Ya veis, no solo escribo oneshots, ni solo historias de HP, sino un poco de todo
Ya ni recordaba el número de veces que la gente le había preguntado acerca del porqué de su nombre. Ella jamás contestaba, como si fuese lo más normal que llevara un nombre de varón.
La verdad es que no le importaba. En el grupo nadie le preguntaba por su nombre verdadero, ya no. Nadie sabía lo que le había pasado, y ahora muy pocos recordaban al verla a aquella chiquilla esmirriada que había salido de las profundidades del Valle de la Sangre. Apenas manteniéndose en pie, la pequeña drow estaba esgrimiendo una daga llena de sangre, igual que sus pobres ropajes. Estaba ilesa, y sin embargo no decía mas que la misma palabra, como un cántico: "Georan".
Días después, había caído en el mutismo. Apenas comía, obligándose a tragar lo mínimo para poder sobrevivir. Sus ojos amatista estaban apagados, solo mostrando un leve despertar a la hora del entrenamiento. Nunca se quejaba, aunque las heridas fuesen graves, y siempre le quedaban fuerzas para explorar.
Ahora ya nadie recordaba esos días. Ella, por otro lado, intentaba olvidarlos. En el grupo había encontrado lo más parecido a una familia, aunque se mostraba reservada en el trato con los demás. Se podía defender en la lucha cuerpo a cuerpo, aunque siempre había evitado pelear. Eran tiempos difíciles, y muchos grupos luchaban entre si. Ella siempre se quedaba al margen, prefería no tener que llegar a defenderse. A ella lo que mejor se le daba era la magia. Podía sentir las corrientes mágicas a su alrededor y utilizarlas en su propio beneficio. Últimamente, su entrenamiento se basaba cada vez más en ello. Había aprendido que algunas personas sabían más que otras sobre como crear objetos capaces de ayudarla en esa labor. Se sentía en deuda con los demás, y más de una vez había ido de avanzadilla valiéndose de sus habilidades y su comprensión de la magia para descubrir caminos en nuevas regiones y discernir los posibles peligros que encontrarían.
Hoy era oscuro, había hecho un alto al lado de un bosque, y sabía que debería dormirse, aunque fuese lo último que deseaba. Una vez más se decidió tumbar algo alejada del grupo, apoyada en el tronco de un anciano cedro, intentando no molestar a sus compañeros con sus pesadillas. Apenas se apoyó cuando los recuerdos la envolvieron, como cada noche. Podía sentir el fétido aliento de la bestia gruñendo a sus espaldas. A su lado jadeaba de nuevo el pequeño drow que levaba millas intentando trabajosamente mantener su ritmo. No miraban atrás, no hacía falta, solo deseaban salir de ese infierno rocoso lo antes posible. Una vez más, vio lentamente la raíz del árbol medio seco levantándose en el camino, haciendo que ambos tropezaran y acabaran dando tumbos sobre el duro suelo. Con la vista borrosa, vio el pelaje anaranjado del animal saltando y desgarrando la carne de su acompañante. El sonido de la carne despedazada se le clavaba en el cerebro. Volvía a sentir el cuerpo ingrávido, sin poder controlarlo, se abalanzó sobre la bestia que había dejado de prestarle atención. Una vez agarrada en su espalda, le clavó la daga una y otra vez, frenéticamente, sin importarle adónde. Sólo paró cuando notó que el cuerpo había dejado de forcejear debajo suya. En el suelo, el pequeño drow luchaba por respirar mientras con la mirada le estaba implorando que acabase con su sufrimiento. Las lágrimas emborronaron su visión cuando la daga, la misma daga que le había salvado la vida, se hundió en el corazón de Georan, el último miembro que le quedaba de su familia. Una vez más, oyó el agradecimiento contenido en el último aliento de su hermano.
Se despertó aullando, con la cara bañada n lagrimas. Cada noche pasaba por el mismo calvario. ¿Hasta cuando tendría que pagar por un pecado que ella no cometió¿Acaso ese tormento no iba a acabar jamás?
Intentó hacer desvanecer la expresión de dolor cuando notó que a su lado, de pie, estaba Ahemera. Quizás, de todos los miembros del grupo, era la persona con la que se sentía más cómoda. No sabía por que, ya que una era drow, y la otra, elfa.
—Te oí moverte. No puedo dormir esta noche. ¿Me acompañas a explorar un rato?
Ni una referencia a lo que acababa de contempla, ninguna pregunta, nada. Simplemente el silencio que necesitaba. Aún algo recelosa, aceptó la mano que le era tendida. Iba a ser una noche algo más llevadera.
--------------------------------
Pss, una historia de elfos y drows, en la que estas razas, por extraño que parezca, no se odian, no del todo, simplemente, recelan la una de la otra. Espero que os guste, en una historia de 4 partes, la ultima aun por escribir, asi que aquí estoy
