muchos la han solicitado… y él porque del precio es simple… es virgen.- dijo sonriendo.
El moreno la miro fijamente y luego desvió su mirada a la chica.
Una sonrisa inevitablemente se formó en sus labios. Después de todo ella no actuaba, en realidad era inocente y pura.
La quería suya esa noche. La haría suya esa noche.
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-¿Cuánto pides por ella?- dijo seriamente dirigiendo su mirada a la pelirroja. Esta sonrió mientras pasaba sus brazos por su cuello.
Se acercó a su rostro, pero Sasuke en ningún momento retrocedió, ni hizo algún gesto.
-Mmm… ¿cuánto propones?… ya te he dicho que muchos la quieren… ¿Qué tanto estas dispuesto a dar por ella?- le pregunto acariciándole el cabello. Sasuke desvio la mirada a la pelirrosa por un momento y luego la devolvió a la mujer que estaba sobre sus piernas.
-Tu pon el precio… pagare lo que sea.- dijo y Tayuya sonrió.
Había encontrado al candidato perfecto para Sakura y en realidad estaba agradecida por ello.
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…::Fin del capitulo::…
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