Disclaimer: Harry Potter NO me pertenece Ok? NO.
Aquí estoy de nuevo con la última de mis locuras, escuchando Evanescence y leyendo la saga de Los Inmortales se me ocurrió esta historia. Totalmente fuera de canon. Universo Alterno. No me atrevo a decir que no hay magia... Entre otras cosas bizarras.
Todo su odio no podía ser embotellado, era demasiado. No había un principio, no había un fin. Todo era un maldito ciclo destinado a repetirse eternamente. Amándolo todo y perdiéndolo por ello. "Todo lo que amaba se ha convertido en todo lo que he perdido", a veces ni siquiera la muerte del ser amado nos basta para aprender la lección. A veces toda la eternidad no es tiempo suficiente. A veces es necesario perderlo todo más de una vez, para conocer el verdadero valor de lo amado.
—¡HERMIONE! —golpe, golpe, golpe— ¡Abre esa maldita puerta! ¡AHORA! —golpe.
Esa era la rutina de todos los días, bueno… de todos los días desde hace ya un año.
Me levanté de mi cama, muy a mi pesar, me coloqué mi sweater con capucha, y tomé mi iPod, otra cosa que era rutina desde hacía un año.
Abrí la puerta topándome enseguida con la fuera pelirroja que era mi prima, Ginny.
—Esta maldita rutina me está cansando —gruñó ella mientras yo le sonreía con cansancio y me dirigía a la cocina.
Nuestra casa no era muy grande, pero si lo suficiente. Vivía solamente con mis tres primos, Bill, Ron y Ginny, la única chica en la casa aparte de mí y tenía más carácter que sus dos hermanos juntos. Bill casi nunca estaba en casa, el trabajo siempre lo mantenía ocupado, Ron era… Ron, sí, solo eso, un idiota. Estudiaba en la preparatoria Hogwarts, junto a Ginny y Ron, Ginny estudiaba conmigo, pero Ron era un grado mayor. No solía compartir mucho con mis primos y cuando lo hacía era siempre "accidental", Claro. Olvidaba mencionar que soy una especie de fenómeno. Desde hacía un año había obtenido ciertos "poderes" por así decirlo, si lo deseaba, podía leer los pensamientos de la gente a mi alrededor, y si los tocaba… sentiría todas sus emociones, siendo capaz de conocer hasta sus más oscuros secretos. Por eso no salía de mi habitación sin mi sweater y mi iPod.
No siempre fue así… yo solía ser una alegre y normal chica de 16 años, ¡con unos amorosos padres! Numerosos amigos, incluso ¡tenía un gato! Y ahora solo era Hermione Granger, la huérfana fenómeno destinada a vivir con sus primos hasta ser mayor de edad y tener dinero suficiente para valerse por sí misma.
El año pasado cuando estábamos a punto de regresar de nuestras vacaciones, el motor del auto de mi padre había fallado, solo eso podía recordar, eso y que solo yo había sobrevivido al maldito accidente, ni siquiera el pobre Crookshanks había sobrevivido. Me desperté al día siguiente en el hospital del condado, mis tíos Molly y Arthur eran los únicos allí, no tenía ni un solo rasguño, pero tenía un fuerte trauma psicológico, o eso dijeron los doctores, duré cinco meses yendo a terapia, deje de hacerlo por mí misma, cuando el idiota empezó a llamarme fenómeno.
En mi antigua casa solía pasar mis días leyendo libros, ahora los descargaba desde el iTunes y tenía una incontable colección de libros guardados en mi iPod touch.
Mis tíos me habían mandado a vivir con mis primos debido a que ellos no son muy estables económicamente, Bill, siendo su hijo mayor, ya se hacía cargo de Ron y Ginny desde hacía unos años, puesto que el trabajo en el banco, le permitía una vida muy cómoda.
—Hermione, ¡apresúrate! —me gritaba Ginny nuevamente, mientras Ron nos esperaba a las dos en la puerta con las llaves del auto en mano. Bill nos había comprado ese auto a los tres dos meses después de mi llegada, pero Ron era el único que tenía permiso para conducirlo.
Me puse los audífonos de mi iPod, suspiré, y me encaminé al auto, Bill insistía en que un BMW no era gran cosa. Ricos bastardos y su poco aprecio por el dinero.
Una vez todos adentro, los pelirrojos enfrente, y yo atrás como de costumbre, el auto se puso en marcha. Pasamos por la casa de Harry, mi mejor amigo. Yo adoraba a Harry, era huérfano al igual que yo, vivía con su padrino, Sirius Black, un hombre…. Creo que interesante sería la única palabra con la que es posible describir a Sirius.
Harry se subió al auto y me paso el brazo sobre los hombros, ¿ahora entienden el por qué del sweater?
Ron aceleró y en poco más de diez minutos ya estábamos estacionados en el aparcamiento del instituto. Hogwarts era un elegante colegio privado, traducción: millones de ricachones, derrochadores de dinero, hijitos de papi y pare usted de contar. Por eso, y por mi condición de "fenómeno" mi circulo social por así decirlo, se basaba en Harry y Ginny, no olviden que Ron es un idiota.
Entramos al instituto, enseguida Ron se fue con los de su grado, mientras que mis dos amigos y yo nos dirigimos directo a nuestro salón de clases, teníamos química, y con Severus Snape como profesor era o llegabas antes que él o te ganabas unas cuantas amonestaciones.
Una vez dentro del salón de clases bajé mi capucha y apagué el iPod, Snape era el único profesor al que le molestaban esas cosas. Al instante empecé a escuchar los murmullos de las mentes de mis compañeros, saqué mi libro de química y me dispuse a leer a modo de alejarme de ese molesto murmullo. Incluso cuando este parecía indicar que había un nuevo alumno, puesto que los pensamientos de todas las chicas dentro del salón de clase, y para mi sorpresa algunos chicos, eran sobre el nuevo estudiante, aun así no me inmuté, seguí con la vista fija en mi libro, cabello rubio platino, chillaba la mente de Ginny. ¡Concéntrate Hermione! Me recriminé a mí misma, esta como un tren, esta vez había sido la mente de Harry, Sí pues, la bisexualidad de mi mejor amigo había dejado de ser una sorpresa gracias a mis "poderes de fenómeno".
—Veo que no ha habido necesidad de presentarlo, señor Malfoy —esa voz fría y áspera, solo podía pertenecer a Snape.
Aun sin dignarme a mirarlo sentí como el nuevo alumno tomaba asiento justo detrás de mí, entonces Snape comenzó a hablar, y puse toda mi atención en la clase.
—¡Oh por Dios! —chillaba Ginny— ¡ese chico nuevo esta para chuparse los dedos!
Ya era la hora del amuerzo, como de costumbre, los tres nos hallabamos en la mesa mas apartada de las demas en la cafetería.
Harry la miro con desafío y ella sonrió altaneramente como respuesta, todos sabíamos lo que eso significaba.
—¡MIO! —habían gritado los dos exactamente al mismo tiempo.
Ambos me miraron, claramente pidiéndome decidir quién e quedaría con el chico nuevo.
—Ustedes arreglen su problema —espeté y me dispuse a leer una de las obras de Shakespeare desde mi iPod.
Al final, obviamente no llegaron a ningún acuerdo, por lo que ambos lucharían por captar la atención del chico nuevo. Las siguientes clases no fueron para nada interesantes, aun así la hora de irnos llego realmente muy rápido.
Me encontraba a medio camino hacia el auto en el aparcamiento cuando escuche un fuerte "Crash" y todas mis cosas fueron a parar al suelo. Estúpida mochila. Era una de las ultimas cosas que me habían regalado mis padres y ¡ahora se rompía! Me dispuse a recoger mis cosas cuando noté que una sombra se cernía sobre mí. El dueño de la sombra, se agachó, recogió mi bolígrafo, que era lo único que no me había dignado a recoger y se levantó. Como pude metí mis libros en la desgarrada mochila y lo imité. Ahí fue cuando supe que mi vida cambiaria para siempre. Cuando observé esos ojos grises, esa sonrisa de medio lado, totalmente burlona, ese cabello rubio, esas facciones finas, esos varoniles brazos cubiertos por una fina chaqueta de cuero negro, y aquella pálida mano que me tendía mi bolígrafo. Pero nada de esto me sorprendió, lo que me había dejado en shock era que la mente de aquel individuo !estaba vacía! Bueno, no vacía, pero !no escuchaba nada! Ni siquiera el más tonto e inservible pensamiento.
Lo observé atontada durante varios segundos más, y él ensanchó su sonrisa. Con su mano izquierda tomó mi mano derecha y con la otra depositó mi bolígrafo en ella, me guiñó el ojo y se fue. Lo observé mientras se alejaba. Mientras que mi cerebro latía casi tan rápido con mi corazón, no había visto ni escuchado nada cuando sus manos rozaron la mía. Nada. Eso era tan fascinante y extraño. En vez de eso, lo que era aun más fascinante y extraño, un cosquilleo se extendía desde mi mano hasta el resto de mi cuerpo. Felicidades Granger, ahora sí te volviste loca.
Si has llegado hasta aquí es porque has leído el primer capitulo de mi fic por lo que debo darte las gracias. Aunque retirare lo dicho si no me dejas un lindo o insultante review =D
